Arte floral

Está científicamente demostrado que las flores hacen que te sientas mejor

Un estudio de 2005 investigó su poder emocional. Ahora, 15 años después, nos hacen sonreír en plena pandemia
Las flores te hacen sentir mejor
Las flores te hacen sentir mejorDOAN LY

En 2005, la profesora universitaria Jeannette Haviland-Jones envió tres tipos de paquetes distintos (uno con una vela, otro con una cesta de frutas o un ramo de flores) a 147 mujeres distintas. Dijo que fue un regalo de agradecimiento, una treta que resultó lo suficientemente verosímil. Todas las destinatarias habían participado en uno de sus estudios psicológicos más recientes. Pero en realidad no fueron regalos, sino variables. Y los hombres que se las llevaron no fueron mensajeros, sino observadores midiendo las expresiones faciales de cada destinataria. Después, al analizar los resultados en su laboratorio, Haviland-Jones descubrió algo que, según recuerda, le chocó. De manera unánime, las que recibieron flores mostraron una sonrisa de Duchenne; una expresión genuina considerada por los psicólogos como “el único indicador de verdadera alegría". De hecho, tres días después, el grupo de las flores seguía más feliz que quienes recibieron la vela o la cesta de frutas. “Cuando vi que todas las personas que recibieron flores respondieron con la sonrisa de Duchenne pensé, ‘no, esto no sucede’” dijo Haviland-Jones.En el laboratorio de emociones nunca obtienes una respuesta del 100% salvo que estés dejando caer una serpiente encima de la gente, que consigue una fantástica respuesta de miedo al 100%. Pero, ¿felicidad? No”.

Haviland-Jones probó empíricamente algo que, de manera anecdótica, muchas de nosotras ya sabíamos: las flores son poderosas.

Y quizás es por lo que, durante la pandemia de la COVID-19 la gente se siente más atraída hacia ellas que nunca. Las búsquedas de Google de “envíos de flores” se duplicaron de marzo de 2019 a marzo de 2020, y según Pinterest las búsquedas de “cajas de flores” aumentaron un 408% de un año a otro. Las flores no son esenciales, pero sí conmovedoras: mientras la sociedad se tambalea a nuestro alrededor nos sumimos en la búsqueda de las alegrías más pequeñas. Unas flores hermosas (con su color, olor y simetría) nos proporcionan el breve consuelo que tan desesperadamente buscamos.

A mediados de abril, alguien colocó un contenedor de basura rebosante de flores de cerezo y lilas junto al Hospital Monte Sinaí, en la 58th Street y la Décima Avenida. Aquello formó parte del proyecto “Flower Flash” de Lewis Miller, una serie de instalaciones florales de guerrilla que le ha hecho que este florista conocido en todo el mundo sea calificado como el Banksy de las flores. Durante la pandemia del coronavirus, Miller ha adornado diferentes receptáculos por toda Nueva York. “La gente tiene hambre de belleza, y las flores son el auténtico orgullo de la naturaleza. Suben los ánimos y alivian el estrés”, dice Miller. “Todos los neoyorquinos merecen alucinar con la belleza fresca y arrebatada de la naturaleza. Y hacer esto por la ciudad a la que amo de una manera inesperada, sin ningún otro propósito que el de hacer que la gente sonría, supone un gran regalo para mí”. Igual que en el estudio de Haviland-Jones, fue un regalo muy bien recibido. Su ingenioso arreglo se convirtió en toda una sensación en Instagram, asomándose a todos los feeds de los neoyorquinos confinados, pese a que Miller no publicó la localización. Recibió 19.000 likes contando solo los de su propia cuenta, que tiene 154.000 seguidores. “Pasé por delante de una de estas de camino al hospital”, escribió un usuario. “Me hizo muy, muy feliz. Gracias”.

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Al otro lado del charco, en Londres, Phil John Perry no para de trabajar. “Al comienzo de la pandemia estaba que me moría de la preocupación. Las flores y mi carrera como artista se me antojaron inútiles. A medida que mis proyectos se iban esfumando y mis flores se quedaban sin usar, decidí fotografiarlas y utilizar mis habilidades para crear imágenes con tocados virtuales para los trabajadores de la sanidad pública”, dice Perry, cuyas fantásticas creaciones también coronaron a la mismísima Beyoncé en su portada de Vogue de septiembre de 2018. Las flores como símbolos de valentía, trabajo duro y belleza, que son los atributos exactos que Perry percibe en el Sistema Nacional de Salud británico y en sus trabajadores.

Para Perry esto es un proyecto personal: su madre es enfermera especialista en enfermedades respiratorias. “Mi madre ha sido siempre mi inspiración en la moda. Me recogía del cole con su uniforme de enfermera y su pintalabios rojo, siempre tan guapa y chic mientras realiza un trabajo así de increíble”, cuenta. “Las flores marcan los momentos más profundos en nuestra vida. Esta pandemia supone un hito universal en todas nuestras vidas. Es necesario inundarlo de flores cargadas de significado”.

En Japón, el fotógrafo Yoshiyuki Okuyama considera que las flores son un símbolo de la vida, el amor y las oportunidades perdidas con su abuela. “Amaba a mi abuela, siempre fue muy amable y tranquila. Pero no tuve la oportunidad de hablar mucho con ella”, recuerda Okuyama. Se arrepiente de eso: “Cuando pienso en eso ahora, siento que debería haber ido a su casa y debería haber hablado más con ella. Mi estudio es el lugar en el que solía vivir. Cuando veo las luces preciosas que entran en la habitación al atardecer, imagino que tiene que sentirse muy sola”.

Su abuela siempre tuvo flores en su habitación. Ahora, también Okuyama. Se sienta frente a las flores armado con una cámara. Después capta su esencia sencilla y terrenal junto a los lazos invisibles entre él y su antepasado. “El acto de fotografiar flores supone al mismo tiempo un acto de recuerdo y una conversación con ella”, explica. “Para mí todo esto es una conversación con mi abuela. De veras lo considero un autorretrato”.

Los datos de Haviland-Jones demostraron que las flores provocan sentimientos positivos, pero no explicaron por qué. Ella y el resto de su equipo nos presentan su propia hipótesis: quizás se debe a sus significados simbólicos de alcance universal, o a los estímulos sensoriales que nos proporcionan. Quizás nuestros antepasados cazadores y recolectores asociaron las flores con los frutos. Su existencia evolucionada como catalizadores de la felicidad humana, argumenta, significa algo. “Respaldan el significado básico de la emoción por sobrevivir”, escribió.

Ahora los días pueden parecernos oscuros e interminables y el futuro difícil de imaginar. Pero, como Henri Matisse dijo una vez, “siempre hay flores para aquellos que quieren verlas”. No resolverán nuestros problemas ni los del mundo. Pero te harán sonreír, con suerte será una de esas sonrisas de Duchenne. Y eso es algo que todos necesitamos.

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Si vas a llevar un vestido de flores esta temporada, que sea con este estampado concreto
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