Jabalí (Sus scrofa) Linnaeus, 1758

Orden: Artyodactila

Familia: Suidae

 

Características generales

El jabalí (Sus scrofa) es un mamífero de mediano tamaño con un dimorfismo sexual no muy marcado. Los machos son un 5-10% más grandes que las hembras y tienen el cráneo más largo. En los machos resulta evidente el tamaño que adquieren los caninos. El desarrollo en longitud de estos caninos es prácticamente constante a lo largo de toda su vida y mantiene un ritmo cercano a los 3 milímetros anuales.

Originariamente distribuido por toda la península Ibérica, la recolonizó de nuevo a partir de los años 60 del siglo XX. El jabalí se ha expandido según un eje nordeste-suroeste a partir de dos núcleos, uno pirenaico y otro en Montes de Toledo-Sierra Morena. Como causas de esta expansión se indican el abandono del campo de las poblaciones rurales hacia las ciudades, la disminución de la ganadería y el incremento de los bosques.

El carácter oportunista del jabalí se manifiesta en toda su plenitud a la hora de analizar su dieta alimenticia. No existe grupo de alimentos que no puedan ser consumidos por esta especie, encontrando además en cada uno de los ecosistemas que explota el equilibrio entre la parte animal y vegetal que necesita. De una forma general, se puede indicar que el jabalí es una especie omnívora con un amplio espectro trófico y con unas costumbres marcadamente estacionales que le permiten aprovechar los recursos que ofrece cada estación y ecosistema. La dieta está compuesta generalmente por elementos de origen vegetal aunque también hay una parte significativa de origen animal (invertebrados fundamentalmente).

En cuanto al papel del jabalí como presa, destaca la depredación del lobo, especialmente sobre los más jóvenes. Durante los primeros meses de vida, su etapa de rayón, el jabalí puede ser víctima del ataque de águilas, zorros o linces.

El jabalí tanto por su tamaño como por su dieta, cuenta con numerosos parásitos y enfermedades. Así, cabe destacar infecciones provocadas por la bacteria causante de la tuberculosis, Mycobacterium bovis, parásitos pulmonares como son los Metastrongylos, parásitos digestivos como los pertenecientes a los géneros Ascaris o Tricuris, toxoplasmosis, los virus pertenecientes al grupo de los Herpesvirus y que ocasionan la enfermedad de Aujeszky.

No es de extrañar que en una especie tan social como el jabalí, el papel desempeñado por la comunicación sonora sea tan destacado. Se ha podido registrar que en las primeras etapas del desarrollo los rayones han llegado a desarrollar más de 106 tipos de sonidos diferentes que tienen la misión de comunicarse con la madre y con sus hermanos. En otros casos, los rayones producen señales de alarma que pueden ser identificadas por su madre. En etapas más adultas también la voz juega un papel importante. En el jabalí existe un sistema de comunicación entre los diferentes miembros de las unidades familiares que tienen la función de mantener informados a todos los componentes. Finalmente, entre adultos, y más concretamente entre machos y hembras en el momento del celo, se emiten sonidos que, parece ser, tienen una importante función a la hora de desencadenar el reflejo de quietud en las hembras. El sonido ronco y constante que los machos producen durante la cópula, podría tener una especial importancia en la liberación de los óvulos en el momento apropiado y su posterior fertilización.

Hábitat y Distribución

El jabalí es una especie capaz de establecerse en una gran variedad de hábitats. En la península Ibérica se encuentran desde los bosques de los Pirineos hasta las dunas de la desembocadura del Guadalquivir, pasando por las zonas de bosque mediterráneo del cuadrante sudoccidental, las alturas de Sierra Nevada, los bosques de repoblación de pinos de la costa mediterránea, los húmedos ecosistemas de la cornisa cantábrica y gallega o los bosques islas que sobreviven entre las urbanizaciones que pueblan los alrededores de nuestras mayores ciudades, tal y como ocurre en Madrid y Barcelona. En todos estos lugares, el jabalí consigue explotar de una forma realmente eficiente los recursos naturales que ofrece el lugar y, también, aquellas fuentes de alimentación que tienen un origen humano.

Al contrario de lo que sucede con otras especies, en el jabalí no existe un peligro de extinción de sus poblaciones. Su amplia área de distribución, motivada por sus especiales características biológicas y el abandono del medio rural por parte del hombre, ha hecho que en muchas zonas esta especie sea considerada incluso como una plaga. Sin embargo, no podemos considerar que el jabalí se encuentre libre amenazas.

En estos momentos, posiblemente la contaminación genética sea el mayor motivo de preocupación. En muchos lugares, los jabalíes se están cruzando con cerdos domésticos (en realidad son la misma especie), dando crías absolutamente fértiles, pero que tienen un genotipo en el que puede cambiar hasta el número de cromosomas que lo componen. Estos cruces, al principio eran ocasionales y motivados por el encuentro casual de jabalíes y cerdos criados en extensivo. Sin embargo, en los últimos tiempos, y seguramente motivado por el incremento de la demanda de jabalíes para repoblar cotos de caza mayor, han proliferado granjas de jabalíes en donde se mezclan con alguna variedad de cerdo doméstico. Para evitar esta introgresión genética ya se están llevando a cabo medidas de control genético de las poblaciones de jabalí en lugares como Andalucía.

Reproducción

El jabalí es una especie en la que el momento de la ovulación de las hembras está fuertemente correlacionado con la época en la que consiguen adquirir una condición física mínima. En los ecosistemas mediterráneos esto suele suceder con la caída de la bellota de encina, principalmente a finales de octubre y principios de noviembre, sin embargo, es importante destacar que la suplementación del alimento en otras épocas, como el verano, puede provocar el mismo efecto. En condiciones normales, el periodo de concepción más importante es el que va entre los últimos días de octubre y los primeros de noviembre.

Las hembras suelen salir en celo por primera vez cuando alcanzan los 30 kg de peso, momento que se suele corresponder con una edad cercana a los 10-11 meses. Para los machos, aunque adquieren la madurez sexual al año de vida, su escaso tamaño corporal y de los caninos, hace que no tengan posibilidades de rivalizar con otros machos de mayor edad. El tamaño medio de camada fetal es de 3,5 en zonas mediterráneas, no obstante, la variación geográfica es muy notable.

Los nacimientos se llevan a cabo en parideras excelentemente preparadas por las madres. Estos lugares son verdaderos nidos de cría, construidos por la propia hembra mediante la acumulación de ramas de los alrededores, que hacen la función de paredes y techo, y una mullida cama conformada por materiales vegetales que la misma hembra prepara mascando ramitas más finas. La mayor parte de estos nidos de cría se encuentran en las zonas más soleadas de las laderas, en las cercanías de puntos de agua y en lugares en donde la cobertura vegetal es abundante.

El jabalí puede alcanzar 10-11 años de vida, pero la mayoría no supera los tres años.

Bibliografía

Fernández-Llario, P. (2006). Jabalí – Sus scrofa. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Carrascal, L. M., Salvador, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/

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