El Arte Rupestre son los dibujos o bocetos de la prehistoria que han sido descubiertos en cuevas o piedras, las cuales representan el imaginario de la humanidad de aquella época. Estas manifestaciones han quedado plasmadas en petroglifos, geoglifos, esculturas y grabados, que el hombre ha dejado impreso sobre rocas o la superficie terrestre. Estas obras representan escenas de la vida cotidiana de las personas y alguna de ellas datan de hace 40 mil años aproximadamente.
La palabra rupestre viene del latín rupes y significa “roca”. Estas representaciones artísticas están vinculadas a sistemas económicos, sociales, religiosos y geográficos de estos grupos humanos. El Arte Rupestre ha logrado conservarse en muy buen estado, debido a los materiales usados y la protección natural que les ha dado el entorno donde se encuentran, ya que están a salvo de la erosión y el desgaste.
La importancia del Arte Rupestre es que devela cómo pensaba el ser humano primitivo desde su cotidianidad. Los expertos asumen que estos dibujos también tuvieron cierta importancia mágico-religiosa, ya que podrían haberse hecho para pedir ayuda a las deidades y así tener una cacería exitosa.
Es difícil dar con una fecha exacta de inicio de estas manifestaciones pictóricas, ya que las cuevas tienen presencia de materiales de diversas épocas y esto puede inducir a resultados equivocados. Se han encontrado pinturas rupestres en casi todos los continentes (excepto la Antártida), y las más conocidas son las que se encuentran en España y Francia, como las Cuevas de Altamira en Cantabria, pero también se han encontrado pinturas rupestres en Sudáfrica (cuevas Blombos), siendo éstas las más antiguas de todas con alrededor de 73.000 años de antigüedad. También en Indonesia (Sulawesi), Sudáfrica (Ukhahlamba-Drakensberg), Namibia (Twyfelfontein), Argentina (En las Sierras de Córdoba y en San Luis), Perú (Las famosas líneas y geoglifos de Nazca), Malasia (Gua Tambun en Perak), entre otras. Se estima que la mayoría de las manifestaciones de Arte Rupestre fueron realizadas entre el período Paleolítico y el Neolítico.
En el Arte Rupestre se utilizaban pigmentos del carbón vegetal, heces, sangre y otros fluidos corporales. Los pigmentos eran de color negro, ocre, amarillo, blanco y verde. Por lo general se empleaban uno o dos colores, siendo el rojo el más frecuente o realizando distintas mezclas de pigmentos. Para pintar, se utilizaban plumas de ave, ramas quemadas, pinceles de pelo animal o cañas huecas para soplar la pintura como si fuera un aerógrafo. En cambio, en los casos de escultura y grabado, se usaron piedras de algún material más resistente para esculpir las piedras más blandas.
También, para la creación de pinturas utilizaban pigmentos de minerales molidos como óxido de hierro, cobre u manganeso, hematita, limonita, arcilla, además de carbones vegetales. Para unir estas sustancias, el pigmento en polvo era aplicado directamente con otras sustancias o fluidos orgánicos como la grasa animal o la resina, para asegurar la fijación y la calidad de la pintura. En ocasiones, para dar la sensación de volumen, tenían en cuenta los relieves o hendiduras de la roca para el diseño de la pintura.
Enseñar Arte Rupestre para niños será tan fácil como llevarlos de paseo o excursión a algún sitio arqueológico o museo para que puedan observar por sí mismos cómo los primitivos expresaban sus ideas y pensamientos, dejándolo plasmado en rocas y cuevas. También, puedes utilizar este pack de recursos de la Prehistoria, la que contiene una presentación, manualidades, maquetas de papel y una línea de tiempo desmontable.
Por otro lado, puedes mostrarles este capítulo de la serie Capicúa del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) donde Manuela y Víctor hacen un descubrimiento y así puedas complementar tu clase de Arte Rupestre para niños.