Una española en la estratosfera

Ana Bru es la primera mujer española en la lista de quienes subirán a la cápsula Spaceship Neptune. ¡Un viaje a 30 kilómetros de la Tierra!
Spaceship Neptune

La vida de Ana Bru se escribe con letra cursiva, hacia adelante, y siempre con un viaje en mente. Los suyos son viajes mayúsculos, como el que tiene previsto realizar al espacio. Es la primera mujer española en la lista de quienes subirán a la cápsula Spaceship Neptune de la compañía Space Perspective para viajar a la estratosfera. Y observar. Esa es la gran experiencia: dejarse llevar a bordo de una cabina circular provista de cómodos asientos y ventanas con vistas a los 360º más universales que se puedan contemplar, y maravillarse presenciando el espacio estelar y nuestro planeta desde fuera de él, a una distancia de 30 kilómetros de la Tierra. 

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Dirigible.OCEANSKY

Ya nos hemos ido acostumbrando a las imágenes que nos muestran perspectivas estratosféricas, de la Tierra desde lo lejos, de la Luna, de Marte… Pero otra cosa es vivir el recorrido, alejarnos de nuestro planeta en primera persona, en un viaje de seis horas –ida y vuelta– en el confortable interior de una cápsula transportada por un globo aerostático que flota, porque el gas interior que lo propulsa (hidrógeno renovable) es más ligero que el aire circundante. 

El viaje en la cápsula Neptune pretende abrir así la posibilidad de explorar el entorno espacial sin dejar rastro de C02, puesto que no produce emisiones de carbono. Para descender, la nave espacial libera una ínfima cantidad de gas que se convierte en agua, por lo que el vehículo es, técnicamente, de emisiones casi nulas. El final del trayecto es un amerizaje en el océano donde una embarcación recoge al pasaje y lo lleva a puerto.

El interior del dirigible.OCEANSKY

QUIÉN ESTARÁ A BORDO

No se requiere una formación especial para ser uno de los viajeros, tan solo está previsto que participen en una sesión informativa sobre seguridad y conozcan la nave en la que viajarán. Esta tiene capacidad para ocho ocupantes por viaje, más el piloto, 9 plazas para ser ‘extraterrestre’ por unas horas. 

En ellas harán una inmersión en una asombrosa panorámica y podrán ver la salida del sol desde la curvatura del horizonte. Con las luces de la cápsula, alcanzarán a ver más allá de 700 kilómetros desde todas las direcciones en un panorama de 360 grados. La aventura incluye el brindis con champagne y experiencia culinaria a bordo.

El globo y la cápsula se elevarán desde el Kennedy Space Center, en Florida, y ya hay más de 1000 personas en todo el mundo que se han apuntado a esta aventura, que cuesta 125.000 dólares por pasajero y que prevé empezar a realizarse a finales del 2024

Ana Bru lo tuvo claro en seguida, y figura ya en la lista de viajeros. En su ADN lleva la emoción de explorar. Ha estado en más de 80 países y su mayor motivación es descubrir destinos de los menos habituales. Lo han sido la Antártida, el Ártico, glaciares y desiertos. Los más remotos lugares del Planeta los ha pisado, escalado, navegado y caminado. “Buscando el riesgo controlado” –argumenta – quiere ir siempre “un paso más allá”. Y el desafío ahora la pone rumbo al espacio.

Ana Bru, con la maqueta del dirigible.OCEANSKY

VIAJERA Y EMPRENDEDORA NATA

Preparar el equipaje, subirse al coche y partir desde Barcelona en ruta haciendo parada en diferentes destinos en Francia, Alemania o Suecia lo hizo muchas veces con su padre, Lluís Bru Fenosa, el fundador de la firma de electrodomésticos Bru. El progenitor de Ana no se conformaba con vender máquinas para facilitar las tareas del hogar, sino que quería avanzarse siempre con la tecnología más puntera, y para ello, asistía a todas las ferias internacionales. 

Quiso siempre aprender de los mejores, y su hija Ana, siempre que podía lo acompañaba. Porque el viaje, tal como ahora lo define ella misma, “no es dónde vas, sino qué vas a hacer allí y con quién”. Eso es –tal como Ana Bru lo vive– lo que marca la diferencia de un viaje. Con su padre, aquellos viajes fueron su iniciación a ello: salir a conocer lugares, sí. Pero sobre todo, a interactuar con personas, aprender de sus modos de vida, de su cultura, de su manera de pensar y vivir. Con ese radar puesto, padre e hija iban a ferias y aprovechaban para seguir, en su coche, rutas como la ruta gastronómica de Napoleón. “Mi padre era super gourmet, decía siempre: me dedico al comercio y al bebercio”.

 Y con todo ese bagaje de haber pisado todos los continentes, Ana Bru acabó abriendo una agencia de viajes que tiene como misión localizar a gente interesante de cada destino para que los viajeros puedan vivir los viajes en primerísima persona, con toda seguridad y con la máxima autenticidad posible. Un payés, un pescador, un paleontólogo, naturalistas y guías locales, que conocen tanto el lugar como la idiosincrasia, costumbres y curiosidades locales son elemento esencial en las escapadas, vacaciones, y todo viaje que organizan desde Bru&Bru

“Cuando te encuentras en medio de la nada, si no confías en tu guía, no puedes disfrutar plenamente de la experiencia”, dice la emprendedora, recordándose a ella misma escalando una pared de hielo en la Antártida, en velero en medio de un océano, o enganchada a la montaña en una vía ferrata. “Un buen guía experimentado en aquello que pruebo, multiplica mi pequeño potencial”, explica Ana Bru.

El momento en que el avión acelera sobre la pista de despegue para alzar el vuelo es uno de sus favoritos, su gran sensación de libertad está ahí. Y en su afán de probar y conocer siempre algo nuevo, cuanto más insondable parezca, mejor… ¡El espacio sideral la espera! Ese viaje en la cápsula Neptune figura, además, en el catálogo de ofertas de su agencia de viajes. BRU&BRU Exclusive Travel Designer es la única agencia de viajes acreditada para comercializar los vuelos de Space Perspective en España y Andorra.

Ana Bru, con la cápsula Neptune de Space Perspective.

AL POLO NORTE, EN ZEPPELIN 

Otra de las aventuras que prepara la agencia de Ana Bru es una expedición en zepelín (globo dirigible), desde las islas Svalbard, en el océano glacial ártico, hasta uno de los lugares más inaccesibles de nuestro planeta, donde nunca antes había aterrizado un dirigible: el Polo Norte. La iniciativa, en manos de OceanSky Cruises, es un proyecto histórico, que propone “aterrizar en el Polo Norte con la aeronave más grande, moderna y ligera del mundo, en un viaje único que hará historia, para descubrir la naturaleza virgen del Ártico, de forma sostenible y sin huella ecológica”, dicen los organizadores.

Y así presentan el destino: “Las islas Svalbard son un lugar salvaje. De hecho, la ciudad de Longyearbyen, ubicada en la mayor de las islas en Spitsbergen, es uno de los asentamientos más al norte y más recónditos de la Tierra. Allí solo existen unos pocos caminos y para acceder a la naturaleza utilizarás trineos tirados por perros y motos de nieve”.

El viaje al espacio con la primera aerolínea espacial comercial del mundo, Virgin Galactic, es el otro gran reto al que Ana Bru se ha apuntado también. Puesto que su agencia es la única certificada en España y Andorra para organizar viajes al espacio con la compañía de Richard Branson, la intrépida viajera será la primera mujer española en probarlo. Es otra experiencia diferente, que requiere “tres días de entrenamiento y preparación en Spaceport America. Luego, los futuros astronautas subirán a bordo de la nave espacial Virgin Unity, acoplada a la nave nodriza, para llegar al espacio. Cuando la nave alcance aproximadamente los 50.000 pies de altura, se desacoplará para impulsarse hacia el espacio a una velocidad de 4000 km/h. 

En el momento preciso, los pilotos apagarán el motor del cohete para que los pasajeros puedan dejar sus asientos y disfrutar durante cinco minutos de las mejores vistas de la tierra en estado de ingravidez”. Ya en el 2008, Ana Bru estuvo en el Nastar Center, el centro de entrenamiento espacial, en Estados Unidos, para probar el simulador de vuelo y experimentar las fuerzas de la gravedad, la aceleración, la ingravidez. Son sensaciones nuevas que la atraen mucho, pero que no restan valor a otros placeres para ella como bañarse en una cala del Mediterráneo o participar en un safari. 

Su espíritu explorador la lleva ahora a abrirse paso entre los astros, gracias a dos tecnologías diferentes, para poder explicar luego, mejor que nadie, todo lo que esas vivencias conllevan y confirmar si, sucede, tal como ella intuye, que hay un antes y un después de un viaje al espacio.

Las habitaciones del dirigible.OCEANSKY

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