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Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda | Foto: MinHacienda

MOCIÓN DE CENSURA

Carrasquilla, ¿el primer ministro que tumbe el Congreso?

Aunque las mociones nunca han prosperado ni en el Senado ni en la Cámara de representantes, el actual ministro de Hacienda tiene condiciones adversas para superar el debate. “Tengo toda la confianza en el Ministro", dijo este martes el presidente.

11 de septiembre de 2018

El presidente de la República se pronunció este martes sobre la polémica que desató la columna de Daniel Coronell. "Tengo toda la confianza en el Ministro", aseguró el primero mandatario. Sus declaraciones se dan en medio del llamado a moción de censura que han hecho varios congresistas. 

Duque salió en defensa de su funcionario que, a raíz de la publicación del columnista, ha sido cuestionado."Creo que el ministro es una persona que llama las cosas por su nombre. Es bastante ecuánime y dio una respuesta muy clara a través de su comunicado”, agregó el presidente. 

Desde el domingo, en el debate político ha rondado la pregunta de si es posible que prospere una moción de censura contra Carrasquilla. La Constitución de 1991 y el reglamento del Congreso son claros en definir el alcance de esta figura, un ejercicio de control político con el que senadores y representantes pueden promover el retiro de sus respectivos cargos a ministros, directores administrativos y superintendentes, por  “asuntos relacionados con funciones propias del cargo, o por desatención a los requerimientos y citaciones del Congreso de la República”.

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Uno de los intentos de moción de censura más recordado tuvo lugar en 2007, cuando sectores del Congreso pidieron la cabeza del entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos. Cambio Radical y el Polo Democrático la propusieron para juzgarlo por las chuzadas ilegales y por su “mal manejo de las relaciones diplomáticas con Venezuela, pero ni esa vez, ni cuando el Congreso apostó por sacar a Mauricio Cárdenas del Ministerio de Hacienda, la figura de censura tuvo efectos más allá de afectar la credibilidad de los jefes de las carteras y posicionar a los promotores de la oposición.

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Sin embargo, en los casi 30 años que lleva vigente la Carta Política, la moción de censura nunca ha prosperado. La razón es simple: Colombia tiene una tradición profundamente presidencialista, en la que el Poder Ejecutivo ha sido –la mayoría de veces—capaz de sobreponer sus argumentos a los del Legislativo. A eso se suma el hecho de que la oposición siempre ha sido minoritaria, sobre todo a comienzos de cada cuatrienio cuando suele suceder lo que el politólogo Fernando Cepeda llama “la consolidación del partido de gobierno”. Ese tema se refiere, sobre todo, a un periodo de luna de miel entre la Presidencia y el Congreso que suele darse después de cada elección.

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Sin embargo, en esta coyuntura hay varios elementos que juegan en contra de Duque y de su ministro estrella, Alberto Carrasquilla, a quien la oposición, en cabeza de Jorge Robledo (Polo), Gustavo Petro y Antonio Sanguino (Alianza Verde), quiere tumbar por cuenta del escándalo de los ‘bonos de agua’. Si bien el gobierno tiene formalmente más apoyo de los congresistas con 54 de 106 senadores y 86 de 112 representantes, por primera vez en la historia reciente de la política colombiana no tiene mayorías. Esto se debe a varias cosas: primero a su insistencia en que no hará transacciones burocráticas con los partidos (aunque mantuvo las cuotas burocráticas de algunos representantes a cambio de su apoyo); segundo, a que no conformó un gabinete de representación partidista y, tercero, a las dificultades de popularidad con que empezó Iván Duque su gestión. En las encuestas realizadas durante el último mes, la imagen positiva del mandatario no supera el 42 por ciento, cifra mucho menor a la que tenían sus antecesores cuando arrancaron el gobierno.

La moción (todo indica) se tramitará en el Senado después de que el senador Robledo y Alexander López le realicen el debate al ministro Carrasquilla por haber asesorado el esquema según el cual los municipios podían endeudarse a futuro con recursos de las regalías. En esa corporación, y como mínimo dos semanas después del debate, se necesitarán al menos 54 votos para que esta figura sea aprobada. Eso quiere decir que en un mes aproximadamente se sabrá el futuro del ministro.

Conseguir esos votos no será fácil, puesto que la oposición formalmente está compuesta por 24 senadores. Pero, desde otra perspectiva, tampoco será imposible. No en vano, a esa moción se pueden sumar el Partido Liberal (14) y Cambio Radical (16), así como algunos miembros de La U que no quedaron contentos con la declaratoria de su partido como gobiernistas. Si estas fuerzas se suman, serían 62 votos sin tener en cuenta a la oposición. En últimas, el futuro de la moción depende de que estos partidos puedan unir fuerzas.

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 Carrasquilla no es un ministro popular. Se estrenó en este gobierno anunciando, como parte de su reforma tributaria, un controvertido cobro del IVA a los productos de la canasta familiar. Quienes lo conocen, dicen que preferiría una renuncia a tiempo que un daño reputacional. Pero más allá del resultado de la moción, el escándalo mediático alrededor de Carrasquilla y su papel como empresario y consultor, es evidente que  quedó políticamente debilitado para liderar las grandes reformas económicas del gobierno.

21 mociones, ninguna prosperó 

Durante el gobierno liberal de César Gaviria (1990-1994), tres ministros fueron propuestos a moción de censura. Juan Camilo Restrepo (Minas y Energía), Fernando Carrillo (Justicia) y Luis Fernando Ramírez (Trabajo). Gaviria era apoyado por una coalición que constituía el 56 por ciento del Congreso, y logró controlar esos tres intentos.

Tampoco prosperaron en la administración del presidente Ernesto Samper (1994-1998) quien también contaba con el respaldo del 56 por ciento del Congreso. A cuatro de sus ministros se les propuso la moción de censura, Guillermo Perry (Hacienda), Horacio Serpa (Interior), Saulo Arboleda (Comunicaciones) y Carlos Hernán López (Transporte). Aunque Arboleda superó la moción de censura, tiempo después abandonó el gabinete por el sonado caso del ‘miti-miti’ en la adjudicación de unas frecuencias radiales.   

Andrés Pastrana (1998–2002) también contaba con un respaldo mayoritario en el Congreso (56,9 por ciento) y tres de sus ministros tuvieron que soportar esta figura. Néstor Humberto Martínez (Interior), en dos oportunidades, Claudia de Francisco (Comunicaciones) y Juan Mayr (Medio Ambiente). Hay que aclarar que Martínez renunció al gobierno antes de que se promoviera una moción en su contra. 

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En el primer gobierno de Álvaro Uribe (2002 – 2006), los ministros Luis Ernesto Mejía (Minas), Jorge Alberto Uribe (Defensa) y Martha Pinto de Dehart (Comunicaciones) superaron las mociones de censura promovidas. El Congreso también propuso la censura al ministro Fernando Londoño (Interior y Justicia) pero antes de que se adelantara el debate renunció al gabinete.

La coalición que apoyó la reelección de Uribe controlaba  el 68 por ciento del Congreso, lo que le dio la más amplia gobernabilidad hasta entonces. Cuatro fueron los ministros a los que el Congreso pidió la renuncia, Juan Manuel Santos (Defensa), por el caso de los falsos positivos, Andrés Felipe Arias (Agricultura), Diego Palacio Betancur (Protección Social) y Andrés Fernández (Agricultura). A los cuatro terminó por respaldarlos el legislativo.   

Sin embargo, el presidente que desde 1991 tuvo mayor gobernabilidad fue Juan Manuel Santos. En su primer gobierno el 78 por ciento del Congreso lo apoyaba, quizás por eso solo se presentó una moción de censura, contra el ministro Germán Cardona (Transporte), que tampoco prosperó. En su segundo gobierno, la moción de censura que se tramitó contra el ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas prácticamente también fracasó.