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07 dic 2019 - 11:49 a. m.

¿A qué se debe el desgaste de la imagen de Álvaro Uribe Vélez?

La percepción negativa del expresidente y senador es de 66%, según una última encuesta.

Álvaro Uribe

La imagen del senador Uribe, en especial de las nuevas generaciones, está asociada a aspectos negativos, asegura un analista.

Carlos Ortega

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07 dic 2019 - 11:49 a. m.

Álvaro Uribe Vélez ha sido el político más influyente en la historia reciente de Colombia. También el más popular. De hecho, en los instantes siguientes a la Operación Jaque -en la que ,con un golpe de audacia, le arrebató, sin disparar un solo tiro, varios secuestrados a la guerrilla de las Farc- alcanzó una imagen favorable del 86 % frente a un exiguo desfavorable de 11%.

Lea: (Desaprobación del presidente Duque llega al 70%)

Esa adoración que siente buena parte del país por él le permitió ganar las elecciones tanto en 2002 como en 2006 en un solo envión. 

Luego encabezó la campaña por el 'No' al plebiscito, en la que se definía la suerte de los acuerdos de paz con las Farc. Pese a que las encuestas mostraban que perdería con una desventaja de 3-1, él pacientemente recorrió el país dando sus argumentos y venció otra vez.

Pero desde que llegó Iván Duque a la presidencia su imagen ha ido en caída libre. 

La imagen favorable del expresidente, actual senador y jefe del partido Centro Democrático baja, según una encuesta realizada por la firma Invamer. De acuerdo con esta, la percepción negativa de Uribe es del 66 %, solo superada por los presidentes Nicolás Maduro, quien registra un 96 %, y Donald Trump, quien marca un 63%.

Pero ¿cómo se explica semejante situación para un dirigente político que ha llegado a tener tanta influencia en el país?

Carlos Arias, profesor de Comunicación Política de la Universidad Externado de Colombia, cree que “el mensaje que sostuvo su relevancia política e ideológica se extingue”.

Para el académico, “la seguridad como necesidad de la población es reemplazada -a pesar de que no está conjurada- por necesidades en equidad social, desarrollo económico, salud de calidad y garantías de educación”.

En este escenario irrumpió una nueva generación que tiene otras prioridades. “Su legado fue reconstruido y en el imaginario, en especial de las nuevas generaciones, está asociado a aspectos negativos como: corrupción, violación de derechos y grupos armados al margen de la ley”.

Para el analista y catedrático Álvaro Forero Tascón, estas cifras muestran “el desgaste del populismo”. ¿Por qué? “Este se alimenta de crisis y enemigos. Agotadas la Farc, y demostrado que la clase política y el gobierno anterior no les “habían entregado el país”, se esfumó buena parte de las razones emocionales y solo quedan las heridas. Volvió al poder por el miedo a Petro con su fantasma del “castrochavismo”, pero con el triunfo de Duque desaparecieron los enemigos inminentes”.

Pero ¿por qué si Duque está en el poder, no logra levantar a Uribe? Porque, dice Forero Tascón, “Duque no tiene una bandera populista que ayude a su partido, porque Duque no es populista y ganó con una bandera antipopulista: frenar a Petro”.

“Uribe gobierna y trabaja políticamente en Colombia hace cerca de 20 años”, anota el analista político y consultor en comunicaciones Pedro Viveros Tarquino, y sigue: “Es una generación, todo proceso en materia política tiene un reverdecer y un otoño; Uribe fue gobernante dos veces, oposición otro tanto y ahora como senador y jefe de la bancada de gobierno, acusa el desgaste de una generación relacionada con una forma de ver la política y el poder, que dejó de existir”.

“La caída de Uribe se debe al mal gobierno de Iván Duque”, argumenta Ariel Ávila, politólogo y subdirector de la fundación Paz y Reconciliación, Pares: “La gente asocia a Uribe con Duque. Si uno sube, el otro sube; si uno baja, el otro también”.

Asimismo, Ávila menciona otro factor más: “Sus problemas judiciales. Al no haber conflicto armado con las Farc, el país ha empezado a ver y a comprender las otras versiones que hay sobre Uribe”.

En octubre, Uribe debió ir a la Corte Suprema a responder por presunta manipulación de testigos en contra del opositor Iván Cepeda. Además, Uribe tiene a su hermano, Santiago, preso por conformación de grupos paramilitares.

Esta información, en concepto de Ávila, es procesada por la ciudadanía de una manera distinta a cuando el país estaba enfrascado en una guerra contra la guerrilla, la cual después de la firma de los acuerdos se convirtió en un partido político legal. “Eran tiempos en los que muchos lo veían como un salvador”.

Y lo tercero, anota Ávila, es la narrativa del miedo impuesta por el uribismo, la cual le dio excelentes resultados para atacar a Juan Manuel Santos y crear una alta dosis de desconfianza hacia ese mandatario. “Sin embargo, Santos ya no está, el presidente es Duque y el uribismo sigue con su misma estrategia, pero esta ya no le funciona”.

La caída libre de Uribe en las encuestas es tan drástica que incluso en mala imagen supera hoy a su más férreo opositor, Gustavo Petro, jefe de la Colombia Humana, que tiene un 56 %.

Petro, a propósito, tiene su propia lectura de esta encuesta, tal como escribió en su cuenta de Twitter: “74 % de la población aprueba la motivación del paro y el 70 % desaprueba la gestión del Presidente. Esta es la nueva realidad política”.


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