Conoce a Pedro María Ramírez, el sacerdote colombiano que será beatificado por el Papa

El fuerte carácter del sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, que será beatificado por el papa Francisco en su visita al país, fue lo que lo llevó a morir como un mártir en Armero, un pueblo del centro del país, el 10 de abril de 1948 en un periodo de fuerte agitación política nacional.

Ramírez Ramos fue asesinado a machetazos cuando intentaba calmar a una multitud exaltada por la violencia desatada un día antes por el asesinato en Bogotá del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, hecho que desencadenó los disturbios conocidos como "El Bogotazo".

Por su muerte violenta, el cura, conocido como "El mártir de Armero", subirá a los altares como beato el 8 de septiembre, junto con el obispo Jesús Emilio Jaramillo, en una misa que el papa oficiará en Villavicencio, capital del departamento del Meta.

El director del Departamento de Doctrina y Animación Bíblica de la Conferencia Episcopal de Colombia, sacerdote Jorge Bustamante, dijo a Efe que Ramírez fue presbítero de la diócesis de Ibagué, capital del departamento del Tolima, al que pertenece Armero, en donde estuvo 17 años, desde 1931 hasta su muerte en 1948.

"Fue un hombre que escribió su fe con las convicciones de hacer lo sencillo de manera extraordinaria", destacó Bustamante, estudioso de la vida del futuro beato.

Ramírez nació el 23 de octubre de 1899 en La Plata, en el sureño departamento Huila, y a los 15 años ingresó al Seminario Mayor de la vecina población de Garzón.

Sin embargo, su recio carácter lo llevó en 1920 a desistir de su propósito de ser sacerdote, pero su vocación lo hizo regresar para finalizar sus estudios en 1928, esta vez en el Seminario Mayor de Ibagué donde fue ordenado tres años después.

"Mi carácter es mi cruz", se lamentaba Ramírez, según relata el Bustamante.

También destacó que para el sacerdote Ignacio Córdoba, compañero de estudio de Ramírez en los años de seminario, y autor de un libro sobre su vida, el "Mártir de Armero" era un "hombre serio pero comunicativo y respetuoso".

En su paso por las iglesias de varios municipios del Tolima, entre ellos, Chaparral, Cunday, Fresno y Armero, Ramírez descubrió otra de sus vocaciones: el compromiso con la gente pobre y los enfermos, a quienes acompañaba frecuentemente y buscaba acercarlos a Dios.

"El enfermo, el que sufría, era su objeto de amor", subrayó Bustamante.

Los dos últimos días de su vida los pasó rezando en la iglesia junto a las monjas, quienes le sugirieron que huyera de la violencia, pero él siguió firme en sus convicciones porque al fin y al cabo tenía el compromiso de seguir dando testimonio de fe en Armero.

Según las crónicas de la época, fue asesinado por una turba de liberales que lo sacó arrastrado de la iglesia y lo mató a machetazos en la plaza del pueblo.

En su agonía exclamó "padre, perdónalos. Todo por Cristo".

"Su gran virtud es que él no rechazó el sufrimiento, no lo buscó tampoco, sino que lo vivió asociándose a la muerte de Cristo (...)

Ese es un gran mérito porque él podía haber huido o podía haber buscado otro camino, pero permaneció en su puesto dando el testimonio de fe", detalló Bustamante.

Ahora, 69 años después de su muerte, el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos será beatificado y su testimonio de fe y muerte por martirio hará un aporte importante al catolicismo colombiano porque ayudará, según Bustamante, a que la iglesia hable más de "reconciliación, perdón y paz" en estos tiempos en los que considera que debe hacerlo.

EFE