¿ESTARÁ PERDIENDO CATEGORÍA LA FERIA DE CALI?
ALBERTO LOPERA /A.B.
CALI ( Colombia ).Es la pregunta que se hacen a diario los aficionados cuando se dan cuenta que a tres días del inicio de la feria, encuentran todo tipo de localidades disponibles en las taquillas de la plaza.
Durante muchos años – unos treinta – conseguir una boleta en la Feria de Cali, era una odisea. La totalidad de las localidades se vendían desde los primeros días del mes de marzo, por el cómodo sistema de abonos. Muchos compraban tres o cuatro abonos, y días antes del inicio de la feria les » arrebataban prácticamente» dos abonos por el doble de su costo, lo que suponía que sus localidades – la de él y su compañera – les salieran gratis.
Era tanta la demanda de abonos o boletas sueltas que el diario «El País« publicaba una página de avisos clasificados, con reventa de localidades.
Pero este fenómeno – único en el mundo – en aquellos años, igualado ahora por Madrid y Pamplona, se ha terminado en Cali. Desde hace unos cinco años el asunto es muy diferente.
La crisis comenzó con la llamada Feria de Luces, cuando se programaron corridas en la noche para que pudieran ir quienes no tenían abono para las diurnas, con carteles costosos y de máxima categoría, pues el público no respondió.
Fue un fracaso económico y las reservas se mermaron ostensiblemente.
Además a causa de las cifras – exageradas a veces – que se pagaron a toreros y ganaderos en las corridas de la feria – con llenos en la plaza – generaron pocas utilidades en relación al capital invertido.
Ante esa situación, los directivos de los últimos años se han fijado como meta «sacrificar la categoría de los carteles» para poder mostrar un balance económico positivo, y en efecto lo han conseguido.
Nunca antes se habían reportado mayores utilidades en una temporada taurina, que las obtenidas en los últimos tres años.
¿Arma de doble filo ? – Ojalá que no.
Lo que sí es un hecho, es la dificultad para darle respuesta a las preguntas que a diario nos hacen los aficionados: ¿Y por qué en Cali no están en los carteles las primeras figuras del toreo como Enrique Ponce, El Juli, y César Jiménez que están en los de Bogotá ?¿Y por qué Morante de la Puebla no está en Cali y si toreará en Manizales ?¿Y por qué Finito de Córdoba no viene a Cali y estará dos tardes en Medellín ?¿Y por qué no los veremos en Cañaveralejo, cuando siempre la Feria de Cali presentó a las grandes figuras del momento?
La respuesta -difícil – ya la han dado los directivos de la Fundación Plaza de Toros de Cali, diciendo que han querido hacer un «relevo generacional» en los carteles, y por ello los nombres de jóvenes diestros en su mayoría, lo que conlleva además, el abaratamiento en los costos del espectáculo y las mayores utilidades, aunque no se registren los llenos absolutos de antes y que poca utilidad dejaban a la fundación.
Un hecho sí es irreversible: la Feria de Cali ha sacrificado su categoría en aras de la utilidad económica.