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Red Internacional

Historia. Cándido López, el pintor de la Guerra de la Triple Infamia contra el Paraguay (1865-1870)

La guerra contra el Paraguay, conocida como la guerra de la Triple Alianza, tuvo un testigo y protagonista que inmortalizó la infamia a través del arte. Aquí repasamos el recorrido del soldado y pintor argentino Cándido López.

Viernes 3 de noviembre de 2023 | 00:01
Imagen: Daniel Lencina
Imagen: Daniel Lencina

Años y años de guerra civil posteriores a la revolución iniciada en mayo de 1810 en el Río de la Plata surcaron las tierras de Sudamérica. Alternando la lucha sin cuartel entre unitarios y federales, con el paso del siglo XIX, se fue dando forma a las fronteras, al desarrollo económico, cultural y político de los países tal cual los conocemos hoy. Pero en medio de esas contiendas hay un conflicto que sobresale en la historia de América: la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.

El Paraguay se perfilaba como una potencia, autosuficiente, sin deuda externa, con su propio ferrocarril, una industria metalúrgica naciente y hasta sus propios astilleros. Además, organizó a los campesinos guaraníes en tierras de propiedad estatal donde se producían alimentos y herramientas agrícolas.

Entre los antecedentes de la guerra hay que tener en cuenta que Paraguay comerciaba usando el puerto de Montevideo, Uruguay. Sin embargo en 1863 Uruguay fue invadido por el Imperio del Brasil dominado por Pedro II. Por su parte hay que tener en cuenta que Uruguay era gobernado por Bernardo Prudencio Berro, representante del Partido Blanco (de orientación “federal”) y era aliado regional del Paraguay, gobernado por el presidente Francisco Solano López del mismo arco político.

Por otra parte, el general Venancio Flores, del Partido Colorado (de orientación liberal “Unitaria” similar al gobierno de Mitre en Buenos Aires) partió desde Buenos Aires al frente de un ejército de 15 mil soldados con ayuda de Brasil que también invadió por vía fluvial y terrestre para derrotar a Berro que se defendió en Paysandú con poco más de mil combatientes. Por ello el gobierno de Paraguay acudió en ayuda de Berro pero a pesar de la defensa Paysandú, concentrada en doce manzanas y defendida no sólo por los soldados sino también por trabajadores y el pueblo pobre, Venancio Flores fue impuesto como nuevo presidente de Uruguay.

Mientras tanto los planes de Mitre, aprovechando este conflicto, no eran otros que unificar bajo el proyecto liberal a la región derrotando definitivamente al Partido Blanco, apoyando a Venancio Flores y planificando un movimiento táctico en función de la estrategia de derrotar al Paraguay. El objetivo era quitarle territorios que, si bien las fronteras no estaban del todo delimitadas, pertenecían a lo que hoy configuran el noreste argentino. Por su parte, Brasil haría lo mismo y para ello encontró la excusa perfecta cuando a fines de 1864 el presidente paraguayo, decidió acudir en ayuda del gobierno uruguayo el 12 de noviembre de 1864. El gobierno de Francisco Solano López, presidente de Paraguay, se apoderó de un buque mercante en la provincia brasileña de Mato Grosso, dando inicio a la guerra y declarándose la contienda bélica al día siguiente. Hacia el mes de diciembre las fuerzas paraguayas ocuparon y saquearon gran parte de esa provincia llegando a un punto de no retorno en la escalada que dio inicio a una de las guerras fratricidas (guerra entre naciones oprimidas) que fue precursora de las grandes guerras del siglo XX.

El teniente que devino en artista

Las fuerzas de la Triple Alianza, estaban compuestas por tropas de Argentina, Brasil y Uruguay. En el caso argentino las tropas estaban formadas por gauchos conchabados. Vale aclarar que la libreta de conchabo era un documento donde el estanciero describía cómo era el comportamiento del peón: si era “manso” o “rebelde”. Si la segunda opción era escrita en la libreta, el peón quedaba condenado a no conseguir trabajo. También las tropas estaban compuestas por gente del bajo pueblo, parte de los pueblos originarios, esclavizados y obligados a luchar en una guerra que no era la suya. En el caso del Brasil, no era distinto. Las tropas estaban compuestas por esclavos que provenían de África, a quienes les prometieron tierras y ganarse la libertad.

Museo Nacional de Bellas Artes.

En medio de esa locura, sobresalió un teniente con una cualidad distinta: Cándido López (1840 - 1902). No sólo sabía leer y escribir sino que sabía pintar, habilidad que aprendió a través de un maestro italiano en Buenos Aires.

En las distintas batallas, Cándido López iba dibujando bocetos de la guerra, vistos desde lejos, para dar una dimensión panorámica de los campos de batalla. Allí tomaba nota de distintos momentos de la guerra, no solo los combates cuerpo a cuerpo, sino el despliegue naval, río arriba, de las fuerzas aliadas camino a Asunción del Paraguay. Además, también tomaba nota de la vida cotidiana en la retaguardia, en los campamentos donde vemos a los soldados y mujeres cocinar, en hospitales donde vemos la atención a los heridos de la guerra.

La tierra roja resalta en su obra y dan la sensación de estar viendo y viviendo en el suelo guaraní, el humo de los cañones que contagian y hacen imaginar hasta el sonido de la infamia brutal contra una nación que peleaba en forma desigual contra tres potencias en simultáneo.

Museo Nacional de Bellas Artes.

En uno de los combates, Cándido López fue herido en su mano derecha, que fue destruida por una esquirla metálica. El doctor que lo atendió sintió mucha pena porque sabía que la que tenía que cortar era la mano de un artista y luego empeoró porque la gangrena le tomó todo el brazo y tuvieron que amputarlo. Fue el propio Mitre el que lo alentó a entrenar su mano izquierda y al cabo de dos años comenzó a pintar los bocetos que había acumulado a los largo de la guerra que se extendió entre 1865 y 1870.

En sus pinturas los pequeños soldados que parecen en movimiento no tienen ojos, ni boca ni naríz. Solo los que mueren tienen todo eso pintado ¿será porque ven el final de la guerra a través de la muerte?

Museo Nacional de Bellas Artes.

Si bien se pueden visitar sus obras tanto en el Museo de Bellas Artes como en el Museo Histórico Nacional, vale decir que sus obras no sólo son consideradas un aporte artístico del siglo XIX sino que también son consideradas como fuente histórica de la guerra de la Triple Alianza.

Una guerra infame

El color ocre de las aguas del río Paraná y Uruguay pronto se tiñeron de rojo, bajando lentamente río abajo, contagiando el cólera y la fiebre amarilla que hizo estragos hasta inundar de terror a Buenos Aires. Paraguay perdió el 40% de su territorio y de 600 mil habitantes, sobrevivieron las dos terceras partes de su población, quedando vivos en un mar de muertos tan solo 200 mil personas, en su mayoría mujeres y niños. Los últimos niños que combatieron usaban barbas postizas para parecer adultos. En su homenaje se celebra el “Día del niño” en Paraguay.

Museo Nacional de Bellas Artes.

El autor marxista Milcíades Peña definió la contienda bajo el concepto de la guerra de la “Triple Infamia”. No nos resulta para nada exagerada la definición de Peña, más aún si tenemos en cuenta las palabras de Domingo Faustino Sarmiento, presidente de Argentina hacia el final de la contienda, cuando dijo que: “La guerra del Paraguay concluye por la simple razón -horresco referens- que hemos muerto a todos los paraguayos de diez años arriba”.

Definitivamente, será recordada como una guerra infame, y la obra de Cándido López inmortalizó esa historia en las entrañas de Sudamérica.


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