La semana pasada, gracias a la formación de nubes lenticulares, los capitalinos pudimos apreciar y maravillarnos con

Guillermo Montero, del Grupo Física de Nubes del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, comentó que este tipo de nubes aparecen cuando la atmósfera se mueve sobre una sierra montañosa, el aire asciende, se enfría y permite la construcción del vapor de agua para la formación de este tipo de nubes.

“Debido a que el aire viajó sobre la sierra, eso hace que se forme una onda; esto es algo similar a lo que ocurre cuando el agua viaja sobre el lecho de un río, cuando sube sobre sobre una piedra se forma una ondita, lo mismo sucede con la atmósfera: forma esa onda y la nube que se forma tiene la forma de la parte superior de esa onda, por eso es que las vemos como si fuera un lente”, detalló.

Esas nubes, añadió, al interaccionar con la luz del sol del atardecer, lo que principalmente reflejaba era la luz roja y naranja, por eso es que podíamos ver esas luces en esas coloraciones principalmente.

“La coloración roja o naranja en la atmósfera, ya sea sobre las nubes o algunas partículas, se debe a que la luz del sol, que está compuesta por toda la gama de colores del arcoíris, cuando interactúa con las partículas suspendidas en la atmósfera (nubes lenticulares), las que persisten más tiempo serían las coloraciones en rojo y en naranja, entonces, durante el amanecer y atardecer la luz del sol viaja más tiempo por la atmósfera y por eso es que estos colores predominan, al contrario de lo que ocurre con las coloraciones verdes o azules, la cuales se extinguen más rápidamente”, comentó el especialista.

Atardecer desde Avenida Revolución. Foto: Jorge Medellin / EL UNIVERSAL
Atardecer desde Avenida Revolución. Foto: Jorge Medellin / EL UNIVERSAL

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Añadió que cuando va viajando la luz, a través de la atmósfera, las partículas van a extinguir o diminuir la intensidad de los verdes y azules, y entonces lo que sigue viajando es el rojo, por lo que durante el atardecer lo que llega a nuestros ojos es la luz que sigue viajando en la atmósfera, “y por eso es que nosotros percibimos más el rojo y el naranja porque son los colores que todavía permanecen en la atmósfera, mientras que en los otros colores, la interacción ya no es tan fuerte, ya los distinguimos menos”.

Subrayó que los colores los podemos ver a lo largo del año, pero lo que ha sucedido en estos últimos días es que la ocurrencia de nubes en la atmósfera permitió notar este fenómeno, “entonces, la formación de nubes en estos últimos días que ha sido bastante particular, pues ha sido uno de los factores que nos ha permitido darnos cuenta de este fenómeno de iluminación en la atmósfera”.

Guillermo Montero indicó que es poco probable que estas nubes lenticulares sigan apareciendo porque ya no existan las condiciones de humedad en la atmósfera, aunque más adelante, dijo, si vuelven a ocurrir las mismas condiciones de transporte de aire desde los océanos, pudieran propiciarse la formación de estas nubes en las diferentes regiones de nuestro país.

Amanecer en la CDMX. Foto: Luis Ramírez @eldrondelseñor
Amanecer en la CDMX. Foto: Luis Ramírez @eldrondelseñor
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