Fernando Botero, un ilustre que habitó en Santiago de Tolú
El artista antioqueño falleció este viernes 15 de septiembre por quebrantos de salud.
En este viernes 15 de septiembre cuando el mundo entero se conmueve con la muerte del maestro Fernando Botero, el padre de las gordas más famosas del mundo, recordamos el paso de este ilustre colombiano por tierras sucreñas.
Fue el turístico Santiago de Tolú el lugar que este escogió para habitar una temporada. Se alojó por mucho tiempo, en el año 1.951, en el Hotel Narsa.
Aunque muy pocos tuvieron conocimiento de ello o quizás poca importancia le prestaron, el maestro siempre lo tuvo presente, tanto que en una entrevista para la revista cultural latinoamericana Resonancias Literarias, se refirió a Tolú por sus gentes, sus paisajes y por una mujer en especial.
“Me incorporé a la vida del pueblo y fui muy feliz allí. Las mujeres eran maravillosas. Todavía me pregunto quién sería la desconocida que una noche se deslizó en mi hamaca y prácticamente me violó sin pronunciar una sola palabra. Al final desapareció en silencio, tal como había llegado”, le dijo Botero al periodista Héctor Loaiza en la entrevista que publicó en el año 2002.
Dijo además que le había cambiado a la dueña del hotel, una señora de nombre Isolina García, tres meses de comida por unas pinturas o murales que plasmó en paredes y hasta en las dos hojas de madera que eran una puerta.
El periodista e historiador sucreño Julio César Pereira ratifica esto, al tiempo que indica que en una oportunidad tuvo la intención de desempolvar estas historias, pero no contó con apoyo para hacerlo.
Es más, indica que ya había realizado unos acercamientos con uno de los hijos de Botero, con Juan Carlos, a quien se encontró en la ciudad de Barranquilla donde se había casado con una mujer de esa ciudad.
En esa entrevista de hace 20 años el maestro Fernando Botero también se refiere a la forma cómo le llamaban la atención las cosas que ocurrían en Tolú y por eso las plasmó en unas pinturas.
El licenciado, gestor cultural e historiador José Carrillo le habla de esto a EL HERALDO precisando que Botero “pintó el borracho que lo amarraban, que era la forma como en Tolú controlaban o aquietaban a los borrachos; pintó a los coge cocos al lado de las vendedoras de panelitas y pintó un entierro, el muerto dentro del cajón que era hecho con la forma cómo había quedado el finado”.
De estas pinturas, al igual que una foto del artista Botero en su juventud en Tolú el historiador Carrillo desempolvó sus recuerdos para ofrecerlos a EL HERALDO en esta nota periodística.
Precisamente sobre la pintura que Carrillo describe como el borracho que lo amarraban, el maestro Botero tituló esa obra ‘Frente al mar’ y la envió al Salón Nacional de Pintura de Colombia donde obtuvo premio.
“Gané un premio con un lienzo que llevaba como título "Frente al mar", el cual había enviado al Salón Nacional de Pintura de Colombia. Era la representación de algo que vi en Tolú: dos policías con un hombre colgado de un palo, amarrado por las manos y los pies. Era la época de la violencia”, narró el maestro Botero en la entrevista para la revista cultural latinoamericana Resonancias Literarias.
“El maestro Fernando Botero en su juventud bohemia se vino para Tolú donde se encontró con una gente maravillosa como lo fue Héctor Rojas Herazo, Fortunato Chadid y Fany Buitrago, que era escritora de Cali. Esto fue paralelo a La Cueva y nosotros nunca le dimos la importancia a eso y mira que en Barranquilla sí lo hicieron. Él vivió en Tolú en el Hotel Narda y dicen que él alcanzó a dejar pintadas en las puertas y las paredes unos murales. También se comenta que la voluptuosidad de las negras en Tolú fue lo que inspiró al maestro Botero para pintar gordas. Es el primer período de pinturas de él que se llama las marinas, es decir, la temática del mar”, narra Julio César Pereira, al tiempo que se duele de que a esto, como en todas las cosas del departamento, no se le hubiese prestado la atención debida, sino que por el contrario se le dio la espalda.
Por su parte José Carrillo advierte que el paso de Fernando Botero por Tolú se dio cuando aún había casas frente a la playa.
