José PuenteEn la tumba de Jaime Bateman ayer fueron colocadas rosas, gardenias y girasoles. A Jaime Bateman Cayón, emblema del movimiento 19 de Abril, M–19, los samarios no lo han olvidado. Ayer, en la fecha que identifica a este grupo rebelde de la década del 70, rosas, gardenias y girasoles fueron colocadas en su tumba por sus admiradores.
La bandera del movimiento revolucionario arropó el panteón del cementerio San Miguel de Santa Marta, al tiempo que algunos afiches fueron dejados al pie del mismo. “Camarada usted no ha muerto”, dijeron sus simpatizantes.
En medio de las voces que promulgaban las ideas del fallecido líder revolucionario, EL HERALDO conoció la existencia de un movimiento denominado ‘Hijos e hijas por la memoria y contra la impunidad’, el cual busca resaltar la importancia de las luchas sociales a través de un ejercicio de memoria colectiva, en donde la figura y las ideas de Jaime Bateman están presentes y son hoy tan reales y pertinentes como hace más de 27 años.
“El M–19 en la ciudad ha sido una propuesta del pasado que se aviva en el presente”, manifestaron.
Hay quienes consideran que “a Jaime Bateman no se le recuerda como se quisiera y sostienen que ello obedece a que hay una memoria del Estado que busca hacer invisible fechas como la de ayer y las ideas del líder”.
Para los seguidores de quien apodaban El Flaco, hablar del M–19 es hablar de Jaime Bateman puesto que es imposible desvincular el uno del otro.
Explicaron que el M–19 no nació un 19 de abril, como muchos podrían pensar, sino el 17 de enero de 1974 cuando sorprendieron al país irrumpiendo en la Quinta de Bolívar, en Bogotá, robando la espada del Libertador.
Dicen que el movimiento fue bautizado como M–19 por Jaime Bateman, Álvaro Fayad e Iván Marino Otero, entre otros líderes, en recordación del 19 de abril de 1970 cuando -al decir de los dirigentes- pisotearon la decisión de grandes mayorías al robarle las elecciones al general Gustavo Rojas Pinilla. Igualmente, un día como ayer, en 1976 el M-19 ejecutó al líder sindical José Raquel Mercado tras 64 días de secuestro. Lo acusaron de traición a la clase obrera.
Por Agustín Iguarán
