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Hígado graso no alcohólico: una enfermedad grave y escurridiza que se puede revertir
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SI SE COGE A TIEMPO

Hígado graso no alcohólico: una enfermedad grave y escurridiza que se puede revertir

Cuando la grasa se acumula en el hígado, se vuelve tóxica y con los años puede devenir en cáncer. Un cambio a tiempo en la dieta y en el estilo de vida podría detener el proceso

Foto: El hígado graso no alcohólico es un cúmulo de grasa en el hígado superior al 5%. (iStock)
El hígado graso no alcohólico es un cúmulo de grasa en el hígado superior al 5%. (iStock)

Se estima que diez millones de personas en España tienen hígado graso, de las cuales, alrededor de dos millones presentarían inflamación del hígado (esteatohepatitis) y 400.0000, cirrosis hepática. Unas cifras que, lejos de reducirse, se prevé que aumenten en los próximos años. Y es que esta enfermedad, del grupo de las asintomáticas, está vinculada a factores de riesgo como la obesidad, la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico, enfermedades con alta prevalencia en la actualidad, lo que significa, entre otras cosas, que lamentablemente contamos con un caldo de cultivo ideal para su desarrollo.

Lamentablemente, el hígado no duele

El problema añadido de esta enfermedad es que es una de esas patologías que no presentan síntomas hasta estadios muy avanzados. "Tiene una fase inicial de acúmulo simple de grasa que llamamos la forma benigna de la enfermedad", señala la doctora Rocío Aller, secretaria de la Asociación Española del Estudio del Hígado (AEEH) y especialista en Aparato Digestivo del Hospital Clínico de Valladolid. A partir de ese momento, "el 20% de los pacientes tienen riesgo de evolucionar a inflamación y fibrosis, y es en estos casos cuando el riesgo de cáncer de hígado es mayor. Ahora bien, solo un pequeño porcentaje de personas desarrollará cáncer de hígado, pero dada la alta prevalencia de la enfermedad por hígado graso que ya afecta al 25% de la población, hablamos de un importante problema de salud pública", alerta la experta.

Colectivos y factores de riesgo no tan evidentes

Probablemente, para muchas personas es previsible que afecciones como la obesidad abdominal, el sobrepeso, alteraciones en los niveles de colesterol o triglicéridos o la diabetes tipo 2 sean las causas más habituales de la enfermedad del hígado graso. Sin embargo, a esta lista, la doctora añade los pacientes con apnea del sueño, mujeres con síndrome de ovario poliquístico y personas con enfermedades inmunomediadas como psoriasis o hidradenitis supurativa, como colectivos proclives a desarrollar la enfermedad y que quizá uno no espera que sea así.

La obesidad, el colesterol alto o la diabetes tipo 2 son causas habituales del hígado graso

Otro grupo de la población que puede verse afectado son los niños. "Hay que tener en cuenta que un 30% de la población infantil tiene obesidad. Muchos niños consumen comida poco saludable, rica en grasa saturada, procesada, ultraprocesada, bebidas azucaradas y bollería industrial. Lógicamente, en niños encontramos formas más leves de la enfermedad porque no ha dado tiempo a su progresión, pero si un niño tiene sobrepeso, va a tener más riesgo de padecer formas avanzadas de enfermedad por hígado graso en la edad media de la vida, así como más riesgo de diabetes y de otros factores de riesgo cardiovascular", advierte la doctora.

placeholder Los pacientes con obesidad abdominal tienen más riesgo de sufrir esta enfermedad. (iStock)
Los pacientes con obesidad abdominal tienen más riesgo de sufrir esta enfermedad. (iStock)

Las personas con estos factores de riesgo "deberían revisarse el hígado para diagnosticar la enfermedad, ya que hasta fases avanzadas no va a dar síntomas", aconseja.

Puede tardar años (demasiados) en dar la cara

A pesar de que, afortunadamente, es una enfermedad que podría revertir, lo cierto es que esto es así solo en las primeras fases. Una vez que "la enfermedad muestra cirrosis descompensada o avanzada, ya no es posible que revierta", sostiene Aller.

Foto: Foto: iStock.

El tiempo de evolución hasta que se llega a este punto de no retorno "es muy variable, ya que depende de factores genéticos y ambientes como la dieta saludable o la práctica de ejercicio físico regular", apunta la experta. "Aunque en general el curso es lento y pueden pasar varios años hasta alcanzar formas avanzadas, en algunos individuos puede progresar más rápidamente, sobre todo si existe otra causa de enfermedad hepática como la derivada del abuso de alcohol o mal control de los factores de riesgo cardiovascular como la diabetes, la hipertensión o la dislipemia", añade.

En las primeras fases, es posible revertir la enfermedad del hígado graso

En cuanto a la posibilidad de dar pasos atrás en la enfermedad, la experta asegura que un estilo de vida saludable, basado en la dieta mediterránea y la realización de ejercicio físico, al menos 150 minutos a la semana en tres sesiones combinando ejercicio aeróbico y de resistencia, puede revertir la enfermedad. En este sentido, la doctora hace hincapié en la importancia de evitar los azucares simples como las bebidas azucaradas, las grasas saturadas y el consumo de carne roja. Además, recomienda utilizar aceite de oliva virgen extra como principal fuente de grasa, así como pescado azul, frutas, verduras y legumbres de temporada.

Llevar a cabo los cambios necesarios para seguir un estilo de vida saludable es clave para evitar el hígado graso, y también para favorecer su curación. Prueba de ello es que "se ha demostrado que una pérdida de peso del 10% puede revertir la fibrosis hepática", sostiene Aller.

placeholder La práctica de actividad física regular previene el desarrollo de hígado graso. (iStock)
La práctica de actividad física regular previene el desarrollo de hígado graso. (iStock)

Además, "aún no hay fármacos aprobados para su tratamiento, de modo que es fundamental actuar sobre los factores de riesgo cardiovascular asociados", apostilla.

En el peor de los casos, cáncer de hígado

Si la enfermedad sigue su curso, podría aparecer cirrosis o cáncer de hígado. Ahora bien, ¿cómo se llega hasta ahí? Así detalla la experta el proceso: "El hígado graso no alcohólico es un cúmulo de grasa superior al 5% que se produce en el hígado. Aproximadamente en el 20% de los casos, esa grasa almacenada se vuelve tóxica y empieza a dañar el hígado, produciendo inflamación (hepatitis) y daño celular. Es a partir de este momento -continúa- cuando puede desarrollar fibrosis (cicatrización), cirrosis o cáncer de hígado".

Foto: Foto: iStock.

Se estima que diez millones de personas en España tienen hígado graso, de las cuales, alrededor de dos millones presentarían inflamación del hígado (esteatohepatitis) y 400.0000, cirrosis hepática. Unas cifras que, lejos de reducirse, se prevé que aumenten en los próximos años. Y es que esta enfermedad, del grupo de las asintomáticas, está vinculada a factores de riesgo como la obesidad, la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico, enfermedades con alta prevalencia en la actualidad, lo que significa, entre otras cosas, que lamentablemente contamos con un caldo de cultivo ideal para su desarrollo.

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