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91 Soñé que soñaba una crónica del movimiento feminista en Colombia de 1975 A 1982. María Cristina Suaza Vargas Bogotá: AECID, 2008. Reseña a cargo de: Girlandrey Sandoval Acosta1 SEGUIR SOÑANDO El feminismo es un estado de permanente esperanza que ha permitido a muchas mujeres hacer parte de este mundo contando su propia historia. Ha logrado que las mujeres soñemos proyectos aparentemente inalcanzables, pero también, como diría Victoria Sendón de León, lleva a que nos tilden de locas por querer transformar el mundo y vivir de otra manera más incluyente con las mujeres y sobre todo, por querer vivir en un mundo que nos guste. Maria Cristina Suaza empezó a soñar con el feminismo a principios de los setenta, y hoy nos invita a seguir soñando en la construcción de un ser mujer alternativo desprovisto de toda imposición. Por medio del ejercicio del relato autobiográfico, de desempolvar su baúl de los recuerdos y de las estrategias individuales y colectivas que la memoria teje a diario para no olvidar, el libro de Suaza logra concentrar una bella historia del movimiento feminista que muestra las consignas fundamentales que reunieron gran cantidad de mujeres en torno a un proyecto político libertario. La mezcla de relatos de amigas feministas, de amigos homosexuales y con masculinidades renovadas le da un estilo de plenitud a las historias. Además, el público feminista que atienda el llamado de Maria Cristina para soñar, comprenderá que la crónica entra en minucioso detalle sobre las emociones del momento, haciendo vibrar en cada página, con cada frase, con cada imagen y con todos los testimonios. La crónica de Cristina Suaza sobre el movimiento feminista en Colombia de 1975 a 1982, representa en la práctica aquella consigna fundamental para las feministas que dice que lo personal es político. Consigna que a su vez ha sido reprobada y combatida por las masculinidades patriarcales que construyen sólo como válido e importante el lugar de lo público. «Lo público es dominio del hombre: el afuera, la oficina, el bar, la fábrica, la política» (Suaza, 2008, pág. 119). Esta frase atraviesa la totalidad de la crónica y busca en todo momento dar las luces necesarias para reflexionar sobre los encuentros y desencuentros entre el movimiento feminista y demás organizaciones y proyectos políticos revolucionarios de la época; entre el discurso y la práctica de cada una. «En ese entonces pensaba», dice Cristina, «(y lo sigo pensando hoy), que había que ser consecuentes, que lo que pensábamos debía aplicarse a la vida tanto pública como privada» (Suaza, 2008, pág. 120). Para el movimiento feminista de la época, resultaba inadmisible que las situaciones de trabajo doméstico exclusivo y recargado para las mujeres, la violencia doméstica y la libre opción a la maternidad junto con la sexualidad, se situaran en lo privado/ íntimo, se concibieran como temas de poca importancia y aislados de toda discusión política. Su papel en el mundo como activista era explorar en los abismos de lo desconocido. Maria Cristina Suaza llega a Francia a mediados de la década de 1 Tesista de Lic. en Historia, Universidad del Valle con el proyecto: Movimiento de mujeres, feminismo y actividad política en Cali de 1975 a 1985. Dirigido por Gabriela Castellanos. Asistente al grupo de Género y Política del Centro de Estudios de Género, Mujer y Sociedad de la Universidad del Valle. Activista del Colectivo Feminista Fulana, Mengana y Perenceja e integrante de la Red Colombiana de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos – Cali. La manzana de la discordia, Diciembre, 2009. Año 2, No. 8: 91- 92 92 María Cristina Suaza Vargas los 70 buscando profesionalizar el amor por su oficio: la documentación y las ciencias de la información. Pero ese no fue su único enamoramiento, también se encontró con el feminismo: las mujeres del MLAC (Movimiento para la Liberación del Aborto y la Anticoncepción). Curiosamente a partir de la experiencia con su amiga Lamia, una chica de Beirut que buscaba como resolver un embarazo no deseado, el aborto persiguió a Cristina hasta sus últimos días de activismo feminista. Y nos descubrimos cómplices en una visión feminista. Cuando Maria Cristina Suaza regresa a Colombia, es una mujer feminista llena de expectativas y con la gran noble intención de soltarle su «cassette feminista» a cualquiera que le diera oportunidad. En el plano nacional, tímidamente se asomaban grupos de mujeres independientes conspirando alrededor del feminismo. Existían grupos de autoconciencia y colectividades como Las Mujeres de Medellín, el Grupo Amplio por la Liberación de la Mujer, la Revista Cuéntame Tu Vida y el Grupo de Teatro La Máscara, los tres de Cali. Por el lado de las organizaciones que comulgaban con los partidos, se encontraban la Unión de Mujeres Demócratas, la Unión de Ciudadanas, y los comités femeninos del Partido Socialista Revolucionario (PSR) y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) que aunque no estaban del todo conformes con el feminismo, le apostaban a un tipo de proyecto de liberación de la mujer. Con todas Maria Cristina tuvo algún tipo de contacto, fuese directo o por relaciones con mujeres «militantes». Soñando que soñaba, llega de Venezuela Giovanna Machado a proponerle a un grupo de mujeres en Bogotá que realizaran un encuentro. Después de múltiples, variados y contradictorios debates por parte de la coordinadora que organizó el evento, se lleva a cabo en Bogotá en el mes de julio del año 1981 el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Los temas centrales fueron la política y la sexualidad. Según María Cristina Suaza parodiando el video de Cine Mujer «Llegaron las feministas»- al encuentro llegaron las mujeres, algunas feministas y otras no tanto. En este evento, cantidad de feministas independientes terminaron por aislarse completamente de las organizaciones de partido. La diferencia se convirtió en antagonismo. Frente a las tensiones vividas en este primer encuentro, las mujeres y las feministas siguieron encontrándose por toda Latinoamérica y el Caribe. Estos son analizados por Suaza y al final de su libro realiza un gran balance que incluye la reflexión crítica sobre el feminismo en el continente en lo relacionado con su financiación, los debates políticos y las diversas problemáticas que atraviesan el proyecto político del feminismo y de la sociedad en general. El trabajo de María Cristina Suaza es una gran inspiración para seguir co-inspirando. Esperamos puedan acercarse, sobre todo, las feministas jóvenes para renovar la esperanza y el compromiso por la defensa de los derechos de las mujeres y crear una sociedad más incluyente. «El feminismo soy yo» La relación con otr@s es mi feminismo. Con esta afirmación resume Cris Suaza su renovado compromiso con las mujeres. 93