Nació en 1971 y ha efectuado obras de beneficio social por más de
$31.000´000.000.oo en 300 instituciones
Años
En la asamblea general
ordinaria de accionistas
de
la
PLAZA
DE
TOROS DE CALI S.A.
realizada el 30 de enero de
1971 se presentó una
proposición:
“La
Junta
Directiva y una comisión
especial de tres miembros,
nombrados por la asamblea
general, estudiarán la posibilidad y
conveniencia
de
transformar
la
sociedad Plaza de Toros de Cali S.A. en
una entidad sin ánimo de lucro orientada al
progreso social de la ciudad…”
1972, la Fundación asume “la responsabilidad total de todos los gastos de las ocho
El 22 de diciembre de 1972
corridas de la temporada de 1972-1973”.
La Fundación Plaza de Toros de Cali ha impulsado en sus 40 años a las
clases sociales necesitadas y también a la Fiesta Brava.
Asociación de
Cronistas Taurinos
Edición No. 8 | Año 2010 - 2011
Director
Guillermo Vallejo López
Editor / Jefe de redacción
Jorge Enrique Manrique
Colaborador
Víctor Diusabá Rojas
Asesor
Enrique Calvo “el Cali”
Junta Directiva
Presidente
Guillermo Vallejo López
Vicepresidente
Enrique Avilán A.
Secretario
Eduardo Caicedo S.
Tesorero
Luis Garcés G.
Vocales
Humberto Botero J.
Angélica Tezna
Gentil Salcedo -ArmeniaFiscal
Jorge E. Manrique G.
Asociados
Javier E. Baquero P./Diana Carolina Baquero/
Ernesto Acero/Nelson González/Orlando Narváez/
Víctor Manuel Salcedo/Alberto Acevedo/Jaime López/
Julio César Quintero G/Natalia Fernández/Jorge
Arturo Díaz/Camilo Cañas/Alberto Silva/Carlos
Fernández/M.H. Vicente “el Gallego” Blanco/Raúl
Saavedra/Diego Galvis.
Corresponsales Internacionales
Ecuador, Belén Noboa/Perú, Roberto Prieto/Venezuela,
Golfredo Rojas/España, Karen Zúñiga/Francia, Agnes
Peronnet/Portugal, João Pedro Barreiros Ramos/México,
Pepe Mata.
Colaboran en esta edición
Víctor Diusabá Rojas/Ernesto González Caicedo/Enrique
Calvo “el Cali”/Ramón Ospina Marulanda/María Carolina
Andrade/Ganaderos Unidos de Lidia/José Félix Lafaurie
Rivera, Presidente Fedegán/El Fraile/Antonio Burgos,
ABC de Madrid/Felipe Rocha /Carlos Alberto Velásquez/
Luis Alfonso García/César Augusto Arias/Cormanizales,
Juan Carlos Gómez/Crotaurina-Bogotá, Felipe Negret/
Cormacarena, Santiago Tobón/Eduardo Estela/María
Camila Tello/Juan Fernando Valencia/Santiago Naranjo.
Fotografía
www. voyalostoros.com
Orlando Narváez/Bryan Orozco
Golfredo Rojas/Juan Fernando Valencia
Antonio Bascón Márquez, Sevi
Pinturas
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Diseño y Diagramación
Alberto Fabián Torres
Corrección gramatical y de estilo
Ernesto Fernández Riva
Impresión
Feriva S.A.
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Reservados todos los Derechos de Autor.
*Los contenidos de los artículos no comprometen la opinión de la
Asociación de Periodistas Taurinos.
1
10
Taurino del año
4 Editorial: ¡El toro vive!
6 El toro de lidia en Colombia
10 Cormacarena 20 años
20
Reportaje gráfico
28
Toda una vida
11 Necesidad de una gran unión
12 Añorando la feria de los ocho domingos
14 El reino de los diez
16 Entre la barbarie y el arte, ¡la libertad!
18 Mi sueño de ser torero
20 En tierra de toros
22 Pamplona y sus Sanfermines
24 El toreo arte indiscutible
26 Crónica de un viaje
27 Les taureaux
28 La Santamaría, 80 años incólume
30 Lecciones de historia aprendidas en la Santamaría
34
Sumario
Arturo Baquero
2
36
Diego Ramos
54
João Pedro Barreiros
33 La Santamaría y la influencia de Mondoñedo
34 Una vida, una historia, un hombre de verdad
36 Los antitaurinos reflejan la hipocresía del mundo
40 Aviso
42 Cómo defender la Fiesta de los toros
46 Creador del encaste San Martín
48 Te quisimos, Gallego
50 Carne de torero
51 Aparicio no es una porcelana
52 Tenía que ser otro César
54 Las corridas sin espada
56 Entre tintos y Fiesta
58 El buen aficionado / Sabía usted que...
59 Comité de apoyo, escuela de Tauromaquia de Cali
60 Fundación universidad del toro
62 Los Erales, presente y futuro de la Fiesta
(VpSRFDGHFRPSDUWLUHQ)DPLOLD
&RQHFWDWXFRUD]yQ
FRQORVTXHPiVTXLHUHV
9LYHHQIHOLFLGDG\
DOHJUtDFRQQXHVWUD
&RPSDxtD
Presidente
Guillermo Vallejo López
Editorial
¡EL TORO VIVE!
C
olombia taurina está lista para asistir durante los meses de diciembre, enero y febrero
a la temporada grande en plazas de primera categoría. Una de ellas con fecha especial:
la Santamaría de Bogotá, nuestra capital, que llega a sus ochenta años de fundación.
Y Cormacarena de Medellín con veinte años de trabajo arduo y continuo en favor de la
Fiesta Brava. Hoy más que antes, cuando el escritor más importante del universo, el premio
nobel de literatura Mario Vargas Llosa es un taurino de “hueso colorao”. Su designación
enaltece y engrandece aun más la ya milenaria Fiesta. Es, entonces, esta la oportunidad de
demostrar, como lo hemos hecho siempre, con altura y con respeto, llenando los tendidos,
que somos una minoría pacífica, con buenos modales, respetuosos de la diferencia. Todo,
luego de asistir a un pobre episodio protagonizado por la Corte Constitucional, que frente
a una demanda contra las corridas de toros y otras costumbres culturales en Colombia trató
de quedar bien con Dios y con el diablo y no consiguió ni lo uno ni lo otro. Nos corresponde
repensar el espectáculo.
Es necesario consolidar la Plataforma Taurina Internacional y blindar las corridas de
toros, las peleas de gallos, las corralejas, el coleo y demás tradiciones culturales para evitar
lamentaciones en el futuro. Frenar los elevados costos que genera su organización, evitar
que se vea más cemento en las graderías, convencer a quienes asisten a las corridas de
permanecer abonados, exigir el toro íntegro y la entrega de los toreros, no aceptar exigencias
de estos ni de sus apoderados, hacer cumplir la ley nacional taurina, promover espectáculos
menores, reclamar de Coldeportes la retribución de los miles de millones de pesos que por
impuestos le hemos aportado a la nación, entre otras cosas. Es mucho lo que nos queda por
hacer. Y no será fácil, pues las condiciones del mercado y del espectáculo mismo, asediado
violentamente aun por el Estado, como es el caso de Medellín, atraviesa dificultades y tendrá
que enfrentar nuevos embates de los antis animalistas.
Pero como los toros bravos, nobles, encastados que se crecen ante el peligro, asumiremos
los retos en corto y por derecho, como debe ser. En peores condiciones nos ha cogido la
noche. Además, cuando los taurinos nacimos no conocimos la palabra miedo. Eso sí: nos
corresponde a todos. Nos unimos o nos hundimos. Porque vivimos y queremos un país
libre. Libre de prohibiciones, de retaliaciones, de persecuciones. Un país en donde el rey
de la Fiesta viva. Como vive a sus anchas en el campo donde se cría para su conservación.
Y que la fuerza bruta se convierta en el complemento ideal para la creación de la plástica
en las manos del torero. Por la conservación de una raza y la sostenibilidad de la expresión
artística de origen sacro y pagano, vamos a los toros porque el toro vive.
4
EL TORO DE LIDIA EN COLOMBIA
José Félix Lafaurie Rivera*
Prólogo del libro de Fedegán escrito por Víctor Diusabá Rojas y Aldo Buenaventura Acevedo
que resume el más completo y hermoso trabajo sobre la cabaña brava colombiana.
P
or los tiempos en que Colón se
aprestaba a su segundo viaje, todavía
en la búsqueda de las Indias, los
ancestros del toro bravo pastaban en las
marismas del Guadalquivir en Andalucía
y fueron embarcados por el Almirante, que
no había encontrado bovinos en las tierras
descubiertas en su primer viaje. De ese rincón
suroccidental de la península española que acuna el
Golfo de Cádiz salieron en 1493 los antepasados de
nuestro toro bravo, que pisarían tierra
americana por primera vez en la isla de La
Española.
Años después, en 1525, don Rodrigo de
Bastidas llevaría de allí los primeros toros
a territorio continental, en cumplimiento
de lo mandado en las Capitulaciones,
que lo obligaban a poblar con familias de
colonos y llevar ganados y semillas a las
tierras que se le permitió colonizar a partir
de la fundación de la ciudad de Santa Marta.
La segunda ruta de los primeros ganados a
nuestro territorio se trazó por el sur. Sebastián
de Belalcázar, quien anduvo por Centroamérica
antes de embarcar hacia el Perú y lograr la conquista
de Quito, partió cobijas con Pizarro, su superior, y con
un ánimo colonizador sin precedentes entre 1536 y
1537 se dirigió hacia el norte y fundó ciudades como
Cali, Popayán y Neiva, entre otras, llevando siempre
consigo ganados y todo tipo de animales domésticos.
La tercera ruta partió de Isla Margarita, en el Caribe
venezolano, para entrar por la Guajira unos, y otros
por las llanuras interiores de Venezuela. Al primer
trayecto de esta ruta atribuyen algunos historiadores la
llegada de los primeros toros a lo que hoy es territorio
colombiano, con don Alonso Luis de Lugo, en 1543,
muchos años después, en una travesía con rasgos de
epopeya, desde la dicha Isla Margarita y la Guajira
hasta las tierras en el interior que hoy hacen parte de
la comarca tolimense, a la hacienda Hato Bermejo.
Los registros del segundo trayecto dan cuenta de la
expedición de don Diego Fernández de Serpa, quien
años más tarde, ya en 1562, logró llevar ochocientos
animales hasta Tocuyo, las sabanas de Carora y los llanos
del sur, que se confunden con los nuestros Orientales.
No hay duda de que estos animales, junto con los
que luego aportarían las comunidades religiosas, los
jesuitas principalmente, fueron la simiente de nuestro
Casanareño y Sanmartinero, de donde salieron las
6
primeras vacadas, rústicas y cuneras, pero “toreables”
para las festividades taurinas de la época en la Nueva
Granada. Las mismas que más de trescientos años
después, en un verdadero reencuentro con su sangre,
volverían a cruzarse, a comienzos del siglo pasado, con
los animales que vinieron en la segunda colonización,
esta vez de casta, importados de la Madre Patria para
desarrollar en Colombia las primeras ganaderías del
bravo.
ORÍGENES
¿De qué raza eran los bovinos de la Conquista?
De ninguna, pues los bovinos de la época no tenían
denominación racial alguna. Para esa época no existía
siquiera el concepto de raza, y si existía alguna
noción de transmisibilidad, era meramente empírica.
La raza como categoría científica solo apareció con
la formación de la Shortorn, en Inglaterra, en 1778
(Martínez, G., 2006), y luego con los fundamentos
teóricos de la evolución de las especies (1809-1882) y
los estudios genéticos de Gregorio Mendel, en 1900.
¿De dónde vinieron? ¿Cómo y cuándo llegaron? La
verdad es que más allá del registro para la historia y
del debate ameno lo que importa es que el toro de lidia
es hoy una realidad sin objeciones en la ganadería
colombiana. Su cría es una actividad económica
consolidada y sus criadores, tan ganaderos como
cualquiera de “manso”, comparten problemáticas
pero también expectativas y afanes de modernización,
aunque el suyo sea un ámbito productivo diferenciado,
como lo pueden ser la lechería, la producción de carne
o el llamado doble propósito. Desde esta perspectiva,
la cría el toro de lidia tiene un espacio en el espectro de
los objetivos y la gestión de la Federación Colombiana
de Ganaderos. Si, además, se logran poner a un lado las
discusiones que siempre ha suscitado la tauromaquia
como finalidad de la cría del toro bravo para rescatar
lo que la fiesta tiene de historia, de tradición y de
expresión cultural en nuestro país se configura el buen
conjunto de razones que nos movieron a acometer el
propósito de la obra El toro de lidia en Colombia, que
llevó a feliz término el conocimiento, la afición, la
trayectoria periodística y la afinada pluma de Víctor
Diusabá Rojas.
El toro bravo es una realidad inocultable de nuestra
ganadería. Contundente afirmación, y propicia, si se
quiere, para presentar la obra en el ámbito territorial
de nuestro país, aunque es más acertado afirmar
que es en la naturaleza como un todo, como un
entorno sustancial de la vida, donde el toro bravo,
aunque modelado durante siglos por el hombre, es
hoy una realidad biológica sin objeciones. Ahí está,
sencillamente, al margen de las preferencias, de las
diferencias y de la polémica apasionada que se instala
entre ellas para defender la fiesta brava o arremeter
contra ella, que no de la cría del toro.
7
El Toro de Lidia en Colombia
No será éste, sin embargo, el espacio ni yo el
competente para ponerle punto final a una polémica
de nunca acabar, mas no podría tampoco esquivarla,
pues la sola decisión de acometer esta obra incorpora
una posición al respecto, no tanto como conocedor
-que no lo soy en el exigente alcance taurino de la
palabra- ni como gran aficionado -que sí lo soy-, sino,
más bien, como ganadero en el sentido amplio del
término y como representante gremial de criadores
de ganado bovino en Colombia en cualquiera de sus
especies, en cualquiera de sus razas y en cualquiera
de sus especializaciones, preferencias u objetivos
productivos.
Ahí está, pues, el toro bravo –basta con verlo- como
un animal diferenciado del género bos, la especie
taurus y la raza taurus ibericus, de la cual hacen parte
las subrazas que pueblan la península Ibérica (Cossío,
1996). Pero mientras unos defienden su existencia
como una raza diferente lograda por el trabajo de
selección del hombre en busca de “la bravura” durante
los últimos tres siglos, hay quienes lo emparientan en
línea directa con “el uro” por su evidente semejanza
con este “eslabón” que desapareció del mundo
biológico en el siglo XVII. Otra discusión en punta
alrededor del toro bravo.
LA BRAVURA
Y la discusión sobre la raza del toro bravo no
es la última. Mientras los criadores han bregado
durante siglos por transmitir “la bravura”, hay
quienes afirman que esta condición definitoria el
toro de lidia es meramente “subjetiva”, y por ende
su transmisibilidad no es verificable científicamente.
Quisiera ver a quienes ello afirman defender su teoría
en solitario, en el espacio invadido de un toro bravo,
rogando que ojalá la bravura no se haya transmitido al
sujeto que enfrentan.
8
No faltan los que defienden que la bravura no es
exclusiva del toro de lidia sino que es característica de
todos los bovinos por naturaleza. Y eso es cierto. Si
no, ¿por qué se dotaría este género de tan agresivas
cornamentas? Todos los bóvidos las tienen como
arma defensiva u ofensiva. En la especie índicus, por
ejemplo, el Gyr, proveniente de la región del mismo
nombre en la India y con miles de años de historial
biológico, las tienen imponentes e inclinadas hacia
atrás para defenderse de los tigres, que literalmente se
le “encaramaban” al lomo para liquidarlo. Cualquier
hijo de vecino sabe que debe cuidarse de un bovino
nada más por lo que puede hacer con su tamaño y sus
cuernos si es molestado, así sea el más manso entre los
“mansos”. Lo mismo sucede con los perros. Pero de
ellos hay razas o subrazas que, sin discusión alguna,
se caracterizan por su bravura, como las hay marcadas
por otras características “subjetivas”, como la actitud
de un perro cazador, de perseguir y acechar a su presa.
¡Ah! Y quien diga que un toro de lidia no tiene
un fenotipo caracterizado y además imponente es
porque no lo ha visto. Quien eso afirme lo hace porque
nunca en su vida se ha acercado siquiera a un toro
bravo, y por lo tanto desconoce los resultados de
más de trescientos años de selección inducida por
el hombre para alcanzar la figura las hechuras y el
comportamiento muy particular la casta de un toro de
lidia.
ÉPOCAS
Otras discusiones rondan el toro bravo.
No
menores, pero sí más localizadas en su propio mundo.
Enfrentan no con menos pasión a conocedores y
aficionados, comenzando por la definición misma de
“bravura”. Que si el toro de hoy es menos bravo que
el de ayer. Que si el toreo de antaño –toreo antiguo-,
más rudimentario, más espontáneo, de mayor riesgo
quizás y de mayor “divertimento”, es más o es menos
toreo que el de hogaño –el que nació con Belmonte-,
de mayor “pulimiento”, con más ballet, con más arte
y –digo yo- con menos riesgo.
Cada época ha tenido su propia fiesta y, por ese
mismo camino argumental, cada época ha tenido
su propio toro. La fiereza de los que sirvieron al
toreo antiguo no habría permitido el equilibrio entre
técnica y plasticidad que se inició con Belmonte.
Unos fueron los toros que enfrentaron Pepe-Hillo y
sus contemporáneos en el siglo XVIII, otros los que
sirvieron a Chiclanero, Lagartijo, Guerrita y el Gallo en
el XIX, como diferentes los que empezaron a “moldear”
a partir de Belmonte, que no las tuvo todas consigo en
sus comienzos, con un toro de “transición” que no se
adaptaba a los cánones estéticos de su toreo. Otros son
los de hoy, los del Viti, los de Ponce y los de Rincón,
con más recorrido y más “toreabilidad”. Afirmar que
unos –toro y toreo- son mejores que otros es, cuando
menos, una injusticia histórica. Sencillamente son
diferentes.
El libro, finalmente, no elude la polémica, ya no
pasional sino visceral, sobre la fiesta brava, pero se
concentra, como corresponde, en la realidad histórica
y biológica del toro a través del esfuerzo productivo
de los ganaderos dedicados a su cría. Cría con un
objetivo: el de la lidia. Si tal objetivo se pierde y el
mundo deja de torear –Dios no lo quiera-, las cosas se
desharán como se hicieron, pero más rápidamente, y
los cruces con objetivos diferentes a la lidia echarán
por la borda un esfuerzo de siglos y desintegraran en
pocos años los elementos sustanciales del toro bravo.
Por ello el libro soporta su existencia en la convicción
de que el toro bravo, como variedad diferenciada,
como subraza o como raza -según sea la posición en el
debate-, tiene de todas maneras un espacio ganado en
nuestra biodiversidad y en la ganadería colombiana, y
por lo tanto, merece ser conservado.
Fedegán pretende así mostrar a legos y entendidos
no solo la hermosísima imagen del toro bravo en su
entorno natural, sino también el esfuerzo entusiasta
del ganadero, la sapiencia de los verdaderos
conocedores y hasta el no menos hermoso desarrollo
arquitectónico de las casas de hacienda, con años de
tradición y de historia colgados de sus gruesas paredes
y descansando bajo el ocre de sus viejos tejados.
No es un canto a la nostalgia ni una bandera de lucha
en defensa de la Tauromaquia, que no la requiere ni
la demanda. Es el testimonio de una realidad que
se muestra orgullosa, de un presente de esfuerzos y
compromiso con la modernización productiva y la
ciencia genética, que permitirán consolidar un trabajo
de siglos de selección empírica. Es la expresión de la
presencia sin objeciones del toro bravo en Colombia.
*Presidente Ejecutivo de Fedegán
9
CORMACARENA 20 AÑOS
AL FRENTE DE LA TRADICIÓN
TAURINA DE MEDELLÍN
L
Astauros
uis de Greiff, padre de uno de los poetas más
grandes de Colombia, León de Greiff, es el más
importante cronista taurino de Medellín en del
siglo XIX. Utilizaba el seudónimo de “Guerrita”, en
homenaje uno de los míticos califas de la tauromaquia
en España. De acuerdo con los registros históricos de
la Biblioteca Luis Ángel Arango, en la plaza principal
de la Villa de la Candelaria de Aná (nombre con el que
se conocía al Medellín de entonces) se dieron corridas
con ocasión del Día de la Vírgen (2 de febrero) en 1675.
Era gobernador Juan Buesso de Valdés. Se atribuye a
la Vírgen de la Candelaria el milagro de haber salvado
de la muerte al torero Guerrita tras ser derribado del
caballo.
Según testimonio del viajero Charles Saffray, en 1860
había un coliseo de toros en Medellín, con dos filas de
palcos. Don Luis de Greiff relataba en sus crónicas
que el circo El Palo fue el precursor de las plazas de
Medellín. Estaba en pleno centro de la ciudad, en la
carrera El Palo, entre Bolivia y Perú. Se construyó en
1894 por iniciativa de los empresarios paisas Daniel
Bolero, Manuel J. Álvarez y Gerardo Gutiérrez,
asesorados por el arquitecto Joaquín Pinillos y los
artistas Dalmau y Ugueti. Tenía capacidad para
cuatro mil espectadores. Fue inaugurado en 1895
por “Morenito”, “Tarro”, “Chato” y “Mazzantinito”.
Después aparecerían en la capital antioqueña la
Plaza de Flórez, el Circo Medellín y el Circo Norte,
inaugurado este último por Morenito de Valencia,
El director ejecutivo de Cormacarena, Santiago Tobón Echeverry y
Benjamín de los Ríos, secretario general.
“Sastrillo”, “Metralla” y “Chatillo”. Antes de la actual
plaza de La Macarena, el circo España congregó a la
afición paisa hasta los años cuarenta.
En 1943 en el Club Unión se conformó la sociedad
Plaza de Toros La Macarena S.A. Su primer gerente
fue, Carlos I. Molina y los otros gestores, Rafael Uribe
Piedrahita (gerente de Coltabaco), Luciano Restrepo y
Carlos Peláez. La moderna plaza, de estilo mudéjar,
se inauguró el 4 de marzo de 1945 con un cartel
integrado por Juanito Belmonte, “El Calesero” y Luis
Briones. La empresa Toros Espectáculos Martínez
y Arango (Tesma), liderada por Manolo Chopera y
Jaime Arango, regentó por varias décadas los destinos
de la Plaza. Hace veinte años un grupo de empresarios
fundó Cormacarena, destinaba todas las utilidades al
Hospital San Vicente de Paúl, actual propietario del
coso.
Han sido dos décadas de lucha constante por
mantener una afición orgullosa de su tierra que ha
encontrado en Cormacarena respuesta a sus deseos
de ver toros y toreros en el ciclo que se combina con
la temporada bogotana. Los artífices de esta faena
de dos décadas son Santiago Tobón y Benjamín de
los Ríos, paisas de pura cepa, con perrenque, afición,
emprendimiento y echaos pa’ lante.
10
Cali
NECESIDAD DE UNA GRAN UNIÓN
M
Ernesto González C.*
alos vientos soplan. Por una parte, la
decisión catalana de prohibir la Fiesta en
su territorio. En la Madre Patria también, y
nada menos que en Andalucía, la propuesta de abolir
el espectáculo, sobre lo cual deberán pronunciarse
los diputados provinciales. Y en Colombia el intento
de procurar conseguir un fallo de inexequibilidad
por parte de la Corte Constitucional sobre algunos
artículos de la ley taurina.
Se hace caso omiso de que dicha ley en su artículo
primero establece que… “los espectáculos taurinos
son considerados como una expresión artística del ser
humano”, y por si fuera poco existe un pronunciamiento
emanado del propio Consejo de Estado a través de uno
de sus magistrados que dice: “Las corridas de toros
y en general los espectáculos taurinos corresponden
a una manifestación viva de la tradición espiritual e
histórica de los pueblos iberoamericanos, como lo es
Colombia, y por lo mismo forma parte del patrimonio
intangible de nuestra cultura, especialmente protegida
por la Constitución”.
¿Qué está sucediendo? ¿Qué estamos haciendo
aquellos que amamos el espectáculo y quienes
consideramos falaces y engañosos los argumentos
empleados por los antitaurinos? No mucho, la
verdad: declaraciones de prensa aisladas, pero nada
que implique la existencia de un gran frente, sólido y
decisorio, para mostrarles a propios y extraños que no
vamos a permitir la extinción de la más bella de las
Fiestas, de un espectáculo profundamente enraizado
en el corazón de miles de colombianos.
No toquemos por ahora el tema económico, a pesar
de su gran importancia. Varios miles de compatriotas
efectivamente viven de los toros y son muchos
negocios lícitos y dignos de respaldo los que obtienen
inyecciones importantes de esta actividad, así como
ingresos considerables que terminan en las arcas de
entidades benéficas.
Creo firmemente que las acciones se deben encaminar
a demostrar, mediante la creación de un gran bloque,
que somos muchos los colombianos partidarios de la
Fiesta, que rechazamos por injustos y antidemocráticos
los intentos de prohibirnos arbitrariamente lo que más
amamos y que estamos listos a defenderlo con todas las
armas que nos otorgan la Ley y nuestro ordenamiento
institucional.
Respetamos y entendemos que a algunos (o a
muchos) no les guste el espectáculo. Acatamos sus
preferencias. Que no vayan a los toros. Pero también
reclamamos el derecho a que se nos respete y se nos
permita disfrutar plenamente de lo que consideramos
la más bella, la más emocionante de las actividades
lúdicas creadas por el hombre.
Hay que blindar ya mismo con una organización
nuestra actividad favorita. Gracias a Dios esta iniciativa
tiene un amplio eco, porque estamos seguros de que
los futuros dardos se van a dirigir desde el propio
Congreso Nacional hacia la Ley 916, o “Ley Taurina”.
Al respecto debemos hacer varias cosas. La
fundamental sería crear un organismo que incluya los
toros, el coleo y las riñas de gallos, blancos de quienes
se niegan a reconocer que se trata de actividades
enraizadas profundamente en nuestra cultura. Ese
organismo, que podría denominarse algo así como
“Asociación Nacional de Espectáculos Tradicionales”,
incluiría, en el caso de los toros, a matadores,
subalternos, empresas, escuelas, ganaderos y a todas
aquellas entidades que se ocupen de esta actividad. Lo
mismo rezaría para el coleo y las riñas de gallos, de tal
manera que esa Asociación o Confederación tuviera
un gran poder y un peso decisivo ante parlamentarios,
funcionarios públicos y opinión ciudadana en general.
Que pueda patrocinar campañas de defensa
orquestadas por gentes de prestigio nacional e
internacional. En fin, que a quienes nos gusta la
Fiesta de los toros podamos sentir que tenemos un
ente poderoso al cual acudir con la seguridad de que
estamos prestos y preparados para la defensa de unos
legítimos intereses.
*Ganadero
11
AÑORANDO LA FERIA DE
LOS OCHO DOMINGOS
Ramón Ospina Marulanda*
N
o es para menos, si observamos los vientos que
corren. Aquellas ferias de Cali, con las figuras
del toreo y las mejores ganaderías de España,
México y Colombia. La forma como se volcaron todos
los medios de comunicación para cubrir “la mejor feria
de América, con los mejores carteles del mundo”, como
se la bautizó en las páginas del semanario Pantalla, que
se editaba en Medellín. Aquellas salidas en hombros
de los toreros desde la plaza de Cañaveralejo hasta el
hotel Alférez Real o el Aristi. Esos desfiles paganos que
demostraban ante el mundo taurino que Cali se había
incorporado a lo grande en la programación mundial
de las ferias taurinas. Paulatinamente llegó el declive.
Los medios, en su mayoría, le fueron mermando
el espacio al ambiente taurino. Cali, que mantenía
excelentes relaciones con la radio, se sumó, en mala
hora, a las exageradas pretensiones económicas de
Tesma, que hacía empresa en Manizales y Medellín
y estableció el cobro de “derecho de transmisión”
a las emisoras que transmitían desde el callejón de
la Monumental de Colombia, la de Cali. En algunas
ferias no se llegó a un acuerdo y se silenciaron los
micrófonos, salvo cuando con Paco Luna y la idea de
Oscar Rentería sacamos una corrida al aire utilizando
palomas mensajeras que recogían los pequeños
cassettes en las afueras de la plaza y los entregaban
en los estudios de Caracol, e inmediatamente salían al
aire.
Cali quedó así en la historia de la radio taurina y
demostramos que no había barreras que aguantaran
el empuje de una las mejores cadenas radiales de
América. Se fueron de este mundo los pioneros de la
información taurina, entre otros los Bandullo (padre
e hijo), Plumitas, Alfonso Bonilla Aragón, Raúl
Echavarría, Caros H. Victoria, Ovidio Eusse, Don
Marcial, Pardo Llada, Vengoechea, Hernán Restrepo y
muchos más. Se dividieron los directivos de la plaza,
bajó notablemente la categoría de los carteles, se llegó
a cancelar abonos a los aficionados, que protestaban,
12
y el cemento vacío se fue ensanchando. Poco han
cambiado estas cosas. Ahora mismo los informadores,
en su mayoría, deben pagar entradas para entrar a
trabajar por la Feria y la Fiesta Brava en general. Un
poco tarde se dieron cuenta a nivel oficial que al ser
accionistas de Cañaveralejo están en primera línea
para apoyar en todo esta feria maravillosa que puede,
con el respaldo de todos, volver por sus fueros.
¡Ánimo, amigos taurinos…! Mientras en las
dehesas de los países taurinos pasten los toros bravos
tendremos corridas de toros. Los vulgares y violentos
antitaurinos, aun con el apoyo oficial, como ocurrió
en Medellín hace unos años, no tienen la más mínima
oportunidad de opacar una Fiesta histórica con un
agradable gen que llevamos en nuestra sangre. Es
posible volver a vivir la feria de los ocho domingos.
Los recuerdos plasmados en estas líneas son una voz
sincera de aliento para revivir esta Fiesta única para
miles de aficionados de Colombia y los países vecinos.
*Decano y maestro de la crónica taurina en Colombia.
13
ESCALAFÓN
EL REINO DE LOS DIEZ
Guillermo Vallejo López
Un sondeo entre cincuenta aficionados de “hueso colorao” en los nueve paises donde se dan
corridas -sin importar las estadísticas- arrojó quiénes son hoy los mejores toreros en el planeta
taurino. Lo propio se hizo en Colombia
EXTRANJEROS
1. José Tomás Román Martín: Galapagar, Madrid. Es
considerado por muchos como una revolución del toreo.
Para otros es el mejor de la historia. Tiene seguidores y
detractores. Posee personalidad “diferente”. La quietud
y “pararse donde otros ponen la muleta” caracterizan
su Tauromaquia.
2. José Antonio Morante Camacho (de La Puebla):
La Puebla del Río, Sevilla. El más artista de la nueva
generación. Con el capote, el mejor. Plasticidad y
cadencia marcan su estilo. Él mismo dice ser de
impulsos e instintos.
3. José María Dolls Samper (Manzanares hijo):
Alicante. Taurinos extremos sostienen que supera a
su progenitor. Artístico, serio y profundo. Se perfila
como figura que marcará una época en la historia de la
Tauromaquia.
4. Alfonso Enrique Ponce Martínez: Chiva, Valencia.
Uno de los diestros más importantes de finales del siglo
XX y comienzos del siglo XXI. Más de dos mil corridas
toreadas hablan de su brillante carrera. Ha indultado
más de 335 toros.
5. Julián López: Madrid. Arrollador. Mayor puntaje
en el 2010. Ha conquistado todos los premios que se
conceden en España. La revelación del siglo XX.
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COLOMBIANOS
1. Luis Bolívar: Panamá. Considerado el sucesor
natural de César Rincón. Su campaña novilleril la
realizó en España. Experimentado en lidiar ganaderías
duras. Es el torero americano de mayor proyección en
el planeta taurino.
2. Wilde Perlaza Rebolledo (Paco Perlaza): Cali.
Representante del más puro toreo nacional. Arte y
valor. Desde 1998, cuando debutó con caballos en
España, ha permanecido en los primeros lugares de la
torería colombiana.
3. José Manrique (Pepe): Bogotá. Veteranía, madurez
y clase distinguen al diestro capitalino. Desde su
alternativa mantiene el liderazgo nacional en número
y calidad de carteles que ha compartido con las
primerísimas figuras mundiales.
4. Diego Fernando González Polanía: Cali. Uno de los
diestros más finos en la ejecución del toreo. Se caracteriza
por su mando con el capote. Excelente estoqueador. Fue
alumno adelantado de la Escuela Taurina de Cali.
5. Dan Johnny Vargas Martínez (Sebastián Vargas):
Cúcuta, Norte de Santander. Polifacético. Con una gran
regularidad desde la toma de su alternativa en Bogotá.
Máximo exponente en la suerte de banderillas.
Temporada Taurina 2010 - 2011
Figuras de la Torería mundial en Colombia
Por orden alfabético
TOREROS
Cayetano Rivera
Cristóbal Pardo
Curro Díaz
Daniel Luque
David Fandila “el Fandi”
Diego Urdiales
Manuel Jesús, “el Cid”
Emilio de Justo
Guerrita Chico
Héctor José Vergara
Iván García
Jairo Miguel
José Arcila
José Fernando Alzate
José María Manzanares
Juan Camilo Solanilla
Juan Mora
Julián López “el Juli”,
Luis Bolívar
Matías Tejela
Miguel Abellán
Miguel Ángel Perera
Paco Perlaza
Pepe Manrique
Ramsés
Rubio de San Diego
Santiago Naranjo
Sebastián Castellá
Sebastián Vargas
Víctor Puerto
NOVILLEROS
Álvaro Marín
Andrés Bedoya
Andrés Valencia
Carlos Larraga
Daniel Garzón
David Martínez
Edison Herrera
Francisco Gómez
Guillermo Valencia
José Miguel González
Juan Camilo Alzate
Juan de Castilla
Juan Esteban
Juan Manuel Noreña
Juan Ramírez “Kalío”
Leandro de Andalucía
Luis Gerepe (Español)
Luis Gómez “el Moni”
Santiago Sánchez Mejía
Mateo Jaramillo
Oliver Godoy (México)
Randy Rojas
Santiago Gómez
Sergio Blanco
REJONEADORES
Andrés Chica
Andy Cartagena
Jorge Enrique Piraquive
Juan Pablo Vallejo
Juan Rafael Restrepo
Pablo Hermoso de Mendoza
Sergio García
Willy Rodríguez
GANADERÍAS
Achury Viejo
Dosgutiérrez
El Paraíso
Ernesto González
Ernesto Gutiérrez
Fuentelapeña
Guachicono
Icuasuco
Juan Bernardo Caicedo
La Carolina
La Torre
Las Ventas del Espíritu Santo
Mondoñedo
Monterey
Paispamba
Puerta de Hierro
Salento
San Antonio de Los Lagos
Santa Bárbara
San Martín
Vista Hermosa
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ENTRE LA BARBARIE Y EL
ARTE, ¡LA LIBERTAD!
Enrique Cavo “El Cali” *
El mayor logro de taurinos y antitaurinos estaría en juntarse y luchar por la
verdadera violencia, que azota a miles de colombianos y otros países, producto de
la falta de respeto a la diversidad plasmada en la Constitución Política.
E
n Colombia el 28 es sinónimo de tomadura de
pelo, y más aun ante una circunstancia adversa
como la vivida este año en esa fecha el mes de
julio en Cataluña. Esa es la sensación que tienen los
aficionados a uno de los espectáculos que la Conquista
Española dejó como legado de cultura y tradición en
varios de los países de habla hispana en América. Con la
cultura de la Fiesta Brava se ha identificado la población
hispanohablante durante un puñado de años, que hoy
día unos desadaptados de la tradición y las costumbres
quieren desconocer con los argumentos de barbarie y
generadora de violencia.
La violencia, ya no en nuestro terruño sino en el mundo,
es producto de muchas otras razones, especialmente
por la diversidad a que nos enfrenta la maquinaria
del consumo, producto de un capitalismo salvaje. No
es posible pensar que la cantidad de problemas a los
que nuestra sociedad se enfrenta, especialmente en
el campo de la violencia, sea producto de la Fiesta
Brava. Mencionemos algunos aspectos generadores
de violencia en Colombia: el desplazamiento forzado,
el desempleo, el hambre y la falta de educación, de
salud, de vivienda, problemas padecidos por media
humanidad que día a día intenta paliar, con base en
esfuerzo y muchas veces con apoyo de las utilidades
que dejan las taquillas de los espectáculos taurinos en
su país.
El mundo del toro bravo lo que genera es solidaridad
ante las adversidades del género humano y solidaridad
consigo mismo, a decir con el alma y el espíritu. Muchas
tardes, ante la conjunción de un bravo toro y un torero
varonil y artista, salen de las plazas de toros el puñado
de aficionados viviendo y sintiendo algo inenarrable
que llena su espíritu con lances de alelí; momentos
perdurables por siempre, lejos de la violencia que
generan otro tipo de espectáculos, algunos de masas
enardecidas que ante un resultado contrario o a favor
muchas veces finalizan con la vida de sus congéneres.
El éxito de la Revolución Francesa en Occidente
se debe al arte de practicar la libertad, la igualdad y
la fraternidad, pilares fundamentales de todas las
constituciones de nuestro entorno; por lo tanto, de
obligatorio cumplimiento para una sana convivencia,
incluidos, lógicamente, los taurinos y sus contrarios.
En estos derechos fundamentales encontramos el
respeto de pensamiento y a la intimidad personal;
al libre desarrollo de la personalidad, al trabajo, a la
recreación y utilización del tiempo libre; a la libertad
de profesión u oficio, de opinión; derecho de reunión; la
libertad sin ninguna discriminación por razón de sexo,
raza, opinión política o filosófica. Además, el Estado se
compromete a promover la cultura en todas las etapas
del proceso de creación, pues la creación artística debe
ser libre, respetar los derechos ajenos y no abusar de los
propios. Cumpliendo estos preceptos constitucionales
se enaltece la fraternidad, la igualdad, y lo más
importante: la libertad como derecho fundamental del
hombre en todo el mundo.
El mayor logro de taurinos y antitaurinos estaría en
juntarse y luchar por la verdadera violencia, que azota a
miles de colombianos y otros países, producto de la falta
de respeto a la diversidad plasmada en la Constitución
Política.
“En parte, el arte completa lo que la naturaleza no
puede elaborar, y en parte, imita la naturaleza”,
Aristóteles
*Torero-Abogado
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MI SUEÑO DE SER TORERO
Santiago Naranjo*
“Hijo: Te apoyaré con razón o sin razón, hasta donde decidas llegar. Te
acompañaré en tu camino, y si esto te hace feliz yo seré feliz”. Nos fundimos en un
abrazo. ¡Esa determinación me ratificó por qué admiro tanto a esa mujer!
¡Q
ué ironía! Fue mi madre, Ubielly, quien tomó
la alternativa primero. El día en que decidí ser
torero mi padre se negó. Y ella, la mujer que amo y llevo
en mis entrañas, no tuvo otro camino que apoyarme.
No existió alternativa diferente a la de respaldar mi
decisión.
El comienzo de este camino fue cuando asistí por
primera vez a una corrida de toros en la Feria de
Manizales. Tenía unos cinco años. Recuerdo sus calles
empinadas, las puntas de la Catedral, los atardeceres
en Chipre, mi natal Campohermoso, los viajes hasta la
Plaza de Toros en el barrio La Castellana toreando con
mi vieja cobija de niño los perros, la gente, los carros...
Esa tarde se quedaron en mi mente las luces del traje de
los toreros, las ovaciones con que el público reconocía
la belleza del arte, el andar, el estar y la elegancia de
los diestros en el ruedo. Pero sobre todo la valentía y el
hecho de ser capaces de dominar un toro.
Mis andanzas toreras se iniciaron en la Escuela
Taurina La Espada Capítulo Manizales, cuando jugaba
al toro y al torero. Me imaginaba en una gran plaza
vestido de luces. Durante las Ferias me escapaba a
hurtadillas de la casa y frecuentaba los hoteles donde
se hospedaban los matadores. Me gustaba verlos de
cerca. Los veía diferentes comparados con el resto
del mundo. Como extraterrestres. Hasta que un día
lo decidí: “Quiero ser torero”. El primer problema
era empezar. El segundo, que mis padres dieran su
aprobación. No fue muy fácil. Nunca lo ha sido. Pero
cuanto más difíciles, más satisfactorios son los triunfos.
RECUERDOS
En el colegio de Nuestra Señora fui un chico de
conducta intachable y calificaciones excelentes. Pero
cuando le dije a mi madre que quería ser torero no le
gustó la idea. Se negó. “Estás loco”. Por lo tanto decidí,
18
por voluntad propia, suspender los estudios a cambio
de que me dejaran ingresar en la escuela taurina.
Ubielly Granada López, mi adorada madre, no tuvo
alternativa diferente a la de aceptar mi decisión.
A medida que crecía física, personal y
profesionalmente adquiría madurez. Sentí que
necesitaba pasar a un nivel superior en lo taurino. Tomé
otra arriesgada decisión: en el 2002 matricularme en
la escuela de Tauromaquia de Cali como fuera. Me
quedaba pendiente otra no menos compleja: contarle
a mi madre. Me llené de valor, de ese que les veía a los
toreros en la Plaza, y le dije: “Me voy con tu apoyo o
sin él. Quiero ser torero y triunfar como los grandes”.
Sabía que era difícil para ella, ya que la situación
económica en nuestro hogar no era la mejor. Había
dificultades. Su respuesta fue contundente: “Hijo: te
apoyaré con razón o sin razón, hasta donde decidas
llegar. Te acompañaré en tu camino, y si esto te hace
feliz yo seré feliz”.Nos fundimos en un abrazo. ¡Esa
determinación me ratificó por qué admiro tanto a esa
mujer!
Muy joven, solo y sin dinero, con mi equipaje que
consistía en una vieja muleta y un capote ajado por
el uso, pero con la ilusión por delante, partí rumbo
a la capital del Valle, donde terminé mis estudios
académicos e ingresé a la escuela. Se dice que “en el
toreo todo es grandeza y riqueza”.
Este argumento hace parte del porqué quiero ser
torero. Tengo vocación y un sentimiento profundos.
Pero también deseo recompensar a mis padres, a todos
los que han participado en tan inmenso esfuerzo. A
Diana, mi hermana. Mi ángel en la distancia. Hermosa
por fuera y bella interiormente. Y a mis otros tres
hermanos. Necesito sacar de muy adentro ese toreo
plástico, hondo, de gran sentimiento, que llevo en lo
más profundo de mi ser.
No fue fácil el paso por la escuela taurina de Cali. La
exigencia era de un alto nivel técnico y físico. Poco a
poco, con mucho sacrificio y disciplina, fui liderando
el escalafón de los alumnos. Me gané una beca ofrecida
por los directivos para enviarme a perfeccionar mi
formación en la Escuela Taurina de Madrid Marcial
Lalanda (España). ¡Otro gran sueño hecho realidad!
DE CALI A MADRID
Llegar al templo del toreo era lo máximo. Un reto
enorme. Fue en ese instante cuando verdaderamente
comenzó mi formación profesional y la transición a
mi vida como torero. La escuela me empezó a mostrar
el campo español, tientas periódicas, novilladas en
toda la Península Ibérica, en Francia y en Portugal.
En mi etapa de novillero sin caballos actué en más de
cincuenta festejos en dos temporadas y media. Debuté
sin caballos en el 2004 en Vistalegre. En 2007 me
despedí en Ávila, y ese mismo año actué por primera
vez con picadores en Las Ventas de Madrid, la Catedral
Mundial del Toreo. No solo había cruzado el Atlántico,
sino que había recorrido un trayecto importante. Fui
el primer colombiano en lidiar un Miura en España,
al que le corté las dos orejas. Y espero ser el torero
número 163 de Colombia.
He crecido notablemente como hombre y como
torero en este país que me acogió. Me compenetré en
el campo con el mundo de los caballos y del toro al
lado del matador y ganadero Andrés Hernando, quien
me lleva artísticamente. Y a quien le debo mi más
profundo agradecimiento. Es tanto el amor que siento
por ese mitológico y enigmático ser que es el toro
que simultáneamente estudié Explotación ganadera
y agrícola y Etología del toro bravo. Porque antes de
torero, deseo ser un excelso aficionado.
*Ávila, España - Alternativa: Cali, diciembre 2010
19
Para Astauros es motivo de honor y orgullo entregarles a nuestros lectores un reportaje gráfico del mejor fotógrafo taurino del mundo, el
maestro Antonio Bascón Márquez, Sevi, sobre una de las más antiguas y autóctonas costumbres ganaderas de España, Eduardo Caicedo S.
En tierra de toros
“El toro es el protagonista indiscutible de las corridas, pero mucha gente desconoce que detrás
de las grandes ferias existe todo un mundo: las faenas de campo y las tradiciones”.
Antonio Bascón Márquez - Sevi
Encierro en Villar del Cobo ( Teruel )
20
Encierro en Frías de Albarracín ( Teruel )
La nieve hace acto de presencia en las labores de campo
Toreando en la plaza de Talanquera. Albarracín (Teruel)
Esperando llegar a Orihuela del
Tremedal
Enchiquerado
Entrada de toros y caballos en Segorbe (Valencia)
A
ntiguamente, los toros eran trasladados por cañadas y vías pecuarias desde la ganadería hasta la plaza de toros,
pero al modernizarse los medios de transporte, todo eso se ha perdido. En algunas poblaciones de España se
mantiene esta tradición tan arraigada. Desde la finca, el ganadero recoge el ganado que se va a lidiar en la plaza y lo
conduce ayudado por vaqueros a caballo. Nieve o haga sol, éstos guían las reses por el camino ante la atenta mirada de los
lugareños y otra gente que acude atraída por un acontecimiento único. Teruel, España
21
Trasladando el ganado
Desde 1590
PAMPLONA Y SUS SANFERMINES
Camilo Augusto Cañas
Pamplona es la capital de la Comunidad Foral de Navarra. Fundada en el siglo 74 a. C. por
el general Pompeyo. Para muchos historiadores, San Fermín, obispo y mártir del siglo IV, no
existió. Otros aseguran que murió degollado en Francia.
1. Las fiestas de San Fermín -6 y 14 de julio- empiezan
con el chupinazo, un cohete que señala el comienzo de
un festejo. Desde 1924 ha habido durante los encierros
quince muertes y más de doscientos heridos por asta
de toro.
6. Muchos creen que San Fermín no existió. La
tradición lo define como un pamplonés nacido entre
los siglos I y III. Convertido al cristianismo y bautizado
por San Saturnino, fue clérigo y obispo en Francia,
donde fue martirizado.
2. Existe el llamado encierrillo, un recorrido de 440
metros que se realiza a las diez y treinta de la noche
anterior al encierro. Consiste en trasladar las reses del
Corral del Gas al Corral de Santo Domingo.
7. Pamplona celebra corridas desde finales del siglo
XIV, pero las primeras fiestas dedicadas a San Fermín
datan de 1590, aunque por aquella época la fecha
de celebración era el 10 de octubre. Al año siguiente
pasaron al 7 de julio.
3. El 90% de la boletería está vendida por años. Los
precios van desde 128 euros ($358.400.oo) en barrera de
sombra, hasta 21 euros ($58.500.oo), la más económica,
en última fila de sol.
4. El recorrido del encierro fue modificado en varias
oportunidades. El actual existe desde 1927 y su
trayecto mide 846,6 metros.
5. El vallado data de 1776, cuando se decidió
delimitar el recorrido para evitar el riesgo de que
los toros escaparan. En 1939, después de que un toro
arremetió contra el público e hirió gravemente a una
espectadora.
22
8. El escritor Ernest Hemingway, quien dio a
conocer al mundo a Pamplona en su novela Fiesta, por
casualidad fue sepultado un 7 de julio, fecha en que
comienzan los festejos.
9. Pamplona tiene 190.000 habitantes (como Tuluá)
y 23,5 kilómetros cuadrados de extensión (igual a San
Andrés). Es plaza de segunda categoría pero echa toro
de primera.
10. El sonido más fuerte de la Feria es el de los juegos
artificiales. El chupinazo alcanza los 133 decibelios,
igual al despegue de un avión de reacción.
23
El toreo
ARTE INDISCUTIBLE
Luis Garcés
N
o dejaremos
de afirmar que el toreo,
indiscutiblemente, es una expresión de arte
que en forma fascinante combina gracia,
sabiduría, plasticidad, donaire, valor y muchos
más ingredientes, por lo que ha sido admirado y
reconocido por personajes ilustres, escritores, pintores,
compositores, escultores, monarcas, gobernantes de
naciones altamente civilizadas.
violentas, que rayan en una bárbara y brutal carnicería,
como es la caza indiscriminada de muchos y bellos
animalitos, adornos de la naturaleza. ¡Qué decir de
las masacres que cometen con las ballenas en países
que se suponen muy civilizados, como Dinamarca, sin
que haya por parte de estos defensores de los animales
la más mínima protesta! ¿No hay aquí una actitud de
fariseísmo? ¿De falsa moral?
Muchos no solo lo han admirado, sino que lo han
acogido como fuente de inspiración para sus obras:
Hemingway, Goya, Picasso, Botero, García Lorca,
Ortega y Gasset, Vargas Llosa y muchos más. Sería
extenso mencionar esa larga estirpe de brillantes
personalidades y maestros del arte en diferentes
géneros. Este maravilloso espectáculo no se limita a
algo simple y sin mayor valor; al contrario, encierra
una cierta ceremonia ritual y sus oferentes deben
pasar por una escuela especializada para recibir su
enseñanza, como ocurre con otras manifestaciones
artísticas, pues es académico su aprendizaje.
Ahora bien, en la absoluta ignorancia sobre la
actividad taurina, desconocen que detrás de ella hay
un culto casi amoroso dedicado al toro como rey de
la Fiesta, y que son infinitos los cuidados que reciben
desde su nacimiento hasta cuando, en cumplimiento
de la misión para la que han sido criados, van a una
plaza a enfrentar, en franca lid, un duelo con el
hombre llamada “lucha entre la entre la inteligencia y
la fuerza bruta”. Esto los diferencia de otras especies
que mueren cruelmente y simplemente para alimento
o satisfacción de los hombres, entre ellos los falsos
ecologistas que, como dije, devoran ávidamente
varias especies animales.
Por lo tanto, ¡cuán equivocados se encuentran los
antitaurinos, que no solo se niegan tercamente a darle
al toreo la importancia y el respeto que se merece como
expresión artística, así no les agrade, sino que, por el
contrario y de manera obstinada, lo denigran y atacan
en actitud que demuestra una absoluta ignorancia de
todos los aspectos que le imprimen calidad y categoría,
como también muestran total desconocimiento de sus
orígenes, su milenaria historia y su evolución a través
de los años, como ocurre en todos los otros campos
de expresiones de arte!
Es extraño que solo
argumenten la muerte
violenta de los toros de lidia como algo cruel,
cuando al mismo tiempo devoran cualquier tipo de
animal sin importarles la crueldad con la que haya
sido sacrificado, pues en ese caso solo les interesa
engullirlos apetitosamente. Además, a estos falsos
defensores de los animales nunca se les escucha
protestar por aquellas actividades, esas sí muy
24
El ganado de lidia existe porque existen las corridas
de toros y no al revés. Si la Fiesta desapareciera,
inevitablemente desaparecía junto a ella esta especie,
este animal especial, y por consecuencia lógica las
ganaderías donde se crían, que generan gran cantidad
de trabajo para mucha gente, que percibe beneficios
económicos, necesarios para el sustento.
Los antiturinos están en todo su derecho de no
sentir gusto por este espectáculo, pero si fueran
sensatos, menos miopes y más objetivos, dejarían su
persistente ataque a la Fiesta de los toros y su estéril
intento de acabarla. Y decimos estéril por cuanto ella
seguirá altiva como ha estado por muchos años, con
paso firme hacia adelante, y los que amamos este arte
continuaremos siguiéndolo con gran fervor, con el
convencimiento pleno de su grandeza y majestuoso
esplendor.
CRÓNICA DE UN VIAJE
Humberto Botero Jaramillo
C
uando se deja un maravilloso país como
España por largo tiempo para tornar luego
a contemplarlo, se puede apreciar mejor las
buenas partes que la madre naturaleza le ha concedido.
Entremezclarse en el campo y la ciudad es un canto a la
vida, donde se recoge el espíritu y la paz en el silencio
y se cierran mis ojos y mi mente entre los sueños.
Desde que el avión abrió las puertas en Barajas para
despertar después de un largo y agotador viaje de diez
horas quedé atónito con un aeropuerto construido con
los mejores elementos de la arquitectura moderna,
para luego encontrar los bellos jardines del Paseo de
la Castellana, la alegría y el buen comer de la Plaza de
Santana y sus alrededores, la Calle de Alcalá, la Gran
Vía, Cibeles, el Museo del Prado y enfrentar la Basílica
del Toreo Las Ventas del Espíritu Santo. Volver a
Madrid no era solo un ligero y constante empeño, sino
anudar dentro del alma un hilo roto del ensueño. Es
como una parodia al verso del maestro Maya.
Desde la estación de Atocha en Madrid el Alvia en
2:45 horas, con coches de asiento de pana y algodón,
me trasladó entre encinas, olivos, pueblos, maizales,
algodonales, pasturas y naranjales a la Estación de
Santa Justa en Sevilla, donde rima la luz, el canto
alumbra y el viento tenue que el cañal agita es lo que
llega al alma con vibraciones de dolor que palpita.
Me alucinan en Sevilla la Real Maestranza de
Caballería, La Giralda, el Archivo de Indias, el Barrio
Santa Cruz, el Hotel Alfonso XIII, la Torre de Oro,
como también la Feria de Abril que se desarrolla
especialmente en el Real de la Feria, ubicada en el barrio
Los Remedios, formada por veinticuatro manzanas en
una superficie de cuarenta y cinco hectáreas donde
se instalan mil cuarenta y siete casetas, compuesta
por quince calles con nombre de los toreros que han
estado entrañablemente unidos a la ciudad. Sevilla:
si abril te engarza, floración de frutas, te acendra
farolillos naturales mieles, te anuda tu afición a los
corceles y te inclinas a la lumbre rojiza del poniente.
La mujer asiste vestida de traje de flamenca con escote
de pico, redondo o cuadrado ceñido, que se abre en
las caderas y volantes amplios que imprimen al andar
26
un aire más femenino, alegre y sensual, acompañado
de mantones, flores en el pelo, moño recogido para
dar esbeltez al cuello, pulseras, zarcillos, peinetas y
peinecillos. Una mujer vestida de flamenca es toda
una fiesta. El hombre viste traje corto con sombrero
cordobés.
Después de dejar Sevilla me encaminé a Jerez de la
Frontera para afincarme en Los Alburejos, la ganadería
de Torrestrella, de propiedad de don Álvaro Domecq
Romero, donde grabé algunos programas para el
Tendido de los Sastres. Allí el campo es fuerte y feraz
como la tierra misma donde el hombre construye la
casa de su propio espíritu con soleras de robles y de
olivos, donde los gigantes molinos blancos de la eólica
de brazos largos como si cada uno tuviera dos leguas
alumbra los ubérrimos campos de la encina. Allá
los cuatreños negros, burracos, jaboneros y castaños
llevan veloces a mayorales, vaqueros y cabestros por
callejones y alquerías y sendas inquietantes, dejando
atrás la llanura envuelta, y a su carrera retumbante
cimbran los pinos y la palma esbelta.
Desde ese hermoso cortijo me desplacé a otras
ganaderías como Cebada Gago, Miura y Guardiola
y en Sevilla a las de Manolo González y Álvaro de
Juan Pedro Domecq, ubicadas en Aracena, otro de los
pueblos blancos de Andalucía, repleta de amor como
la llama que a fuerza de ser fuego se aniquila como
una rosa, como un pájaro roto en la alborada, como la
luz al corazón despierto.
Es una zona rica en la producción del cerdo ibérico de
bellota, ejemplo de perfecta cría de ganado, totalmente
en libertad con base en productos naturales. En este
crecimiento podemos distinguir dos fases: la primera
en la cual el cerdo pasa de su fase de lactante a
alimentarse de semillas, hierbas, bulbos y granos hasta
sus ciento cinco kilos; luego viene la de engorde o
montonera, en la que basa su dieta en bellota, fruto de
encinas y alcornoques. Fue un periplo indudablemente
enriquecedor y una lección para uno como periodista
entender mejor la forma de ejecutar las faenas en las
ganaderías de lidia de España.
Francia
LES TAUREAUX
El Fraile*
Cartas a Juan José
La tauromaquia fue introducida en Francia en 1853, en Bayona, contraviniendo la Ley
Grammont, pero fue autorizada por Napoleón III para satisfacer a su esposa Eugenia de
Montijo. Hoy se practica en veintinueve comunas.
“E
l peligro que representa afrontar un toro
bravo en libertad sirve de pretexto al
combate -infinitamente más emocionanteque el hombre sostiene consigo mismo para triunfar
sobre las debilidades inherentes a su naturaleza
mortal. Enfrentándose con el destino -como en la
tragedia griega-, la corrida alcanza una fuerza tal,
que la relativa violencia que a veces lleva consigo no
es sino algo puramente accesorio”. El texto anterior
pertenece a un escritor francés no muy conocido entre
nosotros: Claude Popelin. Él y Jean Cau han sido los
dos más destacados exponentes de literatura taurina
de ese país. Y si entre los refinados gustos de los
franceses encontramos Les Taureaux, o sea los toros,
me pareció pertinente referirte hoy parte de la historia,
muy francesa entre otras cosas, que marca los inicios
de las corridas en el país galo.
La Tauromaquia a la “española” fue introducida
en Francia exactamente el veintiuno de agosto de mil
ochocientos cincuenta y tres, cuando en Bayona se
organizó la primera corrida de toros, contraviniendo
la Ley Grammont, pero fue autorizada por Napoleón
III para satisfacer la pasión taurina de su esposa,
la aristócrata andaluza Eugenia de Montijo. Dicha
autorización legal se dio por diez años y permitió
que la Fiesta se pudiese presentar inicialmente en el
mediodía francés para luego extenderse al suroeste
y posteriormente llegar al norte, a localidades como
París, Reims, Le Havre y Roubaix. La ley napoleónica
que abrió las puertas a la Tauromaquia “moderna”
contenía un concepto por demás interesante, pues
autorizaba el espectáculo “en las regiones en las cuales
se invoque la no interrupción de una tradición local”.
Este argumento empleado en mil ochocientos
cincuenta y tres bien podría usarse en la actualidad en
defensa de la Fiesta ante los muchos detractores que
hoy la persiguen. El fondo de su filosofía es mucho
más profundo de lo que su lectura superficial pueda
indicar. Resulta, pues, mi querido Juan José, que ya
desde los mil cuatrocientos se daban en la tierra
del Barón de Montesquieu espectáculos con toros
que acometían, que algunos narradores de la época
llamaban “juegos burlescos”, al punto de que en mil
ochocientos ochenta monsieur Pouly de Beaucarie creó
una cuadrilla de “saltos, pases, banderillas y simulacro
de muerte”. No olvidemos que los franceses tenían
la materia prima, pues desde siempre había pastado
en las rías de la Camarga el hoy conocido como
“toro carmargués”, del cual en alguna oportunidad
te hablé y que se caracteriza por su poco volumen
y sus astas en forma de media luna. Para resumirte
el cuento, la famosa ley napoleónica, contrapuesta a
la Ley Grammont que en mil ochocientos cincuenta
sancionaba con multa de quince francos y una pena
de uno a cinco días de prisión a quienes infligiesen en
público malos tratos a los animales, nunca fue tocada,
hasta que en el año de mil novecientos cincuenta y
tres se produjo la norma que en la actualidad rige y
que norma la realización este tipo de espectáculos, los
taurinos, en las veintinueve comunas francesas en las
cuales se practica la Tauromaquia.
L’amour, I’amour et ses amoureux, mi querido Juan
José, como aquí bien lo ves, también le han sido útiles
a la Fiesta. Recibe un abrazo de tu amigo.
* La Patria, Manizales.
27
Bogotá
LA SANTAMARÍA,
AÑOS INCÓLUME
Víctor Diusabá Rojas
T
ratar de ajustar 80 años de historia en apenas
3.600 caracteres de computador es, aparte de
imposible, injusto. Así las cosas, como sucede
ante el toro a la hora de la verdad, lo mejor es ir en
corto y por derecho. Y nada mejor, o más práctico,
que mirar esos cuatro quintos de siglo a través de la
fotografía, ese arte que tanto le va al toreo -de todos los
artes que le van- en términos de instantaneidad.
Para el efecto, ahí está a la mano de todos ese álbum
ya casi centenario de la plaza de toros de Santamaría,
una secuencia que corre desnuda desde el 8 de febrero
de 1931 hasta nuestros días. Un álbum, valga aclarar,
no físico como tal, sino, mucho mejor, encajado en la
memoria de elefante de esos buenos aficionados que
jamás cuentan sus días en el calendario de los mortales,
sino en épocas, gestas o, incluso, frustraciones o
tragedias de aquello por lo que vivimos… y morimos.
Verbo y gracia: “eso fue en tiempos del maestro
Domingo Ortega”, “ocurrió dos años después de la
muerte de Manolete”, “pasó un domingo luego de la
28
cornada de el Cordobés”, “entonces Rincón no había
toreado en Las Ventas” o “fue a las cinco en punto, en
el reloj de la plaza”.
La foto más antigua de la Santamaría no es de la
Santamaría. Es la de bueyes que, en una Sabana muy
diferente a la que hoy se traga el urbanismo, tiran,
parece que sin esfuerzo, de carros en los que viajan
a buen resguardo en cajones duras cabezas, inmensos
cuernos, robustas patas y variados pelajes de toros
bravos importados de España. No se ve a don Ignacio
Sanz de Santamaría, pero ahí está su mano, la de un
soñador.
En cambio, sí están don Ignacio y su plaza en
otra imagen, tomada desde algún tejadillo de la
construcción pocos días antes de la inauguración. Los
dos se miran. Ella, desde su absurda majestuosidad
para una ciudad demasiado chica para levantar en
su corazón, a las faldas de Monserrate, un coliseo
con capacidad para más de doce mil personas. Es un
día caluroso (¿diciembre?), y una casa colonial, la de
los Bonnet, deja ver sus alerones casi asomados a los
tendidos de lo que hoy es Sol, quizás una premonición
de ese maridaje actual plaza y Torres del Parque.
Trece años después llega la otra imagen. Es 1944 y
el liberalismo resiste. La cámara parece montada sobre
las tablas del burladero, mientras vienen hacia ella
los tres hermanos Dominguín: Pepe, Domingo y Luis
Miguel. Los dos primeros tienen cara de toreros. Luis
Miguel (el papá de Miguel Bosé, para que los jóvenes
sepan de quién se habla) no. Es un niño que sonríe,
como si estuviera a punto de una travesura. Pronto
dejaría de serlo y se convertiría en maestro dentro y
fuera de las plazas.
El tiempo pasa lento. Dos figuras se confunden.
Una es la de Conchita Cintrón, chilena de partida
de nacimiento pero peruana de sangre torera. Ella
ejecuta un lance con su capote, mientras la multitud
que le sirve de telón de fondo se deja embrujar más
por su formas que por sus maneras. Cuando se pasa
la página es 1946. En medio de la crispación política,
Manuel Rodríguez, ‘Manolete’, mira al horizonte,
donde le espera antes que la muerte, la eternidad. El
entonces jovencito Manuelhache caza el gesto con su
cámara, quién sabe si la misma que lo hizo inmortal
en el Bogotazo.
Y es probablemente (la memoria de los taurinos
tiene esos baches que a veces espantan a los toreros en
el ruedo), y es probablemente, decíamos, en esa misma
tarde del 46 que Laureano Gómez, en barrera (¡cómo
no, si ya Ospina Pérez estaba en el poder!), junto a doña
María, su esposa, esperaba el paseíllo de los toreros.
Dos filas atrás, Jorge Eliécer Gaitán otea el panorama
de un día gris, por debajo del ala del sombrero. Dos
años después Manolete y Gaitán se habían marchado,
contra sus voluntades.
Se acaba el espacio y se quedan las fotos y los hechos.
Las que no se publicaron sobre el 5 de febrero del 56,
en la corrida previa a la oposición a la dictadura de
Rojas y la corrida histórica que se dio enseguida. La
del Charro Bañales, hecho un guiñapo, el único artista
muerto por asta de toro en estos ochenta años, en un
espectáculo de jaripeo. La de el Cordobés, herido,
inconsciente, a merced de un toro, solo protegido por
la endeble humanidad de ‘el Pegajoso’, un hombre
humilde que se jugó la vida por él. Las fotos de Pepe
Cáceres, joven, primero, y viejo, después, igual, un
torbellino de pasión. Y las de César Rincón, con
gesto de emperador cuando era un crío o hecho un
emperador con la felicidad de un crío, veinte años
después. Y esas de José Tomás, una estatua.
Y la mejor fotografía de todas: la de esa plaza
mudéjar, incólume ochenta años después, testimonio
de una ciudad que cambia pero que, enhorabuena, no
reniega de lo que es, porque siempre ha sido y será.
29
LECCIONES DE HISTORIA
APRENDIDAS EN LA SANTAMARÍA
Jorge Manrique Grisales
Foto Jorge Manrique Grisales
H
ablando de fútbol, el escritor uruguayo
Eduardo Galeano decía una vez, refiriéndose
a los nuevos estadios, que el concreto, los
asientos, la gramilla o las cómodas salas de prensa
no eran nada si no había historia. Evocaba, entonces,
la gloria de escenarios como El Maracaná, en Brasil,
el estadio Nacional de Montevideo, en Uruguay, o
el Monumental de Núñez, en Argentina. Eso mismo
pasa con la Plaza de Toros de Santamaría, pues la
Tauromaquia en Colombia no es lo mismo sin este
edificio de ladrillo que se alza al pie de los cerros
tutelares de Bogotá.
Hace ochenta años, y en medio de los generosos
soles de diciembre de 1931, don Ignacio Sáenz de
Santamaría supervisaba desde el ruedo la salida de los
últimos viajes de tierra arrancados a la montaña. La
30
obra de arquitectura, dibujada en unos planos hechos
en España y que originalmente estaban destinados
a una plaza en Perú, estaba a punto. No se habían
terminado muchos detalles como la fachada, pero ya
se podían dar corridas de toros.
La plaza, construida durante tres años por los
ingenieros Adonai Martínez y Eduardo Lascano,
costó en aquel entonces 400.000 dólares. El cemento
se trajo de Canadá y el hierro lo vendió Manuel Toro,
representante de la United Steel en Colombia.
Paso al desarrollo
La Bogotá de entonces conservaba muchas cosas del
siglo XIX. A pesar de que el alumbrado eléctrico ya
completaba treinta años de inaugurado en la capital del
país, grandes sectores populares aún se alumbraban
con velas de cebo. La construcción de la Santamaría y
la fundación de Mondoñedo, como primera ganadería
de bravo en La Sabana, le dieron un gran impulso a la
ciudad. En ese mismo año, 1931, se inauguró también
el moderno Hipódromo-Estadio de la Calle 53. Los
bogotanos se divertían en aquel entonces con deportes
como el fútbol, el baloncesto y el tenis. También había
veladas de boxeo y lucha libre, muchas las cuales
comenzaron a programarse en la nueva Plaza de Toros.
A comienzos del siglo XX las corridas de toros se
daban en el antiguo Circo de San Diego. Hasta allí
llegaron figuras de la talla de Rafael Gómez “el Gallo”,
Bienvenida, “Alcalareño”, Silveti y Salieri II. Se corría
en aquel entonces ganado criollo, que en más de una
ocasión metió en apuros a las figuras españolas, como
se aprecia en la siguiente reseña de la época: “Por las
puertas del toril desfilaron ayer veinte o veintidós
bueyes, ante cuya mansedumbre y ante cuyas astas
vergonzosamente despuntadas, El Gallo y Bienvenida
tuvieron que hacer prodigios de ciencia torera para
no quedar bajo el ridículo en que a cada momento
quería hundirlos aquel escuadrón de escarabajos que
en hora maldecida nos botaron el sábado los vagones
del ferrocarril de Girardot”.
A pesar de la poca calidad del ganado que se lidiaba
entonces, en la capital se llegaron a contabilizar
dieciocho plazas de toros entre 1900 y 1930, lo que
demuestra el importante crecimiento de la afición.
El 8 de febrero de 1931 Bogotá ingresó al circuito
mundial taurino. A las 3:40 de la tarde de aquel domingo
hicieron el paseíllo por primera vez en la rubias arenas
de la Santamaría el valenciano Manolo Martínez, el
sevillano Mariano Rodríguez “el Exquisito”, y Ángel
Navas “Gallito de Zafra”, con toros de Mondoñedo.
Quince mil aficionados abarrotaron los tendidos en
una ciudad que para entonces tenía cerca de 250 mil
habitantes. El presidente de la República, Enrique
Olaya Herrera, ocupó el palco de honor en compañía
de don Ignacio Sanz de Santamaría.
Esta fue la lista de precios de aquella tarde: Sombra:
Barrera $3,30, Preferencia $2,50 y Tendido $1,90. Sol:
Barrera $1,80, Preferencia $1,50 y General $0,50.
Con la historia por dentro
Por la Santamaría han desfilado muchas generaciones
de gentes vinculadas con el mundo del toro. Del
Sindicato de Trabajadores de la Plaza de Toros de
Santamaría hoy hacen parte descendientes de quienes
arreglaban la arena del Circo de San Diego. Toreros,
Foto Jorge Manrique Grisales
31
Lecciones De Historia De La Santamaria
banderilleros, ganaderos, empresarios y conserjes han
visto transcurrir su pasión entre esos muros de estilo
mudéjar. Algunos se criaron allí, como el ex conserje
de la plaza, Ramón Baquero, quien hoy mantiene viva
su afición administrando un restaurante típico español
en la plazoleta de La Rebeca.
Bogotá acogió a sinnúmero de españoles que durante
la Guerra Civil Española (1936-1939) y después de
ella llegaron en busca de nuevos rumbos, como en
su momento lo hicieron Domingo González Mateus,
su esposa Gracia y sus hijos Domingo, Pepe y Luis
Miguel, más conocidos en el mundo taurino como los
“Dominguines”.
Antes lo había hecho por motivos puramente taurinos
don Francisco García, como mayoral de Mondoñedo.
Su descendencia hoy mantiene la sangre Santacoloma
en la Ganadería de Vistahermosa.
La Santamaría es también la plaza de las
personalidades, los políticos, los artistas, los cronistas,
en fin… Es y siempre será una tribuna pública. Desde
allí se dirigió al pueblo Jorge Eliécer Gaitán y también
se enfrentaron militares y opositores al dictador Rojas
Pinilla. En lo taurino se han visto allí toros importantes,
tardes inolvidables, broncas monumentales… Es, en el
sentido histórico, un punto de encuentro y reunión del
país en todas sus facetas.
Los rituales de siempre
En los años cuarenta la Santamaría era gran epicentro
de los espectáculos en Bogotá. Los muchachos
hacían vigilia para la corrida del domingo. Cuando
terminaban los programas de lucha libre y boxeo de
los sábados, muchos se quedaban durmiendo en la
plaza, pues a los primeros cien que se encontraran
allí en la mañana siguiente les permitían observar el
pesaje y el sorteo de los toros.
32
Era toda una novedad, como aún sucede hoy, ver
cómo se escogían los lotes y se metían los papelitos en
las boinas, de donde eran sacados por los apoderados
de los toreros. Desde entonces, el maestro Manuel H.
Rodríguez nos permitió conocer a las grandes figuras
de la Tauromaquia gracias a sus fotos. Una tarde
gris de 1946 captó la expresión premonitoria de un
Manolete de mirada profunda en la barrera.
Cabe recordar las épocas doradas de grandes
cronistas como Jorge Forero Vélez, Ro-Zeta; Álvaro
Monroy Caicedo, Hernando Espinosa, Camilo Pardo
Umaña, K-Milo, Ramón Ospina y Paco Luna, entre
otros, quienes nos trasmitieron la emoción a través de
los micrófonos y las generosas reseñas taurinas con
que los diarios recreaban el acontecer de la primera
plaza del país. Hoy el espacio para los toros en la
agenda de los medios es cada vez menor.
Cuando a las 3:30 de la tarde suena el pasodoble “El
Gato Montés”, la afición se conecta nuevamente con un
espectáculo metido en la entraña de los bogotanos. La
Santamaría renace para la Fiesta de los toros a finales
de enero y por espacio de siete u ocho domingos
revive todo a su alrededor: los restaurantes, los sitios
de remate, la venta de flores, las botas, la manzanilla,
el cocido… Es la magia de la Fiesta la que enciende
todo.
Don Carlos Pinzón, el eterno hombre de las campañas
sociales en la televisión, y gran aficionado, le propuso
hace varios años a la administración distrital crear
allí mismo un museo taurino para preservar toda
la tradición del ruedo capitalino. La idea marchó al
comienzo y mucha gente del toro donó piezas para
esta iniciativa. Sin embargo, la modernidad no ha
reconocido la importancia de ese sitio, que permanece
mudo teniendo tantas cosas que contar en tiempos
en los que se necesita entender mejor el sentido de
la Tauromaquia, esa que tiene mucha historia en La
Santamaría.
LA SANTAMARÍA Y LA
INFLUENCIA DE MONDOÑEDO
Enrique Avilán Acosta
L
a historia de la ganadería de Mondoñedo, está
atada a la fundación de la Plaza de Toros de
Santamaría, de la cual describen colegas en
esta misma edición de nuestra revista está ligada a la
historia de los toros de nuestro país. Varios escritores
taurinos se han esmerado por describirla, y de algunos
de ellos, como María Carolina Andrade, tomé algunos
de los textos que hablan de manera amplia de lo que
ha significado la aparición en los ruedos nacionales y
de algunas de las plazas de países vecinos la presencia
de los hermosos ejemplares que muchas de las figuras
no quieren torear influenciados por el supuesto mito
de su encaste Contreras.
Reuní solo algunos aspectos que ilustran la historia
de esta vacada que ha dado lustre a sus fundadores
y a la afición taurina con prestigio y seriedad para la
Fiesta Brava en Colombia. Mondoñedo es referente
obligado del campo bravo nacional. La visión, la
pasión y el valor de un hombre que apostó por la
fiesta a la española en nuestro país hicieron que ésta
adquiriera la mayoría de edad en el planeta de los
toros. Don Ignacio Sanz de Santamaría, nos entregó la
ilusión de una ganadería con toros bravos de verdad
y de un escenario taurino hermoso y con el máximo
respeto internacional.
El 14 de septiembre de 1923 zarpó desde Europa
hacia Colombia un vapor con ocho sementales de
las vacadas españolas de Veragua y Santa Coloma.
Valiosa mercancía destinada a la sabana de Bogotá
para don Ignacio Sanz de Santamaría, quien cumplía
su sueño de entregarle al país toros de casta.
Ignacio, quien vivía en Europa con su familia por
largas temporadas, hizo gran amistad en su juventud,
cuando estudiaba en Inglaterra, con Enrique Queralt
y Fernández Maiqueira, Conde de Santa Coloma,
a quien le pidió le vendiera cinco sementales para
iniciar su hierro allende los mares. Al enterarse de
esta compra, otro gran amigo suyo, el Duque de
Veragua, se molestó al comprobar que el colombiano
no lo había tenido en cuenta para la formación de la
nueva vacada. Por ello, y para evitar malos ratos, don
Ignacio le pidió al duque tres sementales para intentar
otra línea de sangre para traer a América. Se concreti
así la compra de “Liguero”, “Civilero”, “Canastillo” y
“Malavista”, del hierro de Santa Coloma; y “Cigüeño”,
“Granadino” y “Cantinero”, de Veragua. Un mes
más tarde desembarcaron en Puerto Colombia, para
iniciar toda una aventura por el río Magdalena hasta
llegar a Honda, en el Tolima, para proseguir de ahí
en adelante la travesía en tren por las empinadas
montañas cundinamarquesas.
Toda una proeza digna sólo de aquellos hombres
soñadores con alma de conquistadores quienes
imaginaron mucho más allá de lo creíble, y verdaderos
constructores de nuestro presente y futuro, sin
importarles siquiera que sus sueños fueran para
muchos, incluso hoy día, utopías inalcanzables.
33
En la Santamaría
UNA VIDA, UNA HISTORIA,
UN HOMBRE DE VERDAD
Javier Baquero Pardo - Jaba
E
n 1956 llegó a la plaza
de toros de Bogotá el
recordado por muchos
don Arturo Baquero, quien se
desempeñó en sus primeros
años como conserje y luego
como administrador del
coso capitalino. Y llegó por
cuanto quien le antecedió
en el puesto autorizó una
permuta de cargo. Hay que
Arturo Baquero, 1982
recordar dos cosas: que antes
del predecesor del señor Baquero, una persona que
ocupaba ese cargo se suicidó y que la plaza dependía
del la Alcaldía Mayor a través de su Secretaría de
Educación.
La llegada y los nacimientos
Don Arturo aceptó y se mudó a la plaza de toros
junto con su esposa Atilia Velásquez y sus hijos Julia
Marlene, Ramón Arturo, Luis Eduardo y Nelson
Alberto. El mayor tenía siete años. Posteriormente, en
el lugar que hoy sirve como oficinas de la plaza, para
ese entonces el apartamento de la familia Baquero
Velásquez, nacieron Carmen Atilia en 1960 y en 1968
Armando Rubén. Los dos nacimientos tuvieron gran
resonancia en los medios de comunicación como
quiera que por aquellas casualidades de la vida los dos
se registraron en sábado, día en el que se realizaban
espectáculos de lucha libre y contaban con la difusión
de emisoras como Tricolor y Metropolitana, que
difundieron la noticia al igual que El Tiempo y El
Espacio. Para esa época los niños nacían en hospitales,
pero don Arturo decía que “en un hospital me pueden
cambiar a mis hijos, en mi casa no”, razón por la cual
la tradicional partera fue la encargada de traer al
mundo a estos dos niños.
34
Como pocos niños
Pocos niños en el mundo cuentan con la posibilidad
de tener grandes espacios para juegos, y los Baquero
tuvieron la oportunidad de tener toda una plaza, una
arenera mayúscula, potreros y árboles en la parte
posterior de la plaza, infinidad de lugares para jugar
a las escondidas en las noches e igual número de
espacios para soñar y vivir una niñez privilegiada;
tanto, que otros niños de la época acudían por su
amistad con la familia a participar del gran “parque de
diversiones”, entre ellos personajes como los hijos de
don Pepe Dominguín y Misael Pastrana, quienes eran
unos hijos más de doña Atilia. Sí, señores, el alcalde
de Bogotá y luego presidente de Colombia Andrés
Pastrana tuvo por patio de juegos las instalaciones de
la Santamaría. En esos años los juegos se combinaban
con pequeños sustos producto de bromas que se les
jugaban a los muchachos al tener que ir apagar las
luces de la plaza, por cuanto tenían que bajar desde
lo que es el palco presidencial hasta la parte más baja
de la plaza en total oscuridad, lo cual facilitaba las
chanzas. Las largas escaleras de la puerta 3 servían de
rodadero, para lo cual se usaban tablas que facilitaban
el deslizarse con rapidez y emoción.
Guardián en la heredad
En 1980, cuando era secretario de Gobierno Camilo
Llinás Angulo y director del IDRD Jorge Contreras,
don Arturo se pensionó, y como Ramón Arturo,
su hijo, lo acompañó durante muchos años en sus
labores cotidianas, la administración distrital decidió
dar paso al guardián en la heredad y nombrar al
primogénito como su remplazo. Don Ramón estuvo
en la plaza hasta comienzos del año 2000, luego de lo
cual se dio paso a la empresa que actualmente regenta
la Santamaría.
Y, ¿dónde están las llaves?
El maestro Pepe Cáceres, quien tenía lo suyo en
cuanto al genio, hacía empresa en la Santamaría.
Pretendió imponer su santa voluntad y ordenó sacar
a cuanta persona se encontraba en la plaza, incluso
a Wilson, un joven colaborador de don Arturo
Baquero. El muchacho se retiró por insinuación de
su tío y recibió como instrucción que no se acercara.
Al momento de abrir las puertas, actividad que
para esa época se cumplía casi sobre la hora de la
realización de los espectáculos, Cáceres “ordenó” que
se diera paso al público, cosa que no se pudo cumplir
inmediatamente, por lo cual tuvo que preguntarle al
señor Baquero el porqué de esa situación, a lo que
recibió como respuesta: “Usted ordenó sacar a todo
el mundo, incluido Wilson, el joven que tiene las
llaves de toda la plaza”. Creo que en ese momento la
prepotencia del torero de Honda se vino a pique.
Márquez y Serrato en huelga de hambre
En los años en que el más poderoso empresario
de Bogotá era Rafael “Chiquito” Pérez se cumplió
una huelga de hambre protagonizada por Miguel
Márquez y Fabio Serrato, dos novilleros que pedían
una oportunidad para actuar en la capital. De
esa gesta la verdad no hubo sino el nombre, pues
en diversas horas a su improvisado “cambuche”
de cartón, ubicado frente a la puerta cuatro de la
Santamaría, les llegaba no solo el café caliente, sino
las diferentes comidas, que aliviaban las “penas”
de los manifestantes. Doña Atilita de Baquero fue
la cómplice de los desprotegidos novilleros. De
este modo la huelga duró varias semanas y al final
“Chiquito” Pérez, presionado por la difusión que
los medios le otorgaban al paro, se vio obligado a
contratarlos para actuar en mano a mano. Contrato
que se prolongó durante catorce tardes en las que los
tendidos se llenaron y la gente se quedó en las afueras
de la plaza por falta de boletas.
Un toro en la sala
En los años sesenta se realizaban en Bogotá
espectáculos con toros criollos, para los cuales se
traían al coso capitalino veinte o treinta ejemplares,
y se les probaba en la antigua “plaza chiquita”, que
no era otra cosa que un pequeño ruedo que existía
en los corrales para determinar cuáles saldrían al
espectáculo. Un lunes algunos novilleros lidiaban los
toros que no habían pasado para el espectáculo oficial
del día anterior. Uno de los animales saltó la barrera,
pasó al patio de caballos, luego por la pequeña puerta
que da a la puerta seis, subió por las escaleras, se
paró en la pequeña terraza que está ubicada sobre la
puerta de la enfermería y bajó por las escalas hasta
la puerta cuatro y prácticamente ingresó a la sala del
apartamento de la familia Baquero. En ese momento
estaban jugando en el piso los pequeños Carmen,
Julia y Nelson. Carmen salió corriendo al interior
del apartamento, Julia se quedó congelada del susto
agarrada de un tubo de los que se usaban para separar
las entradas a la plaza y Nelson, por querer “salvar”
a sus hermanas, citó al enorme animal y recibió una
fuerte golpiza, por fortuna ni una sola cornada pero
sí muchos magullones y morados por todo el cuerpo.
El toro fue llamado por los novilleros que llegaron al
sitio, subió por la escalas y se lanzó de la terraza al
patio de caballos. Murió en el acto.
Escondido por un toro, colado por seis
En aquella época la Fiesta se vivía de otro modo y
con otra intensidad. Existía un aficionado que conocía
muy bien los vericuetos del enchiqueramiento y
sabía en qué toril quedaba ubicado cada toro, según
el orden de lidia, lo que utilizaba para meterse a
hurtadillas donde iría el primero de la tarde, pararse
en una esquina tapándose con una tabla para que el
toro no lo viera y luego de salir el astado al ruedo
poder “colarse” por unas ventanas que daban a los
bajos de sombra. Sin embargo, y con tan poca fortuna,
un buen día, en corrida de temporada a alguien se
le ocurrió cambiar el orden de los toriles a utilizar,
y en el que ocupaba tradicionalmente el toro que
abría plaza se ubicó el de reserva, lo que generó que
el pobre “colado” tuviese que pasar toda la corrida
encerrado hasta cuando los miembros del sindicato
sacaron el ejemplar para devolverlo a los corrales. En
ese momento escucharon un estruendo y era la tabla
cogida por este hombre que se “petrificó” y cayó al
piso luego de toda una corrida “tragando miedo” y
sin poderse mover, si no quería ganarse una o más
cornadas. Creo que el buen aficionado aprendió la
lección que le dio la vida y nunca más se coló en la
Santamaría.
Como estas existen miles de historias que servirían
para escribir un libro, el verdadero libro de historia
de la Santamaría, y en ella, la de la familia de don
Arturo Baquero.
35
España - El maestro Diego Ramos
LOS ANTITAURINOS REFLEJAN
LA HIPOCRESÍA DEL MUNDO ACTUAL
Karen Zúñiga*
Ex alumno de las escuelas de Tauromaquia de su natal Cali y de Madrid. Pudo
más la pintura. Estudió en las más destacadas universidades de arte en Europa.
Hoy es el pintor taurino más reconocido en el mundo
Su vida ha estado siempre ligada a la Fiesta, primero
como alumno de las escuelas de Tauromaquia de Cali
y Madrid y posteriormente como pintor taurino. Para
ello no dudó en matricularse en diversas escuelas
de arte con el fin de perfeccionar su estilo y lograr
la técnica adecuada que le permitiera desarrollar la
actividad que tanto le apasiona.
Su corta trayectoria, debido a su juventud, no ha
sido impedimento para que haya expuesto sus obras
en numerosas ciudades españolas y recibido premios
en cuanto certamen ha participado. Hoy llega a
nuestra revista Astauros este pintor caleño de quien
nos sentimos orgullosos por su talento y estamos
agradecidos con él por su amabilidad y gentileza, que
lo caracterizan.
K: ¿Qué le cautivó de la Fiesta para seguir este
camino?
C
onsiderado uno de los mejores pintores actuales
de temas taurinos, el artista colombiano Diego
Ramos busca en sus últimos trabajos innovar
esta línea de pintura con aportes de trazos sueltos
y ágiles, novedosas texturas, coloridos brillantes,
imágenes que sintetizan y plasman el instante, la
acción irrepetible. Su obra refleja con fiel exactitud
su concepto y su visión sobre la Fiesta de los toros,
y gracias a su depurada técnica y enorme talento
consigue reflejarla con fidelidad en sus lienzos.
36
D: Soy un enamorado del toreo desde que tengo
uso de razón. Mi entorno familiar siempre ha girado
alrededor del mundo del toro debido a la profesión
de mis padres: la fabricación de artículos para torear,
especialmente monteras. De niño siempre tuve
toreros en casa y mi juego favorito era torear. Todo
lo relacionado con el toro me llama poderosamente la
atención.
K: ¿A qué edad entró en la escuela taurina de Cali?
D: ¡Uf! Soy casi fundador... Era de los más jovencitos.
Recuerdo mis primeras vaquillas y mis primeros
entrenos con ocho o nueve añitos. Andaban por ahí
novilleros como el Mariscal y el Papelero, y novilleros
sin caballos como Palmeño, Juan Pablo Buitrago,
James Peña, Alex Benavides y Mauricio Calderón...
Tengo muy buenos recuerdos de Rafael Gómez Pollo”
y de Santiago Borrero; fueron los
fundadores de la escuela.
K: ¿Cuantos años estuvo en la
escuela taurina de Madrid?
D: En 1994, cuando vine por
primera vez a España después de
muchos esfuerzos de mi familia.
Fue en Madrid donde la pintura me
absorbió realmente.
K: ¿Qué le obligó a tomar la
decisión de cambiar los trastos por
los pinceles?
D: Para ser torero se necesitan
cualidades excelsas y un montón de
condiciones reunidas en una misma
persona; estoy hablando de si quieres
ser bueno. Y desde siempre me gané
la vida como pintor. Puedo decir
que me inspiraba más pintando que
toreando. Cuando me di cuenta de
esto, el camino estaba marcado y la
juventud no se puede desperdiciar.
K: Usted ha comentado que la
pintura debería “innovarse”, y
ha mencionado especialmente los
nombres de Jean Ducasse y Calderón
Jácome. Según su punto de vista,
¿qué aporta cada uno de ellos?
D: El aporte plástico de estos dos
artistas es, sobre todo, personalidad
en su arte. Ducasse en el trazo y
Calderón Jácome con una visión
nueva y rotunda, tristemente no muy
extensa. Otro artista que no podemos
olvidar es el mexicano Pancho Flores.
Es también sabido que después de
Ruano y Roberto Domingo el resto de
pintores que se han especializado en
el tema taurino sólo han exprimido
la temática hasta hacer de ella algo
manido, y yo diría más de lo mismo
y así hasta agotarla. Con un tema
tan potente, infortunadamente se
descuidó la calidad por la cantidad.
K: En la actualidad parece que
la pintura taurina se hubiese visto
relegada a lugares expositivos muy
limitados y concretos. Sin embargo,
creadores como Goya, Picasso,
Miró, cuyos aportes a la pintura
fueron fundamentales, crearon
obras importantísimas sobre este
tema, obras colgadas en los mejores
museos del mundo. ¿Qué sucede
con los pintores taurinos actuales?
¿No será tal vez que no se atreven
a correr el riesgo de investigar, de
crear, y pecan de utilizar los mismos
recursos?
D: Pienso que sí. En la baraja
actual de pintores exclusivamente
taurinos no se aporta nada nuevo.
El aire fresco ha ido llegando de
pintores más completos -y no
pintores taurinos precisamente-.
Botero, Barceló, Eric Fischl, Uria
Monzón, Ruiz Pipo, Luca Monzani,
Vicente Arnás, Eloy Morales y José
María Cano son algunos de los
excelentes artistas que han tratado
con sus pinceles la Tauromaquia de
una manera más que destacable.
K: Su técnica, su pincelada, el
color y la luminosidad de sus obras
me traen a la memoria el nombre
de Joaquín Sorolla... ¿Ha influido
algo en usted este maestro del
impresionismo español?
D: Eso espero. No sólo que influya,
sino además que fluya, que es más
difícil.
K: Algunos de los títulos de
sus obras evidencian también la
huella de la obra de Goya en su
creatividad. ¿Dónde cree usted que
se refleja mejor esa huella? ¿En las
composiciones, tal vez?
D: Es complicado contestar esta
pregunta. La huella del genial
Goya está latente en toda la pintura
universal. Yo de él estudio los
colores que utilizaba y me apasionan
sobremanera sus cuadros que
tienen que ver con toros, porque si
los analizas un poco es el color de
la Fiesta. Negro y blanco (muerte
y vida), ocre y rojo (arena, sol y
sangre)... En definitiva, toros. Él no
necesitaba más colores.
37
K: Observamos que cuando usted pinta figuras
en movimiento, las formas parecen disolverse en
manchas casi abstractas pero no pierden nunca su
esencia y su identidad expresiva. ¿Le parece que este
recurso plástico, esa casi abstracción, podría ser una
de las maneras más adecuadas para innovar la pintura
taurina?
D: No sé si sea la más adecuada, pero sí te puedo
decir que forma parte de mi concepto. Me gusta lo
casi abstracto y siempre busco el movimiento en mi
pintura; lo estático me cansa. De esta manera trato de
evolucionar y de ir buscándome por dentro y con los
pinceles en la mano. Más que innovar busco ser yo, y
sobre todo encontrarme... Sé que tengo que andar un
largo camino que quizá nunca acabe pero es hermoso
de andar. Pienso que en eso consiste el arte.
K: Otro de los puntos que llama la atención en su
técnica son los empastes matéricos, los arrastrados,
las veladuras y fundidos, propios de la pintura
contemporánea pero aparentemente ajenos a la
pintura taurina tradicional. ¿Puede develarnos cuál es
el origen de esos recursos plásticos, o forman parte de
los secretos de su taller?
D: Secretos de taller no tengo. Para mí la pintura
taurina tradicional tampoco existe. Pienso que sólo hay
mala y buena pintura. Estoy en el proceso de discernir
entre las dos. Me gustaría madurar y mejorar... Al
menos eso es lo que intento.
38
K: Su capacidad de experimentación lo ha llevado a
emplear recursos como el collage y a mezclar técnicas
(acuarela, pastel, sanguina, etc.). Según eso, parece
evidente que la pintura taurina puede enriquecerse
con aportes y recursos diversos.
D: Totalmente de acuerdo. No sólo la pintura
taurina, sino toda la pintura en general. Es muy triste
tanta ignorancia del gran público en dar la máxima
importancia al óleo y despreciar un dibujo o una
acuarela, y ya no digamos nada del pastel, pues un
buen apunte puede contener y marcar muchísima más
fuerza que un cuadro al óleo. Personalmente disfruto
con todos los medios, llámese seco, aguada, aceite... Lo
importante es la idea y la manera de expresarse.
K: Hoy por hoy parece una pregunta obligada..:
¿Qué opina sobre la polémica en torno a la Fiesta
taurina como acto cruel y de violencia gratuita contra
los animales?
D: La famosa polémica me refleja la hipocresía del
mundo actual. Queremos ser más ricos y trabajar
menos, y el mundo se destruye poco a poco. Ahora
resulta que la danza con la muerte es cruel e inhumana;
no se dan cuenta de que es la radiografía de la vida
misma y los valores humanos. El arte nunca ha sido
para todo el mundo, ni todo el mundo tiene por qué
entender a Velázquez, por ejemplo.
K: ¿Cree que el arte podría aportar algo a esta
polémica?
D: Mi respuesta anterior responde un poco ésta.
El arte no tiene por qué entenderlo todo el mundo,
aunque efectivamente la Tauromaquia existe y el arte
en general afirma y sustenta que el toreo contiene
muchísimos factores de belleza, rito, tradición , cultura,
espectáculo, música, arquitectura, teatro, escultura,
medicina y más; todos éstos son aportes de las artes
aplicadas de una u otra manera.
K: Ha pintado carteles de toros. ¿Qué características
debe tener un cartel taurino?
D: Sobre todo invitar al espectáculo, recrear y lo
que la gente quiere o va a ver; además de llamar la
atención.
K: Hablando de plazas de toros, ¿qué prefiere para
pintar en sus cuadros: Sevilla con su luz y su encanto,
Madrid con su seriedad, o Cali por su alegría?
D: Las tres tienen su atractivo. Creo que aún
conservo el color del trópico de Cali; es posible que
lo lleve en la sangre o en los genes. Con ojos de pintor
encuentro encanto en cualquier rincón de una plaza
de toros. La ciudad española de Ronda, por ejemplo,
posee un atractivo fuera de lo común al ser un ruedo
muy extenso y las balconadas no muy altas. La luz
entra a jugar un papel muy importante. Además, el
pueblo está incrustado en la montaña y la cercanía
al Mediterráneo le aporta aun más carácter. Pero he
de reconocer que Sevilla es otro mundo... Y a mí, ¡me
encanta!
K: ¿Tiene pensado exponer pronto en el territorio
colombiano?
D: No de momento. Y aunque tengo algunos
proyectos interesantes, me encuentro en una etapa
de mi vida en la cual el corazón y la mente me piden
parar de exponer un par de años..., mas no parar
de pintar... Es lo único que sé hacer. Llevo muchos
años exponiendo mis obras e intentando aprender
a pintar, y ahora quiero disfrutar encerrado en mi
taller y en mi mundo, sin tener el compromiso que
suponen las exposiciones. Lógicamente, quiero seguir
aprendiendo.
Última pincelada. Él seguirá aprendiendo. Nosotros,
enriqueciéndonos de su plástica. Nos despedimos.
Diego Ramos, un gran pintor colombiano que
gracias a su talento, arte e inspiración sabe plasmar
perfectamente el sentimientod el aF iestad el ost oros.
* Madrid,di ciembre2010
39
AVISO
María Carolina Andrade Rendón
D
40
ebo confesarlo. Por primera vez en mi vida
sentí la sombra de la prohibición cerca de mi;
y es que el caso de Cataluña y el de la Corte
Constitucional en nuestro país me hicieron enfrentar
a la posibilidad de vivir sin toros, y la verdad no me
gustó el panorama. Primero por la indignación que
me produce cualquier tipo de limitación a la libertad
individual, la que sea. Y es que con esta situación quedó
claro que los antitaurinos no encuentran más solución
que herramientas prohibicionistas para terminar con
un asunto que ellos no comparten ni entienden. Lo
decimos siempre: al que no le guste que no venga a
los toros; pero que nos permitan disfrutar de nuestra
esencia, porque resulta que este tema taurino no es solo
de afinidad, sino cuestión de alma, de sensibilidad, de
locura.
sea por la decisión de cada cual; no por imposición de
nadie. Pero ante tal advertencia de trabajo “educativo”
en contra de los toros debemos prepararnos para
conquistar aquellas almas que vibran por nuestra
Fiesta. ¿El secreto? Lograr aficionados de verdad, que
estudien la Tauromaquia, que lleven el toreo en las
venas, que se sientan orgullosos de la fe que tuvieron
generaciones anteriores en la Fiesta Brava en este lado
del Atlántico, y por supuesto, aficionados que como yo
quieran dejarles a sus hijos gusto, amor y compromiso
por la Tauromaquia. Somos minoría, y como tal
debemos comportarnos, con trabajo interno, cauteloso
y sincero. Eso sí, que quede claro que esta minoría
debe ser de élite: los más apasionados, preparados y
sólidos seguidores de una tradición cultural heredada,
no impostada.
Gracias a Dios la Corte, a pesar de sus consideraciones,
no impidió que ejerciéramos varios de nuestros
derechos, pero sí nos dejó claro que mañana mismo
podría desaparecer la Tauromaquia en Colombia. Así
que hay que tomar cartas en el asunto con el objetivo
único de crear una afición sólida, madura y responsable
con su pasado y futuro. Los antitaurinos aseguran
que esto de los toros tiende a desaparecer, que las
sociedades evolucionarán hacia la protección total de
las especies. Creo que si esto debe acabarse, pues que
Ojalá alguno de nuestros toreros colombianos
cuente con suerte y consiga conquistar de nuevo para
nuestro país el cetro del toreo mundial como lo hizo
César Rincón. Esto nos pondría otra vez en el plano
internacional, más allá de gustos y contradictores.
Pero mientras esto pasa, seguiremos con la misión de
hacer más fuerte nuestra tradición taurina. Ya sufrimos
una bronca y áspera embestida antitaurina. Ahora
fortalezcamos nuestro rumbo y sigamos promoviendo
nuestra forma de ver y entender el mundo entero.
41
Medellín
CÓMO DEFENDER LA
FIESTA DE LOS TOROS
N
Luis Alfonso García Carmona*
o hace mucho tiempo leí que la Fiesta Brava
no necesitaba que la defendieran, que ella
se defendía sola. Por desgracia, los últimos
acontecimientos del país y el mundo se han encargado
de probar lo contrario.
No pretendemos llover sobre mojado, pero sí es
preciso que abandonemos las lamentaciones, las
recriminaciones y el derrotismo y pasemos a la acción.
Recojamos las buenas experiencias de otros países y
aprendamos de ellas. En Venezuela, por ejemplo, los
taurinos, como en nuestro país, actuaban en forma
aislada; cuando se percataron del peligro que corría la
Fiesta por acción de los enemigos de ella y del Estado,
se unieron en la Plataforma Taurina de Venezuela y
salvaron la Fiesta. Y en la Madre Patria, ante la absurda
medida del Parlament catalán, se ha despertado en
todos los estamentos allegados al toro la voluntad de
participar activamente en defensa de su patrimonio
cultural taurino.
En Colombia, como sabemos, el activismo de los
grupos antitaurinos es permanente y agresivo. Se
mueven en el Congreso con proyectos de ley que
buscan desvirtuar la esencia de las corridas de toros.
Lo de la Corte Constitucional ya lo sabemos de sobra.
Aprovechan los medios en todas las formas: con
artículos, encuestas y entrevistas, orientado todo a un
solo objetivo: desfigurar la verdad para que la gran
masa, que en general es indiferente a esta polémica, se
incline en contra del espectáculo taurino.
Nuestra respuesta, como lo dijimos, ha sido aislada y
descoordinada. Urge una gran unidad de propósitos,
estrategias y programas. Propusimos hace dos años
conformar la Plataforma Taurina de Colombia, y la
verdad es que la respuesta fue corta. Parece que pudo
más la indiferencia, o el afán de protagonismo de
algunos dirigentes. Seguimos pensando que esa es una
parte de la solución y estamos dispuestos a respaldar
cualquier iniciativa con este mismo sentido.
Mi llamado al aficionado que lee estas líneas y quiera
hacer algo por la Fiesta es: únase a alguna entidad
que esté trabajando en beneficio de la Fiesta. En Cali,
por ejemplo, contamos con Astauros, que todo el
año programa eventos en beneficio de la Fiesta. En
Medellín fundamos hace cuatro años la Asociación
Pro Defensa de la Fiesta Brava, Asotauro, y aspiramos
a que taurinos de todos los rincones de la patria se
nos unan fundando capítulos locales. Sabemos de los
esfuerzos de la Universidad del Toro, con participación
de las nuevas generaciones de aficionados.
Especialmente en la capital se requiere de un comité
coordinador de todos los esfuerzos nacionales. No
olvidemos que es allí donde se adoptan las decisiones
de carácter legislativo y judicial que pueden afectar
la actividad taurina. ¿Qué nos cuesta integrar un
colectivo con participación de la empresa, los toreros,
los ganaderos, los cronistas y los defensores de la
Fiesta? ¿Por qué tenemos que seguir trabajando cada
uno por su cuenta? ¿Por qué, en lugar de menospreciar
los esfuerzos de los demás, no trabajamos hombro a
hombro contra el común enemigo?
Lograda esa necesaria unión podremos enfrentar
jurídicamente y en forma oportuna todas las demandas
que atenten contra la Fiesta Brava, estaremos atentos
a lo que suceda en el Congreso, solicitaremos que
el ministerio de la Cultura cumpla con su deber
constitucional de fomentar la Fiesta como parte de
nuestro patrimonio cultural, diseñaremos campañas
para llevar a los establecimientos de educación
videos y conferencias sobre los valores artísticos y
culturales de la Tauromaquia, mantendremos una
permanente alimentación de información a los medios
de comunicación, y finalmente nos integraremos con
los movimientos que a nivel internacional se han
propuesto defender la Fiesta de los toros y conseguir
de la Unesco que la declare Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad.
*Asotauro/ Director Ejecutivo
42
México - José Chafik Hamdan A.
CREADOR DEL ENCASTE
SAN MARTÍN
José Mata*
“¡Dígase la verdad aunque sea motivo de escándalo!”
Ubicada en el rancho La Gloria, de Tequisquiapan, Querétaro, bajo la denominación de
Santillán, con divisa morado y verde, San Martín fue fundada en 1932, y en 1966 la adquirió
su actual propietario.
S
er invitado a la prestigiosa ganadería mexicana
de San Martín, propiedad del legendario criador
de toros bravos don José Chafik Hamdan Amad,
don Pepe, siempre resulta una inenarrable experiencia.
Allí estuvimos para ver tentar tres vaquillas y un
semental que próximamente, junto con los demás
individuos que ya están procreando, contribuirán
a la continuación de la dehesa a través de sus crías.
Gracias al gran visionario que ha sido y es don José,
San Martín es ya un encaste, por ser madre de muchas
vacadas que conforman la cabaña brava mexicana.
Ahí hemos estado, y los recuerdos se agolpan por la
historia que resume tan importante vacada, como por
ejemplo ver en una de las paredes colgada la cabeza
del mítico toro Toda una época, ejemplar de San Martín
que estoqueó el siempre recordado Manolo Martínez
aquel 30 de mayo de 1982, con el que puso punto
final a su carrera. Al margen de que el de Monterrey,
cinco años después, regresó en lo que sería una breve
incursión; por ello es oportuno recordar que don Pepe
fue apoderado de Manolo por más de dos décadas.
En este maravilloso marco histórico vive y convive
el joven artista de Jalisco Guillermo Martínez, el torero
que actualmente apoya el ganadero. En su expresión
muestra el arte que atesora y da ese toque de distinción
a sus faenas a través de su valor natural, sólida técnica
e inobjetables clase y calidad. Tiene, además, la fortuna
de abrevar toda la Tauromaquia de Manolo Martínez
a través de ese océano de sabiduría que sin lugar a
dudas es el señor Chafik.
46
Importante responsabilidad la que está asumiendo,
como la que tuvo al ser partícipe habitual en el examen
que se da en ese mágico laboratorio genético que ha
dado fortaleza y contenido a la cabaña brava mexicana.
Así, vimos torear a Guillermo tanto las vaquillas como
el semental que enseñaron la grandeza de San Martín
gracias al ganadero don Pepe Chafik, pues la encastada
bravura estuvo presente en todo momento; y la clase,
la calidad, el recorrido y la emotividad son otras de
las características fundamentales de este ganado y que
permitieron crear las excelentes faenas de Martínez.
Cabe hacer notar que en San Martín sólo se han
padreado individuos de origen puro de Saltillo vía San
Mateo, del también legendario don Antonio Llaguno.
Cuando don Pepe Chafik incorporó ganado español
en 1996 y 1997 trajo vacas y sementales procedentes
de la vacada de Moreno de la Cova, cuyo antecesor,
Félix Moreno Ardanuy, compró toda la ganadería a la
familia de don Antonio Rueda de Quintanilla, Marqués
del Saltillo. Al mismo tiempo importó a México un lote
muy importante, origen de la ganadería del Conde de
Santa Coloma, procedencia Saltillo e Ibarra, a través de
las dehesas de la familia Buendía, de Paco Camino, de
Graciliano Pérez Tabernero y de Coquilla, procedente
de la familia Sánchez Fabrés. Todo esto Santa Coloma
puro.
Un dato histórico sobre lo que la cabaña brava mexicana
ha representado y que dio una innegable aportación
a la Tauromaquia mundial: antes de que Chicuelo
toreara a Corchaíto, de Graciliano Pérez Tabernero,
el 24 de mayo de 1928, en Madrid, alternando con
Cagancho y Barrera, ya había descubierto y disfrutado
en México el toreo moderno, el toreo ligado con base
en largas series de pases. Aconteció el 24 de octubre
de 1925, con Dentista, e inmediatamente después en
ese mismo festejo con Lapicero, ambos de San Mateo,
alternando ese día con Juan Silveti Mañón y Manolo
Martínez (nada tiene que ver con el de Monterrey, que
mandó durante las décadas de los setenta y ochenta)
en El Toreo de la Condesa.
toro Coquito, de su ganadería española San Martín,
que le correspondió al buen torero colombiano Luis
Bolívar durante su comparecencia en la Feria de San
Isidro. Toro que fue ovacionado por su ejemplar casta
y bravura, e inobjetables clase, calidad y recorrido.
Gracias a don Pepe Chafik esta aportación sigue
vigente a través de su vacada, que como hemos
manifestado, ya es un encaste; por ello, así como fue
fundamental la aportación de don Antonio Llaguno a la
cabaña brava mexicana hace un año, no se entendería la
historia del toreo sin su existencia. Otra nota adicional:
el visionario José Chafik Hamdan fue a España y fundó
la ganadería San Martín. Tuvo su asiento en Azuaga,
provincia de Badajoz. Se convirtió en poco tiempo en
la vacada consentida de las figuras del toreo español
y conquistó triunfos y reconocimientos en ese país y
en Francia. Como para el recuerdo, el 26 de febrero
de 2009 fue galardonado tras conocer que la exigente
Asociación El Toro de Madrid le hizo merecedor al
trofeo al mejor toro lidiado en toda la temporada 2008
de la Monumental Plaza de Las Ventas de Madrid. El
Algo más: la aportación de don José Chafik no sólo
se limita en lo que al gran ganadero se refiere, sino
que como apoderado llevó los destinos de Manolo
Martínez durante cinco lustros, que mandó en una
época maravillosa y fructífera del toreo mexicano;
igualmente, abrió su ganadería para que durante los
primeros seis años de la vida taurina de José Tomás
viviera ahí, en donde se formó como novillero y torero
abrevando la sabiduría de don Pepe. ¡Vaya imponente
carga histórica que se respira en esta emblemática
ganadería! Y que al final de la inolvidable tarde, el
anfitrión concluyó: “… Apoyo a Guillermo (Martínez),
porque veo en él todas las posibilidades para llegar
a ser una gran figura”, palabras que agradeció,
emocionado, el joven torero de Jalisco y que fueron el
punto final de tan gratísima experiencia.
*México / toroestoro.com
47
TE QUISIMOS, GALLEGO
Jorge Arturo Díaz Reyes
E
s temprano. Termina septiembre. Llueve. Marco
al celular de Vicente y me contesta su esposa.
Me dice que no puede pasar, que delira, pero
que le hable por el altavoz. Digo cosas de las que
siempre conversábamos con la esperanza de que me
oiga. De pronto escucho un balbuceo “¿Qué dice,
Gloria?”, pregunto. “Dice que le reserves hotel para
la feria de Manizales”. Me duele. Se va un amigo muy
querido. Ya no conversaremos jamás. Ya no tendré
más el regalo de su afecto, de su inteligencia, de su
jovialidad. Ni el ejemplo de su valor. Un mes después,
el 30 de octubre, me despierta
el teléfono. Diego Galvis,
compungido, me informa
que a las cuatro de la mañana
todo acabó para el Gallego.
Tan pronto cuelgo entra la
llamada de Gloria. “Dejó de
sufrir”, solloza. Fueron trece
años de batallar sin tregua
contra el terrible cáncer que
lo martirizó y lo destruyó
pero jamás le sometió.
De frente, sin miedo, sin
cuarteos, lo lidió. Con temple
de torero lo encaró. Nada
de quejas, de congojas, ni
pasos atrás. Dejó el trabajo
sólo cuando ya le resultó
imposible, y con discreción
de general espartano se fue
a su casa para morir junto
a su mujer, sus hijos Pilar y José, y sus nietecitas.
Hombría irreductible, igual en momentos amargos,
como cuando la injusticia show lo puso en la lista de
los expiatorios y con gran despliegue lo encarceló
esposado, e igual cuando años después la misma, de
manera vergonzante, lo exoneró de cargos.
Nació el 25 de abril de 1934 en El Ferrol. Sus recuerdos
de infancia comenzaban siempre a fines de la guerra
civil en un barquito junto a su madre, cruzando la ría
rumbo al castillo para llevar alimento al padre, oficial
de la Guardia Civil, preso y condenado a muerte
48
(perdonado luego) por haber defendido, como era su
juramento, al gobierno de la República en las primeras
acciones. Su adolescencia y primera juventud fluyeron
por diferentes lugares, pero más en el gris Madrid de la
posguerra, donde adelantó estudios, hasta que pronto,
“acosado por la mojigatería sexual del franquismo”,
confesaba riendo, escapó hacia América. “Era muy
apuesto”, recuerda Quinito. “Un tumbalocas”, dicen
Florencio y Estela, mis vecinos, padrinos de su primer
matrimonio. Pues nada más que con eso y con un
ingenio digno de la picaresca dieciochezca el joven
inmigrante se abrió camino
en las más diversas empresas.
Montó corridas de pueblo; fue
vendedor de cosas, de noticias,
de sueños; apoderó toreros,
magos; un faquir, artistas, entre
otros, una cantante que luego
sería presidenta de Argentina.
Lo del faquir terminó peor:
en Lima lo descubrieron una
madrugada dándole comida.
Pero lo suyo era la palabra,
el bien hablar, el acentuado
castellano.
Artista de la conversación,
inteligente y culto, vertía en
ella su agudeza, su repentismo
y su gracejo, respaldados por
una memoria elefantiásica.
Y eso merecía, necesitaba,
un auditorio amplio que no daba sino la radio. Las
emisoras colombianas y en particular las caleñas fueron
beneficiarias por medio siglo de aquellas virtudes.
Micrófono en mano marcó la ciudad que hizo suya,
le imprimió estilo; le contó los Juegos Panamericanos,
las corridas, los clásicos futboleros; le abrió paso
a la salsa y le construyó imágenes habladas que
trascendieron. Generoso, aumentó y multiplicó la
dimensión de sus amigos: José Pardo Llada, Eduardo
de Vengoechea, Mario Alfonso Escobar, Paco Luna,
Pacheco, Loperita… El Deportivo Cali, su fanatismo,
su otra familia; Palomo Linares su compadre. Era un
creador de mitos.
Hizo televisión y prensa. Escribía con igual amenidad
que con la que hablaba, pero lo suyo era decir. Muchas
veces le instamos a colocar en papel al menos algo
de aquel enorme banco de historias y anécdotas que
narraba tan deliciosamente. “Las palabras vuelan; lo
escrito queda. No quiero trascender”, contestaba.
Vargas Llosa
Nobel de Literatura
Por eso amaba la ligereza de la tertulia, que cultivó
toda su vida, desde aquellas nocturnas de los años
sesenta en el parque Caicedo hasta la final de los
sábados en La Campiña, junto a su emisora, que
frecuentábamos con “Mao”, Luis Fidel Moreno, Jaime
Fernández, Harold Álvarez, Alfredo Herrera, “el
Cuco” Roldán, Miguel Yusti… Él era motivo, eje y
animador. ¡Cuánto nos hacía disfrutar!
Los toros fueron una de sus principales aficiones,
si no la principal. Tras ellos volvió varias veces a su
España del alma, pero allí ya no se hallaba. Siempre
adelantaba el regreso sin terminar la feria de San
Isidro. Cali lo tenía embrujado. Los eneros, tras la
última corrida en Cañaveralejo, antes del amanecer,
emprendíamos camino a Manizales, y mientras yo
manejaba él contaba. No pocas veces lo vi llorar en la
plaza, narrando faenas, como aquella por naturales de
Diego González al Mondoñedo.
Pétreo y franco hasta la rudeza en sus convicciones,
pero también leal y justo, no permitió nunca que las
discrepancias debilitaran su amistad. Ya postrado, en
el Deportivo Cali ofrecieron una misa por su salud.
Fuimos todos. Él en silla de ruedas, con la camiseta
10 del equipo. Yo, americano y además no devoto,
permanecí a su lado respetuosamente pasivo y silente.
Al terminar, cuando con Jaime y Gloria lo llevábamos
a su carro, comentó con sorna: “Creo que esta misa fue
ya más por la salvación de mi alma que de mi cuerpo”.
Por eso me preocupó cierto tufillo de ateísmo que
había en ella.
¡Cómo no haberte querido, Vicente! Gracias por
haber sido. ¡Qué falta nos haces!
“…soy una persona más bien
pacífica, y creo que le ocurre
a la inmensa mayoría de los
aficionados: Lo que nos conmueve
y embeleza en una buena
corrida es justamente que la
fascinante combinación de gracia
y sabiduría, arrojo e inspiración
de un torero y la bravura, nobleza
y elegancia de un toro bravo
consiguen en una buena faena,
en esa misteriosa complicidad
que los encadena, eclipsar todo
el dolor y el riesgo invertidos
en ella, y crear unas imágenes
que participan al mismo tiempo
de la integridad de la música y
del movimiento de la danza, la
plasticidad pictórica del arte y
la profundidad efímera de un
espectáculo teatral…”
49
Colombia
CARNE DE TORERO
César Augusto Arias*
Dos cornadas ocurridas en el 2010 generaron, por su dramatismo y consecuencias, múltiples
comentarios, imágenes y análisis: la de José Tomás en Aguascalientes, México, y la de Julio
Aparicio en Madrid, España.
D
urante mucho tiempo ha llamado la atención
la forma casi milagrosa como algunos
diestros reaparecen después de percances que
auguraban ausencias de semanas o meses. Se acuñó
entonces la frase de que los toreros tenían “carne de
perro” para significar que, como sucede con los canes
(comparación poco grata), se recuperan casi sin ayuda
y en tiempo más corto del que le tomaría a cualquier
otro mortal.
Dejando de lado el que muchas veces por necesidad
(esa sí con cara de perros) hay que volver a vestir
el traje de luces para no perder unos honorarios,
la verdad es que desde el punto de vista médico es
interesante hacer algunas consideraciones.
Una herida por asta de toro tiene posibilidad,
como cualquier otra herida, de producir lesiones de
diferentes características, y es allí donde radica el
secreto de la evolución. Si en su trayectoria el pitón
desgarra únicamente tejido muscular (lo que se conoce
como cornada limpia, aunque de tal no tenga nada)
sin compromiso de otras estructuras, entonces pueden
ocurrir estos regresos cuasi milagrosos con puntos de
sutura aún sin retirar.
En otra clase de circunstancias, si se producen
desgarros de tejidos vasculares o nerviosos o fracturas,
entonces poco o nada se podrá hacer, aunque se quiera,
por acelerar el proceso natural de recuperación. La
sutura de una arteria o vena o la reparación de un
nervio exige posteriormente un reposo no negociable.
De igual manera, la lesión ósea impone la inactividad
de los fragmentos comprometidos para obtener la
formación del llamado callo óseo, que permita el
posterior uso sin riesgo de la estructura.
En el caso del maestro de Galapagar su temporada
debió suspenderse por meses por las lesiones
vasculares y nerviosas. Sobre todo estas últimas dejan
50
como secuelas atrofias por la inactividad muscular
obligada, que implican procesos de fisioterapia una
vez el tejido se ha regenerado.
Con Julio Aparicio la complejidad de la zona
donde penetró la pala del pitón ha llevado a varias
intervenciones para reconstruir estructuras como las
glándulas salivales, la lengua y los músculos de la cara
y el cuello y para tratar la fractura de maxilar, daños
todos ocurridos en segundos.
Como se puede apreciar, hay una serie de factores
que juegan papel preponderante en la rehabilitación
de una lesión, como ocurre en cualquier ser vivo
normal. Entonces aceptemos que por el valor inherente
a la profesión y por algunas otras circunstancias se
pueden dar estas recuperaciones sorprendentes. Lo
que sí debe quedar claro es que los toreros en verdad
son seres especiales, pero su carne es como la de todos:
carne de torero, carne de ser humano.
*Médico
España
APARICIO NO ES UNA PORCELANA
Antonio Burgos*
A
l salir de la clínica tras el cornalón, más que un
gran torero cuya gloria con el de Alcurrucén en
el San Isidro de 1994 aún recordamos, parecía
un cantaor. Como si el hijo de Maleni Loreto hubiera
seguido la senda de bronce y seda del arte de su madre
y fuera uno que ha ganado la lámpara minera y va a
mandar a los albañiles a José Mercé.
Con su chaqueta azul de ser y parecer torero hasta
cuando duerme, este aire flamenquito se lo daba el
pañuelo de seda que al cuello llevaba. Pañuelo de
cantarle una saeta al Gran Poder. Pañuelo de reunión
de cabales, de decirle al guitarrista el número mágico
de un traste y arrancarse con un ayayayay en el
que cabe la vida porque cabe la muerte. Como en el
toreo. Flamenco y toros se dan la mano y se nutren
mutuamente, de tal forma que no me extrañaría que
después de las corridas los catalanes quisieran declarar
fuera de la ley la soleá y la seguiriya.
Hablo de Julio Aparicio. Los que nos emocionamos
con su pellizco le decimos desde siempre Julito. Ese
diminutivo viene de cuando arrancaban de novilleros
Finito en Córdoba y Jesulín en Ubrique y medio Cossío
tenía un niño que quería seguir los pasos de su padre
y ser torero. Si a Julio Aparicio le había salido un niño
torero, a Miguel Baéz Litri, su pareja, le había salido
otro.
‘Miky’, lo llamaban, aunque sonaba más a ratón
de Walt Disney que a litrazo en Huelva. Y el niño de
Paco Camino, mentado igualmente con diminutivo
impropio, Rafi, también iba para torero. Y no tengo
que citar (con el cartucho de pescao) al Niño por
antonomasia de todos aquellos niños, a José Luis
Vázquez Silva, que aunque ya cuarentón sigue siendo
para todos los que fuimos y somos sus partidarios el
Niño de Pepe Luis, pues Pepe Luis sólo hay uno y no
hay que mentar el apellido, y niños, aunque el Sócrates
de San Bernardo tiene por lo menos media docena, no
hay para los que degustamos un día las esencias de su
tarro otro que este Niño.
Muchos de los que vimos el terrible cornalón que
le atravesó a Julio Aparicio el cuello que ahora tapa
el pañuelito flamenco sentimos el mismo dolor que
si el toro hubiera enganchado a un hijo nuestro. Nos
vino el recuerdo del mexicano Miguel Ángel al que,
toreando de rodillas, un toro le metió el pitón por la
boca y le partió el velo del paladar en Sevilla, y que
se salvó gracias a las manos milagrosas del doctor
Leal Castaño, el que se ponía en el burladero de los
médicos con su sombrero de ala ancha y un clavel en la
solapa, como diciéndole al mal fario que debía volver
a la Feria y no tenía la menor intención de ponerse la
bata blanca.
El cornalón de Julito vino a decirles a los ecologistas
prohibicionistas toda la verdad del toreo. Esa foto
que ha dado la vuelta al mundo es el panegírico de
la grandeza del Rito, como le gusta a Albert Boadalla
nombrar a la que otros llaman Fiesta. Pero, por
desgracia, en ninguno de esos periódicos que llevaron
a primera la foto tremendista del cornalón con el pitón
saliéndole por la boca, como si el pobre Julito estuviera
vomitando toro, ha venido la foto flamenquita de
Julio Aparicio saliendo de la clínica, como tampoco
sacan a ninguno en el telediario con las dos ‘pelúas’
en la mano saliendo por la puerta grande, sino sólo
cuando hay hule. Los más han dicho lo de la pasta de
los toreros. ¡Qué plastas se ponen con la pasta! Que
los toreros están hechos de otra pasta. No, los toreros
grandes no están hechos de pasta. ¡Qué pasta ni pasta!
Toreritos de pasta y de plastilina hay todos los que
ustedes quieran, pero no es el caso de Julito.
Me parece irreverente hablar de la pasta de los
toreros como si fueran figuritas de porcelana. Bueno,
algunos lo son: muñequitos de pasta gansa mediática.
Los toreros grandes no se recuperan tan pronto de
las cornadas porque estén hechos de otra pasta. El
aparente milagro ocurre porque son de la madera
gloriosa de los héroes.
*Diario ABC Madrid 9 de junio 2010
51
Venezuela
TENÍA QUE SER OTRO CÉSAR
Golfredo Rojas
A
l comenzar
los años cincuenta llegó a
España de la mano de Fernando Gago un
joven venezolano que deseaba ser torero. Al
preguntarle su nombre dijo llamarse César Girón. Ante
esa respuesta los empresarios españoles comentaron
“ese no es nombre de torero”, y le preguntaron qué
otros nombres tenía. Respondió “César Antonio Girón
Díaz”. “¡Listo! dijo uno de ellos. Lo anunciamos como
Antonio Díaz, un nombre más taurino”, a lo que el
joven caraqueño respondió “No. Yo soy César Girón.
Si es taurino o no mi nombre lo dirá el toro, que es el
que quita y pone”, y así fue anunciado. A partir de
ese momento comienza la cosecha de triunfos. Tomó
la alternativa apadrinado por el mejicano Fermín
Espinoza, “Armillita Chico”, máxima figura de ese
momento.
César Girón, ya matador de toros, triunfó y
adquirió tal fuerza que les dio la alternativa a sus dos
hermanos, Rafael y Curro, el mismo día en Barcelona;
la única vez que han actuado tres extranjeros de la
misma nacionalidad en plaza de primera. Ello fue
considerado un hecho insólito e histórico en el mundo
taurino, y trajo como consecuencia que el gobierno
promulgara una ley según la cual no podrían actuar
en un festejo dos toreros extranjeros de igual país en
ruedos españoles.
Hubo
diestros
americanos,
específicamente
mejicanos, que obtuvieron triunfos importantes, como
Rodolfo Gaona y Armillita Chico, entre otros. Sin
embargo, ninguno despertó el interés por los de estos
lares como lo hizo el venezolano César Girón, quien
abrió las puertas para que se lucieran sus convecinos.
Es el único diestro en la historia que se ha ganado todos
los trofeos de las ferias españolas en una temporada.
Pasaron cuarenta años, y cuando cenábamos en
el Hotel Intercontinental de Cali César Rincón, su
52
César Rincón
hermano Luis Carlos y este servidor, se acercó a la
mesa el apoderado español Luis Álvarez y le increpó:
“César, ¿cuándo podemos conversar?”. Y el matador le
respondió: “Ahora mismo, don Luis, que Golfredo es
de confianza”. Luis Álvarez le responde: “¡Sí, claro, lo
conozco! Dime, ¿qué pretendes?”. “Quiero torear diez
corridas en España”, a lo que el apoderado le dijo que
eso valía mucho dinero. César inquirió que cuánto era
mucho dinero. Luis le dijo: “Son treinta kilos” (treinta
millones). El matador supuso que hablaban de pesetas
y contestó que no tenía ese dinero, pero Luis le aclaró
que eran treinta millones de pesos, suma con la cual el
torero sí contaba. “Siendo así, me comprometo a que
torees las diez corridas en España y quizás algunas
más”. El apoderado le preguntó para cuándo lo podía
tener y César le dijo que en ese momento. Luis cerró
el trato diciéndole: “Entonces no hay más que hablar”.
César se dirigió a su hermano Luis Carlos para
ordenar el cheque para su firma. Cuando tomó la
chequera se dirigió a don Luis para pedirle que una de
las diez tardes debía ser en Madrid. Éste se incorporó
y afirmó: “Es una plaza muy dura y tienes tiempo que
no vas a España”. El matador le exigió que además
debía ser en San Isidro. Luis, sorprendido, le dijo:
“Lo estás poniendo muy difícil, pero si quiere torear
en las Ferias de San Isidro, debe hacerlo antes una
en Madrid para que se acostumbre al público”. César
aceptó, firmó el cheque y se lo entregó. Luis Álvarez
se despidió y César comentó: “Esos son mis ahorros”.
Ante ese comentario le di ánimo diciéndole que
estuviera tranquilo, que eso se le multiplicaría.
Tres meses después el colombiano viajó a España.
Se presentó en Madrid sin mucha suerte, pero el 21
de mayo de 1991, cuando lo hizo en las ferias de San
Isidro con una corrida de Baltasar Iván, realizó gran
faena al toro Santanerito y cortó dos orejas. ¡Primera
Puerta Grande! Esa noche lo visitaron los empresarios
Hermanos Lozano para pedirle que sustituyera al día
siguiente a Fernando Lozano, ya que éste no podía
torear la corrida del 22, en la que anunciaban toros de
Murtiera Grave. El matador exigió que para sustituir
a Lozano tendrían que darle la sustitución de Pedro
Gutiérrez Moya, el Niño de la Capea, que estaba
anunciado para el 25 con toros de Torrestrella. La
solicitud fue aceptada por la empresa.
Al día siguiente formó un lío grande con el toro
Alentejo y le cortó las dos orejas. Nuevamente salió
por la Puerta Grande. En ese momento decidió no
torear la corrida del 25 para actuar en la Corrida
Extraordinaria de la Beneficencia, el 6 de junio, cuando
solo se anunciaban toros de Samuel Flores mas no el
cartel, ya que era para los triunfadores de San Isidro.
El cartel quedó anunciado en un mano a mano con
José Ortega Cano. Nuevamente realizó gran faena y
salió en hombros por tercera vez, en esta ocasión con
su alternante.
César Girón
Siguieron muchos triunfos para César, como el
de Palavas (Francia). El primero de octubre logró su
cuarta salida consecutiva por la Puerta Grande de
Madrid al cortar las dos orejas al toro Ramillete, de la
ganadería de Joao Moura.
Este fue el gran año del maestro colombiano en el
mundo, por lo que puede decirse que Luis Álvarez le
quedó debiendo siete corridas a una de las grandes
figuras del toreo de América, pues no fue necesario
porque las demás se las dieron sus triunfos.
En 1995, en Madrid, le cortó las dos orejas al toro
Emplazado, de la ganadería Hermanos Astolfi. Fue su
quinta salida en hombros. Diez años después, el 19 de
mayo de 2005, cortó dos orejas más; fue esta su sexta
y última salida por la Puerta Grande de Madrid. En el
2008 decidió cortarse la coleta.
53
Portugal
LAS CORRIDAS SIN ESPADA
João Pedro Barreiros*
L
a tradición taurina portuguesa tiene orígenes
sustancialmente diferentes de la española.
Siempre fue un espectáculo conducido por la
nobleza para su propio entretenimiento, lanceando toros
a caballo y permitiendo que el pueblo cogiese al burel
después de la faena en aquello que hoy en día es un final
único y absoluto original para la clásica faena de toros
a la portuguesa, con los jinetes con sombrero tricornio,
chaqueta francesa y silla peninsular con sus estribos de
caja.
estocada. Es una importante parte de la faena la que se
pierde, todo un siglo mezclado de tradiciones que no
existe; no hay orejas ni rabo, y una salida en hombros
se determina por el número de vueltas. Como sucede
en la música, tan importante como formar músicos -o
aun mas- es formar oyentes, educar el buen gusto y la
exigencia por la calidad. En este caso formar aficionados,
enseñar a las personas lo que es la Tauromaquia en
todas sus variaciones y complejas vertientes, sutilezas y
diferencias.
Sin embargo, desde cuando el primer matador de
toros portugués, Diamantino Vizeu, tomó su alternativa
el 23 de marzo de 1947 en la monumental de Barcelona,
teniendo como padrino a Gitanillo de Triana, Portugal
entró definitivamente en el mundo de la Tauromaquia,
incluso con algunas grandes figuras tales como Manuel
Dos Santos, José Julio, Mario Coelho, Armando
Soares, el fallecido José Falcao, el único y valiente
Ricardo Chibanga. Éste último notable embajador de la
Tauromaquia en África, en la abandonada Monumental
de Lorenzo Márquez en la actual ciudad de Maputo,
capital de la república de Mozambique. O bien otros
más recientes, como el maestro Víctor Méndez. Todos
se vieron desde el inicio sujetos a una limitación legal
de oscuros orígenes que prohíbe la suerte de varas y la
estocada en las plazas portuguesas. Así, los matadores
de toros, fueren del país que fueren, cuando actúan en
Portugal están impedidos para ejercer su arte en toda
la plenitud que merece y de la cual siempre se mostró
digna.
En las plazas de Portugal el toreo de a pie, aquella forma
de toreo que de hecho hace referencia a las palabras de
Francis Wolf en El toreo, el arte de jugarse la vida, es un
espectáculo incompleto y de cierta manera un engaño al
público y una falsa demostración de la idea subyacente
a toda la lógica de la Tauromaquia: preparar el toro para
estoquearlo, para que su muerte sea limpia y grandiosa,
para que el matador pueda de hecho demostrar que
triunfó, que cumplió, que se fundió con el cuerpo de su
oponente en una escultura mágica en que se sabe que la
muerte es el momento siguiente.
Si la corrida a la portuguesa es una forma de
Tauromaquia muy particular y diferente del rejoneo
de origen español, la corrida debe ser cumplida en su
totalidad y esencia, pues de lo contrario se arriesga a ser
aquello que en mi opinión es un simulacro de una faena
que nunca llegará a ser completa, con novillos afeitados
y sin la edad ni el trapío de los toros de cinco años debido
a la ausencia de las varas, con embestidas que también
por eso pierden la necesaria suavidad y cadencia, y que
culmina en el momento más absurdo con la simulación
de la estocada con una banderilla; algo que solo debería
ocurrir en el sublime y raro momento en que un toro
es indultado se repite en Portugal cual triste banalidad
por la absurda imposición legal de la prohibición de la
54
Dejé de asistir a las corridas en Portugal. No soy un
especial adepto de los festejos a la portuguesa, y he
notado que la generalidad del público no es una masa
crítica y exigente, sino que aplaude cualquier hecho, salvo
en raras excepciones, cuando exige vueltas inmerecidas.
Y no puedo asistir a corridas de verdad en mi país. Me
resta seguir las temporadas españolas, sudamericanas
y mexicanas, conforme el tiempo me permite, a través
de la televisión, o me doy algunas escapadas a Sevilla,
Pamplona, Madrid, Arlex, Nimes, México, Colombia,
teniendo al lado de mi casa una plaza de toros. No
obstante, siempre queda una esperanza, como en aquella
ya distante tarde del 12 de septiembre de 1984, cuando el
maestro Mario Coelho, después del clamor y tremenda
exigencia del público, estoqueó un toro en la plaza de la
Moita y le cortó las dos orejas y el rabo a su oponente. Fue
acusado, juzgado y absuelto, pero esa tarde aún perdura
en nuestras memorias como un clamor de autenticidad y
de sublime admiración lusitana por la verdadera corrida
a pie en Portugal.
*Biólogo, Licenciado en Ciencia Animal, Máster en Etología Animal,
PhD en Biología Ecología / Animal y de Agregación de la Etología y la
Ética en la Producción Animal. Profesor e investigador de la Universidad
de las Azores.
Ecuador - Ganadería Cerro Viejo
ENTRE TINTOS Y FIESTA
Natalia Fernández
T
uve la oportunidad
de viajar a Ecuador
y conocer el ámbito
taurino en ese país. A decir
verdad, las similitudes con
Colombia son muchas, y
puedo decir que se vive
más intensamente en sus
provincias. Fue un viaje
maravilloso durante el cual
conocí a
Enrique Cobo,
gerente de la Asociación de
Criadores de Ganado de Lidia y propietario de Cerro
Viejo, una prestigiosa ganadería. Caballero a carta
cabal, aficionado empedernido, le ha entregado su
vida a la cría del ganado y al bienestar de la Fiesta. Le
preocupa, como a todos, lo ocurrido en Cataluña con
la prohibición de las corridas.
En su hacienda, localizada cerca de Quito,
disfrutamos de una tarde de toros y caballos, mis
grandes pasiones. Montamos a Valentín, uno de los
ejemplares de la cuadra de su hijo, el rejoneador
Enrique Cobo Montalvo. Y entre tintos bien cargados
de café puro, como le gusta a él, conversamos una
tarde llena de ilusiones.
¿Cree que la decisión de Cataluña puede influenciar
y afectar a América? ¿Cómo?
Considero la decisión de Cataluña como de
contenido eminentemente político y sesgado y no
debería afectar a América ni trascender aquí, pero
desgraciadamente los inescrupulosos antitaurinos
la utilizarán como argumento sin serlo; carece de
validez. De alguna manera molesta nuestra Fiesta esa
malhadada determinación que desconoce cultura,
tradiciones, arte y principios de la vida misma.
56
¿Considera que existen personas beneficiadas en
Cataluña y en el mundo con esa decisión?
Sí. Quienes obran en función de sus intereses
políticos, egoístas y mezquinos, además de los que
pretenden aprovecharse de ella siendo ajenos a ella,
ignorantes en ella. Sin embargo, estoy seguro de que
existen muchos más perjudicados por ese desatino y
por la insustancial decisión.
En su trayectoria como aficionado, empresario y
ganadero, ¿algún día pensó que la decisión de abolir
la Fiesta Brava se daría?
Principalmente en los últimos años siempre ha
estado latente esa intranquilidad por las continuas
voces disonantes al respecto, pero tengo la completa
seguridad de que la Fiesta no va a ser abolida; por el
contrario, con el concurso y el firme compromiso de
todos nosotros, los amantes de ella, se verá fortalecida,
porque tiene los argumentos de fondo suficientes y
relevantes para que así suceda.
Como gerente de la Asociación de Criadores de
Ganado de Lidia del Ecuador, ¿cuál es su mayor
preocupación?
Sin duda alguna seguir contribuyendo, desde
nuestra perspectiva y campo de acción, al
fortalecimiento de la Fiesta en todos los órdenes que
entraña y que exigen del contingente de quienes
estamos en este maravilloso planeta.
¿Cuáles son los objetivos principales de los
criadores de toros de lidia para lograr el bienestar de
la Fiesta Brava?
En lo que a nosotros compete, ser mejores cada vez
y esforzarnos por la calidad de nuestros productos, lo
que redundará cualitativamente en los espectáculos;
complementarnos con los otros estamentos de
la Fiesta para lograr su promoción, difusión y
engrandecimiento; contribuir con empresas y
organizaciones para la realización de festejos;
apoyar a quienes quieren ser toreros y demuestran
tener condiciones; dar a conocer en los distintos
foros y espacios la magnificencia de la Fiesta y sus
entretelones llenos de grandeza y apartados de toda
mezquindad. Estos entre muchos otros.
¿Hay diferencias entre el toro ecuatoriano y el
colombiano?
No hay mayor diferencia. Más bien pensaría que
mucha similitud. Incluso existen prácticamente los
mismos encantes y refrescos de sangre que tanto
bien hacen a las cabañas bravas de ambos países. Lo
que he dicho en cuanto a parecidos se ve reflejado
en el comportamiento de toro en la plaza, en las
características de las vaquillas en los tentaderos y en
varios aspectos.
¿Qué encaste tiene Cerro Viejo?
Fundamentalmente el de Juan Pedro Domecq,
por la vía de los hierros emblemáticos de nuestro
país, como son Carlos Manuel Cobo, Huagrahuasi,
Triana de Marcelo y José Luis Cobo. He efectuado
en los últimos años algunos refrescos con sangre de
Garcigrande y Jandilla, todo en la misma línea.
¿Cuál es su mayor logro como criador y cómo
trabaja para el éxito de su ganadería?
Mis mayores logros son haber aportado en la medida
de mis posibilidades a que haya Fiesta en el Ecuador
y que dos de los actores de ella, público y toreros,
hayan podido disfrutar de las cualidades de uno que
otro producto. Trabajo básicamente intentando ser
mejor y más estricto en la selección, en la crianza y en
la preparación de los productos.
En Ecuador la provincia tiene afición y el público
acude masivamente a las plazas. ¿Cómo se ha
logrado?
Es evidente que las corridas de toros y los espectáculos
taurinos en general obedecen a una raíz ancestral, a
la cultura, a la idiosincrasia, a las manifestaciones
artísticas, y son parte misma de las celebraciones
de los pueblos. Por tanto, son concurridas por los
aficionados pese a cualquier intento por desacreditar
la Fiesta y a los constantes reclamos por desactivarla.
Claro está que tenemos que cuidar, en la medida de
las posibilidades, la seriedad y calidad de los festejos
y el apego a las normas consustanciales a la Fiesta.
¿Existe la
ganaderías?
posibilidad
del
intercambio
de
Sin duda alguna creo en la posibilidad y en esa
necesidad, que será indudablemente beneficiosa para
quienes lo practiquen. Es hora de hacerlo en forma
equitativa y razonable y que en el corto plazo se vea
plasmada en cuanto a beneficios mutuos.
57
Astauros
EL BUEN AFICIONADO
-DECÁLOGO-
1. El toro de lidia es un ejemplar único en la escala
zoológica que vive en tierras donde hay afición, y es el
principal intérprete de la Fiesta Taurina.
6. Has de exigir el toro íntegro y la formación del
torero, pero sin obligarlo al suicidio estéril.
2. El torero es un ciudadano que con su inteligencia,
su destreza y su arrojo ha creado la Tauromaquia,
orgullo de nuestra patria ancestral.
7. No has de hacer estrellas luminosas que se apaguen
pronto ni aplaudir demasiado a los principiantes,
porque luego te cobran la luz y las palmas con intereses
acumulados.
3. La Tauromaquia se compone de las suertes
siguientes: capa, puya, banderillas, muleta y estoque,
por lo cual no debes consentir saboteos ni mutilaciones.
8. No has de consentir mojigangas en serio.
4. El respetable público es el que debe mandar en la
Fiesta, administrando su afición, su dinero y su tiempo
como si fuera un torero de categoría especial, para su
buena conservación.
9. Al acercarte a la taquilla (que trabajo y dinero te
costará) ten en cuenta que lo que aquí pagas es fruto
de tu esfuerzo, y muchas veces ha sido ganado con
más riesgo que se gana el dinero en el ruedo.
5. No se podrá hablar de Fiesta de Toros mientras no
haya toro íntegro, torero valiente y que sepa el oficio y
público que, como árbitro, lleve su control con arreglo
a los usos y costumbres de bien lidiar, para defenderla
de sus enemigos.
10. No te has de dejar convencer ni deslumbrar por
la propaganda ni la pagues, porque no entra en el
programa, y mucho menos cuando no coincida con los
hechos.
SABÍA USTED QUE...
DE 1 A 10
1) El patrono de los toreros es el franciscano San
Pedro Regalado, nacido en Valladolid en 1930.
2) La ganadería de reses bravas más antigua del
mundo es la de Atenco, en México.
3) La ganadería más antigua de Colombia es la de El
Aceituno, que data de 1542.
4) La primera víctima del toreo fue el aristócrata
cordobés Diego de los Ríos, en 1570.
5) Cuando Juan Belmonte debutó en Sevilla con
novillos ambos se le fueron vivos al corral. Belmonte
y Manolete prestaron servicio militar.
58
6) Lagartijo y Frascuelo no obtuvieron ninguna
oreja a lo largo de veinte años de intensa competencia,
por ausencia de esa costumbre en Madrid, que otorgó
su primera oreja en 1920.
7) El famoso pasodoble Gallito no fue compuesto para
Joselito, como pudiera pensarse, sino para Fernando
Gómez Ortega, su hermano.
8) En Madrid no suena música durante las faenas.
9) En Sevilla es el director de la orquesta quien a su
criterio hace sonar la música. En el resto de plazas del
mundo es una orden del presidente.
10) Miura es la única ganadería que tiene dos divisas:
una para Madrid y otra para las demás plazas.
Escuela de Tauromaquia de Cali
COMITÉ DE APOYO
Juan Fernando Valencia - Primer concurso infantil de pintura taurina
Categoría 6 a 8 años: primer puesto Juan Felipe Sánchez, del
colegio Colombo Británico. Acuarela.
U
Categoría 9 a 11 años: primer puesto Alejandra Neira, del colegio
Los Ángeles de San Fernando. Lápiz.
n puñado de aficionados a la Fiesta Brava
en Cali decidieron ponerse manos a la obra
y realizaron en 2010 una de las gestas más
importantes para difundir y transmitir el conocimiento
y sobre la Tauromaquia y la pasión y el amor por
ella. Entre las actividades programadas figuraron el
Primer Diplomado Taurino “Conocimiento avanzado
en Tauromaquia y principios básicos del toreo” y
el Primer Concurso de Pintura Infantil “Los niños
sueñan con la Fiesta de los toros”. El primero con
la intención de obtener recursos para la compra de
novillos y promover los cursos prácticos entre los
alumnos de la Escuela, y el segundo para despertar
en los niños el amor por el toro y la afición por la
Fiesta. Integraron el comité Antonio González Rincón,
Juan Fernando Valencia, Gonzalo Isaza León, Norella
Ramírez, Ana Milena Asseff, Eduardo Manrique,
Emilio Arias, Carlos Otero y Joaquín Isaza León.
Según ellos, es sólo el comienzo de una actividad
variada y completa prevista para el 2011 con una
agenda que incluirá academia, práctica, difusión,
apoyo y fortalecimiento de la Escuela de Tauromaquia
de Cali. En el concurso de pintura infantil se recibieron
95 trabajos de diferentes instituciones educativas.
Pero algunos centros educativos les negaron la
participación a sus alumnos por su antitaurinismo,
en una clara violación del derecho al libre albedrío.
En esta actividad descollaron, entre los mejores de la
historia de la pintura, los maestros universales Pablo
Picasso y Fernando Botero. El jurado estuvo integrado
por la artista Soraya Quintero, el torero y pintor Efraín
Vargas Domínguez y el aficionado Humberto Botero.
Categoría 12 a 14 años: primer puesto Isabela Díaz, del colegio Los
Ángeles de San Fernando. Puntillismo en tinta.
Mención especial: Estefanía Montaña Buitrago, del colegio
Hispanoamericano. Técnica lápiz de color esfumado.
59
Manizales
FUNDACIÓN
UNIVERSIDAD DEL TORO
L
Paco Ayala
a avalancha anti agobia a toda la feligresía
taurina, y se expresa en diversas manifestaciones
dirigidas a la abolición de una de las más bellas
expresiones culturales, la Fiesta Brava, que ha tenido,
tiene y seguirá teniendo ilustres hombres de las letras
y del pensamiento humano entre sus defensores
acérrimos. El escritor peruano-español Mario Vargas
Llosa, actual premio Nobel de Literatura, es el más
claro ejemplo de esta afirmación; se suma a un séquito
de fieles admiradores y cultores de la danza de la
muerte, ejecutada por el torero frente al toro en el
ruedo de una plaza, en un ritual de hondo contenido
estético, artístico y social, fuente de inspiración no
sólo de los que se visten de luces sino de reconocidos
intérpretes de las artes plásticas, las letras y la música.
Es reconfortante y esperanzador ver cómo surge
espontáneamente un grupo de jóvenes aficionados
que por iniciativa propia se han organizado para
asumir el liderazgo de un trabajo serio por la defensa
y promoción de la Fiesta Brava en Colombia que
trasciende las fronteras: La Fundación Universidad del
Toro. Hablamos con uno de sus gestores, Juan David
Marín, de veintitrés años, graduado en Producción
Agropecuaria.
¿Cómo surgió la iniciativa de crear la Fundación y cuál
es su propósito esencial?
La idea nació gracias a una experiencia que tuve con mi
hermano, quien era antitaurino y después de llevarlo a
visitar una de las ganaderías de reses bravas de la región
cambió por completo su percepción y hoy en día asiste a los
toros conmigo. Así pude ver que sí era posible vencer los
prejuicios antitaurinos y que el gran problema de los toros
en la actualidad es que la gente no conoce el contenido y el
significado de las corridas. Decidí convocar a una reunión
vía Facebook con el fin de reunir a un grupo pequeño de
jóvenes aficionados y aprender juntos e ir a los toros. La
acogida fue muy buena y rápidamente pasó de ser
60
Juan David Marín lidera una marcha por la defensa de la fiesta brava
un proyecto de peña a ser la Fundación Universidad
del Toro, cuyo propósito esencial es difundir el arte
de Cúchares y por medio de la socialización y la
capacitación enseñarle a la gente el porqué y él para
qué de las corridas de toros y de esta forma crear un
ambiente de tolerancia por la diversidad cultural.
¿Cuántos jóvenes pertenecen a la organización y
cuáles son los requisitos para ingresar?
Contamos con capítulos en Cali, Bogotá, Medellín y
Manizales, en Colombia. En México hay en Guadalajara
y el Distrito Federal. Aqui somos seiscientos jóvenes
afiliados y en México ya estamos llegando a los
doscientos. ¿Los requisitos? Ninguno. Simplemente
querer aprender y asistir a las reuniones. Pueden
enviarnos los datos al correo udeltorocolombia@
hotmail.com o comunicarse con el celular 313 618 42
99.
¿De dónde provienen los recursos?
Son limitadísimos, casi inexistentes. Lo que hemos
podido realizar lo hemos hecho gracias a fiestas y
becerradas que organizamos con el fin de obtener
el dinero para sostener la Fundación, y por la labor
pedagógica que decidimos emprender. Estamos a la
espera de que las empresas nos abran las puertas y nos
brinden muchísima ayuda para cumplir con nuestro
objetivo y cambiar de una vez por todas la mala imagen
que se ha querido proyectar de los toros y mostrarle
a la gente que cuando hablamos de Tauromaquia
hablamos de la fiesta más completa que existe.
Además de la exitosa convocatoria para marchar
por la Fiesta Brava antes del fallo de la Corte, ¿qué
otras actividades han adelantado?
En todo el país y en México conferencias y tertulias
con temas de muchísimo interés, jornadas de toreo
al aire libre, excursiones a ganaderías y a corridas en
diferentes ciudades, visitas a colegios y universidades
y crear una serie de espacios de información y
discusión que sean del total agrado de los jóvenes. En
la segunda semana de noviembre organizamos con
rotundo éxito el Primer Congreso Nacional del Toro
de Lidia, en Manizales.
¿Cómo están poniendo en práctica la estrategia de
llegar a los centros educativos con la verdad sobre
la Fiesta Brava, para contrarrestar la desinformación
que se está dando a los estudiantes a través de
Internet y otros medios?
Lo primero que hicimos fue una encuesta en los
diferentes colegios y universidades de Manizales para
medir la aceptación de los toros y hacer un sondeo
sobre la información a favor y en contra y por los
medios por los cuales se recibe esta. El resultado no
fue muy diferente a lo que ya traíamos en mente: la
Internet ha sido la herramienta que los detractores de
la Fiesta mas han utilizado para hacernos daño, y es
precisamente por este medio por donde empezamos
nuestra labor de difusión, con muy buenos resultados.
Por otra parte, le solicitamos al alcalde citar una
reunión con todos los rectores de colegios para exigir
la neutralidad de los docentes, ya que nos hemos dado
cuenta de casos en los que son los profesores quienes
obligan a los estudiantes a hacerse antitaurinos.
El ambiente taurino
se considera elitista y
restringido para unos pocos. ¿Cuáles han sido las
dificultades para desarrollar su gestión?
Ese es uno de los mitos que más queremos erradicar.
En mi caso no soy de familia taurina ni prestante;
toda la vida he ahorrado para adquirir mis abonos.
La verdad sea dicha: los boletos para ir a los toros
son costosos pero no son inalcanzables; además, las
empresas hacen grandes esfuerzos para organizar
ferias gratuitas para involucrar a todas las personas
que quieran hacer parte de esta tradición tan bella.
¿Percibe el reconocimiento de su trabajo en el
ámbito taurino? ¿Cuál ha sido el apoyo recibido por
los diferentes estamentos de la Fiesta Brava?
Poco a poco se obtiene el reconocimiento. Es un
reconocimiento más por parte de los aficionados,
quienes nos felicitan bastante y nos dan las gracias por
defender su pasión, su identidad y su libertad. Falta
muchísimo apoyo de los estamentos involucrados pero
no todo es malo: en cada una de las ciudades hemos
encontrado al menos una persona que ha querido
ayudar y contribuir con nuestra causa. Es el caso de
la Peña Taurina La Giralda en Bogotá, la Corporación
Plaza de Toros de Cañaveralejo y Cormanizales.
¿Alguna anécdota sobre encuentros con los
antitaurinos?
Enfrentamientos a diario. Mis correos, mi Facebook
y mi celular reciben día a día amenazas e insultos.
Pero hubo uno muy particular que se dio con un joven
de Manizales que asistía a las marchas antitaurinas y
decía ser uno de ellos. La gran ventaja con él fue que sí
tenía la mente abierta y se dejó mostrar la Fiesta en su
contexto general, y tuve la oportunidad de llevarlo al
campo y ahora asiste a los toros y está basando su tesis
de grado en las corridas de toros.
¿Qué mensaje envía a través de estas líneas a la
juventud taurina y a la afición en general?
El mensaje es que ahora más que nunca hay que
luchar por nuestra pasión, nuestra identidad y nuestra
libertad, y que somos nosotros, los aficionados,
quienes tenemos que organizarnos y concienciarnos
de que hay toreros muy buenos y muchísimo más
económicos que las grandes figuras, y si ellos no
quieren bajar sus honorarios y no les apetece venir a
Colombia les tenemos que demostrar que sin ellos
también podemos tener temporadas memorables.
61
Peña infantil y juvenil Los Erales
PRESENTE Y FUTURO DE LA FIESTA
María Camila Tello*
“Los toros son nuestra pasión; los admiramos. La Fiesta la vivimos y la disfrutamos”.
L
os Erales es la única peña infantil y juvenil en
el mundo. Tenemos menos de dieciocho años,
y nuestro objetivo es promover la Fiesta en
Colombia por medio de sus integrantes, porque somos
el futuro de la humanidad y quienes debemos llevar el
legado de nuestros padres.
Nuestra afición es mucha, y por ella hemos de luchar
sin violencia. Para nosotros, como para cualquier
taurino, la nuestra es una Fiesta a la cual asistimos en
paz. Nuestro único interés es el de ver en una tarde la
belleza del toro de lidia como ser irracional que busca
a un torero racional, sabio y valiente, que se enfrente
a él con audacia y lo entienda a tal punto que logre
compaginarse con él, y que creen fiera y hombre una
maravillosa demostración de lo que es arte: compuesto
estético de los movimientos realizados por el diestro.
Toro y torero merecen igual respeto y deben ser
admirados por su comportamiento natural tan
distinto, pero a la vez tan parecido, pues los dos
luchan por mostrar lo bueno que hay en ellos, la
esencia, la casta. Tanto la esencia del torero como la
casta del toro son de gran importancia, porque las
62
dos forman un conjunto al que llamamos el “arte de
torear”, compuesto de las buenas embestidas del toro
y las maravillosas y limpias ejecuciones del torero, que
finalmente muestran la estética en un solo cuadro, el
de cada lance o muletazo que pueda ligar o pegar
el diestro en el que el toro, sometido de una buena
manera, va tras el engaño.
Estamos en desacuerdo frente a la decisión que
ha tomado el Parlament de Cataluña de prohibir las
corridas. Desaparecer la Fiesta es borrar los recuerdos
memorables de España. Quieren abolir una tradición
milenaria de la que han participado los más grandes
artistas, reconocidos pintores como Pablo Picasso y
Francisco de Goya, el gran filósofo español José Ortega
y Gasset. La Fiesta también es parte de nuestra cultura,
de la inspiración de quienes plasman en sus obras de
arte la imagen del toro como símbolo de origen de vida
y fertilidad, no como los antitaurinos que se refieren a
ella como “acto violento”.
“El buen toreo es el que se hace con sentimiento y
pasión de enamorado” Juan Belmonte.
*Presidenta
loserales@hotmail.com
EL INOCENTE TORO DE LIDIA
Felipe Rocha Marulanda*
D
espués de casi una década de debates, el
Parlamento de Cataluña resolvió prohibir (65
votos a favor, 55 en contra, 9 abstencionistas
y un ausente) las corridas de toros. En Colombia la
Corte Constitucional se inclinó, por mayoría, a favor
de las costumbres arraigadas y respetables, como las
peleas de gallos, las corridas de toros, las novilladas,
las corralejas. ¡Qué paradoja!, ¿verdad?
En Cataluña se politizaron totalmente las corridas
de toros, el debate y la pugna entre socialistas y
populares, confrontación agitada y motivada que
desgraciadamente atraviesa el inocente toro de lidia.
La actividad cultural y libre se coarta -en una región
española de gran tradición taurina- aduciendo la
protección animal. Manifiestan crueldad, sufrimiento
y maltrato, violencia y tormento en el espectáculo.
Estas son las razones en que se apoyan los enemigos
de la Fiesta Nacional. Justifican así sus argumentos
radicales, humanistas, civilistas y moralistas.
Pero también es cierto que el espectáculo puede y
debe reglamentarse, sin que deba prohibirse esta
actividad sana y recreativa de nuestra tradición y
costumbres desde tiempos remotos. Sería una grave
agresión a esta expresión de arte y esparcimiento
generalizado en todo nuestro territorio y países
vecinos. Tomémoslo y tratémoslo como un deporte
sano (forma cultural), donde el torero burla la muerte,
artística y valientemente materializada por la noble
fiera.
Por lo tanto, debemos proteger esta cultura
tradicional y esta riqueza nacional, que brinda tantas
oportunidades al hombre libre, pobre o rico, que
goza con la presencia del toro bravo en una plaza. La
libertad es libre, siempre y cuando no perjudique al
prójimo, ¿verdad? Respetemos las aficiones de unos
y otros y preservemos este magnífico animal que nos
regala la naturaleza o aniquilémoslo con un decreto o
sentencia. Insisto que el hombre sano y libre surge y
construye, y el que prohíbe somete y destruye.
* Achury Viejo
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