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Nació en 1971 y ha efectuado obras de beneficio social por más de $31.000´000.000.oo en 300 instituciones Años En la asamblea general ordinaria de accionistas de la PLAZA DE TOROS DE CALI S.A. realizada el 30 de enero de 1971 se presentó una proposición: “La Junta Directiva y una comisión especial de tres miembros, nombrados por la asamblea general, estudiarán la posibilidad y conveniencia de transformar la sociedad Plaza de Toros de Cali S.A. en una entidad sin ánimo de lucro orientada al progreso social de la ciudad…” 1972, la Fundación asume “la responsabilidad total de todos los gastos de las ocho El 22 de diciembre de 1972 corridas de la temporada de 1972-1973”. La Fundación Plaza de Toros de Cali ha impulsado en sus 40 años a las clases sociales necesitadas y también a la Fiesta Brava. Asociación de Cronistas Taurinos Edición No. 8 | Año 2010 - 2011 Director Guillermo Vallejo López Editor / Jefe de redacción Jorge Enrique Manrique Colaborador Víctor Diusabá Rojas Asesor Enrique Calvo “el Cali” Junta Directiva Presidente Guillermo Vallejo López Vicepresidente Enrique Avilán A. Secretario Eduardo Caicedo S. Tesorero Luis Garcés G. Vocales Humberto Botero J. Angélica Tezna Gentil Salcedo -ArmeniaFiscal Jorge E. Manrique G. Asociados Javier E. Baquero P./Diana Carolina Baquero/ Ernesto Acero/Nelson González/Orlando Narváez/ Víctor Manuel Salcedo/Alberto Acevedo/Jaime López/ Julio César Quintero G/Natalia Fernández/Jorge Arturo Díaz/Camilo Cañas/Alberto Silva/Carlos Fernández/M.H. Vicente “el Gallego” Blanco/Raúl Saavedra/Diego Galvis. Corresponsales Internacionales Ecuador, Belén Noboa/Perú, Roberto Prieto/Venezuela, Golfredo Rojas/España, Karen Zúñiga/Francia, Agnes Peronnet/Portugal, João Pedro Barreiros Ramos/México, Pepe Mata. Colaboran en esta edición Víctor Diusabá Rojas/Ernesto González Caicedo/Enrique Calvo “el Cali”/Ramón Ospina Marulanda/María Carolina Andrade/Ganaderos Unidos de Lidia/José Félix Lafaurie Rivera, Presidente Fedegán/El Fraile/Antonio Burgos, ABC de Madrid/Felipe Rocha /Carlos Alberto Velásquez/ Luis Alfonso García/César Augusto Arias/Cormanizales, Juan Carlos Gómez/Crotaurina-Bogotá, Felipe Negret/ Cormacarena, Santiago Tobón/Eduardo Estela/María Camila Tello/Juan Fernando Valencia/Santiago Naranjo. Fotografía www. voyalostoros.com Orlando Narváez/Bryan Orozco Golfredo Rojas/Juan Fernando Valencia Antonio Bascón Márquez, Sevi Pinturas Diego Ramos Diseño y Diagramación Alberto Fabián Torres Corrección gramatical y de estilo Ernesto Fernández Riva Impresión Feriva S.A. Sitio Web: www.astauros.com Blog: http://astauroscali.blospot.com Correo electrónico: revistaastauros@astauros.com Astauros Carrera 101 # 11-55 Of. 503 Edificio Campestre Real - Barrio Ciudad Jardín Cali - Colombia, Sur América Teléfono: (2) 370 74 93 Móvil: 315 - 576 5101 Distribución nacional gratuita. Reservados todos los Derechos de Autor. *Los contenidos de los artículos no comprometen la opinión de la Asociación de Periodistas Taurinos. 1 10 Taurino del año 4 Editorial: ¡El toro vive! 6 El toro de lidia en Colombia 10 Cormacarena 20 años 20 Reportaje gráfico 28 Toda una vida 11 Necesidad de una gran unión 12 Añorando la feria de los ocho domingos 14 El reino de los diez 16 Entre la barbarie y el arte, ¡la libertad! 18 Mi sueño de ser torero 20 En tierra de toros 22 Pamplona y sus Sanfermines 24 El toreo arte indiscutible 26 Crónica de un viaje 27 Les taureaux 28 La Santamaría, 80 años incólume 30 Lecciones de historia aprendidas en la Santamaría 34 Sumario Arturo Baquero 2 36 Diego Ramos 54 João Pedro Barreiros 33 La Santamaría y la influencia de Mondoñedo 34 Una vida, una historia, un hombre de verdad 36 Los antitaurinos reflejan la hipocresía del mundo 40 Aviso 42 Cómo defender la Fiesta de los toros 46 Creador del encaste San Martín 48 Te quisimos, Gallego 50 Carne de torero 51 Aparicio no es una porcelana 52 Tenía que ser otro César 54 Las corridas sin espada 56 Entre tintos y Fiesta 58 El buen aficionado / Sabía usted que... 59 Comité de apoyo, escuela de Tauromaquia de Cali 60 Fundación universidad del toro 62 Los Erales, presente y futuro de la Fiesta (VpSRFDGHFRPSDUWLUHQ)DPLOLD &RQHFWDWXFRUD]yQ FRQORVTXHPiVTXLHUHV 9LYHHQIHOLFLGDG\ DOHJUtDFRQQXHVWUD &RPSDxtD Presidente Guillermo Vallejo López Editorial ¡EL TORO VIVE! C olombia taurina está lista para asistir durante los meses de diciembre, enero y febrero a la temporada grande en plazas de primera categoría. Una de ellas con fecha especial: la Santamaría de Bogotá, nuestra capital, que llega a sus ochenta años de fundación. Y Cormacarena de Medellín con veinte años de trabajo arduo y continuo en favor de la Fiesta Brava. Hoy más que antes, cuando el escritor más importante del universo, el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa es un taurino de “hueso colorao”. Su designación enaltece y engrandece aun más la ya milenaria Fiesta. Es, entonces, esta la oportunidad de demostrar, como lo hemos hecho siempre, con altura y con respeto, llenando los tendidos, que somos una minoría pacífica, con buenos modales, respetuosos de la diferencia. Todo, luego de asistir a un pobre episodio protagonizado por la Corte Constitucional, que frente a una demanda contra las corridas de toros y otras costumbres culturales en Colombia trató de quedar bien con Dios y con el diablo y no consiguió ni lo uno ni lo otro. Nos corresponde repensar el espectáculo. Es necesario consolidar la Plataforma Taurina Internacional y blindar las corridas de toros, las peleas de gallos, las corralejas, el coleo y demás tradiciones culturales para evitar lamentaciones en el futuro. Frenar los elevados costos que genera su organización, evitar que se vea más cemento en las graderías, convencer a quienes asisten a las corridas de permanecer abonados, exigir el toro íntegro y la entrega de los toreros, no aceptar exigencias de estos ni de sus apoderados, hacer cumplir la ley nacional taurina, promover espectáculos menores, reclamar de Coldeportes la retribución de los miles de millones de pesos que por impuestos le hemos aportado a la nación, entre otras cosas. Es mucho lo que nos queda por hacer. Y no será fácil, pues las condiciones del mercado y del espectáculo mismo, asediado violentamente aun por el Estado, como es el caso de Medellín, atraviesa dificultades y tendrá que enfrentar nuevos embates de los antis animalistas. Pero como los toros bravos, nobles, encastados que se crecen ante el peligro, asumiremos los retos en corto y por derecho, como debe ser. En peores condiciones nos ha cogido la noche. Además, cuando los taurinos nacimos no conocimos la palabra miedo. Eso sí: nos corresponde a todos. Nos unimos o nos hundimos. Porque vivimos y queremos un país libre. Libre de prohibiciones, de retaliaciones, de persecuciones. Un país en donde el rey de la Fiesta viva. Como vive a sus anchas en el campo donde se cría para su conservación. Y que la fuerza bruta se convierta en el complemento ideal para la creación de la plástica en las manos del torero. Por la conservación de una raza y la sostenibilidad de la expresión artística de origen sacro y pagano, vamos a los toros porque el toro vive. 4 EL TORO DE LIDIA EN COLOMBIA José Félix Lafaurie Rivera* Prólogo del libro de Fedegán escrito por Víctor Diusabá Rojas y Aldo Buenaventura Acevedo que resume el más completo y hermoso trabajo sobre la cabaña brava colombiana. P or los tiempos en que Colón se aprestaba a su segundo viaje, todavía en la búsqueda de las Indias, los ancestros del toro bravo pastaban en las marismas del Guadalquivir en Andalucía y fueron embarcados por el Almirante, que no había encontrado bovinos en las tierras descubiertas en su primer viaje. De ese rincón suroccidental de la península española que acuna el Golfo de Cádiz salieron en 1493 los antepasados de nuestro toro bravo, que pisarían tierra americana por primera vez en la isla de La Española. Años después, en 1525, don Rodrigo de Bastidas llevaría de allí los primeros toros a territorio continental, en cumplimiento de lo mandado en las Capitulaciones, que lo obligaban a poblar con familias de colonos y llevar ganados y semillas a las tierras que se le permitió colonizar a partir de la fundación de la ciudad de Santa Marta. La segunda ruta de los primeros ganados a nuestro territorio se trazó por el sur. Sebastián de Belalcázar, quien anduvo por Centroamérica antes de embarcar hacia el Perú y lograr la conquista de Quito, partió cobijas con Pizarro, su superior, y con un ánimo colonizador sin precedentes entre 1536 y 1537 se dirigió hacia el norte y fundó ciudades como Cali, Popayán y Neiva, entre otras, llevando siempre consigo ganados y todo tipo de animales domésticos. La tercera ruta partió de Isla Margarita, en el Caribe venezolano, para entrar por la Guajira unos, y otros por las llanuras interiores de Venezuela. Al primer trayecto de esta ruta atribuyen algunos historiadores la llegada de los primeros toros a lo que hoy es territorio colombiano, con don Alonso Luis de Lugo, en 1543, muchos años después, en una travesía con rasgos de epopeya, desde la dicha Isla Margarita y la Guajira hasta las tierras en el interior que hoy hacen parte de la comarca tolimense, a la hacienda Hato Bermejo. Los registros del segundo trayecto dan cuenta de la expedición de don Diego Fernández de Serpa, quien años más tarde, ya en 1562, logró llevar ochocientos animales hasta Tocuyo, las sabanas de Carora y los llanos del sur, que se confunden con los nuestros Orientales. No hay duda de que estos animales, junto con los que luego aportarían las comunidades religiosas, los jesuitas principalmente, fueron la simiente de nuestro Casanareño y Sanmartinero, de donde salieron las 6 primeras vacadas, rústicas y cuneras, pero “toreables” para las festividades taurinas de la época en la Nueva Granada. Las mismas que más de trescientos años después, en un verdadero reencuentro con su sangre, volverían a cruzarse, a comienzos del siglo pasado, con los animales que vinieron en la segunda colonización, esta vez de casta, importados de la Madre Patria para desarrollar en Colombia las primeras ganaderías del bravo. ORÍGENES ¿De qué raza eran los bovinos de la Conquista? De ninguna, pues los bovinos de la época no tenían denominación racial alguna. Para esa época no existía siquiera el concepto de raza, y si existía alguna noción de transmisibilidad, era meramente empírica. La raza como categoría científica solo apareció con la formación de la Shortorn, en Inglaterra, en 1778 (Martínez, G., 2006), y luego con los fundamentos teóricos de la evolución de las especies (1809-1882) y los estudios genéticos de Gregorio Mendel, en 1900. ¿De dónde vinieron? ¿Cómo y cuándo llegaron? La verdad es que más allá del registro para la historia y del debate ameno lo que importa es que el toro de lidia es hoy una realidad sin objeciones en la ganadería colombiana. Su cría es una actividad económica consolidada y sus criadores, tan ganaderos como cualquiera de “manso”, comparten problemáticas pero también expectativas y afanes de modernización, aunque el suyo sea un ámbito productivo diferenciado, como lo pueden ser la lechería, la producción de carne o el llamado doble propósito. Desde esta perspectiva, la cría el toro de lidia tiene un espacio en el espectro de los objetivos y la gestión de la Federación Colombiana de Ganaderos. Si, además, se logran poner a un lado las discusiones que siempre ha suscitado la tauromaquia como finalidad de la cría del toro bravo para rescatar lo que la fiesta tiene de historia, de tradición y de expresión cultural en nuestro país se configura el buen conjunto de razones que nos movieron a acometer el propósito de la obra El toro de lidia en Colombia, que llevó a feliz término el conocimiento, la afición, la trayectoria periodística y la afinada pluma de Víctor Diusabá Rojas. El toro bravo es una realidad inocultable de nuestra ganadería. Contundente afirmación, y propicia, si se quiere, para presentar la obra en el ámbito territorial de nuestro país, aunque es más acertado afirmar que es en la naturaleza como un todo, como un entorno sustancial de la vida, donde el toro bravo, aunque modelado durante siglos por el hombre, es hoy una realidad biológica sin objeciones. Ahí está, sencillamente, al margen de las preferencias, de las diferencias y de la polémica apasionada que se instala entre ellas para defender la fiesta brava o arremeter contra ella, que no de la cría del toro. 7 El Toro de Lidia en Colombia No será éste, sin embargo, el espacio ni yo el competente para ponerle punto final a una polémica de nunca acabar, mas no podría tampoco esquivarla, pues la sola decisión de acometer esta obra incorpora una posición al respecto, no tanto como conocedor -que no lo soy en el exigente alcance taurino de la palabra- ni como gran aficionado -que sí lo soy-, sino, más bien, como ganadero en el sentido amplio del término y como representante gremial de criadores de ganado bovino en Colombia en cualquiera de sus especies, en cualquiera de sus razas y en cualquiera de sus especializaciones, preferencias u objetivos productivos. Ahí está, pues, el toro bravo –basta con verlo- como un animal diferenciado del género bos, la especie taurus y la raza taurus ibericus, de la cual hacen parte las subrazas que pueblan la península Ibérica (Cossío, 1996). Pero mientras unos defienden su existencia como una raza diferente lograda por el trabajo de selección del hombre en busca de “la bravura” durante los últimos tres siglos, hay quienes lo emparientan en línea directa con “el uro” por su evidente semejanza con este “eslabón” que desapareció del mundo biológico en el siglo XVII. Otra discusión en punta alrededor del toro bravo. LA BRAVURA Y la discusión sobre la raza del toro bravo no es la última. Mientras los criadores han bregado durante siglos por transmitir “la bravura”, hay quienes afirman que esta condición definitoria el toro de lidia es meramente “subjetiva”, y por ende su transmisibilidad no es verificable científicamente. Quisiera ver a quienes ello afirman defender su teoría en solitario, en el espacio invadido de un toro bravo, rogando que ojalá la bravura no se haya transmitido al sujeto que enfrentan. 8 No faltan los que defienden que la bravura no es exclusiva del toro de lidia sino que es característica de todos los bovinos por naturaleza. Y eso es cierto. Si no, ¿por qué se dotaría este género de tan agresivas cornamentas? Todos los bóvidos las tienen como arma defensiva u ofensiva. En la especie índicus, por ejemplo, el Gyr, proveniente de la región del mismo nombre en la India y con miles de años de historial biológico, las tienen imponentes e inclinadas hacia atrás para defenderse de los tigres, que literalmente se le “encaramaban” al lomo para liquidarlo. Cualquier hijo de vecino sabe que debe cuidarse de un bovino nada más por lo que puede hacer con su tamaño y sus cuernos si es molestado, así sea el más manso entre los “mansos”. Lo mismo sucede con los perros. Pero de ellos hay razas o subrazas que, sin discusión alguna, se caracterizan por su bravura, como las hay marcadas por otras características “subjetivas”, como la actitud de un perro cazador, de perseguir y acechar a su presa. ¡Ah! Y quien diga que un toro de lidia no tiene un fenotipo caracterizado y además imponente es porque no lo ha visto. Quien eso afirme lo hace porque nunca en su vida se ha acercado siquiera a un toro bravo, y por lo tanto desconoce los resultados de más de trescientos años de selección inducida por el hombre para alcanzar la figura las hechuras y el comportamiento muy particular la casta de un toro de lidia. ÉPOCAS Otras discusiones rondan el toro bravo. No menores, pero sí más localizadas en su propio mundo. Enfrentan no con menos pasión a conocedores y aficionados, comenzando por la definición misma de “bravura”. Que si el toro de hoy es menos bravo que el de ayer. Que si el toreo de antaño –toreo antiguo-, más rudimentario, más espontáneo, de mayor riesgo quizás y de mayor “divertimento”, es más o es menos toreo que el de hogaño –el que nació con Belmonte-, de mayor “pulimiento”, con más ballet, con más arte y –digo yo- con menos riesgo. Cada época ha tenido su propia fiesta y, por ese mismo camino argumental, cada época ha tenido su propio toro. La fiereza de los que sirvieron al toreo antiguo no habría permitido el equilibrio entre técnica y plasticidad que se inició con Belmonte. Unos fueron los toros que enfrentaron Pepe-Hillo y sus contemporáneos en el siglo XVIII, otros los que sirvieron a Chiclanero, Lagartijo, Guerrita y el Gallo en el XIX, como diferentes los que empezaron a “moldear” a partir de Belmonte, que no las tuvo todas consigo en sus comienzos, con un toro de “transición” que no se adaptaba a los cánones estéticos de su toreo. Otros son los de hoy, los del Viti, los de Ponce y los de Rincón, con más recorrido y más “toreabilidad”. Afirmar que unos –toro y toreo- son mejores que otros es, cuando menos, una injusticia histórica. Sencillamente son diferentes. El libro, finalmente, no elude la polémica, ya no pasional sino visceral, sobre la fiesta brava, pero se concentra, como corresponde, en la realidad histórica y biológica del toro a través del esfuerzo productivo de los ganaderos dedicados a su cría. Cría con un objetivo: el de la lidia. Si tal objetivo se pierde y el mundo deja de torear –Dios no lo quiera-, las cosas se desharán como se hicieron, pero más rápidamente, y los cruces con objetivos diferentes a la lidia echarán por la borda un esfuerzo de siglos y desintegraran en pocos años los elementos sustanciales del toro bravo. Por ello el libro soporta su existencia en la convicción de que el toro bravo, como variedad diferenciada, como subraza o como raza -según sea la posición en el debate-, tiene de todas maneras un espacio ganado en nuestra biodiversidad y en la ganadería colombiana, y por lo tanto, merece ser conservado. Fedegán pretende así mostrar a legos y entendidos no solo la hermosísima imagen del toro bravo en su entorno natural, sino también el esfuerzo entusiasta del ganadero, la sapiencia de los verdaderos conocedores y hasta el no menos hermoso desarrollo arquitectónico de las casas de hacienda, con años de tradición y de historia colgados de sus gruesas paredes y descansando bajo el ocre de sus viejos tejados. No es un canto a la nostalgia ni una bandera de lucha en defensa de la Tauromaquia, que no la requiere ni la demanda. Es el testimonio de una realidad que se muestra orgullosa, de un presente de esfuerzos y compromiso con la modernización productiva y la ciencia genética, que permitirán consolidar un trabajo de siglos de selección empírica. Es la expresión de la presencia sin objeciones del toro bravo en Colombia. *Presidente Ejecutivo de Fedegán 9 CORMACARENA 20 AÑOS AL FRENTE DE LA TRADICIÓN TAURINA DE MEDELLÍN L Astauros uis de Greiff, padre de uno de los poetas más grandes de Colombia, León de Greiff, es el más importante cronista taurino de Medellín en del siglo XIX. Utilizaba el seudónimo de “Guerrita”, en homenaje uno de los míticos califas de la tauromaquia en España. De acuerdo con los registros históricos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, en la plaza principal de la Villa de la Candelaria de Aná (nombre con el que se conocía al Medellín de entonces) se dieron corridas con ocasión del Día de la Vírgen (2 de febrero) en 1675. Era gobernador Juan Buesso de Valdés. Se atribuye a la Vírgen de la Candelaria el milagro de haber salvado de la muerte al torero Guerrita tras ser derribado del caballo. Según testimonio del viajero Charles Saffray, en 1860 había un coliseo de toros en Medellín, con dos filas de palcos. Don Luis de Greiff relataba en sus crónicas que el circo El Palo fue el precursor de las plazas de Medellín. Estaba en pleno centro de la ciudad, en la carrera El Palo, entre Bolivia y Perú. Se construyó en 1894 por iniciativa de los empresarios paisas Daniel Bolero, Manuel J. Álvarez y Gerardo Gutiérrez, asesorados por el arquitecto Joaquín Pinillos y los artistas Dalmau y Ugueti. Tenía capacidad para cuatro mil espectadores. Fue inaugurado en 1895 por “Morenito”, “Tarro”, “Chato” y “Mazzantinito”. Después aparecerían en la capital antioqueña la Plaza de Flórez, el Circo Medellín y el Circo Norte, inaugurado este último por Morenito de Valencia, El director ejecutivo de Cormacarena, Santiago Tobón Echeverry y Benjamín de los Ríos, secretario general. “Sastrillo”, “Metralla” y “Chatillo”. Antes de la actual plaza de La Macarena, el circo España congregó a la afición paisa hasta los años cuarenta. En 1943 en el Club Unión se conformó la sociedad Plaza de Toros La Macarena S.A. Su primer gerente fue, Carlos I. Molina y los otros gestores, Rafael Uribe Piedrahita (gerente de Coltabaco), Luciano Restrepo y Carlos Peláez. La moderna plaza, de estilo mudéjar, se inauguró el 4 de marzo de 1945 con un cartel integrado por Juanito Belmonte, “El Calesero” y Luis Briones. La empresa Toros Espectáculos Martínez y Arango (Tesma), liderada por Manolo Chopera y Jaime Arango, regentó por varias décadas los destinos de la Plaza. Hace veinte años un grupo de empresarios fundó Cormacarena, destinaba todas las utilidades al Hospital San Vicente de Paúl, actual propietario del coso. Han sido dos décadas de lucha constante por mantener una afición orgullosa de su tierra que ha encontrado en Cormacarena respuesta a sus deseos de ver toros y toreros en el ciclo que se combina con la temporada bogotana. Los artífices de esta faena de dos décadas son Santiago Tobón y Benjamín de los Ríos, paisas de pura cepa, con perrenque, afición, emprendimiento y echaos pa’ lante. 10 Cali NECESIDAD DE UNA GRAN UNIÓN M Ernesto González C.* alos vientos soplan. Por una parte, la decisión catalana de prohibir la Fiesta en su territorio. En la Madre Patria también, y nada menos que en Andalucía, la propuesta de abolir el espectáculo, sobre lo cual deberán pronunciarse los diputados provinciales. Y en Colombia el intento de procurar conseguir un fallo de inexequibilidad por parte de la Corte Constitucional sobre algunos artículos de la ley taurina. Se hace caso omiso de que dicha ley en su artículo primero establece que… “los espectáculos taurinos son considerados como una expresión artística del ser humano”, y por si fuera poco existe un pronunciamiento emanado del propio Consejo de Estado a través de uno de sus magistrados que dice: “Las corridas de toros y en general los espectáculos taurinos corresponden a una manifestación viva de la tradición espiritual e histórica de los pueblos iberoamericanos, como lo es Colombia, y por lo mismo forma parte del patrimonio intangible de nuestra cultura, especialmente protegida por la Constitución”. ¿Qué está sucediendo? ¿Qué estamos haciendo aquellos que amamos el espectáculo y quienes consideramos falaces y engañosos los argumentos empleados por los antitaurinos? No mucho, la verdad: declaraciones de prensa aisladas, pero nada que implique la existencia de un gran frente, sólido y decisorio, para mostrarles a propios y extraños que no vamos a permitir la extinción de la más bella de las Fiestas, de un espectáculo profundamente enraizado en el corazón de miles de colombianos. No toquemos por ahora el tema económico, a pesar de su gran importancia. Varios miles de compatriotas efectivamente viven de los toros y son muchos negocios lícitos y dignos de respaldo los que obtienen inyecciones importantes de esta actividad, así como ingresos considerables que terminan en las arcas de entidades benéficas. Creo firmemente que las acciones se deben encaminar a demostrar, mediante la creación de un gran bloque, que somos muchos los colombianos partidarios de la Fiesta, que rechazamos por injustos y antidemocráticos los intentos de prohibirnos arbitrariamente lo que más amamos y que estamos listos a defenderlo con todas las armas que nos otorgan la Ley y nuestro ordenamiento institucional. Respetamos y entendemos que a algunos (o a muchos) no les guste el espectáculo. Acatamos sus preferencias. Que no vayan a los toros. Pero también reclamamos el derecho a que se nos respete y se nos permita disfrutar plenamente de lo que consideramos la más bella, la más emocionante de las actividades lúdicas creadas por el hombre. Hay que blindar ya mismo con una organización nuestra actividad favorita. Gracias a Dios esta iniciativa tiene un amplio eco, porque estamos seguros de que los futuros dardos se van a dirigir desde el propio Congreso Nacional hacia la Ley 916, o “Ley Taurina”. Al respecto debemos hacer varias cosas. La fundamental sería crear un organismo que incluya los toros, el coleo y las riñas de gallos, blancos de quienes se niegan a reconocer que se trata de actividades enraizadas profundamente en nuestra cultura. Ese organismo, que podría denominarse algo así como “Asociación Nacional de Espectáculos Tradicionales”, incluiría, en el caso de los toros, a matadores, subalternos, empresas, escuelas, ganaderos y a todas aquellas entidades que se ocupen de esta actividad. Lo mismo rezaría para el coleo y las riñas de gallos, de tal manera que esa Asociación o Confederación tuviera un gran poder y un peso decisivo ante parlamentarios, funcionarios públicos y opinión ciudadana en general. Que pueda patrocinar campañas de defensa orquestadas por gentes de prestigio nacional e internacional. En fin, que a quienes nos gusta la Fiesta de los toros podamos sentir que tenemos un ente poderoso al cual acudir con la seguridad de que estamos prestos y preparados para la defensa de unos legítimos intereses. *Ganadero 11 AÑORANDO LA FERIA DE LOS OCHO DOMINGOS Ramón Ospina Marulanda* N o es para menos, si observamos los vientos que corren. Aquellas ferias de Cali, con las figuras del toreo y las mejores ganaderías de España, México y Colombia. La forma como se volcaron todos los medios de comunicación para cubrir “la mejor feria de América, con los mejores carteles del mundo”, como se la bautizó en las páginas del semanario Pantalla, que se editaba en Medellín. Aquellas salidas en hombros de los toreros desde la plaza de Cañaveralejo hasta el hotel Alférez Real o el Aristi. Esos desfiles paganos que demostraban ante el mundo taurino que Cali se había incorporado a lo grande en la programación mundial de las ferias taurinas. Paulatinamente llegó el declive. Los medios, en su mayoría, le fueron mermando el espacio al ambiente taurino. Cali, que mantenía excelentes relaciones con la radio, se sumó, en mala hora, a las exageradas pretensiones económicas de Tesma, que hacía empresa en Manizales y Medellín y estableció el cobro de “derecho de transmisión” a las emisoras que transmitían desde el callejón de la Monumental de Colombia, la de Cali. En algunas ferias no se llegó a un acuerdo y se silenciaron los micrófonos, salvo cuando con Paco Luna y la idea de Oscar Rentería sacamos una corrida al aire utilizando palomas mensajeras que recogían los pequeños cassettes en las afueras de la plaza y los entregaban en los estudios de Caracol, e inmediatamente salían al aire. Cali quedó así en la historia de la radio taurina y demostramos que no había barreras que aguantaran el empuje de una las mejores cadenas radiales de América. Se fueron de este mundo los pioneros de la información taurina, entre otros los Bandullo (padre e hijo), Plumitas, Alfonso Bonilla Aragón, Raúl Echavarría, Caros H. Victoria, Ovidio Eusse, Don Marcial, Pardo Llada, Vengoechea, Hernán Restrepo y muchos más. Se dividieron los directivos de la plaza, bajó notablemente la categoría de los carteles, se llegó a cancelar abonos a los aficionados, que protestaban, 12 y el cemento vacío se fue ensanchando. Poco han cambiado estas cosas. Ahora mismo los informadores, en su mayoría, deben pagar entradas para entrar a trabajar por la Feria y la Fiesta Brava en general. Un poco tarde se dieron cuenta a nivel oficial que al ser accionistas de Cañaveralejo están en primera línea para apoyar en todo esta feria maravillosa que puede, con el respaldo de todos, volver por sus fueros. ¡Ánimo, amigos taurinos…! Mientras en las dehesas de los países taurinos pasten los toros bravos tendremos corridas de toros. Los vulgares y violentos antitaurinos, aun con el apoyo oficial, como ocurrió en Medellín hace unos años, no tienen la más mínima oportunidad de opacar una Fiesta histórica con un agradable gen que llevamos en nuestra sangre. Es posible volver a vivir la feria de los ocho domingos. Los recuerdos plasmados en estas líneas son una voz sincera de aliento para revivir esta Fiesta única para miles de aficionados de Colombia y los países vecinos. *Decano y maestro de la crónica taurina en Colombia. 13 ESCALAFÓN EL REINO DE LOS DIEZ Guillermo Vallejo López Un sondeo entre cincuenta aficionados de “hueso colorao” en los nueve paises donde se dan corridas -sin importar las estadísticas- arrojó quiénes son hoy los mejores toreros en el planeta taurino. Lo propio se hizo en Colombia EXTRANJEROS 1. José Tomás Román Martín: Galapagar, Madrid. Es considerado por muchos como una revolución del toreo. Para otros es el mejor de la historia. Tiene seguidores y detractores. Posee personalidad “diferente”. La quietud y “pararse donde otros ponen la muleta” caracterizan su Tauromaquia. 2. José Antonio Morante Camacho (de La Puebla): La Puebla del Río, Sevilla. El más artista de la nueva generación. Con el capote, el mejor. Plasticidad y cadencia marcan su estilo. Él mismo dice ser de impulsos e instintos. 3. José María Dolls Samper (Manzanares hijo): Alicante. Taurinos extremos sostienen que supera a su progenitor. Artístico, serio y profundo. Se perfila como figura que marcará una época en la historia de la Tauromaquia. 4. Alfonso Enrique Ponce Martínez: Chiva, Valencia. Uno de los diestros más importantes de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI. Más de dos mil corridas toreadas hablan de su brillante carrera. Ha indultado más de 335 toros. 5. Julián López: Madrid. Arrollador. Mayor puntaje en el 2010. Ha conquistado todos los premios que se conceden en España. La revelación del siglo XX. 14 COLOMBIANOS 1. Luis Bolívar: Panamá. Considerado el sucesor natural de César Rincón. Su campaña novilleril la realizó en España. Experimentado en lidiar ganaderías duras. Es el torero americano de mayor proyección en el planeta taurino. 2. Wilde Perlaza Rebolledo (Paco Perlaza): Cali. Representante del más puro toreo nacional. Arte y valor. Desde 1998, cuando debutó con caballos en España, ha permanecido en los primeros lugares de la torería colombiana. 3. José Manrique (Pepe): Bogotá. Veteranía, madurez y clase distinguen al diestro capitalino. Desde su alternativa mantiene el liderazgo nacional en número y calidad de carteles que ha compartido con las primerísimas figuras mundiales. 4. Diego Fernando González Polanía: Cali. Uno de los diestros más finos en la ejecución del toreo. Se caracteriza por su mando con el capote. Excelente estoqueador. Fue alumno adelantado de la Escuela Taurina de Cali. 5. Dan Johnny Vargas Martínez (Sebastián Vargas): Cúcuta, Norte de Santander. Polifacético. Con una gran regularidad desde la toma de su alternativa en Bogotá. Máximo exponente en la suerte de banderillas. Temporada Taurina 2010 - 2011 Figuras de la Torería mundial en Colombia Por orden alfabético TOREROS Cayetano Rivera Cristóbal Pardo Curro Díaz Daniel Luque David Fandila “el Fandi” Diego Urdiales Manuel Jesús, “el Cid” Emilio de Justo Guerrita Chico Héctor José Vergara Iván García Jairo Miguel José Arcila José Fernando Alzate José María Manzanares Juan Camilo Solanilla Juan Mora Julián López “el Juli”, Luis Bolívar Matías Tejela Miguel Abellán Miguel Ángel Perera Paco Perlaza Pepe Manrique Ramsés Rubio de San Diego Santiago Naranjo Sebastián Castellá Sebastián Vargas Víctor Puerto NOVILLEROS Álvaro Marín Andrés Bedoya Andrés Valencia Carlos Larraga Daniel Garzón David Martínez Edison Herrera Francisco Gómez Guillermo Valencia José Miguel González Juan Camilo Alzate Juan de Castilla Juan Esteban Juan Manuel Noreña Juan Ramírez “Kalío” Leandro de Andalucía Luis Gerepe (Español) Luis Gómez “el Moni” Santiago Sánchez Mejía Mateo Jaramillo Oliver Godoy (México) Randy Rojas Santiago Gómez Sergio Blanco REJONEADORES Andrés Chica Andy Cartagena Jorge Enrique Piraquive Juan Pablo Vallejo Juan Rafael Restrepo Pablo Hermoso de Mendoza Sergio García Willy Rodríguez GANADERÍAS Achury Viejo Dosgutiérrez El Paraíso Ernesto González Ernesto Gutiérrez Fuentelapeña Guachicono Icuasuco Juan Bernardo Caicedo La Carolina La Torre Las Ventas del Espíritu Santo Mondoñedo Monterey Paispamba Puerta de Hierro Salento San Antonio de Los Lagos Santa Bárbara San Martín Vista Hermosa 15 ENTRE LA BARBARIE Y EL ARTE, ¡LA LIBERTAD! Enrique Cavo “El Cali” * El mayor logro de taurinos y antitaurinos estaría en juntarse y luchar por la verdadera violencia, que azota a miles de colombianos y otros países, producto de la falta de respeto a la diversidad plasmada en la Constitución Política. E n Colombia el 28 es sinónimo de tomadura de pelo, y más aun ante una circunstancia adversa como la vivida este año en esa fecha el mes de julio en Cataluña. Esa es la sensación que tienen los aficionados a uno de los espectáculos que la Conquista Española dejó como legado de cultura y tradición en varios de los países de habla hispana en América. Con la cultura de la Fiesta Brava se ha identificado la población hispanohablante durante un puñado de años, que hoy día unos desadaptados de la tradición y las costumbres quieren desconocer con los argumentos de barbarie y generadora de violencia. La violencia, ya no en nuestro terruño sino en el mundo, es producto de muchas otras razones, especialmente por la diversidad a que nos enfrenta la maquinaria del consumo, producto de un capitalismo salvaje. No es posible pensar que la cantidad de problemas a los que nuestra sociedad se enfrenta, especialmente en el campo de la violencia, sea producto de la Fiesta Brava. Mencionemos algunos aspectos generadores de violencia en Colombia: el desplazamiento forzado, el desempleo, el hambre y la falta de educación, de salud, de vivienda, problemas padecidos por media humanidad que día a día intenta paliar, con base en esfuerzo y muchas veces con apoyo de las utilidades que dejan las taquillas de los espectáculos taurinos en su país. El mundo del toro bravo lo que genera es solidaridad ante las adversidades del género humano y solidaridad consigo mismo, a decir con el alma y el espíritu. Muchas tardes, ante la conjunción de un bravo toro y un torero varonil y artista, salen de las plazas de toros el puñado de aficionados viviendo y sintiendo algo inenarrable que llena su espíritu con lances de alelí; momentos perdurables por siempre, lejos de la violencia que generan otro tipo de espectáculos, algunos de masas enardecidas que ante un resultado contrario o a favor muchas veces finalizan con la vida de sus congéneres. El éxito de la Revolución Francesa en Occidente se debe al arte de practicar la libertad, la igualdad y la fraternidad, pilares fundamentales de todas las constituciones de nuestro entorno; por lo tanto, de obligatorio cumplimiento para una sana convivencia, incluidos, lógicamente, los taurinos y sus contrarios. En estos derechos fundamentales encontramos el respeto de pensamiento y a la intimidad personal; al libre desarrollo de la personalidad, al trabajo, a la recreación y utilización del tiempo libre; a la libertad de profesión u oficio, de opinión; derecho de reunión; la libertad sin ninguna discriminación por razón de sexo, raza, opinión política o filosófica. Además, el Estado se compromete a promover la cultura en todas las etapas del proceso de creación, pues la creación artística debe ser libre, respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios. Cumpliendo estos preceptos constitucionales se enaltece la fraternidad, la igualdad, y lo más importante: la libertad como derecho fundamental del hombre en todo el mundo. El mayor logro de taurinos y antitaurinos estaría en juntarse y luchar por la verdadera violencia, que azota a miles de colombianos y otros países, producto de la falta de respeto a la diversidad plasmada en la Constitución Política. “En parte, el arte completa lo que la naturaleza no puede elaborar, y en parte, imita la naturaleza”, Aristóteles *Torero-Abogado 16 MI SUEÑO DE SER TORERO Santiago Naranjo* “Hijo: Te apoyaré con razón o sin razón, hasta donde decidas llegar. Te acompañaré en tu camino, y si esto te hace feliz yo seré feliz”. Nos fundimos en un abrazo. ¡Esa determinación me ratificó por qué admiro tanto a esa mujer! ¡Q ué ironía! Fue mi madre, Ubielly, quien tomó la alternativa primero. El día en que decidí ser torero mi padre se negó. Y ella, la mujer que amo y llevo en mis entrañas, no tuvo otro camino que apoyarme. No existió alternativa diferente a la de respaldar mi decisión. El comienzo de este camino fue cuando asistí por primera vez a una corrida de toros en la Feria de Manizales. Tenía unos cinco años. Recuerdo sus calles empinadas, las puntas de la Catedral, los atardeceres en Chipre, mi natal Campohermoso, los viajes hasta la Plaza de Toros en el barrio La Castellana toreando con mi vieja cobija de niño los perros, la gente, los carros... Esa tarde se quedaron en mi mente las luces del traje de los toreros, las ovaciones con que el público reconocía la belleza del arte, el andar, el estar y la elegancia de los diestros en el ruedo. Pero sobre todo la valentía y el hecho de ser capaces de dominar un toro. Mis andanzas toreras se iniciaron en la Escuela Taurina La Espada Capítulo Manizales, cuando jugaba al toro y al torero. Me imaginaba en una gran plaza vestido de luces. Durante las Ferias me escapaba a hurtadillas de la casa y frecuentaba los hoteles donde se hospedaban los matadores. Me gustaba verlos de cerca. Los veía diferentes comparados con el resto del mundo. Como extraterrestres. Hasta que un día lo decidí: “Quiero ser torero”. El primer problema era empezar. El segundo, que mis padres dieran su aprobación. No fue muy fácil. Nunca lo ha sido. Pero cuanto más difíciles, más satisfactorios son los triunfos. RECUERDOS En el colegio de Nuestra Señora fui un chico de conducta intachable y calificaciones excelentes. Pero cuando le dije a mi madre que quería ser torero no le gustó la idea. Se negó. “Estás loco”. Por lo tanto decidí, 18 por voluntad propia, suspender los estudios a cambio de que me dejaran ingresar en la escuela taurina. Ubielly Granada López, mi adorada madre, no tuvo alternativa diferente a la de aceptar mi decisión. A medida que crecía física, personal y profesionalmente adquiría madurez. Sentí que necesitaba pasar a un nivel superior en lo taurino. Tomé otra arriesgada decisión: en el 2002 matricularme en la escuela de Tauromaquia de Cali como fuera. Me quedaba pendiente otra no menos compleja: contarle a mi madre. Me llené de valor, de ese que les veía a los toreros en la Plaza, y le dije: “Me voy con tu apoyo o sin él. Quiero ser torero y triunfar como los grandes”. Sabía que era difícil para ella, ya que la situación económica en nuestro hogar no era la mejor. Había dificultades. Su respuesta fue contundente: “Hijo: te apoyaré con razón o sin razón, hasta donde decidas llegar. Te acompañaré en tu camino, y si esto te hace feliz yo seré feliz”.Nos fundimos en un abrazo. ¡Esa determinación me ratificó por qué admiro tanto a esa mujer! Muy joven, solo y sin dinero, con mi equipaje que consistía en una vieja muleta y un capote ajado por el uso, pero con la ilusión por delante, partí rumbo a la capital del Valle, donde terminé mis estudios académicos e ingresé a la escuela. Se dice que “en el toreo todo es grandeza y riqueza”. Este argumento hace parte del porqué quiero ser torero. Tengo vocación y un sentimiento profundos. Pero también deseo recompensar a mis padres, a todos los que han participado en tan inmenso esfuerzo. A Diana, mi hermana. Mi ángel en la distancia. Hermosa por fuera y bella interiormente. Y a mis otros tres hermanos. Necesito sacar de muy adentro ese toreo plástico, hondo, de gran sentimiento, que llevo en lo más profundo de mi ser. No fue fácil el paso por la escuela taurina de Cali. La exigencia era de un alto nivel técnico y físico. Poco a poco, con mucho sacrificio y disciplina, fui liderando el escalafón de los alumnos. Me gané una beca ofrecida por los directivos para enviarme a perfeccionar mi formación en la Escuela Taurina de Madrid Marcial Lalanda (España). ¡Otro gran sueño hecho realidad! DE CALI A MADRID Llegar al templo del toreo era lo máximo. Un reto enorme. Fue en ese instante cuando verdaderamente comenzó mi formación profesional y la transición a mi vida como torero. La escuela me empezó a mostrar el campo español, tientas periódicas, novilladas en toda la Península Ibérica, en Francia y en Portugal. En mi etapa de novillero sin caballos actué en más de cincuenta festejos en dos temporadas y media. Debuté sin caballos en el 2004 en Vistalegre. En 2007 me despedí en Ávila, y ese mismo año actué por primera vez con picadores en Las Ventas de Madrid, la Catedral Mundial del Toreo. No solo había cruzado el Atlántico, sino que había recorrido un trayecto importante. Fui el primer colombiano en lidiar un Miura en España, al que le corté las dos orejas. Y espero ser el torero número 163 de Colombia. He crecido notablemente como hombre y como torero en este país que me acogió. Me compenetré en el campo con el mundo de los caballos y del toro al lado del matador y ganadero Andrés Hernando, quien me lleva artísticamente. Y a quien le debo mi más profundo agradecimiento. Es tanto el amor que siento por ese mitológico y enigmático ser que es el toro que simultáneamente estudié Explotación ganadera y agrícola y Etología del toro bravo. Porque antes de torero, deseo ser un excelso aficionado. *Ávila, España - Alternativa: Cali, diciembre 2010 19 Para Astauros es motivo de honor y orgullo entregarles a nuestros lectores un reportaje gráfico del mejor fotógrafo taurino del mundo, el maestro Antonio Bascón Márquez, Sevi, sobre una de las más antiguas y autóctonas costumbres ganaderas de España, Eduardo Caicedo S. En tierra de toros “El toro es el protagonista indiscutible de las corridas, pero mucha gente desconoce que detrás de las grandes ferias existe todo un mundo: las faenas de campo y las tradiciones”. Antonio Bascón Márquez - Sevi Encierro en Villar del Cobo ( Teruel ) 20 Encierro en Frías de Albarracín ( Teruel ) La nieve hace acto de presencia en las labores de campo Toreando en la plaza de Talanquera. Albarracín (Teruel) Esperando llegar a Orihuela del Tremedal Enchiquerado Entrada de toros y caballos en Segorbe (Valencia) A ntiguamente, los toros eran trasladados por cañadas y vías pecuarias desde la ganadería hasta la plaza de toros, pero al modernizarse los medios de transporte, todo eso se ha perdido. En algunas poblaciones de España se mantiene esta tradición tan arraigada. Desde la finca, el ganadero recoge el ganado que se va a lidiar en la plaza y lo conduce ayudado por vaqueros a caballo. Nieve o haga sol, éstos guían las reses por el camino ante la atenta mirada de los lugareños y otra gente que acude atraída por un acontecimiento único. Teruel, España 21 Trasladando el ganado Desde 1590 PAMPLONA Y SUS SANFERMINES Camilo Augusto Cañas Pamplona es la capital de la Comunidad Foral de Navarra. Fundada en el siglo 74 a. C. por el general Pompeyo. Para muchos historiadores, San Fermín, obispo y mártir del siglo IV, no existió. Otros aseguran que murió degollado en Francia. 1. Las fiestas de San Fermín -6 y 14 de julio- empiezan con el chupinazo, un cohete que señala el comienzo de un festejo. Desde 1924 ha habido durante los encierros quince muertes y más de doscientos heridos por asta de toro. 6. Muchos creen que San Fermín no existió. La tradición lo define como un pamplonés nacido entre los siglos I y III. Convertido al cristianismo y bautizado por San Saturnino, fue clérigo y obispo en Francia, donde fue martirizado. 2. Existe el llamado encierrillo, un recorrido de 440 metros que se realiza a las diez y treinta de la noche anterior al encierro. Consiste en trasladar las reses del Corral del Gas al Corral de Santo Domingo. 7. Pamplona celebra corridas desde finales del siglo XIV, pero las primeras fiestas dedicadas a San Fermín datan de 1590, aunque por aquella época la fecha de celebración era el 10 de octubre. Al año siguiente pasaron al 7 de julio. 3. El 90% de la boletería está vendida por años. Los precios van desde 128 euros ($358.400.oo) en barrera de sombra, hasta 21 euros ($58.500.oo), la más económica, en última fila de sol. 4. El recorrido del encierro fue modificado en varias oportunidades. El actual existe desde 1927 y su trayecto mide 846,6 metros. 5. El vallado data de 1776, cuando se decidió delimitar el recorrido para evitar el riesgo de que los toros escaparan. En 1939, después de que un toro arremetió contra el público e hirió gravemente a una espectadora. 22 8. El escritor Ernest Hemingway, quien dio a conocer al mundo a Pamplona en su novela Fiesta, por casualidad fue sepultado un 7 de julio, fecha en que comienzan los festejos. 9. Pamplona tiene 190.000 habitantes (como Tuluá) y 23,5 kilómetros cuadrados de extensión (igual a San Andrés). Es plaza de segunda categoría pero echa toro de primera. 10. El sonido más fuerte de la Feria es el de los juegos artificiales. El chupinazo alcanza los 133 decibelios, igual al despegue de un avión de reacción. 23 El toreo ARTE INDISCUTIBLE Luis Garcés N o dejaremos de afirmar que el toreo, indiscutiblemente, es una expresión de arte que en forma fascinante combina gracia, sabiduría, plasticidad, donaire, valor y muchos más ingredientes, por lo que ha sido admirado y reconocido por personajes ilustres, escritores, pintores, compositores, escultores, monarcas, gobernantes de naciones altamente civilizadas. violentas, que rayan en una bárbara y brutal carnicería, como es la caza indiscriminada de muchos y bellos animalitos, adornos de la naturaleza. ¡Qué decir de las masacres que cometen con las ballenas en países que se suponen muy civilizados, como Dinamarca, sin que haya por parte de estos defensores de los animales la más mínima protesta! ¿No hay aquí una actitud de fariseísmo? ¿De falsa moral? Muchos no solo lo han admirado, sino que lo han acogido como fuente de inspiración para sus obras: Hemingway, Goya, Picasso, Botero, García Lorca, Ortega y Gasset, Vargas Llosa y muchos más. Sería extenso mencionar esa larga estirpe de brillantes personalidades y maestros del arte en diferentes géneros. Este maravilloso espectáculo no se limita a algo simple y sin mayor valor; al contrario, encierra una cierta ceremonia ritual y sus oferentes deben pasar por una escuela especializada para recibir su enseñanza, como ocurre con otras manifestaciones artísticas, pues es académico su aprendizaje. Ahora bien, en la absoluta ignorancia sobre la actividad taurina, desconocen que detrás de ella hay un culto casi amoroso dedicado al toro como rey de la Fiesta, y que son infinitos los cuidados que reciben desde su nacimiento hasta cuando, en cumplimiento de la misión para la que han sido criados, van a una plaza a enfrentar, en franca lid, un duelo con el hombre llamada “lucha entre la entre la inteligencia y la fuerza bruta”. Esto los diferencia de otras especies que mueren cruelmente y simplemente para alimento o satisfacción de los hombres, entre ellos los falsos ecologistas que, como dije, devoran ávidamente varias especies animales. Por lo tanto, ¡cuán equivocados se encuentran los antitaurinos, que no solo se niegan tercamente a darle al toreo la importancia y el respeto que se merece como expresión artística, así no les agrade, sino que, por el contrario y de manera obstinada, lo denigran y atacan en actitud que demuestra una absoluta ignorancia de todos los aspectos que le imprimen calidad y categoría, como también muestran total desconocimiento de sus orígenes, su milenaria historia y su evolución a través de los años, como ocurre en todos los otros campos de expresiones de arte! Es extraño que solo argumenten la muerte violenta de los toros de lidia como algo cruel, cuando al mismo tiempo devoran cualquier tipo de animal sin importarles la crueldad con la que haya sido sacrificado, pues en ese caso solo les interesa engullirlos apetitosamente. Además, a estos falsos defensores de los animales nunca se les escucha protestar por aquellas actividades, esas sí muy 24 El ganado de lidia existe porque existen las corridas de toros y no al revés. Si la Fiesta desapareciera, inevitablemente desaparecía junto a ella esta especie, este animal especial, y por consecuencia lógica las ganaderías donde se crían, que generan gran cantidad de trabajo para mucha gente, que percibe beneficios económicos, necesarios para el sustento. Los antiturinos están en todo su derecho de no sentir gusto por este espectáculo, pero si fueran sensatos, menos miopes y más objetivos, dejarían su persistente ataque a la Fiesta de los toros y su estéril intento de acabarla. Y decimos estéril por cuanto ella seguirá altiva como ha estado por muchos años, con paso firme hacia adelante, y los que amamos este arte continuaremos siguiéndolo con gran fervor, con el convencimiento pleno de su grandeza y majestuoso esplendor. CRÓNICA DE UN VIAJE Humberto Botero Jaramillo C uando se deja un maravilloso país como España por largo tiempo para tornar luego a contemplarlo, se puede apreciar mejor las buenas partes que la madre naturaleza le ha concedido. Entremezclarse en el campo y la ciudad es un canto a la vida, donde se recoge el espíritu y la paz en el silencio y se cierran mis ojos y mi mente entre los sueños. Desde que el avión abrió las puertas en Barajas para despertar después de un largo y agotador viaje de diez horas quedé atónito con un aeropuerto construido con los mejores elementos de la arquitectura moderna, para luego encontrar los bellos jardines del Paseo de la Castellana, la alegría y el buen comer de la Plaza de Santana y sus alrededores, la Calle de Alcalá, la Gran Vía, Cibeles, el Museo del Prado y enfrentar la Basílica del Toreo Las Ventas del Espíritu Santo. Volver a Madrid no era solo un ligero y constante empeño, sino anudar dentro del alma un hilo roto del ensueño. Es como una parodia al verso del maestro Maya. Desde la estación de Atocha en Madrid el Alvia en 2:45 horas, con coches de asiento de pana y algodón, me trasladó entre encinas, olivos, pueblos, maizales, algodonales, pasturas y naranjales a la Estación de Santa Justa en Sevilla, donde rima la luz, el canto alumbra y el viento tenue que el cañal agita es lo que llega al alma con vibraciones de dolor que palpita. Me alucinan en Sevilla la Real Maestranza de Caballería, La Giralda, el Archivo de Indias, el Barrio Santa Cruz, el Hotel Alfonso XIII, la Torre de Oro, como también la Feria de Abril que se desarrolla especialmente en el Real de la Feria, ubicada en el barrio Los Remedios, formada por veinticuatro manzanas en una superficie de cuarenta y cinco hectáreas donde se instalan mil cuarenta y siete casetas, compuesta por quince calles con nombre de los toreros que han estado entrañablemente unidos a la ciudad. Sevilla: si abril te engarza, floración de frutas, te acendra farolillos naturales mieles, te anuda tu afición a los corceles y te inclinas a la lumbre rojiza del poniente. La mujer asiste vestida de traje de flamenca con escote de pico, redondo o cuadrado ceñido, que se abre en las caderas y volantes amplios que imprimen al andar 26 un aire más femenino, alegre y sensual, acompañado de mantones, flores en el pelo, moño recogido para dar esbeltez al cuello, pulseras, zarcillos, peinetas y peinecillos. Una mujer vestida de flamenca es toda una fiesta. El hombre viste traje corto con sombrero cordobés. Después de dejar Sevilla me encaminé a Jerez de la Frontera para afincarme en Los Alburejos, la ganadería de Torrestrella, de propiedad de don Álvaro Domecq Romero, donde grabé algunos programas para el Tendido de los Sastres. Allí el campo es fuerte y feraz como la tierra misma donde el hombre construye la casa de su propio espíritu con soleras de robles y de olivos, donde los gigantes molinos blancos de la eólica de brazos largos como si cada uno tuviera dos leguas alumbra los ubérrimos campos de la encina. Allá los cuatreños negros, burracos, jaboneros y castaños llevan veloces a mayorales, vaqueros y cabestros por callejones y alquerías y sendas inquietantes, dejando atrás la llanura envuelta, y a su carrera retumbante cimbran los pinos y la palma esbelta. Desde ese hermoso cortijo me desplacé a otras ganaderías como Cebada Gago, Miura y Guardiola y en Sevilla a las de Manolo González y Álvaro de Juan Pedro Domecq, ubicadas en Aracena, otro de los pueblos blancos de Andalucía, repleta de amor como la llama que a fuerza de ser fuego se aniquila como una rosa, como un pájaro roto en la alborada, como la luz al corazón despierto. Es una zona rica en la producción del cerdo ibérico de bellota, ejemplo de perfecta cría de ganado, totalmente en libertad con base en productos naturales. En este crecimiento podemos distinguir dos fases: la primera en la cual el cerdo pasa de su fase de lactante a alimentarse de semillas, hierbas, bulbos y granos hasta sus ciento cinco kilos; luego viene la de engorde o montonera, en la que basa su dieta en bellota, fruto de encinas y alcornoques. Fue un periplo indudablemente enriquecedor y una lección para uno como periodista entender mejor la forma de ejecutar las faenas en las ganaderías de lidia de España. Francia LES TAUREAUX El Fraile* Cartas a Juan José La tauromaquia fue introducida en Francia en 1853, en Bayona, contraviniendo la Ley Grammont, pero fue autorizada por Napoleón III para satisfacer a su esposa Eugenia de Montijo. Hoy se practica en veintinueve comunas. “E l peligro que representa afrontar un toro bravo en libertad sirve de pretexto al combate -infinitamente más emocionanteque el hombre sostiene consigo mismo para triunfar sobre las debilidades inherentes a su naturaleza mortal. Enfrentándose con el destino -como en la tragedia griega-, la corrida alcanza una fuerza tal, que la relativa violencia que a veces lleva consigo no es sino algo puramente accesorio”. El texto anterior pertenece a un escritor francés no muy conocido entre nosotros: Claude Popelin. Él y Jean Cau han sido los dos más destacados exponentes de literatura taurina de ese país. Y si entre los refinados gustos de los franceses encontramos Les Taureaux, o sea los toros, me pareció pertinente referirte hoy parte de la historia, muy francesa entre otras cosas, que marca los inicios de las corridas en el país galo. La Tauromaquia a la “española” fue introducida en Francia exactamente el veintiuno de agosto de mil ochocientos cincuenta y tres, cuando en Bayona se organizó la primera corrida de toros, contraviniendo la Ley Grammont, pero fue autorizada por Napoleón III para satisfacer la pasión taurina de su esposa, la aristócrata andaluza Eugenia de Montijo. Dicha autorización legal se dio por diez años y permitió que la Fiesta se pudiese presentar inicialmente en el mediodía francés para luego extenderse al suroeste y posteriormente llegar al norte, a localidades como París, Reims, Le Havre y Roubaix. La ley napoleónica que abrió las puertas a la Tauromaquia “moderna” contenía un concepto por demás interesante, pues autorizaba el espectáculo “en las regiones en las cuales se invoque la no interrupción de una tradición local”. Este argumento empleado en mil ochocientos cincuenta y tres bien podría usarse en la actualidad en defensa de la Fiesta ante los muchos detractores que hoy la persiguen. El fondo de su filosofía es mucho más profundo de lo que su lectura superficial pueda indicar. Resulta, pues, mi querido Juan José, que ya desde los mil cuatrocientos se daban en la tierra del Barón de Montesquieu espectáculos con toros que acometían, que algunos narradores de la época llamaban “juegos burlescos”, al punto de que en mil ochocientos ochenta monsieur Pouly de Beaucarie creó una cuadrilla de “saltos, pases, banderillas y simulacro de muerte”. No olvidemos que los franceses tenían la materia prima, pues desde siempre había pastado en las rías de la Camarga el hoy conocido como “toro carmargués”, del cual en alguna oportunidad te hablé y que se caracteriza por su poco volumen y sus astas en forma de media luna. Para resumirte el cuento, la famosa ley napoleónica, contrapuesta a la Ley Grammont que en mil ochocientos cincuenta sancionaba con multa de quince francos y una pena de uno a cinco días de prisión a quienes infligiesen en público malos tratos a los animales, nunca fue tocada, hasta que en el año de mil novecientos cincuenta y tres se produjo la norma que en la actualidad rige y que norma la realización este tipo de espectáculos, los taurinos, en las veintinueve comunas francesas en las cuales se practica la Tauromaquia. L’amour, I’amour et ses amoureux, mi querido Juan José, como aquí bien lo ves, también le han sido útiles a la Fiesta. Recibe un abrazo de tu amigo. * La Patria, Manizales. 27 Bogotá LA SANTAMARÍA, AÑOS INCÓLUME Víctor Diusabá Rojas T ratar de ajustar 80 años de historia en apenas 3.600 caracteres de computador es, aparte de imposible, injusto. Así las cosas, como sucede ante el toro a la hora de la verdad, lo mejor es ir en corto y por derecho. Y nada mejor, o más práctico, que mirar esos cuatro quintos de siglo a través de la fotografía, ese arte que tanto le va al toreo -de todos los artes que le van- en términos de instantaneidad. Para el efecto, ahí está a la mano de todos ese álbum ya casi centenario de la plaza de toros de Santamaría, una secuencia que corre desnuda desde el 8 de febrero de 1931 hasta nuestros días. Un álbum, valga aclarar, no físico como tal, sino, mucho mejor, encajado en la memoria de elefante de esos buenos aficionados que jamás cuentan sus días en el calendario de los mortales, sino en épocas, gestas o, incluso, frustraciones o tragedias de aquello por lo que vivimos… y morimos. Verbo y gracia: “eso fue en tiempos del maestro Domingo Ortega”, “ocurrió dos años después de la muerte de Manolete”, “pasó un domingo luego de la 28 cornada de el Cordobés”, “entonces Rincón no había toreado en Las Ventas” o “fue a las cinco en punto, en el reloj de la plaza”. La foto más antigua de la Santamaría no es de la Santamaría. Es la de bueyes que, en una Sabana muy diferente a la que hoy se traga el urbanismo, tiran, parece que sin esfuerzo, de carros en los que viajan a buen resguardo en cajones duras cabezas, inmensos cuernos, robustas patas y variados pelajes de toros bravos importados de España. No se ve a don Ignacio Sanz de Santamaría, pero ahí está su mano, la de un soñador. En cambio, sí están don Ignacio y su plaza en otra imagen, tomada desde algún tejadillo de la construcción pocos días antes de la inauguración. Los dos se miran. Ella, desde su absurda majestuosidad para una ciudad demasiado chica para levantar en su corazón, a las faldas de Monserrate, un coliseo con capacidad para más de doce mil personas. Es un día caluroso (¿diciembre?), y una casa colonial, la de los Bonnet, deja ver sus alerones casi asomados a los tendidos de lo que hoy es Sol, quizás una premonición de ese maridaje actual plaza y Torres del Parque. Trece años después llega la otra imagen. Es 1944 y el liberalismo resiste. La cámara parece montada sobre las tablas del burladero, mientras vienen hacia ella los tres hermanos Dominguín: Pepe, Domingo y Luis Miguel. Los dos primeros tienen cara de toreros. Luis Miguel (el papá de Miguel Bosé, para que los jóvenes sepan de quién se habla) no. Es un niño que sonríe, como si estuviera a punto de una travesura. Pronto dejaría de serlo y se convertiría en maestro dentro y fuera de las plazas. El tiempo pasa lento. Dos figuras se confunden. Una es la de Conchita Cintrón, chilena de partida de nacimiento pero peruana de sangre torera. Ella ejecuta un lance con su capote, mientras la multitud que le sirve de telón de fondo se deja embrujar más por su formas que por sus maneras. Cuando se pasa la página es 1946. En medio de la crispación política, Manuel Rodríguez, ‘Manolete’, mira al horizonte, donde le espera antes que la muerte, la eternidad. El entonces jovencito Manuelhache caza el gesto con su cámara, quién sabe si la misma que lo hizo inmortal en el Bogotazo. Y es probablemente (la memoria de los taurinos tiene esos baches que a veces espantan a los toreros en el ruedo), y es probablemente, decíamos, en esa misma tarde del 46 que Laureano Gómez, en barrera (¡cómo no, si ya Ospina Pérez estaba en el poder!), junto a doña María, su esposa, esperaba el paseíllo de los toreros. Dos filas atrás, Jorge Eliécer Gaitán otea el panorama de un día gris, por debajo del ala del sombrero. Dos años después Manolete y Gaitán se habían marchado, contra sus voluntades. Se acaba el espacio y se quedan las fotos y los hechos. Las que no se publicaron sobre el 5 de febrero del 56, en la corrida previa a la oposición a la dictadura de Rojas y la corrida histórica que se dio enseguida. La del Charro Bañales, hecho un guiñapo, el único artista muerto por asta de toro en estos ochenta años, en un espectáculo de jaripeo. La de el Cordobés, herido, inconsciente, a merced de un toro, solo protegido por la endeble humanidad de ‘el Pegajoso’, un hombre humilde que se jugó la vida por él. Las fotos de Pepe Cáceres, joven, primero, y viejo, después, igual, un torbellino de pasión. Y las de César Rincón, con gesto de emperador cuando era un crío o hecho un emperador con la felicidad de un crío, veinte años después. Y esas de José Tomás, una estatua. Y la mejor fotografía de todas: la de esa plaza mudéjar, incólume ochenta años después, testimonio de una ciudad que cambia pero que, enhorabuena, no reniega de lo que es, porque siempre ha sido y será. 29 LECCIONES DE HISTORIA APRENDIDAS EN LA SANTAMARÍA Jorge Manrique Grisales Foto Jorge Manrique Grisales H ablando de fútbol, el escritor uruguayo Eduardo Galeano decía una vez, refiriéndose a los nuevos estadios, que el concreto, los asientos, la gramilla o las cómodas salas de prensa no eran nada si no había historia. Evocaba, entonces, la gloria de escenarios como El Maracaná, en Brasil, el estadio Nacional de Montevideo, en Uruguay, o el Monumental de Núñez, en Argentina. Eso mismo pasa con la Plaza de Toros de Santamaría, pues la Tauromaquia en Colombia no es lo mismo sin este edificio de ladrillo que se alza al pie de los cerros tutelares de Bogotá. Hace ochenta años, y en medio de los generosos soles de diciembre de 1931, don Ignacio Sáenz de Santamaría supervisaba desde el ruedo la salida de los últimos viajes de tierra arrancados a la montaña. La 30 obra de arquitectura, dibujada en unos planos hechos en España y que originalmente estaban destinados a una plaza en Perú, estaba a punto. No se habían terminado muchos detalles como la fachada, pero ya se podían dar corridas de toros. La plaza, construida durante tres años por los ingenieros Adonai Martínez y Eduardo Lascano, costó en aquel entonces 400.000 dólares. El cemento se trajo de Canadá y el hierro lo vendió Manuel Toro, representante de la United Steel en Colombia. Paso al desarrollo La Bogotá de entonces conservaba muchas cosas del siglo XIX. A pesar de que el alumbrado eléctrico ya completaba treinta años de inaugurado en la capital del país, grandes sectores populares aún se alumbraban con velas de cebo. La construcción de la Santamaría y la fundación de Mondoñedo, como primera ganadería de bravo en La Sabana, le dieron un gran impulso a la ciudad. En ese mismo año, 1931, se inauguró también el moderno Hipódromo-Estadio de la Calle 53. Los bogotanos se divertían en aquel entonces con deportes como el fútbol, el baloncesto y el tenis. También había veladas de boxeo y lucha libre, muchas las cuales comenzaron a programarse en la nueva Plaza de Toros. A comienzos del siglo XX las corridas de toros se daban en el antiguo Circo de San Diego. Hasta allí llegaron figuras de la talla de Rafael Gómez “el Gallo”, Bienvenida, “Alcalareño”, Silveti y Salieri II. Se corría en aquel entonces ganado criollo, que en más de una ocasión metió en apuros a las figuras españolas, como se aprecia en la siguiente reseña de la época: “Por las puertas del toril desfilaron ayer veinte o veintidós bueyes, ante cuya mansedumbre y ante cuyas astas vergonzosamente despuntadas, El Gallo y Bienvenida tuvieron que hacer prodigios de ciencia torera para no quedar bajo el ridículo en que a cada momento quería hundirlos aquel escuadrón de escarabajos que en hora maldecida nos botaron el sábado los vagones del ferrocarril de Girardot”. A pesar de la poca calidad del ganado que se lidiaba entonces, en la capital se llegaron a contabilizar dieciocho plazas de toros entre 1900 y 1930, lo que demuestra el importante crecimiento de la afición. El 8 de febrero de 1931 Bogotá ingresó al circuito mundial taurino. A las 3:40 de la tarde de aquel domingo hicieron el paseíllo por primera vez en la rubias arenas de la Santamaría el valenciano Manolo Martínez, el sevillano Mariano Rodríguez “el Exquisito”, y Ángel Navas “Gallito de Zafra”, con toros de Mondoñedo. Quince mil aficionados abarrotaron los tendidos en una ciudad que para entonces tenía cerca de 250 mil habitantes. El presidente de la República, Enrique Olaya Herrera, ocupó el palco de honor en compañía de don Ignacio Sanz de Santamaría. Esta fue la lista de precios de aquella tarde: Sombra: Barrera $3,30, Preferencia $2,50 y Tendido $1,90. Sol: Barrera $1,80, Preferencia $1,50 y General $0,50. Con la historia por dentro Por la Santamaría han desfilado muchas generaciones de gentes vinculadas con el mundo del toro. Del Sindicato de Trabajadores de la Plaza de Toros de Santamaría hoy hacen parte descendientes de quienes arreglaban la arena del Circo de San Diego. Toreros, Foto Jorge Manrique Grisales 31 Lecciones De Historia De La Santamaria banderilleros, ganaderos, empresarios y conserjes han visto transcurrir su pasión entre esos muros de estilo mudéjar. Algunos se criaron allí, como el ex conserje de la plaza, Ramón Baquero, quien hoy mantiene viva su afición administrando un restaurante típico español en la plazoleta de La Rebeca. Bogotá acogió a sinnúmero de españoles que durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y después de ella llegaron en busca de nuevos rumbos, como en su momento lo hicieron Domingo González Mateus, su esposa Gracia y sus hijos Domingo, Pepe y Luis Miguel, más conocidos en el mundo taurino como los “Dominguines”. Antes lo había hecho por motivos puramente taurinos don Francisco García, como mayoral de Mondoñedo. Su descendencia hoy mantiene la sangre Santacoloma en la Ganadería de Vistahermosa. La Santamaría es también la plaza de las personalidades, los políticos, los artistas, los cronistas, en fin… Es y siempre será una tribuna pública. Desde allí se dirigió al pueblo Jorge Eliécer Gaitán y también se enfrentaron militares y opositores al dictador Rojas Pinilla. En lo taurino se han visto allí toros importantes, tardes inolvidables, broncas monumentales… Es, en el sentido histórico, un punto de encuentro y reunión del país en todas sus facetas. Los rituales de siempre En los años cuarenta la Santamaría era gran epicentro de los espectáculos en Bogotá. Los muchachos hacían vigilia para la corrida del domingo. Cuando terminaban los programas de lucha libre y boxeo de los sábados, muchos se quedaban durmiendo en la plaza, pues a los primeros cien que se encontraran allí en la mañana siguiente les permitían observar el pesaje y el sorteo de los toros. 32 Era toda una novedad, como aún sucede hoy, ver cómo se escogían los lotes y se metían los papelitos en las boinas, de donde eran sacados por los apoderados de los toreros. Desde entonces, el maestro Manuel H. Rodríguez nos permitió conocer a las grandes figuras de la Tauromaquia gracias a sus fotos. Una tarde gris de 1946 captó la expresión premonitoria de un Manolete de mirada profunda en la barrera. Cabe recordar las épocas doradas de grandes cronistas como Jorge Forero Vélez, Ro-Zeta; Álvaro Monroy Caicedo, Hernando Espinosa, Camilo Pardo Umaña, K-Milo, Ramón Ospina y Paco Luna, entre otros, quienes nos trasmitieron la emoción a través de los micrófonos y las generosas reseñas taurinas con que los diarios recreaban el acontecer de la primera plaza del país. Hoy el espacio para los toros en la agenda de los medios es cada vez menor. Cuando a las 3:30 de la tarde suena el pasodoble “El Gato Montés”, la afición se conecta nuevamente con un espectáculo metido en la entraña de los bogotanos. La Santamaría renace para la Fiesta de los toros a finales de enero y por espacio de siete u ocho domingos revive todo a su alrededor: los restaurantes, los sitios de remate, la venta de flores, las botas, la manzanilla, el cocido… Es la magia de la Fiesta la que enciende todo. Don Carlos Pinzón, el eterno hombre de las campañas sociales en la televisión, y gran aficionado, le propuso hace varios años a la administración distrital crear allí mismo un museo taurino para preservar toda la tradición del ruedo capitalino. La idea marchó al comienzo y mucha gente del toro donó piezas para esta iniciativa. Sin embargo, la modernidad no ha reconocido la importancia de ese sitio, que permanece mudo teniendo tantas cosas que contar en tiempos en los que se necesita entender mejor el sentido de la Tauromaquia, esa que tiene mucha historia en La Santamaría. LA SANTAMARÍA Y LA INFLUENCIA DE MONDOÑEDO Enrique Avilán Acosta L a historia de la ganadería de Mondoñedo, está atada a la fundación de la Plaza de Toros de Santamaría, de la cual describen colegas en esta misma edición de nuestra revista está ligada a la historia de los toros de nuestro país. Varios escritores taurinos se han esmerado por describirla, y de algunos de ellos, como María Carolina Andrade, tomé algunos de los textos que hablan de manera amplia de lo que ha significado la aparición en los ruedos nacionales y de algunas de las plazas de países vecinos la presencia de los hermosos ejemplares que muchas de las figuras no quieren torear influenciados por el supuesto mito de su encaste Contreras. Reuní solo algunos aspectos que ilustran la historia de esta vacada que ha dado lustre a sus fundadores y a la afición taurina con prestigio y seriedad para la Fiesta Brava en Colombia. Mondoñedo es referente obligado del campo bravo nacional. La visión, la pasión y el valor de un hombre que apostó por la fiesta a la española en nuestro país hicieron que ésta adquiriera la mayoría de edad en el planeta de los toros. Don Ignacio Sanz de Santamaría, nos entregó la ilusión de una ganadería con toros bravos de verdad y de un escenario taurino hermoso y con el máximo respeto internacional. El 14 de septiembre de 1923 zarpó desde Europa hacia Colombia un vapor con ocho sementales de las vacadas españolas de Veragua y Santa Coloma. Valiosa mercancía destinada a la sabana de Bogotá para don Ignacio Sanz de Santamaría, quien cumplía su sueño de entregarle al país toros de casta. Ignacio, quien vivía en Europa con su familia por largas temporadas, hizo gran amistad en su juventud, cuando estudiaba en Inglaterra, con Enrique Queralt y Fernández Maiqueira, Conde de Santa Coloma, a quien le pidió le vendiera cinco sementales para iniciar su hierro allende los mares. Al enterarse de esta compra, otro gran amigo suyo, el Duque de Veragua, se molestó al comprobar que el colombiano no lo había tenido en cuenta para la formación de la nueva vacada. Por ello, y para evitar malos ratos, don Ignacio le pidió al duque tres sementales para intentar otra línea de sangre para traer a América. Se concreti así la compra de “Liguero”, “Civilero”, “Canastillo” y “Malavista”, del hierro de Santa Coloma; y “Cigüeño”, “Granadino” y “Cantinero”, de Veragua. Un mes más tarde desembarcaron en Puerto Colombia, para iniciar toda una aventura por el río Magdalena hasta llegar a Honda, en el Tolima, para proseguir de ahí en adelante la travesía en tren por las empinadas montañas cundinamarquesas. Toda una proeza digna sólo de aquellos hombres soñadores con alma de conquistadores quienes imaginaron mucho más allá de lo creíble, y verdaderos constructores de nuestro presente y futuro, sin importarles siquiera que sus sueños fueran para muchos, incluso hoy día, utopías inalcanzables. 33 En la Santamaría UNA VIDA, UNA HISTORIA, UN HOMBRE DE VERDAD Javier Baquero Pardo - Jaba E n 1956 llegó a la plaza de toros de Bogotá el recordado por muchos don Arturo Baquero, quien se desempeñó en sus primeros años como conserje y luego como administrador del coso capitalino. Y llegó por cuanto quien le antecedió en el puesto autorizó una permuta de cargo. Hay que Arturo Baquero, 1982 recordar dos cosas: que antes del predecesor del señor Baquero, una persona que ocupaba ese cargo se suicidó y que la plaza dependía del la Alcaldía Mayor a través de su Secretaría de Educación. La llegada y los nacimientos Don Arturo aceptó y se mudó a la plaza de toros junto con su esposa Atilia Velásquez y sus hijos Julia Marlene, Ramón Arturo, Luis Eduardo y Nelson Alberto. El mayor tenía siete años. Posteriormente, en el lugar que hoy sirve como oficinas de la plaza, para ese entonces el apartamento de la familia Baquero Velásquez, nacieron Carmen Atilia en 1960 y en 1968 Armando Rubén. Los dos nacimientos tuvieron gran resonancia en los medios de comunicación como quiera que por aquellas casualidades de la vida los dos se registraron en sábado, día en el que se realizaban espectáculos de lucha libre y contaban con la difusión de emisoras como Tricolor y Metropolitana, que difundieron la noticia al igual que El Tiempo y El Espacio. Para esa época los niños nacían en hospitales, pero don Arturo decía que “en un hospital me pueden cambiar a mis hijos, en mi casa no”, razón por la cual la tradicional partera fue la encargada de traer al mundo a estos dos niños. 34 Como pocos niños Pocos niños en el mundo cuentan con la posibilidad de tener grandes espacios para juegos, y los Baquero tuvieron la oportunidad de tener toda una plaza, una arenera mayúscula, potreros y árboles en la parte posterior de la plaza, infinidad de lugares para jugar a las escondidas en las noches e igual número de espacios para soñar y vivir una niñez privilegiada; tanto, que otros niños de la época acudían por su amistad con la familia a participar del gran “parque de diversiones”, entre ellos personajes como los hijos de don Pepe Dominguín y Misael Pastrana, quienes eran unos hijos más de doña Atilia. Sí, señores, el alcalde de Bogotá y luego presidente de Colombia Andrés Pastrana tuvo por patio de juegos las instalaciones de la Santamaría. En esos años los juegos se combinaban con pequeños sustos producto de bromas que se les jugaban a los muchachos al tener que ir apagar las luces de la plaza, por cuanto tenían que bajar desde lo que es el palco presidencial hasta la parte más baja de la plaza en total oscuridad, lo cual facilitaba las chanzas. Las largas escaleras de la puerta 3 servían de rodadero, para lo cual se usaban tablas que facilitaban el deslizarse con rapidez y emoción. Guardián en la heredad En 1980, cuando era secretario de Gobierno Camilo Llinás Angulo y director del IDRD Jorge Contreras, don Arturo se pensionó, y como Ramón Arturo, su hijo, lo acompañó durante muchos años en sus labores cotidianas, la administración distrital decidió dar paso al guardián en la heredad y nombrar al primogénito como su remplazo. Don Ramón estuvo en la plaza hasta comienzos del año 2000, luego de lo cual se dio paso a la empresa que actualmente regenta la Santamaría. Y, ¿dónde están las llaves? El maestro Pepe Cáceres, quien tenía lo suyo en cuanto al genio, hacía empresa en la Santamaría. Pretendió imponer su santa voluntad y ordenó sacar a cuanta persona se encontraba en la plaza, incluso a Wilson, un joven colaborador de don Arturo Baquero. El muchacho se retiró por insinuación de su tío y recibió como instrucción que no se acercara. Al momento de abrir las puertas, actividad que para esa época se cumplía casi sobre la hora de la realización de los espectáculos, Cáceres “ordenó” que se diera paso al público, cosa que no se pudo cumplir inmediatamente, por lo cual tuvo que preguntarle al señor Baquero el porqué de esa situación, a lo que recibió como respuesta: “Usted ordenó sacar a todo el mundo, incluido Wilson, el joven que tiene las llaves de toda la plaza”. Creo que en ese momento la prepotencia del torero de Honda se vino a pique. Márquez y Serrato en huelga de hambre En los años en que el más poderoso empresario de Bogotá era Rafael “Chiquito” Pérez se cumplió una huelga de hambre protagonizada por Miguel Márquez y Fabio Serrato, dos novilleros que pedían una oportunidad para actuar en la capital. De esa gesta la verdad no hubo sino el nombre, pues en diversas horas a su improvisado “cambuche” de cartón, ubicado frente a la puerta cuatro de la Santamaría, les llegaba no solo el café caliente, sino las diferentes comidas, que aliviaban las “penas” de los manifestantes. Doña Atilita de Baquero fue la cómplice de los desprotegidos novilleros. De este modo la huelga duró varias semanas y al final “Chiquito” Pérez, presionado por la difusión que los medios le otorgaban al paro, se vio obligado a contratarlos para actuar en mano a mano. Contrato que se prolongó durante catorce tardes en las que los tendidos se llenaron y la gente se quedó en las afueras de la plaza por falta de boletas. Un toro en la sala En los años sesenta se realizaban en Bogotá espectáculos con toros criollos, para los cuales se traían al coso capitalino veinte o treinta ejemplares, y se les probaba en la antigua “plaza chiquita”, que no era otra cosa que un pequeño ruedo que existía en los corrales para determinar cuáles saldrían al espectáculo. Un lunes algunos novilleros lidiaban los toros que no habían pasado para el espectáculo oficial del día anterior. Uno de los animales saltó la barrera, pasó al patio de caballos, luego por la pequeña puerta que da a la puerta seis, subió por las escaleras, se paró en la pequeña terraza que está ubicada sobre la puerta de la enfermería y bajó por las escalas hasta la puerta cuatro y prácticamente ingresó a la sala del apartamento de la familia Baquero. En ese momento estaban jugando en el piso los pequeños Carmen, Julia y Nelson. Carmen salió corriendo al interior del apartamento, Julia se quedó congelada del susto agarrada de un tubo de los que se usaban para separar las entradas a la plaza y Nelson, por querer “salvar” a sus hermanas, citó al enorme animal y recibió una fuerte golpiza, por fortuna ni una sola cornada pero sí muchos magullones y morados por todo el cuerpo. El toro fue llamado por los novilleros que llegaron al sitio, subió por la escalas y se lanzó de la terraza al patio de caballos. Murió en el acto. Escondido por un toro, colado por seis En aquella época la Fiesta se vivía de otro modo y con otra intensidad. Existía un aficionado que conocía muy bien los vericuetos del enchiqueramiento y sabía en qué toril quedaba ubicado cada toro, según el orden de lidia, lo que utilizaba para meterse a hurtadillas donde iría el primero de la tarde, pararse en una esquina tapándose con una tabla para que el toro no lo viera y luego de salir el astado al ruedo poder “colarse” por unas ventanas que daban a los bajos de sombra. Sin embargo, y con tan poca fortuna, un buen día, en corrida de temporada a alguien se le ocurrió cambiar el orden de los toriles a utilizar, y en el que ocupaba tradicionalmente el toro que abría plaza se ubicó el de reserva, lo que generó que el pobre “colado” tuviese que pasar toda la corrida encerrado hasta cuando los miembros del sindicato sacaron el ejemplar para devolverlo a los corrales. En ese momento escucharon un estruendo y era la tabla cogida por este hombre que se “petrificó” y cayó al piso luego de toda una corrida “tragando miedo” y sin poderse mover, si no quería ganarse una o más cornadas. Creo que el buen aficionado aprendió la lección que le dio la vida y nunca más se coló en la Santamaría. Como estas existen miles de historias que servirían para escribir un libro, el verdadero libro de historia de la Santamaría, y en ella, la de la familia de don Arturo Baquero. 35 España - El maestro Diego Ramos LOS ANTITAURINOS REFLEJAN LA HIPOCRESÍA DEL MUNDO ACTUAL Karen Zúñiga* Ex alumno de las escuelas de Tauromaquia de su natal Cali y de Madrid. Pudo más la pintura. Estudió en las más destacadas universidades de arte en Europa. Hoy es el pintor taurino más reconocido en el mundo Su vida ha estado siempre ligada a la Fiesta, primero como alumno de las escuelas de Tauromaquia de Cali y Madrid y posteriormente como pintor taurino. Para ello no dudó en matricularse en diversas escuelas de arte con el fin de perfeccionar su estilo y lograr la técnica adecuada que le permitiera desarrollar la actividad que tanto le apasiona. Su corta trayectoria, debido a su juventud, no ha sido impedimento para que haya expuesto sus obras en numerosas ciudades españolas y recibido premios en cuanto certamen ha participado. Hoy llega a nuestra revista Astauros este pintor caleño de quien nos sentimos orgullosos por su talento y estamos agradecidos con él por su amabilidad y gentileza, que lo caracterizan. K: ¿Qué le cautivó de la Fiesta para seguir este camino? C onsiderado uno de los mejores pintores actuales de temas taurinos, el artista colombiano Diego Ramos busca en sus últimos trabajos innovar esta línea de pintura con aportes de trazos sueltos y ágiles, novedosas texturas, coloridos brillantes, imágenes que sintetizan y plasman el instante, la acción irrepetible. Su obra refleja con fiel exactitud su concepto y su visión sobre la Fiesta de los toros, y gracias a su depurada técnica y enorme talento consigue reflejarla con fidelidad en sus lienzos. 36 D: Soy un enamorado del toreo desde que tengo uso de razón. Mi entorno familiar siempre ha girado alrededor del mundo del toro debido a la profesión de mis padres: la fabricación de artículos para torear, especialmente monteras. De niño siempre tuve toreros en casa y mi juego favorito era torear. Todo lo relacionado con el toro me llama poderosamente la atención. K: ¿A qué edad entró en la escuela taurina de Cali? D: ¡Uf! Soy casi fundador... Era de los más jovencitos. Recuerdo mis primeras vaquillas y mis primeros entrenos con ocho o nueve añitos. Andaban por ahí novilleros como el Mariscal y el Papelero, y novilleros sin caballos como Palmeño, Juan Pablo Buitrago, James Peña, Alex Benavides y Mauricio Calderón... Tengo muy buenos recuerdos de Rafael Gómez Pollo” y de Santiago Borrero; fueron los fundadores de la escuela. K: ¿Cuantos años estuvo en la escuela taurina de Madrid? D: En 1994, cuando vine por primera vez a España después de muchos esfuerzos de mi familia. Fue en Madrid donde la pintura me absorbió realmente. K: ¿Qué le obligó a tomar la decisión de cambiar los trastos por los pinceles? D: Para ser torero se necesitan cualidades excelsas y un montón de condiciones reunidas en una misma persona; estoy hablando de si quieres ser bueno. Y desde siempre me gané la vida como pintor. Puedo decir que me inspiraba más pintando que toreando. Cuando me di cuenta de esto, el camino estaba marcado y la juventud no se puede desperdiciar. K: Usted ha comentado que la pintura debería “innovarse”, y ha mencionado especialmente los nombres de Jean Ducasse y Calderón Jácome. Según su punto de vista, ¿qué aporta cada uno de ellos? D: El aporte plástico de estos dos artistas es, sobre todo, personalidad en su arte. Ducasse en el trazo y Calderón Jácome con una visión nueva y rotunda, tristemente no muy extensa. Otro artista que no podemos olvidar es el mexicano Pancho Flores. Es también sabido que después de Ruano y Roberto Domingo el resto de pintores que se han especializado en el tema taurino sólo han exprimido la temática hasta hacer de ella algo manido, y yo diría más de lo mismo y así hasta agotarla. Con un tema tan potente, infortunadamente se descuidó la calidad por la cantidad. K: En la actualidad parece que la pintura taurina se hubiese visto relegada a lugares expositivos muy limitados y concretos. Sin embargo, creadores como Goya, Picasso, Miró, cuyos aportes a la pintura fueron fundamentales, crearon obras importantísimas sobre este tema, obras colgadas en los mejores museos del mundo. ¿Qué sucede con los pintores taurinos actuales? ¿No será tal vez que no se atreven a correr el riesgo de investigar, de crear, y pecan de utilizar los mismos recursos? D: Pienso que sí. En la baraja actual de pintores exclusivamente taurinos no se aporta nada nuevo. El aire fresco ha ido llegando de pintores más completos -y no pintores taurinos precisamente-. Botero, Barceló, Eric Fischl, Uria Monzón, Ruiz Pipo, Luca Monzani, Vicente Arnás, Eloy Morales y José María Cano son algunos de los excelentes artistas que han tratado con sus pinceles la Tauromaquia de una manera más que destacable. K: Su técnica, su pincelada, el color y la luminosidad de sus obras me traen a la memoria el nombre de Joaquín Sorolla... ¿Ha influido algo en usted este maestro del impresionismo español? D: Eso espero. No sólo que influya, sino además que fluya, que es más difícil. K: Algunos de los títulos de sus obras evidencian también la huella de la obra de Goya en su creatividad. ¿Dónde cree usted que se refleja mejor esa huella? ¿En las composiciones, tal vez? D: Es complicado contestar esta pregunta. La huella del genial Goya está latente en toda la pintura universal. Yo de él estudio los colores que utilizaba y me apasionan sobremanera sus cuadros que tienen que ver con toros, porque si los analizas un poco es el color de la Fiesta. Negro y blanco (muerte y vida), ocre y rojo (arena, sol y sangre)... En definitiva, toros. Él no necesitaba más colores. 37 K: Observamos que cuando usted pinta figuras en movimiento, las formas parecen disolverse en manchas casi abstractas pero no pierden nunca su esencia y su identidad expresiva. ¿Le parece que este recurso plástico, esa casi abstracción, podría ser una de las maneras más adecuadas para innovar la pintura taurina? D: No sé si sea la más adecuada, pero sí te puedo decir que forma parte de mi concepto. Me gusta lo casi abstracto y siempre busco el movimiento en mi pintura; lo estático me cansa. De esta manera trato de evolucionar y de ir buscándome por dentro y con los pinceles en la mano. Más que innovar busco ser yo, y sobre todo encontrarme... Sé que tengo que andar un largo camino que quizá nunca acabe pero es hermoso de andar. Pienso que en eso consiste el arte. K: Otro de los puntos que llama la atención en su técnica son los empastes matéricos, los arrastrados, las veladuras y fundidos, propios de la pintura contemporánea pero aparentemente ajenos a la pintura taurina tradicional. ¿Puede develarnos cuál es el origen de esos recursos plásticos, o forman parte de los secretos de su taller? D: Secretos de taller no tengo. Para mí la pintura taurina tradicional tampoco existe. Pienso que sólo hay mala y buena pintura. Estoy en el proceso de discernir entre las dos. Me gustaría madurar y mejorar... Al menos eso es lo que intento. 38 K: Su capacidad de experimentación lo ha llevado a emplear recursos como el collage y a mezclar técnicas (acuarela, pastel, sanguina, etc.). Según eso, parece evidente que la pintura taurina puede enriquecerse con aportes y recursos diversos. D: Totalmente de acuerdo. No sólo la pintura taurina, sino toda la pintura en general. Es muy triste tanta ignorancia del gran público en dar la máxima importancia al óleo y despreciar un dibujo o una acuarela, y ya no digamos nada del pastel, pues un buen apunte puede contener y marcar muchísima más fuerza que un cuadro al óleo. Personalmente disfruto con todos los medios, llámese seco, aguada, aceite... Lo importante es la idea y la manera de expresarse. K: Hoy por hoy parece una pregunta obligada..: ¿Qué opina sobre la polémica en torno a la Fiesta taurina como acto cruel y de violencia gratuita contra los animales? D: La famosa polémica me refleja la hipocresía del mundo actual. Queremos ser más ricos y trabajar menos, y el mundo se destruye poco a poco. Ahora resulta que la danza con la muerte es cruel e inhumana; no se dan cuenta de que es la radiografía de la vida misma y los valores humanos. El arte nunca ha sido para todo el mundo, ni todo el mundo tiene por qué entender a Velázquez, por ejemplo. K: ¿Cree que el arte podría aportar algo a esta polémica? D: Mi respuesta anterior responde un poco ésta. El arte no tiene por qué entenderlo todo el mundo, aunque efectivamente la Tauromaquia existe y el arte en general afirma y sustenta que el toreo contiene muchísimos factores de belleza, rito, tradición , cultura, espectáculo, música, arquitectura, teatro, escultura, medicina y más; todos éstos son aportes de las artes aplicadas de una u otra manera. K: Ha pintado carteles de toros. ¿Qué características debe tener un cartel taurino? D: Sobre todo invitar al espectáculo, recrear y lo que la gente quiere o va a ver; además de llamar la atención. K: Hablando de plazas de toros, ¿qué prefiere para pintar en sus cuadros: Sevilla con su luz y su encanto, Madrid con su seriedad, o Cali por su alegría? D: Las tres tienen su atractivo. Creo que aún conservo el color del trópico de Cali; es posible que lo lleve en la sangre o en los genes. Con ojos de pintor encuentro encanto en cualquier rincón de una plaza de toros. La ciudad española de Ronda, por ejemplo, posee un atractivo fuera de lo común al ser un ruedo muy extenso y las balconadas no muy altas. La luz entra a jugar un papel muy importante. Además, el pueblo está incrustado en la montaña y la cercanía al Mediterráneo le aporta aun más carácter. Pero he de reconocer que Sevilla es otro mundo... Y a mí, ¡me encanta! K: ¿Tiene pensado exponer pronto en el territorio colombiano? D: No de momento. Y aunque tengo algunos proyectos interesantes, me encuentro en una etapa de mi vida en la cual el corazón y la mente me piden parar de exponer un par de años..., mas no parar de pintar... Es lo único que sé hacer. Llevo muchos años exponiendo mis obras e intentando aprender a pintar, y ahora quiero disfrutar encerrado en mi taller y en mi mundo, sin tener el compromiso que suponen las exposiciones. Lógicamente, quiero seguir aprendiendo. Última pincelada. Él seguirá aprendiendo. Nosotros, enriqueciéndonos de su plástica. Nos despedimos. Diego Ramos, un gran pintor colombiano que gracias a su talento, arte e inspiración sabe plasmar perfectamente el sentimientod el aF iestad el ost oros. * Madrid,di ciembre2010 39 AVISO María Carolina Andrade Rendón D 40 ebo confesarlo. Por primera vez en mi vida sentí la sombra de la prohibición cerca de mi; y es que el caso de Cataluña y el de la Corte Constitucional en nuestro país me hicieron enfrentar a la posibilidad de vivir sin toros, y la verdad no me gustó el panorama. Primero por la indignación que me produce cualquier tipo de limitación a la libertad individual, la que sea. Y es que con esta situación quedó claro que los antitaurinos no encuentran más solución que herramientas prohibicionistas para terminar con un asunto que ellos no comparten ni entienden. Lo decimos siempre: al que no le guste que no venga a los toros; pero que nos permitan disfrutar de nuestra esencia, porque resulta que este tema taurino no es solo de afinidad, sino cuestión de alma, de sensibilidad, de locura. sea por la decisión de cada cual; no por imposición de nadie. Pero ante tal advertencia de trabajo “educativo” en contra de los toros debemos prepararnos para conquistar aquellas almas que vibran por nuestra Fiesta. ¿El secreto? Lograr aficionados de verdad, que estudien la Tauromaquia, que lleven el toreo en las venas, que se sientan orgullosos de la fe que tuvieron generaciones anteriores en la Fiesta Brava en este lado del Atlántico, y por supuesto, aficionados que como yo quieran dejarles a sus hijos gusto, amor y compromiso por la Tauromaquia. Somos minoría, y como tal debemos comportarnos, con trabajo interno, cauteloso y sincero. Eso sí, que quede claro que esta minoría debe ser de élite: los más apasionados, preparados y sólidos seguidores de una tradición cultural heredada, no impostada. Gracias a Dios la Corte, a pesar de sus consideraciones, no impidió que ejerciéramos varios de nuestros derechos, pero sí nos dejó claro que mañana mismo podría desaparecer la Tauromaquia en Colombia. Así que hay que tomar cartas en el asunto con el objetivo único de crear una afición sólida, madura y responsable con su pasado y futuro. Los antitaurinos aseguran que esto de los toros tiende a desaparecer, que las sociedades evolucionarán hacia la protección total de las especies. Creo que si esto debe acabarse, pues que Ojalá alguno de nuestros toreros colombianos cuente con suerte y consiga conquistar de nuevo para nuestro país el cetro del toreo mundial como lo hizo César Rincón. Esto nos pondría otra vez en el plano internacional, más allá de gustos y contradictores. Pero mientras esto pasa, seguiremos con la misión de hacer más fuerte nuestra tradición taurina. Ya sufrimos una bronca y áspera embestida antitaurina. Ahora fortalezcamos nuestro rumbo y sigamos promoviendo nuestra forma de ver y entender el mundo entero. 41 Medellín CÓMO DEFENDER LA FIESTA DE LOS TOROS N Luis Alfonso García Carmona* o hace mucho tiempo leí que la Fiesta Brava no necesitaba que la defendieran, que ella se defendía sola. Por desgracia, los últimos acontecimientos del país y el mundo se han encargado de probar lo contrario. No pretendemos llover sobre mojado, pero sí es preciso que abandonemos las lamentaciones, las recriminaciones y el derrotismo y pasemos a la acción. Recojamos las buenas experiencias de otros países y aprendamos de ellas. En Venezuela, por ejemplo, los taurinos, como en nuestro país, actuaban en forma aislada; cuando se percataron del peligro que corría la Fiesta por acción de los enemigos de ella y del Estado, se unieron en la Plataforma Taurina de Venezuela y salvaron la Fiesta. Y en la Madre Patria, ante la absurda medida del Parlament catalán, se ha despertado en todos los estamentos allegados al toro la voluntad de participar activamente en defensa de su patrimonio cultural taurino. En Colombia, como sabemos, el activismo de los grupos antitaurinos es permanente y agresivo. Se mueven en el Congreso con proyectos de ley que buscan desvirtuar la esencia de las corridas de toros. Lo de la Corte Constitucional ya lo sabemos de sobra. Aprovechan los medios en todas las formas: con artículos, encuestas y entrevistas, orientado todo a un solo objetivo: desfigurar la verdad para que la gran masa, que en general es indiferente a esta polémica, se incline en contra del espectáculo taurino. Nuestra respuesta, como lo dijimos, ha sido aislada y descoordinada. Urge una gran unidad de propósitos, estrategias y programas. Propusimos hace dos años conformar la Plataforma Taurina de Colombia, y la verdad es que la respuesta fue corta. Parece que pudo más la indiferencia, o el afán de protagonismo de algunos dirigentes. Seguimos pensando que esa es una parte de la solución y estamos dispuestos a respaldar cualquier iniciativa con este mismo sentido. Mi llamado al aficionado que lee estas líneas y quiera hacer algo por la Fiesta es: únase a alguna entidad que esté trabajando en beneficio de la Fiesta. En Cali, por ejemplo, contamos con Astauros, que todo el año programa eventos en beneficio de la Fiesta. En Medellín fundamos hace cuatro años la Asociación Pro Defensa de la Fiesta Brava, Asotauro, y aspiramos a que taurinos de todos los rincones de la patria se nos unan fundando capítulos locales. Sabemos de los esfuerzos de la Universidad del Toro, con participación de las nuevas generaciones de aficionados. Especialmente en la capital se requiere de un comité coordinador de todos los esfuerzos nacionales. No olvidemos que es allí donde se adoptan las decisiones de carácter legislativo y judicial que pueden afectar la actividad taurina. ¿Qué nos cuesta integrar un colectivo con participación de la empresa, los toreros, los ganaderos, los cronistas y los defensores de la Fiesta? ¿Por qué tenemos que seguir trabajando cada uno por su cuenta? ¿Por qué, en lugar de menospreciar los esfuerzos de los demás, no trabajamos hombro a hombro contra el común enemigo? Lograda esa necesaria unión podremos enfrentar jurídicamente y en forma oportuna todas las demandas que atenten contra la Fiesta Brava, estaremos atentos a lo que suceda en el Congreso, solicitaremos que el ministerio de la Cultura cumpla con su deber constitucional de fomentar la Fiesta como parte de nuestro patrimonio cultural, diseñaremos campañas para llevar a los establecimientos de educación videos y conferencias sobre los valores artísticos y culturales de la Tauromaquia, mantendremos una permanente alimentación de información a los medios de comunicación, y finalmente nos integraremos con los movimientos que a nivel internacional se han propuesto defender la Fiesta de los toros y conseguir de la Unesco que la declare Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. *Asotauro/ Director Ejecutivo 42 México - José Chafik Hamdan A. CREADOR DEL ENCASTE SAN MARTÍN José Mata* “¡Dígase la verdad aunque sea motivo de escándalo!” Ubicada en el rancho La Gloria, de Tequisquiapan, Querétaro, bajo la denominación de Santillán, con divisa morado y verde, San Martín fue fundada en 1932, y en 1966 la adquirió su actual propietario. S er invitado a la prestigiosa ganadería mexicana de San Martín, propiedad del legendario criador de toros bravos don José Chafik Hamdan Amad, don Pepe, siempre resulta una inenarrable experiencia. Allí estuvimos para ver tentar tres vaquillas y un semental que próximamente, junto con los demás individuos que ya están procreando, contribuirán a la continuación de la dehesa a través de sus crías. Gracias al gran visionario que ha sido y es don José, San Martín es ya un encaste, por ser madre de muchas vacadas que conforman la cabaña brava mexicana. Ahí hemos estado, y los recuerdos se agolpan por la historia que resume tan importante vacada, como por ejemplo ver en una de las paredes colgada la cabeza del mítico toro Toda una época, ejemplar de San Martín que estoqueó el siempre recordado Manolo Martínez aquel 30 de mayo de 1982, con el que puso punto final a su carrera. Al margen de que el de Monterrey, cinco años después, regresó en lo que sería una breve incursión; por ello es oportuno recordar que don Pepe fue apoderado de Manolo por más de dos décadas. En este maravilloso marco histórico vive y convive el joven artista de Jalisco Guillermo Martínez, el torero que actualmente apoya el ganadero. En su expresión muestra el arte que atesora y da ese toque de distinción a sus faenas a través de su valor natural, sólida técnica e inobjetables clase y calidad. Tiene, además, la fortuna de abrevar toda la Tauromaquia de Manolo Martínez a través de ese océano de sabiduría que sin lugar a dudas es el señor Chafik. 46 Importante responsabilidad la que está asumiendo, como la que tuvo al ser partícipe habitual en el examen que se da en ese mágico laboratorio genético que ha dado fortaleza y contenido a la cabaña brava mexicana. Así, vimos torear a Guillermo tanto las vaquillas como el semental que enseñaron la grandeza de San Martín gracias al ganadero don Pepe Chafik, pues la encastada bravura estuvo presente en todo momento; y la clase, la calidad, el recorrido y la emotividad son otras de las características fundamentales de este ganado y que permitieron crear las excelentes faenas de Martínez. Cabe hacer notar que en San Martín sólo se han padreado individuos de origen puro de Saltillo vía San Mateo, del también legendario don Antonio Llaguno. Cuando don Pepe Chafik incorporó ganado español en 1996 y 1997 trajo vacas y sementales procedentes de la vacada de Moreno de la Cova, cuyo antecesor, Félix Moreno Ardanuy, compró toda la ganadería a la familia de don Antonio Rueda de Quintanilla, Marqués del Saltillo. Al mismo tiempo importó a México un lote muy importante, origen de la ganadería del Conde de Santa Coloma, procedencia Saltillo e Ibarra, a través de las dehesas de la familia Buendía, de Paco Camino, de Graciliano Pérez Tabernero y de Coquilla, procedente de la familia Sánchez Fabrés. Todo esto Santa Coloma puro. Un dato histórico sobre lo que la cabaña brava mexicana ha representado y que dio una innegable aportación a la Tauromaquia mundial: antes de que Chicuelo toreara a Corchaíto, de Graciliano Pérez Tabernero, el 24 de mayo de 1928, en Madrid, alternando con Cagancho y Barrera, ya había descubierto y disfrutado en México el toreo moderno, el toreo ligado con base en largas series de pases. Aconteció el 24 de octubre de 1925, con Dentista, e inmediatamente después en ese mismo festejo con Lapicero, ambos de San Mateo, alternando ese día con Juan Silveti Mañón y Manolo Martínez (nada tiene que ver con el de Monterrey, que mandó durante las décadas de los setenta y ochenta) en El Toreo de la Condesa. toro Coquito, de su ganadería española San Martín, que le correspondió al buen torero colombiano Luis Bolívar durante su comparecencia en la Feria de San Isidro. Toro que fue ovacionado por su ejemplar casta y bravura, e inobjetables clase, calidad y recorrido. Gracias a don Pepe Chafik esta aportación sigue vigente a través de su vacada, que como hemos manifestado, ya es un encaste; por ello, así como fue fundamental la aportación de don Antonio Llaguno a la cabaña brava mexicana hace un año, no se entendería la historia del toreo sin su existencia. Otra nota adicional: el visionario José Chafik Hamdan fue a España y fundó la ganadería San Martín. Tuvo su asiento en Azuaga, provincia de Badajoz. Se convirtió en poco tiempo en la vacada consentida de las figuras del toreo español y conquistó triunfos y reconocimientos en ese país y en Francia. Como para el recuerdo, el 26 de febrero de 2009 fue galardonado tras conocer que la exigente Asociación El Toro de Madrid le hizo merecedor al trofeo al mejor toro lidiado en toda la temporada 2008 de la Monumental Plaza de Las Ventas de Madrid. El Algo más: la aportación de don José Chafik no sólo se limita en lo que al gran ganadero se refiere, sino que como apoderado llevó los destinos de Manolo Martínez durante cinco lustros, que mandó en una época maravillosa y fructífera del toreo mexicano; igualmente, abrió su ganadería para que durante los primeros seis años de la vida taurina de José Tomás viviera ahí, en donde se formó como novillero y torero abrevando la sabiduría de don Pepe. ¡Vaya imponente carga histórica que se respira en esta emblemática ganadería! Y que al final de la inolvidable tarde, el anfitrión concluyó: “… Apoyo a Guillermo (Martínez), porque veo en él todas las posibilidades para llegar a ser una gran figura”, palabras que agradeció, emocionado, el joven torero de Jalisco y que fueron el punto final de tan gratísima experiencia. *México / toroestoro.com 47 TE QUISIMOS, GALLEGO Jorge Arturo Díaz Reyes E s temprano. Termina septiembre. Llueve. Marco al celular de Vicente y me contesta su esposa. Me dice que no puede pasar, que delira, pero que le hable por el altavoz. Digo cosas de las que siempre conversábamos con la esperanza de que me oiga. De pronto escucho un balbuceo “¿Qué dice, Gloria?”, pregunto. “Dice que le reserves hotel para la feria de Manizales”. Me duele. Se va un amigo muy querido. Ya no conversaremos jamás. Ya no tendré más el regalo de su afecto, de su inteligencia, de su jovialidad. Ni el ejemplo de su valor. Un mes después, el 30 de octubre, me despierta el teléfono. Diego Galvis, compungido, me informa que a las cuatro de la mañana todo acabó para el Gallego. Tan pronto cuelgo entra la llamada de Gloria. “Dejó de sufrir”, solloza. Fueron trece años de batallar sin tregua contra el terrible cáncer que lo martirizó y lo destruyó pero jamás le sometió. De frente, sin miedo, sin cuarteos, lo lidió. Con temple de torero lo encaró. Nada de quejas, de congojas, ni pasos atrás. Dejó el trabajo sólo cuando ya le resultó imposible, y con discreción de general espartano se fue a su casa para morir junto a su mujer, sus hijos Pilar y José, y sus nietecitas. Hombría irreductible, igual en momentos amargos, como cuando la injusticia show lo puso en la lista de los expiatorios y con gran despliegue lo encarceló esposado, e igual cuando años después la misma, de manera vergonzante, lo exoneró de cargos. Nació el 25 de abril de 1934 en El Ferrol. Sus recuerdos de infancia comenzaban siempre a fines de la guerra civil en un barquito junto a su madre, cruzando la ría rumbo al castillo para llevar alimento al padre, oficial de la Guardia Civil, preso y condenado a muerte 48 (perdonado luego) por haber defendido, como era su juramento, al gobierno de la República en las primeras acciones. Su adolescencia y primera juventud fluyeron por diferentes lugares, pero más en el gris Madrid de la posguerra, donde adelantó estudios, hasta que pronto, “acosado por la mojigatería sexual del franquismo”, confesaba riendo, escapó hacia América. “Era muy apuesto”, recuerda Quinito. “Un tumbalocas”, dicen Florencio y Estela, mis vecinos, padrinos de su primer matrimonio. Pues nada más que con eso y con un ingenio digno de la picaresca dieciochezca el joven inmigrante se abrió camino en las más diversas empresas. Montó corridas de pueblo; fue vendedor de cosas, de noticias, de sueños; apoderó toreros, magos; un faquir, artistas, entre otros, una cantante que luego sería presidenta de Argentina. Lo del faquir terminó peor: en Lima lo descubrieron una madrugada dándole comida. Pero lo suyo era la palabra, el bien hablar, el acentuado castellano. Artista de la conversación, inteligente y culto, vertía en ella su agudeza, su repentismo y su gracejo, respaldados por una memoria elefantiásica. Y eso merecía, necesitaba, un auditorio amplio que no daba sino la radio. Las emisoras colombianas y en particular las caleñas fueron beneficiarias por medio siglo de aquellas virtudes. Micrófono en mano marcó la ciudad que hizo suya, le imprimió estilo; le contó los Juegos Panamericanos, las corridas, los clásicos futboleros; le abrió paso a la salsa y le construyó imágenes habladas que trascendieron. Generoso, aumentó y multiplicó la dimensión de sus amigos: José Pardo Llada, Eduardo de Vengoechea, Mario Alfonso Escobar, Paco Luna, Pacheco, Loperita… El Deportivo Cali, su fanatismo, su otra familia; Palomo Linares su compadre. Era un creador de mitos. Hizo televisión y prensa. Escribía con igual amenidad que con la que hablaba, pero lo suyo era decir. Muchas veces le instamos a colocar en papel al menos algo de aquel enorme banco de historias y anécdotas que narraba tan deliciosamente. “Las palabras vuelan; lo escrito queda. No quiero trascender”, contestaba. Vargas Llosa Nobel de Literatura Por eso amaba la ligereza de la tertulia, que cultivó toda su vida, desde aquellas nocturnas de los años sesenta en el parque Caicedo hasta la final de los sábados en La Campiña, junto a su emisora, que frecuentábamos con “Mao”, Luis Fidel Moreno, Jaime Fernández, Harold Álvarez, Alfredo Herrera, “el Cuco” Roldán, Miguel Yusti… Él era motivo, eje y animador. ¡Cuánto nos hacía disfrutar! Los toros fueron una de sus principales aficiones, si no la principal. Tras ellos volvió varias veces a su España del alma, pero allí ya no se hallaba. Siempre adelantaba el regreso sin terminar la feria de San Isidro. Cali lo tenía embrujado. Los eneros, tras la última corrida en Cañaveralejo, antes del amanecer, emprendíamos camino a Manizales, y mientras yo manejaba él contaba. No pocas veces lo vi llorar en la plaza, narrando faenas, como aquella por naturales de Diego González al Mondoñedo. Pétreo y franco hasta la rudeza en sus convicciones, pero también leal y justo, no permitió nunca que las discrepancias debilitaran su amistad. Ya postrado, en el Deportivo Cali ofrecieron una misa por su salud. Fuimos todos. Él en silla de ruedas, con la camiseta 10 del equipo. Yo, americano y además no devoto, permanecí a su lado respetuosamente pasivo y silente. Al terminar, cuando con Jaime y Gloria lo llevábamos a su carro, comentó con sorna: “Creo que esta misa fue ya más por la salvación de mi alma que de mi cuerpo”. Por eso me preocupó cierto tufillo de ateísmo que había en ella. ¡Cómo no haberte querido, Vicente! Gracias por haber sido. ¡Qué falta nos haces! “…soy una persona más bien pacífica, y creo que le ocurre a la inmensa mayoría de los aficionados: Lo que nos conmueve y embeleza en una buena corrida es justamente que la fascinante combinación de gracia y sabiduría, arrojo e inspiración de un torero y la bravura, nobleza y elegancia de un toro bravo consiguen en una buena faena, en esa misteriosa complicidad que los encadena, eclipsar todo el dolor y el riesgo invertidos en ella, y crear unas imágenes que participan al mismo tiempo de la integridad de la música y del movimiento de la danza, la plasticidad pictórica del arte y la profundidad efímera de un espectáculo teatral…” 49 Colombia CARNE DE TORERO César Augusto Arias* Dos cornadas ocurridas en el 2010 generaron, por su dramatismo y consecuencias, múltiples comentarios, imágenes y análisis: la de José Tomás en Aguascalientes, México, y la de Julio Aparicio en Madrid, España. D urante mucho tiempo ha llamado la atención la forma casi milagrosa como algunos diestros reaparecen después de percances que auguraban ausencias de semanas o meses. Se acuñó entonces la frase de que los toreros tenían “carne de perro” para significar que, como sucede con los canes (comparación poco grata), se recuperan casi sin ayuda y en tiempo más corto del que le tomaría a cualquier otro mortal. Dejando de lado el que muchas veces por necesidad (esa sí con cara de perros) hay que volver a vestir el traje de luces para no perder unos honorarios, la verdad es que desde el punto de vista médico es interesante hacer algunas consideraciones. Una herida por asta de toro tiene posibilidad, como cualquier otra herida, de producir lesiones de diferentes características, y es allí donde radica el secreto de la evolución. Si en su trayectoria el pitón desgarra únicamente tejido muscular (lo que se conoce como cornada limpia, aunque de tal no tenga nada) sin compromiso de otras estructuras, entonces pueden ocurrir estos regresos cuasi milagrosos con puntos de sutura aún sin retirar. En otra clase de circunstancias, si se producen desgarros de tejidos vasculares o nerviosos o fracturas, entonces poco o nada se podrá hacer, aunque se quiera, por acelerar el proceso natural de recuperación. La sutura de una arteria o vena o la reparación de un nervio exige posteriormente un reposo no negociable. De igual manera, la lesión ósea impone la inactividad de los fragmentos comprometidos para obtener la formación del llamado callo óseo, que permita el posterior uso sin riesgo de la estructura. En el caso del maestro de Galapagar su temporada debió suspenderse por meses por las lesiones vasculares y nerviosas. Sobre todo estas últimas dejan 50 como secuelas atrofias por la inactividad muscular obligada, que implican procesos de fisioterapia una vez el tejido se ha regenerado. Con Julio Aparicio la complejidad de la zona donde penetró la pala del pitón ha llevado a varias intervenciones para reconstruir estructuras como las glándulas salivales, la lengua y los músculos de la cara y el cuello y para tratar la fractura de maxilar, daños todos ocurridos en segundos. Como se puede apreciar, hay una serie de factores que juegan papel preponderante en la rehabilitación de una lesión, como ocurre en cualquier ser vivo normal. Entonces aceptemos que por el valor inherente a la profesión y por algunas otras circunstancias se pueden dar estas recuperaciones sorprendentes. Lo que sí debe quedar claro es que los toreros en verdad son seres especiales, pero su carne es como la de todos: carne de torero, carne de ser humano. *Médico España APARICIO NO ES UNA PORCELANA Antonio Burgos* A l salir de la clínica tras el cornalón, más que un gran torero cuya gloria con el de Alcurrucén en el San Isidro de 1994 aún recordamos, parecía un cantaor. Como si el hijo de Maleni Loreto hubiera seguido la senda de bronce y seda del arte de su madre y fuera uno que ha ganado la lámpara minera y va a mandar a los albañiles a José Mercé. Con su chaqueta azul de ser y parecer torero hasta cuando duerme, este aire flamenquito se lo daba el pañuelo de seda que al cuello llevaba. Pañuelo de cantarle una saeta al Gran Poder. Pañuelo de reunión de cabales, de decirle al guitarrista el número mágico de un traste y arrancarse con un ayayayay en el que cabe la vida porque cabe la muerte. Como en el toreo. Flamenco y toros se dan la mano y se nutren mutuamente, de tal forma que no me extrañaría que después de las corridas los catalanes quisieran declarar fuera de la ley la soleá y la seguiriya. Hablo de Julio Aparicio. Los que nos emocionamos con su pellizco le decimos desde siempre Julito. Ese diminutivo viene de cuando arrancaban de novilleros Finito en Córdoba y Jesulín en Ubrique y medio Cossío tenía un niño que quería seguir los pasos de su padre y ser torero. Si a Julio Aparicio le había salido un niño torero, a Miguel Baéz Litri, su pareja, le había salido otro. ‘Miky’, lo llamaban, aunque sonaba más a ratón de Walt Disney que a litrazo en Huelva. Y el niño de Paco Camino, mentado igualmente con diminutivo impropio, Rafi, también iba para torero. Y no tengo que citar (con el cartucho de pescao) al Niño por antonomasia de todos aquellos niños, a José Luis Vázquez Silva, que aunque ya cuarentón sigue siendo para todos los que fuimos y somos sus partidarios el Niño de Pepe Luis, pues Pepe Luis sólo hay uno y no hay que mentar el apellido, y niños, aunque el Sócrates de San Bernardo tiene por lo menos media docena, no hay para los que degustamos un día las esencias de su tarro otro que este Niño. Muchos de los que vimos el terrible cornalón que le atravesó a Julio Aparicio el cuello que ahora tapa el pañuelito flamenco sentimos el mismo dolor que si el toro hubiera enganchado a un hijo nuestro. Nos vino el recuerdo del mexicano Miguel Ángel al que, toreando de rodillas, un toro le metió el pitón por la boca y le partió el velo del paladar en Sevilla, y que se salvó gracias a las manos milagrosas del doctor Leal Castaño, el que se ponía en el burladero de los médicos con su sombrero de ala ancha y un clavel en la solapa, como diciéndole al mal fario que debía volver a la Feria y no tenía la menor intención de ponerse la bata blanca. El cornalón de Julito vino a decirles a los ecologistas prohibicionistas toda la verdad del toreo. Esa foto que ha dado la vuelta al mundo es el panegírico de la grandeza del Rito, como le gusta a Albert Boadalla nombrar a la que otros llaman Fiesta. Pero, por desgracia, en ninguno de esos periódicos que llevaron a primera la foto tremendista del cornalón con el pitón saliéndole por la boca, como si el pobre Julito estuviera vomitando toro, ha venido la foto flamenquita de Julio Aparicio saliendo de la clínica, como tampoco sacan a ninguno en el telediario con las dos ‘pelúas’ en la mano saliendo por la puerta grande, sino sólo cuando hay hule. Los más han dicho lo de la pasta de los toreros. ¡Qué plastas se ponen con la pasta! Que los toreros están hechos de otra pasta. No, los toreros grandes no están hechos de pasta. ¡Qué pasta ni pasta! Toreritos de pasta y de plastilina hay todos los que ustedes quieran, pero no es el caso de Julito. Me parece irreverente hablar de la pasta de los toreros como si fueran figuritas de porcelana. Bueno, algunos lo son: muñequitos de pasta gansa mediática. Los toreros grandes no se recuperan tan pronto de las cornadas porque estén hechos de otra pasta. El aparente milagro ocurre porque son de la madera gloriosa de los héroes. *Diario ABC Madrid 9 de junio 2010 51 Venezuela TENÍA QUE SER OTRO CÉSAR Golfredo Rojas A l comenzar los años cincuenta llegó a España de la mano de Fernando Gago un joven venezolano que deseaba ser torero. Al preguntarle su nombre dijo llamarse César Girón. Ante esa respuesta los empresarios españoles comentaron “ese no es nombre de torero”, y le preguntaron qué otros nombres tenía. Respondió “César Antonio Girón Díaz”. “¡Listo! dijo uno de ellos. Lo anunciamos como Antonio Díaz, un nombre más taurino”, a lo que el joven caraqueño respondió “No. Yo soy César Girón. Si es taurino o no mi nombre lo dirá el toro, que es el que quita y pone”, y así fue anunciado. A partir de ese momento comienza la cosecha de triunfos. Tomó la alternativa apadrinado por el mejicano Fermín Espinoza, “Armillita Chico”, máxima figura de ese momento. César Girón, ya matador de toros, triunfó y adquirió tal fuerza que les dio la alternativa a sus dos hermanos, Rafael y Curro, el mismo día en Barcelona; la única vez que han actuado tres extranjeros de la misma nacionalidad en plaza de primera. Ello fue considerado un hecho insólito e histórico en el mundo taurino, y trajo como consecuencia que el gobierno promulgara una ley según la cual no podrían actuar en un festejo dos toreros extranjeros de igual país en ruedos españoles. Hubo diestros americanos, específicamente mejicanos, que obtuvieron triunfos importantes, como Rodolfo Gaona y Armillita Chico, entre otros. Sin embargo, ninguno despertó el interés por los de estos lares como lo hizo el venezolano César Girón, quien abrió las puertas para que se lucieran sus convecinos. Es el único diestro en la historia que se ha ganado todos los trofeos de las ferias españolas en una temporada. Pasaron cuarenta años, y cuando cenábamos en el Hotel Intercontinental de Cali César Rincón, su 52 César Rincón hermano Luis Carlos y este servidor, se acercó a la mesa el apoderado español Luis Álvarez y le increpó: “César, ¿cuándo podemos conversar?”. Y el matador le respondió: “Ahora mismo, don Luis, que Golfredo es de confianza”. Luis Álvarez le responde: “¡Sí, claro, lo conozco! Dime, ¿qué pretendes?”. “Quiero torear diez corridas en España”, a lo que el apoderado le dijo que eso valía mucho dinero. César inquirió que cuánto era mucho dinero. Luis le dijo: “Son treinta kilos” (treinta millones). El matador supuso que hablaban de pesetas y contestó que no tenía ese dinero, pero Luis le aclaró que eran treinta millones de pesos, suma con la cual el torero sí contaba. “Siendo así, me comprometo a que torees las diez corridas en España y quizás algunas más”. El apoderado le preguntó para cuándo lo podía tener y César le dijo que en ese momento. Luis cerró el trato diciéndole: “Entonces no hay más que hablar”. César se dirigió a su hermano Luis Carlos para ordenar el cheque para su firma. Cuando tomó la chequera se dirigió a don Luis para pedirle que una de las diez tardes debía ser en Madrid. Éste se incorporó y afirmó: “Es una plaza muy dura y tienes tiempo que no vas a España”. El matador le exigió que además debía ser en San Isidro. Luis, sorprendido, le dijo: “Lo estás poniendo muy difícil, pero si quiere torear en las Ferias de San Isidro, debe hacerlo antes una en Madrid para que se acostumbre al público”. César aceptó, firmó el cheque y se lo entregó. Luis Álvarez se despidió y César comentó: “Esos son mis ahorros”. Ante ese comentario le di ánimo diciéndole que estuviera tranquilo, que eso se le multiplicaría. Tres meses después el colombiano viajó a España. Se presentó en Madrid sin mucha suerte, pero el 21 de mayo de 1991, cuando lo hizo en las ferias de San Isidro con una corrida de Baltasar Iván, realizó gran faena al toro Santanerito y cortó dos orejas. ¡Primera Puerta Grande! Esa noche lo visitaron los empresarios Hermanos Lozano para pedirle que sustituyera al día siguiente a Fernando Lozano, ya que éste no podía torear la corrida del 22, en la que anunciaban toros de Murtiera Grave. El matador exigió que para sustituir a Lozano tendrían que darle la sustitución de Pedro Gutiérrez Moya, el Niño de la Capea, que estaba anunciado para el 25 con toros de Torrestrella. La solicitud fue aceptada por la empresa. Al día siguiente formó un lío grande con el toro Alentejo y le cortó las dos orejas. Nuevamente salió por la Puerta Grande. En ese momento decidió no torear la corrida del 25 para actuar en la Corrida Extraordinaria de la Beneficencia, el 6 de junio, cuando solo se anunciaban toros de Samuel Flores mas no el cartel, ya que era para los triunfadores de San Isidro. El cartel quedó anunciado en un mano a mano con José Ortega Cano. Nuevamente realizó gran faena y salió en hombros por tercera vez, en esta ocasión con su alternante. César Girón Siguieron muchos triunfos para César, como el de Palavas (Francia). El primero de octubre logró su cuarta salida consecutiva por la Puerta Grande de Madrid al cortar las dos orejas al toro Ramillete, de la ganadería de Joao Moura. Este fue el gran año del maestro colombiano en el mundo, por lo que puede decirse que Luis Álvarez le quedó debiendo siete corridas a una de las grandes figuras del toreo de América, pues no fue necesario porque las demás se las dieron sus triunfos. En 1995, en Madrid, le cortó las dos orejas al toro Emplazado, de la ganadería Hermanos Astolfi. Fue su quinta salida en hombros. Diez años después, el 19 de mayo de 2005, cortó dos orejas más; fue esta su sexta y última salida por la Puerta Grande de Madrid. En el 2008 decidió cortarse la coleta. 53 Portugal LAS CORRIDAS SIN ESPADA João Pedro Barreiros* L a tradición taurina portuguesa tiene orígenes sustancialmente diferentes de la española. Siempre fue un espectáculo conducido por la nobleza para su propio entretenimiento, lanceando toros a caballo y permitiendo que el pueblo cogiese al burel después de la faena en aquello que hoy en día es un final único y absoluto original para la clásica faena de toros a la portuguesa, con los jinetes con sombrero tricornio, chaqueta francesa y silla peninsular con sus estribos de caja. estocada. Es una importante parte de la faena la que se pierde, todo un siglo mezclado de tradiciones que no existe; no hay orejas ni rabo, y una salida en hombros se determina por el número de vueltas. Como sucede en la música, tan importante como formar músicos -o aun mas- es formar oyentes, educar el buen gusto y la exigencia por la calidad. En este caso formar aficionados, enseñar a las personas lo que es la Tauromaquia en todas sus variaciones y complejas vertientes, sutilezas y diferencias. Sin embargo, desde cuando el primer matador de toros portugués, Diamantino Vizeu, tomó su alternativa el 23 de marzo de 1947 en la monumental de Barcelona, teniendo como padrino a Gitanillo de Triana, Portugal entró definitivamente en el mundo de la Tauromaquia, incluso con algunas grandes figuras tales como Manuel Dos Santos, José Julio, Mario Coelho, Armando Soares, el fallecido José Falcao, el único y valiente Ricardo Chibanga. Éste último notable embajador de la Tauromaquia en África, en la abandonada Monumental de Lorenzo Márquez en la actual ciudad de Maputo, capital de la república de Mozambique. O bien otros más recientes, como el maestro Víctor Méndez. Todos se vieron desde el inicio sujetos a una limitación legal de oscuros orígenes que prohíbe la suerte de varas y la estocada en las plazas portuguesas. Así, los matadores de toros, fueren del país que fueren, cuando actúan en Portugal están impedidos para ejercer su arte en toda la plenitud que merece y de la cual siempre se mostró digna. En las plazas de Portugal el toreo de a pie, aquella forma de toreo que de hecho hace referencia a las palabras de Francis Wolf en El toreo, el arte de jugarse la vida, es un espectáculo incompleto y de cierta manera un engaño al público y una falsa demostración de la idea subyacente a toda la lógica de la Tauromaquia: preparar el toro para estoquearlo, para que su muerte sea limpia y grandiosa, para que el matador pueda de hecho demostrar que triunfó, que cumplió, que se fundió con el cuerpo de su oponente en una escultura mágica en que se sabe que la muerte es el momento siguiente. Si la corrida a la portuguesa es una forma de Tauromaquia muy particular y diferente del rejoneo de origen español, la corrida debe ser cumplida en su totalidad y esencia, pues de lo contrario se arriesga a ser aquello que en mi opinión es un simulacro de una faena que nunca llegará a ser completa, con novillos afeitados y sin la edad ni el trapío de los toros de cinco años debido a la ausencia de las varas, con embestidas que también por eso pierden la necesaria suavidad y cadencia, y que culmina en el momento más absurdo con la simulación de la estocada con una banderilla; algo que solo debería ocurrir en el sublime y raro momento en que un toro es indultado se repite en Portugal cual triste banalidad por la absurda imposición legal de la prohibición de la 54 Dejé de asistir a las corridas en Portugal. No soy un especial adepto de los festejos a la portuguesa, y he notado que la generalidad del público no es una masa crítica y exigente, sino que aplaude cualquier hecho, salvo en raras excepciones, cuando exige vueltas inmerecidas. Y no puedo asistir a corridas de verdad en mi país. Me resta seguir las temporadas españolas, sudamericanas y mexicanas, conforme el tiempo me permite, a través de la televisión, o me doy algunas escapadas a Sevilla, Pamplona, Madrid, Arlex, Nimes, México, Colombia, teniendo al lado de mi casa una plaza de toros. No obstante, siempre queda una esperanza, como en aquella ya distante tarde del 12 de septiembre de 1984, cuando el maestro Mario Coelho, después del clamor y tremenda exigencia del público, estoqueó un toro en la plaza de la Moita y le cortó las dos orejas y el rabo a su oponente. Fue acusado, juzgado y absuelto, pero esa tarde aún perdura en nuestras memorias como un clamor de autenticidad y de sublime admiración lusitana por la verdadera corrida a pie en Portugal. *Biólogo, Licenciado en Ciencia Animal, Máster en Etología Animal, PhD en Biología Ecología / Animal y de Agregación de la Etología y la Ética en la Producción Animal. Profesor e investigador de la Universidad de las Azores. Ecuador - Ganadería Cerro Viejo ENTRE TINTOS Y FIESTA Natalia Fernández T uve la oportunidad de viajar a Ecuador y conocer el ámbito taurino en ese país. A decir verdad, las similitudes con Colombia son muchas, y puedo decir que se vive más intensamente en sus provincias. Fue un viaje maravilloso durante el cual conocí a Enrique Cobo, gerente de la Asociación de Criadores de Ganado de Lidia y propietario de Cerro Viejo, una prestigiosa ganadería. Caballero a carta cabal, aficionado empedernido, le ha entregado su vida a la cría del ganado y al bienestar de la Fiesta. Le preocupa, como a todos, lo ocurrido en Cataluña con la prohibición de las corridas. En su hacienda, localizada cerca de Quito, disfrutamos de una tarde de toros y caballos, mis grandes pasiones. Montamos a Valentín, uno de los ejemplares de la cuadra de su hijo, el rejoneador Enrique Cobo Montalvo. Y entre tintos bien cargados de café puro, como le gusta a él, conversamos una tarde llena de ilusiones. ¿Cree que la decisión de Cataluña puede influenciar y afectar a América? ¿Cómo? Considero la decisión de Cataluña como de contenido eminentemente político y sesgado y no debería afectar a América ni trascender aquí, pero desgraciadamente los inescrupulosos antitaurinos la utilizarán como argumento sin serlo; carece de validez. De alguna manera molesta nuestra Fiesta esa malhadada determinación que desconoce cultura, tradiciones, arte y principios de la vida misma. 56 ¿Considera que existen personas beneficiadas en Cataluña y en el mundo con esa decisión? Sí. Quienes obran en función de sus intereses políticos, egoístas y mezquinos, además de los que pretenden aprovecharse de ella siendo ajenos a ella, ignorantes en ella. Sin embargo, estoy seguro de que existen muchos más perjudicados por ese desatino y por la insustancial decisión. En su trayectoria como aficionado, empresario y ganadero, ¿algún día pensó que la decisión de abolir la Fiesta Brava se daría? Principalmente en los últimos años siempre ha estado latente esa intranquilidad por las continuas voces disonantes al respecto, pero tengo la completa seguridad de que la Fiesta no va a ser abolida; por el contrario, con el concurso y el firme compromiso de todos nosotros, los amantes de ella, se verá fortalecida, porque tiene los argumentos de fondo suficientes y relevantes para que así suceda. Como gerente de la Asociación de Criadores de Ganado de Lidia del Ecuador, ¿cuál es su mayor preocupación? Sin duda alguna seguir contribuyendo, desde nuestra perspectiva y campo de acción, al fortalecimiento de la Fiesta en todos los órdenes que entraña y que exigen del contingente de quienes estamos en este maravilloso planeta. ¿Cuáles son los objetivos principales de los criadores de toros de lidia para lograr el bienestar de la Fiesta Brava? En lo que a nosotros compete, ser mejores cada vez y esforzarnos por la calidad de nuestros productos, lo que redundará cualitativamente en los espectáculos; complementarnos con los otros estamentos de la Fiesta para lograr su promoción, difusión y engrandecimiento; contribuir con empresas y organizaciones para la realización de festejos; apoyar a quienes quieren ser toreros y demuestran tener condiciones; dar a conocer en los distintos foros y espacios la magnificencia de la Fiesta y sus entretelones llenos de grandeza y apartados de toda mezquindad. Estos entre muchos otros. ¿Hay diferencias entre el toro ecuatoriano y el colombiano? No hay mayor diferencia. Más bien pensaría que mucha similitud. Incluso existen prácticamente los mismos encantes y refrescos de sangre que tanto bien hacen a las cabañas bravas de ambos países. Lo que he dicho en cuanto a parecidos se ve reflejado en el comportamiento de toro en la plaza, en las características de las vaquillas en los tentaderos y en varios aspectos. ¿Qué encaste tiene Cerro Viejo? Fundamentalmente el de Juan Pedro Domecq, por la vía de los hierros emblemáticos de nuestro país, como son Carlos Manuel Cobo, Huagrahuasi, Triana de Marcelo y José Luis Cobo. He efectuado en los últimos años algunos refrescos con sangre de Garcigrande y Jandilla, todo en la misma línea. ¿Cuál es su mayor logro como criador y cómo trabaja para el éxito de su ganadería? Mis mayores logros son haber aportado en la medida de mis posibilidades a que haya Fiesta en el Ecuador y que dos de los actores de ella, público y toreros, hayan podido disfrutar de las cualidades de uno que otro producto. Trabajo básicamente intentando ser mejor y más estricto en la selección, en la crianza y en la preparación de los productos. En Ecuador la provincia tiene afición y el público acude masivamente a las plazas. ¿Cómo se ha logrado? Es evidente que las corridas de toros y los espectáculos taurinos en general obedecen a una raíz ancestral, a la cultura, a la idiosincrasia, a las manifestaciones artísticas, y son parte misma de las celebraciones de los pueblos. Por tanto, son concurridas por los aficionados pese a cualquier intento por desacreditar la Fiesta y a los constantes reclamos por desactivarla. Claro está que tenemos que cuidar, en la medida de las posibilidades, la seriedad y calidad de los festejos y el apego a las normas consustanciales a la Fiesta. ¿Existe la ganaderías? posibilidad del intercambio de Sin duda alguna creo en la posibilidad y en esa necesidad, que será indudablemente beneficiosa para quienes lo practiquen. Es hora de hacerlo en forma equitativa y razonable y que en el corto plazo se vea plasmada en cuanto a beneficios mutuos. 57 Astauros EL BUEN AFICIONADO -DECÁLOGO- 1. El toro de lidia es un ejemplar único en la escala zoológica que vive en tierras donde hay afición, y es el principal intérprete de la Fiesta Taurina. 6. Has de exigir el toro íntegro y la formación del torero, pero sin obligarlo al suicidio estéril. 2. El torero es un ciudadano que con su inteligencia, su destreza y su arrojo ha creado la Tauromaquia, orgullo de nuestra patria ancestral. 7. No has de hacer estrellas luminosas que se apaguen pronto ni aplaudir demasiado a los principiantes, porque luego te cobran la luz y las palmas con intereses acumulados. 3. La Tauromaquia se compone de las suertes siguientes: capa, puya, banderillas, muleta y estoque, por lo cual no debes consentir saboteos ni mutilaciones. 8. No has de consentir mojigangas en serio. 4. El respetable público es el que debe mandar en la Fiesta, administrando su afición, su dinero y su tiempo como si fuera un torero de categoría especial, para su buena conservación. 9. Al acercarte a la taquilla (que trabajo y dinero te costará) ten en cuenta que lo que aquí pagas es fruto de tu esfuerzo, y muchas veces ha sido ganado con más riesgo que se gana el dinero en el ruedo. 5. No se podrá hablar de Fiesta de Toros mientras no haya toro íntegro, torero valiente y que sepa el oficio y público que, como árbitro, lleve su control con arreglo a los usos y costumbres de bien lidiar, para defenderla de sus enemigos. 10. No te has de dejar convencer ni deslumbrar por la propaganda ni la pagues, porque no entra en el programa, y mucho menos cuando no coincida con los hechos. SABÍA USTED QUE... DE 1 A 10 1) El patrono de los toreros es el franciscano San Pedro Regalado, nacido en Valladolid en 1930. 2) La ganadería de reses bravas más antigua del mundo es la de Atenco, en México. 3) La ganadería más antigua de Colombia es la de El Aceituno, que data de 1542. 4) La primera víctima del toreo fue el aristócrata cordobés Diego de los Ríos, en 1570. 5) Cuando Juan Belmonte debutó en Sevilla con novillos ambos se le fueron vivos al corral. Belmonte y Manolete prestaron servicio militar. 58 6) Lagartijo y Frascuelo no obtuvieron ninguna oreja a lo largo de veinte años de intensa competencia, por ausencia de esa costumbre en Madrid, que otorgó su primera oreja en 1920. 7) El famoso pasodoble Gallito no fue compuesto para Joselito, como pudiera pensarse, sino para Fernando Gómez Ortega, su hermano. 8) En Madrid no suena música durante las faenas. 9) En Sevilla es el director de la orquesta quien a su criterio hace sonar la música. En el resto de plazas del mundo es una orden del presidente. 10) Miura es la única ganadería que tiene dos divisas: una para Madrid y otra para las demás plazas. Escuela de Tauromaquia de Cali COMITÉ DE APOYO Juan Fernando Valencia - Primer concurso infantil de pintura taurina Categoría 6 a 8 años: primer puesto Juan Felipe Sánchez, del colegio Colombo Británico. Acuarela. U Categoría 9 a 11 años: primer puesto Alejandra Neira, del colegio Los Ángeles de San Fernando. Lápiz. n puñado de aficionados a la Fiesta Brava en Cali decidieron ponerse manos a la obra y realizaron en 2010 una de las gestas más importantes para difundir y transmitir el conocimiento y sobre la Tauromaquia y la pasión y el amor por ella. Entre las actividades programadas figuraron el Primer Diplomado Taurino “Conocimiento avanzado en Tauromaquia y principios básicos del toreo” y el Primer Concurso de Pintura Infantil “Los niños sueñan con la Fiesta de los toros”. El primero con la intención de obtener recursos para la compra de novillos y promover los cursos prácticos entre los alumnos de la Escuela, y el segundo para despertar en los niños el amor por el toro y la afición por la Fiesta. Integraron el comité Antonio González Rincón, Juan Fernando Valencia, Gonzalo Isaza León, Norella Ramírez, Ana Milena Asseff, Eduardo Manrique, Emilio Arias, Carlos Otero y Joaquín Isaza León. Según ellos, es sólo el comienzo de una actividad variada y completa prevista para el 2011 con una agenda que incluirá academia, práctica, difusión, apoyo y fortalecimiento de la Escuela de Tauromaquia de Cali. En el concurso de pintura infantil se recibieron 95 trabajos de diferentes instituciones educativas. Pero algunos centros educativos les negaron la participación a sus alumnos por su antitaurinismo, en una clara violación del derecho al libre albedrío. En esta actividad descollaron, entre los mejores de la historia de la pintura, los maestros universales Pablo Picasso y Fernando Botero. El jurado estuvo integrado por la artista Soraya Quintero, el torero y pintor Efraín Vargas Domínguez y el aficionado Humberto Botero. Categoría 12 a 14 años: primer puesto Isabela Díaz, del colegio Los Ángeles de San Fernando. Puntillismo en tinta. Mención especial: Estefanía Montaña Buitrago, del colegio Hispanoamericano. Técnica lápiz de color esfumado. 59 Manizales FUNDACIÓN UNIVERSIDAD DEL TORO L Paco Ayala a avalancha anti agobia a toda la feligresía taurina, y se expresa en diversas manifestaciones dirigidas a la abolición de una de las más bellas expresiones culturales, la Fiesta Brava, que ha tenido, tiene y seguirá teniendo ilustres hombres de las letras y del pensamiento humano entre sus defensores acérrimos. El escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, actual premio Nobel de Literatura, es el más claro ejemplo de esta afirmación; se suma a un séquito de fieles admiradores y cultores de la danza de la muerte, ejecutada por el torero frente al toro en el ruedo de una plaza, en un ritual de hondo contenido estético, artístico y social, fuente de inspiración no sólo de los que se visten de luces sino de reconocidos intérpretes de las artes plásticas, las letras y la música. Es reconfortante y esperanzador ver cómo surge espontáneamente un grupo de jóvenes aficionados que por iniciativa propia se han organizado para asumir el liderazgo de un trabajo serio por la defensa y promoción de la Fiesta Brava en Colombia que trasciende las fronteras: La Fundación Universidad del Toro. Hablamos con uno de sus gestores, Juan David Marín, de veintitrés años, graduado en Producción Agropecuaria. ¿Cómo surgió la iniciativa de crear la Fundación y cuál es su propósito esencial? La idea nació gracias a una experiencia que tuve con mi hermano, quien era antitaurino y después de llevarlo a visitar una de las ganaderías de reses bravas de la región cambió por completo su percepción y hoy en día asiste a los toros conmigo. Así pude ver que sí era posible vencer los prejuicios antitaurinos y que el gran problema de los toros en la actualidad es que la gente no conoce el contenido y el significado de las corridas. Decidí convocar a una reunión vía Facebook con el fin de reunir a un grupo pequeño de jóvenes aficionados y aprender juntos e ir a los toros. La acogida fue muy buena y rápidamente pasó de ser 60 Juan David Marín lidera una marcha por la defensa de la fiesta brava un proyecto de peña a ser la Fundación Universidad del Toro, cuyo propósito esencial es difundir el arte de Cúchares y por medio de la socialización y la capacitación enseñarle a la gente el porqué y él para qué de las corridas de toros y de esta forma crear un ambiente de tolerancia por la diversidad cultural. ¿Cuántos jóvenes pertenecen a la organización y cuáles son los requisitos para ingresar? Contamos con capítulos en Cali, Bogotá, Medellín y Manizales, en Colombia. En México hay en Guadalajara y el Distrito Federal. Aqui somos seiscientos jóvenes afiliados y en México ya estamos llegando a los doscientos. ¿Los requisitos? Ninguno. Simplemente querer aprender y asistir a las reuniones. Pueden enviarnos los datos al correo udeltorocolombia@ hotmail.com o comunicarse con el celular 313 618 42 99. ¿De dónde provienen los recursos? Son limitadísimos, casi inexistentes. Lo que hemos podido realizar lo hemos hecho gracias a fiestas y becerradas que organizamos con el fin de obtener el dinero para sostener la Fundación, y por la labor pedagógica que decidimos emprender. Estamos a la espera de que las empresas nos abran las puertas y nos brinden muchísima ayuda para cumplir con nuestro objetivo y cambiar de una vez por todas la mala imagen que se ha querido proyectar de los toros y mostrarle a la gente que cuando hablamos de Tauromaquia hablamos de la fiesta más completa que existe. Además de la exitosa convocatoria para marchar por la Fiesta Brava antes del fallo de la Corte, ¿qué otras actividades han adelantado? En todo el país y en México conferencias y tertulias con temas de muchísimo interés, jornadas de toreo al aire libre, excursiones a ganaderías y a corridas en diferentes ciudades, visitas a colegios y universidades y crear una serie de espacios de información y discusión que sean del total agrado de los jóvenes. En la segunda semana de noviembre organizamos con rotundo éxito el Primer Congreso Nacional del Toro de Lidia, en Manizales. ¿Cómo están poniendo en práctica la estrategia de llegar a los centros educativos con la verdad sobre la Fiesta Brava, para contrarrestar la desinformación que se está dando a los estudiantes a través de Internet y otros medios? Lo primero que hicimos fue una encuesta en los diferentes colegios y universidades de Manizales para medir la aceptación de los toros y hacer un sondeo sobre la información a favor y en contra y por los medios por los cuales se recibe esta. El resultado no fue muy diferente a lo que ya traíamos en mente: la Internet ha sido la herramienta que los detractores de la Fiesta mas han utilizado para hacernos daño, y es precisamente por este medio por donde empezamos nuestra labor de difusión, con muy buenos resultados. Por otra parte, le solicitamos al alcalde citar una reunión con todos los rectores de colegios para exigir la neutralidad de los docentes, ya que nos hemos dado cuenta de casos en los que son los profesores quienes obligan a los estudiantes a hacerse antitaurinos. El ambiente taurino se considera elitista y restringido para unos pocos. ¿Cuáles han sido las dificultades para desarrollar su gestión? Ese es uno de los mitos que más queremos erradicar. En mi caso no soy de familia taurina ni prestante; toda la vida he ahorrado para adquirir mis abonos. La verdad sea dicha: los boletos para ir a los toros son costosos pero no son inalcanzables; además, las empresas hacen grandes esfuerzos para organizar ferias gratuitas para involucrar a todas las personas que quieran hacer parte de esta tradición tan bella. ¿Percibe el reconocimiento de su trabajo en el ámbito taurino? ¿Cuál ha sido el apoyo recibido por los diferentes estamentos de la Fiesta Brava? Poco a poco se obtiene el reconocimiento. Es un reconocimiento más por parte de los aficionados, quienes nos felicitan bastante y nos dan las gracias por defender su pasión, su identidad y su libertad. Falta muchísimo apoyo de los estamentos involucrados pero no todo es malo: en cada una de las ciudades hemos encontrado al menos una persona que ha querido ayudar y contribuir con nuestra causa. Es el caso de la Peña Taurina La Giralda en Bogotá, la Corporación Plaza de Toros de Cañaveralejo y Cormanizales. ¿Alguna anécdota sobre encuentros con los antitaurinos? Enfrentamientos a diario. Mis correos, mi Facebook y mi celular reciben día a día amenazas e insultos. Pero hubo uno muy particular que se dio con un joven de Manizales que asistía a las marchas antitaurinas y decía ser uno de ellos. La gran ventaja con él fue que sí tenía la mente abierta y se dejó mostrar la Fiesta en su contexto general, y tuve la oportunidad de llevarlo al campo y ahora asiste a los toros y está basando su tesis de grado en las corridas de toros. ¿Qué mensaje envía a través de estas líneas a la juventud taurina y a la afición en general? El mensaje es que ahora más que nunca hay que luchar por nuestra pasión, nuestra identidad y nuestra libertad, y que somos nosotros, los aficionados, quienes tenemos que organizarnos y concienciarnos de que hay toreros muy buenos y muchísimo más económicos que las grandes figuras, y si ellos no quieren bajar sus honorarios y no les apetece venir a Colombia les tenemos que demostrar que sin ellos también podemos tener temporadas memorables. 61 Peña infantil y juvenil Los Erales PRESENTE Y FUTURO DE LA FIESTA María Camila Tello* “Los toros son nuestra pasión; los admiramos. La Fiesta la vivimos y la disfrutamos”. L os Erales es la única peña infantil y juvenil en el mundo. Tenemos menos de dieciocho años, y nuestro objetivo es promover la Fiesta en Colombia por medio de sus integrantes, porque somos el futuro de la humanidad y quienes debemos llevar el legado de nuestros padres. Nuestra afición es mucha, y por ella hemos de luchar sin violencia. Para nosotros, como para cualquier taurino, la nuestra es una Fiesta a la cual asistimos en paz. Nuestro único interés es el de ver en una tarde la belleza del toro de lidia como ser irracional que busca a un torero racional, sabio y valiente, que se enfrente a él con audacia y lo entienda a tal punto que logre compaginarse con él, y que creen fiera y hombre una maravillosa demostración de lo que es arte: compuesto estético de los movimientos realizados por el diestro. Toro y torero merecen igual respeto y deben ser admirados por su comportamiento natural tan distinto, pero a la vez tan parecido, pues los dos luchan por mostrar lo bueno que hay en ellos, la esencia, la casta. Tanto la esencia del torero como la casta del toro son de gran importancia, porque las 62 dos forman un conjunto al que llamamos el “arte de torear”, compuesto de las buenas embestidas del toro y las maravillosas y limpias ejecuciones del torero, que finalmente muestran la estética en un solo cuadro, el de cada lance o muletazo que pueda ligar o pegar el diestro en el que el toro, sometido de una buena manera, va tras el engaño. Estamos en desacuerdo frente a la decisión que ha tomado el Parlament de Cataluña de prohibir las corridas. Desaparecer la Fiesta es borrar los recuerdos memorables de España. Quieren abolir una tradición milenaria de la que han participado los más grandes artistas, reconocidos pintores como Pablo Picasso y Francisco de Goya, el gran filósofo español José Ortega y Gasset. La Fiesta también es parte de nuestra cultura, de la inspiración de quienes plasman en sus obras de arte la imagen del toro como símbolo de origen de vida y fertilidad, no como los antitaurinos que se refieren a ella como “acto violento”. “El buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado” Juan Belmonte. *Presidenta loserales@hotmail.com EL INOCENTE TORO DE LIDIA Felipe Rocha Marulanda* D espués de casi una década de debates, el Parlamento de Cataluña resolvió prohibir (65 votos a favor, 55 en contra, 9 abstencionistas y un ausente) las corridas de toros. En Colombia la Corte Constitucional se inclinó, por mayoría, a favor de las costumbres arraigadas y respetables, como las peleas de gallos, las corridas de toros, las novilladas, las corralejas. ¡Qué paradoja!, ¿verdad? En Cataluña se politizaron totalmente las corridas de toros, el debate y la pugna entre socialistas y populares, confrontación agitada y motivada que desgraciadamente atraviesa el inocente toro de lidia. La actividad cultural y libre se coarta -en una región española de gran tradición taurina- aduciendo la protección animal. Manifiestan crueldad, sufrimiento y maltrato, violencia y tormento en el espectáculo. Estas son las razones en que se apoyan los enemigos de la Fiesta Nacional. Justifican así sus argumentos radicales, humanistas, civilistas y moralistas. Pero también es cierto que el espectáculo puede y debe reglamentarse, sin que deba prohibirse esta actividad sana y recreativa de nuestra tradición y costumbres desde tiempos remotos. Sería una grave agresión a esta expresión de arte y esparcimiento generalizado en todo nuestro territorio y países vecinos. Tomémoslo y tratémoslo como un deporte sano (forma cultural), donde el torero burla la muerte, artística y valientemente materializada por la noble fiera. Por lo tanto, debemos proteger esta cultura tradicional y esta riqueza nacional, que brinda tantas oportunidades al hombre libre, pobre o rico, que goza con la presencia del toro bravo en una plaza. La libertad es libre, siempre y cuando no perjudique al prójimo, ¿verdad? Respetemos las aficiones de unos y otros y preservemos este magnífico animal que nos regala la naturaleza o aniquilémoslo con un decreto o sentencia. Insisto que el hombre sano y libre surge y construye, y el que prohíbe somete y destruye. * Achury Viejo 64 View publication stats