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Camión de recogida de contenedores amarillos con recolector de carga trasera.
Camión de recogida de contenedores amarillos con recolector de carga trasera.
ROS ROCA

Así han cambiado los contenedores y los camiones que hacen posible el reciclaje

  • Aunque parezca que siempre han estado ahí, los camiones de recogida y los contenedores amarillos y azules aparecieron en España a finales de los 90 y han evolucionado mucho en los últimos años.

En el camino que siguen los envases que desechamos hasta las plantas de selección hay dos elementos fundamentales sin los cuales el proceso no podría llevarse a cabo: los contenedores y los camiones de recogida. Ambos forman parte del paisaje de nuestros pueblo y ciudades y, sin embargo, apenas les prestamos atención a pesar de que, si nos paramos a pensarlo, nos hacen la vida más fácil.

En la actualidad, en España hay 388.174 contenedores amarillos destinados a envases domésticos y cada vez los utilizamos más: en 2020, cada ciudadano depositó 18,6 kg de residuos en ellos (un 8,5% más que en el año anterior). Respecto a los azules, existen 229.594 contenedores en la vía pública, donde cada español depositó 19,3 kg de papel y cartón en 2020 (un 0,3% menos que en 2019, por la caída de actividad a causa de la pandemia). Durante los últimos cinco años, el uso de los contenedores amarillos ha crecido un 41%, mientras que el de los azules lo ha hecho un 24,6%.

Además de en los contenedores situados en las calles, se pueden encontrar otros 45.000 puntos de recogida selectiva en lugares de gran concurrencia, como pueden ser las oficinas, estadios, hostelería y festivales, entre otros.

El abc de los camiones de recogida: elevadores polivalentes, compartimentados y el tipo de carga

Las 1.490.283 toneladas de envases que llegaron, en 2020, a las instalaciones recicladoras homologadas lo hicieron, en gran medida, en algunos de los muchos camiones de recogida que circulan por nuestro país. Gracias al reciclaje de estos residuos, se dejaron de emitir 1,67 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera (equivalente a la calefacción de 800.000 personas en un año), y se ahorraron 20,29 millones de m3 de agua y 6,37 millones de Mwh de energía.

Esto no sería posible sin la intervención de los camiones de recogida. Y una de las personas que más sabe sobre ello en España es Vicente Vilaplana, director comercial de Ros Roca, empresa que se ha dedicado durante décadas a carrozar vehículos para la recogida y también a la fabricación de contenedores.

“El sistema de recogida con carro y tracción animal fue el precursor de los métodos actuales”, recuerda Vilaplana, que nos invita a un interesante paseo por la historia de los camiones de basura, antes incluso de que la recogida selectiva de residuos se implantara en nuestro país. Ya en la década de los años 60 del siglo pasado, su compañía lanzó al mercado “el primer recolector de carga trasera, carrozado sobre chasis, con compactación. En aquellos años la recogida se hacía de una forma manual y aún no existían los elevadores de contenedores”, recuerda el responsable de Ros Roca. Hasta los años 90 no aparecieron los primeros contenedores para reciclaje en la calle, lo que “motivó que Ros Roca desarrollase elevadores polivalentes” que ayudasen a recoger los residuos de los diferentes tipos de contenedores existentes.

"En los años 60 la recogida se hacía de una forma manual y aún no existían los elevadores de contenedores”

En una sencilla lección sobre lo que es un “camión de recogida de residuos sólidos urbanos”, Vilaplana nos explica que constan de tres partes: el chasis o armazón del vehículo (que puede ser de diversas marcas: Iveco, Renault, Scania, Mercedes, etc.); el recolector, un gran recipiente donde se acumulan y compactan los residuos que se van recogiendo, que puede ser de carga de carga trasera, carga lateral, superior o frontal; y el elevador de contenedores (igualmente de carga trasera o lateral). Fue a finales de los 90 cuando se comercializó “el sistema monoperador de carga lateral”, con el que se consiguió optimizar “al máximo los servicios de recogida de residuos”, detalla.

Los camiones de recogida circulan igualmente por pueblos y ciudades, porque pueden tener diferentes anchos de cabina (de 1.980 mm a 2.530 mm, por ejemplo) a los que se adapta el recolector del chasis. Esto, según explica Vilaplana, permite que puedan pasar por calles estrechas. Algunos de ellos cuentan con un sistema bicompartimental de recogida, es decir, “una máquina doble, con dos compartimentos, dos prensas, dos palas eyectoras y un doble elevador” que permite aprovechar al máximo cada recorrido, ya que permite depositar los residuos de dos tipos de contenedores diferentes, sin que se mezclen, y transportarlos al lugar de tratamiento correspondiente.

Una de las preocupaciones de los ciudadanos en torno a la recogida de residuos es el ruido que generan los camiones al recorrer las calles, levantar los contenedores y depositar la carga. “Existe la directiva 2000/14/CEE, que es de obligado cumplimiento”, cuenta el responsable de Ros Roca; esta norma exige a los fabricantes que las máquinas especifiquen la potencia acústica que alcanzan (y, por tanto, el nivel de ruido que pueden provocar) en un lugar visible, cumpliendo con las medidas sonoras establecidas.

Recolector de carga trasera con pila eléctrica.
Recolector híbrido de carga trasera con pila eléctrica.
ROS ROCA

La flota de camiones de recogida ya ha empezado a adaptarse a una de las grandes preocupaciones del presente: reducir la contaminación. Los fabricantes están aplicando soluciones como elevadores eléctricos y la instalación de pilas, también eléctricas, para la compactación del recolector. En cuanto a los chasis, se está apostando por vehículos de tracción 100% eléctrica.

Mirando al mañana, las opciones pasarían por evolucionar hacia pilas de hidrógeno e implementar en los recolectores “sistemas de prevención de accidentes, mediante la instalación de sensores y cámaras de visión artificial de 360 grados”, explica Vilaplana.

La visión más futurista pasa por la conectividad entre los camiones y los contenedores, una idea en la que se está trabajando desde hace unos años y que ya se ha probado con algunas experiencias positivas. Por supuesto, “cuanta más conectividad, más información y más análisis”, lo que permitiría tomar “mejores decisiones”, opina el experto.

Contenedores futuristas para ciudades inteligentes

Pero, ¿existen ya los contenedores inteligentes? Que el propio contenedor ‘avise’ cuando está lleno, para que se recojan los residuos, ha dejado de ser ciencia ficción: se pueden instalar sensores de apertura o cualquier otra tecnología sin contacto con los residuos que ayuden, entre otras, a controlar el nivel de llenado del contenedor.

Antes de hablar del futuro, demos un salto al pasado para conocer cómo eran los primeros contenedores amarillos y azules que hubo en España y cómo han evolucionado. Como recuerda Vicente Vilaplana, hicieron su aparición en nuestras calles en los años 90 del siglo pasado, “eran metálicos en forma de paralelepípedo, de descarga cenital y con un volumen 3, 6 y 9 metros cúbicos”. Aunque todavía existen algunos así, “los que más se han instalado desde principios del siglo XXI son los de carga lateral, con un volumen nominal entre 3,2 y 3,0 metros cúbicos”; pueden ser metálicos o, como sucede en el 80% de los casos, de polietileno.

“Los contenedores en los 90 eran metálicos en forma de paralelepípedo y de descarga cenital”

Los más usados son los de carga lateral, fabricados en polietileno de alta densidad, según Vilaplana. Como curiosidad, no solo nos ayudan a reciclar sino que, a su vez, se reciclan y se fabrican en buena medida a partir de residuos: “El material de este tipo de contenedor es reciclable hasta un 90%. En la actualidad, estamos utilizando hasta un 55% del material recuperado en contenedores retirados para la fabricación de los nuevos”, concreta.

Al preguntarle por los contenedores soterrados que empezamos a ver en muchos lugares y, finalmente, no se han generalizado, apunta tres causas: “Baja productividad y altos costes de instalación y mantenimiento”.

Desde su punto de vista, “la principal novedad” que se han introducido en los contenedores de carga lateral fue la comercialización de modelos adaptados a personas con algún tipo de discapacidad, haciendo su vida un poco más sencilla y facilitando que reciclen más.

Contenedor de carga lateral asimétrico, instalado en Barcelona en 2009.
Contenedor de carga lateral asimétrico, instalado en Barcelona en 2009.
ROS ROCA

Ideas para fomentar el reciclaje: los sistemas de recompensa

Una de las últimas novedades en el mundo del reciclaje, lanzada por Ecoembes, ha sido el Sistema de Devolución y Recompensa (SDR) RECICLOS, que incorpora tecnología a los contenedores amarillos para recompensar por el reciclaje. “Sin ninguna duda” fomentan el reciclaje, concluye Vicente Vilaplana, “todo aquello que pueda incentivar al usuario es positivo para aumentar su colaboración”.

Este SDR, implantado en 2019, ya está funcionando en más de 40 localidades de todas las provincias españolas, donde pueden utilizarlo más de 3 millones de personas. Premia el compromiso ambiental de los ciudadanos con el reciclaje de latas y botellas de plástico mediante puntos canjeables por incentivos sociales o ambientales.

Ahora RECICLOS ha dado un paso más allá presentando un contenedor amarillo inteligente, que incorpora en una de sus bocas un aro dotado de tecnología puntera que permite identificar no solo los tipos de envases que se depositan, sino también la frecuencia y los lugares en los que reciclan.

Así es el nuevo contenedor amarillo inteligente.
Así es el nuevo contenedor amarillo inteligente.
ECOEMBES

Se trata de una tecnología 100% nacional y pionera en el sector que hace uso de tecnologías como el internet de las cosas (iot), la inteligencia artificial, el reconocimiento de imágenes, la ‘tokenización’, el ‘big data’ o el ‘blockchain’. Estos contenedores amarillos inteligentes ya están en el barrio Ciutat Cooperativa de Sant Boi de Llobregat, en Cataluña, y se espera que su escalado a nivel nacional se haga próximamente.

El objetivo de esta iniciativa es seguir impulsando el reciclaje de envases de una manera sencilla para el ciudadano y poder realizar un mayor seguimiento y control de los residuos a lo largo de todo el proceso. De esta forma, se fomenta un reciclaje de calidad que facilita la circularidad y se abren posibilidades futuras de seguir integrando las últimas tecnologías en el sistema de reciclaje.

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