Por qué desaparecen 94 huesos de nuestro cuerpo a lo largo de la vida

Los diferentes tipos de huesos presentes en el cuerpo humano.
Los diferentes tipos de huesos presentes en el cuerpo humano.
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Los diferentes tipos de huesos presentes en el cuerpo humano.

Cuando nacemos tenemos alrededor de 300 huesos, pero cuando somos adultos solo tenemos 206. ¿Qué ocurre con esos 94 huesos que desaparecen? ¿Se evaporan, se rompen o se funden? Para responder estas dudas, es fundamental comprender la evolución del esqueleto humano.

El esqueleto humano, conjunto de huesos que brinda soporte y protección al cuerpo, experimenta cambios significativos en su dureza, densidad y cantidad a lo largo de nuestra vida. Este proceso comienza con el cartílago, un tejido flexible que se endurece a medida que se depositan calcio y otros minerales en él, en un proceso conocido como osificación, que puede ser de dos tipos: intramembranosa y endocondral.

El hueso no es una estructura sólida e inamovible, sino que se renueva constantemente para reparar el daño y adaptarse. Este proceso constante de regeneración y renovación asegura que el hueso viejo y dañado sea sustituido por un hueso nuevo y resistente. Como resultado, nuestro esqueleto se renueva aproximadamente cada 10 años en individuos sanos, aunque ocurre más lentamente en personas mayores o enfermas.

¿Por qué desaparecen los huesos?

La razón por la que el número de huesos disminuye a medida que crecemos y nos desarrollamos es porque muchos huesos pequeños y redondeados, conocidos como sesamoideos, se fusionan entre sí. Estos sesamoideos se encuentran en articulaciones como las rodillas, los codos o las manos, y actúan como poleas para facilitar el movimiento de los tendones y protegerlos del roce con huesos más grandes.

Algunos sesamoideos, como la rótula o patela en la rodilla, comienzan a formarse alrededor de los tres años de edad, y el pisiforme, en la muñeca, hacia los diez años. Otros son más variables y pueden estar presentes o ausentes dependiendo de la persona. Por ejemplo, algunos individuos, se estima que el 39% de la población, tienen un sesamoideo en el tendón de la rodilla llamado fabella, mientras que otros no.

La fusión de estos sesamoideos con otros huesos reduce el número total de huesos en nuestro cuerpo, pero no afecta ni al volumen ni a la función del esqueleto. De hecho, esta fusión es necesaria para proporcionar estabilidad y resistencia a nuestras articulaciones, permitiéndonos realizar movimientos más complejos y precisos.

Para mantener nuestros huesos sanos y fuertes debemos cuidar nuestra alimentación, hacer ejercicio físico, evitar hábitos nocivos y consultar al médico si tenemos algún problema óseo. Así podremos prevenir o retrasar la pérdida ósea y disfrutar de una mejor calidad de vida.

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