El Arte Conceptual:

Edwin Huamani
4 min readSep 6, 2018

La idea principal que subyace en este tipo de arte es que la verdadera obra no es el objeto físico producido por el artista, sino que consiste en conceptos e ideas. En el arte conceptual, la idea o concepto prima sobre la realización material de la obra al tener a menudo más importancia que el objeto terminado, puede ser expuesto para mostrar el origen y desarrollo de la idea inicial.

Según los planteamientos del arte conceptual, las obras de arte no tienen sólo un modo de existencia objetual y la experiencia estética puede darse más allá de la materia, porque experiencias y obras pueden “encarnarse” en varios objetos o porque su recepción puede entenderse más allá de la presencia de los objetos.

Algunos ejemplos de Arte Conceptual:

Una y tres sillas (J. Kosuth)

“Una y tres sillas” es considera una de las primeras obras conceptuales que Joseph Kosuth creo, siguiendo un criterio que él mismo calificó como «antiformalista» y que, con un sentido tautológico, se aproxima a una misma reflexión desde tres persepectivas diversas: mediante el objeto (la silla), su representación o índice (la fotografía de la misma silla), y dos elementos lingüísticos (la palabra que designa al objeto y su definición). Kosuth llama de ese modo la atención sobre un triple código de aproximación a la realidad: un código objetual, un código visual y un código verbal (referente, representación y lenguaje).

Para algunos críticos, como Catherine Millet, esta obra es un ejemplo de formalismo, basándose en la definición de formalismo de Greenberg: aquello que remite en exclusiva al arte, al hecho de que una obra solo habla de la obra misma. Esta auto definición de la obra de arte es para Millet, «la regla de los artistas conceptuales, que han construido todo un sistema de análisis teórico que permite definir una obra de arte, una actividad artística y el modo en que esta encuentra su vía de realidad».

La materia y el tiempo (Richard Sierra)

“La materia del tiempo”, esta obra hace que uno pueda percibir la evolución de las formas escultóricas del artista, desde la sencillez de una elipse doble hasta la complejidad de una espiral. Ademas las dos últimas piezas de este desarrollo están creadas a partir de secciones de toros y esferas que generan diferentes efectos en el movimiento y la percepción de la persona que las ve. Estas cambian de forma inesperada conforme el visitante las recorre y las rodea, creando una vertiginosa e inolvidable sensación de espacio en movimiento. La totalidad de la sala es parte del campo escultural: como ocurre en otras de sus esculturas compuestas por varias piezas, el artista organiza las obras con determinación para mover al espectador a través de ellas y del espacio que las rodea. La distribución de las obras a lo largo de la galería crea pasillos de diferentes proporciones (anchos, estrechos, alargados, comprimidos, altos, bajos) y siempre imprevistos. En la instalación también hay una progresión del tiempo. Por un lado, el tiempo cronológico que se tarda en recorrerla y observarla de inicio a fin; por otro, el tiempo de la experiencia en el que los fragmentos del recuerdo visual y físico permanecen, se combinan y se re experimentan.

Retrato de Ross en LA (F. Gonsalez - Torres)

Sin título (Retrato de Ross en LA)”, se ha convertido en todo un éxito, aunque no es tan sorprendente: la pieza es esencialmente un montón de caramelos de 175 libras, desde donde se anima a los visitantes a tomar muestras. González-Torres sugiere que la cantidad de caramelos expuestos pese exactamente 175 libras, que era el peso de Ross. La acción que realiza el público al toma caramelos y hace disminuir el tamaño de la obra es equiparado a la pérdida de peso y al sufrimiento que vivió Ross antes de morir; como si desapareciera. El espacio expositor se compromete a renovar las 175 libras de caramelos en cuanto se terminen, esto como una manera de prolongar su “existencia”. Asimismo, la acción de cada espectador al ingerir el dulce es comparable con el acto católico de la comunión, en el que se recibe el cuerpo de Cristo. Quizá, González-Torres buscaba reproducir la esencia de Ross a través de cada espectador.

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