El gótico se desarrolla entre mediados del siglo XII y principios del siglo XVI, salvo en Italia, donde el Renacimiento se inicia a principios del siglo XV.

El siglo XII supone importantes transformaciones: se produce un aumento de la  producción agrícola gracias a los avances técnicos y a la extensión de las roturaciones.

La generación de excedentes agrarios, reactiva el comercio, y el crecimiento de las ciudades (burgos). Europa se vuelve a poblar de ciudades.

El gótico se ve favorecido por una intensa actividad urbana y comercial, que convertirá a las ciudades en potentes focos culturales. Es aquí donde aparecerán las universidades que poco a poco se liberarán de la tutela de la Iglesia y se abrirán a todos los ciudadanos.

La actividad comercial es potenciada a partir del siglo XIII, tras las Cruzadas que permiten abrir nuevas rutas comerciales hacia oriente hasta entonces en manos musulmanas. Se desarrolla un comercio creciente y una industria artesanal que se concentra en las ciudades. En ellas se van configurando los gremios y los burgos.

Aparece una burguesía urbana, una nueva clase triunfante que desarrollará un arte urbano, de una sensibilidad más realista y más naturalista. El edificio más emblemático será la catedral.

Con el desarrollo de las ciudades aparece una arquitectura civil. Los edificios más característicos serán los palacios urbanos y los edificios municipales como ayuntamientos y lonjas.

Si el románico era agrario, feudal y monástico, el gótico se desarrolla en las ciudades, muchas de ellas nuevas que crecen sin parar.

Teniendo como génesis la Isla de Francia (París y sus alrededores) el arte gótico se extendió por Europa Occidental.

Los historiadores dividen la  evolución cronológica de la arquitectura gótica en tres grandes periodos:

  • Periodo inicial (segunda mitad del XII-s. XIII)
  • Periodo clásico o de plenitud (s. XIII-s. XIV)
  • Periodo final o flamígero (s. XV  e inicios del XVI)

 

El término gótico fue acuñado a mediados del siglo XVI  por los artistas renacentistas, éstos, en sentido peyorativo utilizaban dicha palabra para referirse al tipo de arquitectura medieval que condenaban por parecerles bárbara y creer que se trataba de un arte inventado por las tribus bárbaras que habían acabado con el Imperio Romano.

Esta idea permaneció vigentes hasta mediados del siglo XIX cuando el romanticismo  alemán reivindicó la tradición gótica como parte importante de la cultura nacional y europea.

 

Además, para conocer más a fondo el desarrollo del arte gótico en los distintos países de Europa, podéis pinchar AQUÍ.