HISTORIA DEL TORERO

JAIRO ANTONIO CASTRO ALEMÁN

Publicado el 7 de julio de 2022
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Matador de toros nacido en Bogotá (Colombia) el 16 de junio de 1953, hijo del banderillero José que más yarde fue mozo de estoques de José Zúñiga, Joselillo de Colombia, durante muchos años. Comenzó su actividad torera en ruedos de su patria durante la temporada de 1969 para llegar a España, protegido por el espada citado, en junio de 1973. Poco después, el 25 de agosto, dio muerte a una res de José Luis Lozano en un modesto festejo celebrado en una plaza portátil instalada en el barrio madrileño de Aravaca. Era bien poco conocido en nuestras plazas cuando, después de participar en once novilladas, tomó la alternativa en la de Palma de Mallorca el 4 de septiembre de 1977, apadrinado por Paco Alcalde y con Manuel Maldonado de testigo de la ceremonia. Se corrió un encierro de Manuel Camacho y el toricantano no logró cortar trofeo alguno en tan importante coyuntura. Tras torear otra corrida de toros regresó a su patria, donde está tomando parte en sus ferias taurinas. En los carteles figura sin sus apellidos para anunciarse simplemente como Jairo Antonio. Durante la campaña de 1980 interviene en una decena larga de corridas que tienen lugar en su patria. La de 1982 es de sugular importancia en su carrera, con muy buen comienzo en las ferias taurinas de Manizales y Medellín. En la primera de ellas logra el trofeo Catedral de Oro por su labor del 6 de aquel enero al cortar un total de tres orejas de ganado del hierro de Rocha Hermanos, en presencia del espada Jaime González, El Puno, y del rejoneador Joäo Moura. Igualmente se le considera el triunfador de la segunda por su éxito del 22 de febrero, donde le conceden los dos apéndices auriculares de cada uno de los astados de la vacada mejicana de Garfias, en competencia con Pedro Gutiérrez Moya, Niño de la Capea, y Miguel Espinosa, Almillita Chico. Viaja a España para presentarse y, a la vez confirmar su alternativa en el madrileño coso de Las Ventas, lo que tiene lugar el siguiente 3 de junio en postinera corrida del serial isidril. El padrino Antonio Chenel, Antoñete, en ceremonia testificada por José Antonio Rodríguez, Campuzano, le cede la muerte del toro Guasón de la divisa de Juan Andrés Garzón. Su quehacer tanto en esta res como en la que cerró plaza, un sobrero de Manuel Santos Galache, fue voluntariosa y hasta meritoria, en una tarde lluviosa que obligó a comenzar el espectáculo con cuarenta y cinco minutos de retraso sobre el horario previsto. Regresa inmediatamente a su patria y el posterior 20 de julio, en Sogamoso, se lleva en el esportón nada menos que cinco orejas y un rabo en un mano a mano que mantuvo con Jorge Herrera. El 1 de agosto, continuamos en el año 1982, alterna en la plaza Santamaría de Bogotá con Francisco Ruiz Miguel y José Luis Vargas y logra una meritoria labor que el público ovacionó en las vueltas al ruedo que hubo de dar. En el transcurso de la siguiente temporada Participó en cinco festejos colombianos. Vuelve una vez más a la capitalina de Santamaría el 15 de julio de 1984 para cortar una oreja de cada uno de los toros de su lote, de la vacada de Ernesto González, ante sus compañeros de cartel, el mencionado Niño de la Capea y José Luis Palomar. Pese a no alcanzar el soñado triunfo en la fecha clave de su visita al ruedo de Las Ventas, continúa manteniendo un buen cartel, merecido por otra parte, en su Colombia natal, donde durante la temporada de 1985-1986 participó en tres corridas, incluido el gran triunfo que alcanzó el 22 de febrero de 1986 en Ibague, donde le otorgaron las dos orejas de cada uno de los toros de la divisa de Dosgutiérrez, ante sus compañeros de cartel Jaime González, El Puno, y Enrique Calvo, El Cali. En la corrida de la Prensa que tuvo por marco la plaza bogotana de Santamaría el 26 de octubre de ese 1986 y delante de José Ortega Cano y Gitanillo de América consiguió una oreja de cada uno de los pupilos del hierro de Rocha que formaron su lote. En la temporada 1986-1987 colombiana interviene en quince corridas de toros, ocupando el segundo puesto del escalafón después del infortunado Pepe Cáceres. El periodo abarca desde el 16 de noviembre de 1986, fecha en la que torea en Pitalito, hasta el 15 de febrero de 1987, en que hace el paseíllo en Granada. Ha actuado entre ambas fechas en dos tardes en Bogotá, el 14 de diciembre y el 8 de febrero, y participado en las ferias de Cali, donde corta una oreja a su primer toro de Salento; Manizales, Cartagena y Medellín, coso del que sale en hombros después de cortal las dos orejas y el rabo a su segundo toro con el hierro de don Eduardo Gutiérrez. En la siguiente campaña colombiana, la de 1987-1988, con diecinueve actuaciones se pone a la cabeza del escalafón, y actuá también dos tardes en Bogotá, la última de las cuales, el 28 de febrero, en la que es también última corrida de este periodo, corta una oreja a un astado, primero de su lote, con el hierro de Clara Sierra. Le tengo anotadas sus participaciones en las ferias de Manizales, con éxito el 6 de enero de 1988; Cartagena, donde sufre un percance el siguiente día 9, y Medellín, donde el 6 de febrero corta dos orejas a un toro de Mondoñedo y el 20 otra al segundo de su lote con la divisa de La Carolina. En la temporada colombiana de 1989-1990 vuelve a ocupar la cabeza del escalafón, con veintitrés corridas de toros, lo que viene a dar idea de la aceptación que este espada tiene en el público colombiano. Tres tardes torea en el coso de Cañaveralejo, de cali, y otras tres en Manizales. La primera, el 2 de enero de 1990, tiene que matar tres toros por la cogida grave de Gitanillo de América, y corta una oreja al segundo que estoquea, con el hierro de Clara Sierra. Al día siguiente con los españoles Roberto Domínguez y Ortega Cano, corta dos orejas simbólicas al sexto de la tarde, de la divisa de don Ernesto Gutiérrez, ejemplar que es indultado. También triunfa el día 8 de este mes en Cartagena de Indias, con dos toros de Garzón, y los españoles Joselito y Rafael de la Viña de compañeros. Torea en Armenia y en Medellín, coso en el que hace tres apariciones y corta orejas dos tardes y otra tampoco se priva de al menos cortar una. En Bogotá, donde también hace dos paseíllos, no tiene tanta suerte. En el siguiente periodo taurino colombiano, el de 1990-1991, se coloca en tercera posición, detrás de Gitanillo de América y Nelson Segura, con veintiocho paseíllos. Torea en la ferias de Cali, Manizales, en tarde aciaga en la que escucha cinco avisos y ve cómo su segundo toro de La Carolina vuelve al corral; en Bogotá y en Medellín, pero no hace la misma campaña que la anterior, hasta el punto de sumar nada más que ocho orejas en las veitiocho corridas en las que interviene. Las informaciones que recibo desde Colombia a partir de 1991 se acomodan al año natural y hablan de veintisiete tardes para Jairo Antonio en ese año. También de diecinueve, todavía en Puesto de cabeza, en 1992, pero con escasos éxitos, y quince en 1993, cifra que se repite en 1994, con solamente cuatro orejas en su haber. En los años posteriores va descendiendo su número de actuaciones y pone punto final a su carrera profesional el año 2002. Durante las últimas temporadas ha tomado parte de manera brillante en varios festivales benéficos de su país.

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