La puntualidad, ¿Un hábito pasado de moda?
Imagen de uso libre en internet.

La puntualidad, ¿Un hábito pasado de moda?

Recuerdo que en los primeros años de mi carrera profesional, me ocurrió algo que jamás olvido. Tenía que realizar una entrevista a un respetado académico quien me esperaba quince minutos antes de la hora en que llegúe a su oficina. Cuando arribé, de buenas maneras me saludó, esperó a que instalaramos el equipo de grabación (vídeo cámara), lo cual tardó aproximadamente cinco minutos; comenzamos la entrevista y a los diez minutos se puso de pie y amablemente me dijo: ¿Recuerda que convenimos 30 minutos para la entrevista? Sí claro le dije yo. En este momento tengo mi siguiente compromiso y se trata de una persona que ha viajado cinco horas para poder conversar conmigo, y por respeto debo atenderle. Me dio las gracias y me dijo: "Si quedó algo pendiente, puede coordinar de nuevo con mi asistente con mucho gusto". Así lo hice, y me volvió a conceder la entrevista diez días después porque ese día salió del país.

Ese día aprendí dos cosas: el tiempo de todos es igualmente valioso y no importa de quién se trate, y la segunda fue, la puntualidad está íntimamente ligada al respeto que tengamos hacia nuestro interlocutor.

A menudo decimos, nos vemos a "tales horas", "hora salvadoreña", que significa después de la hora convenida. Muchos "profesionales" que interactúan en este espacio, probablemente han viajado a otros países y pudieron constatar que en algunos de esos, la puntualidad es de rigor. Como suele decirse: "hora inglesa", en referencia a que en general los ingleses son bastante puntuales.

Escribí adrede la palabra prefesionales entre comillas, porque quienes lo son deben incoporar como parte de su profesionalismo, ser puntuales. No es un asunto de ser anticuado o moderno, se trata de respeto y responsabilidad. Llegar tarde unos minutos puede ser la diferencia entre conseguir un buen negocio o perder una gran oportunidad.

Los imprevistos siempre ocurren, y había un antiguo colega que me decía: "Los imprevistos no son emergencias, para los primeros podemos prepararnos, para la segundas no". En todo caso, no está demás escuchar a mi colega, lo cual puede ayudarnos a ser más integrales.

Los que han tenido el privilegio de abordar un tren en Europa, saben que sino están a la hora en que éste arribe a la estación, sencillamente lo perderán y deberán comprar otro billete. Así que la próxima vez que decidas llegar tarde, ten en mente que el tren puede haberse ido y con la diferencia que ya no habrá mas tiquetes que comprar. Si son nuestras citas de negocios o trabajo quienes llegan tarde, no te afanes, ¡tú cumpliste!

Keyna Torres

Licenciada en Relaciones Públicas y Comunicaciones.

2 años

Excelente artículo.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.