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¿Cuál es el país con más armas por habitante?

Estados Unidos es de lejos el país con más armas en manos de civiles, con 120 por cada centenar de habitantes y un total de 393 millones
¿Cuál es el país con más armas por habitante?
Fuente: Wikimedia

El país con más armas de fuego per cápita es Estados Unidos, con unas 120 por cada cien habitantes, más del doble que el segundo país. Esto implica que en Estados Unidos hay más armas (en torno a 393 millones) que ciudadanos (alrededor de 332 millones). Según el último Small Arms Survey de 2017, una investigación de la Universidad de Ginebra, el 85% de las armas de fuego del mundo está en posesión de civiles y solo el 15% en manos de militares y agentes del orden.

La posesión privada de armamento tiene un gran arraigo en Estados Unidos. Uno de los lobbies más importantes del país, la Asociación Nacional del Rifle, ha sido clave al presionar a las instituciones y la sociedad por el derecho a portar armas, amparado por la Segunda Enmienda a la Constitución, y evitar una regulación restrictiva. Esta cultura de las armas bebe de una lógica que alega que la población debe estar armada para defenderse de un potencial Gobierno tiránico o de una amenaza externa.

El incremento de los tiroteos masivos en Estados Unidos en las últimas décadas ha colocado la cuestión de las armas en el primer plano del debate público. Para muchos, una mayor posesión privada de armas significa más homicidios y más violencia. Se ha demostrado que un ratio de armas elevado explica en parte el nivel de violencia inusual en Estados Unidos comparado con otros países occidentales. Aun así, los defensores del derecho a portar armas argumentan que con más armas en manos de civiles se producen menos crímenes y los ciudadanos se defienden más rápido y con mayor efectividad de posibles atacantes.

Suiza y la “neutralidad armada”

Más de la mitad de las armas en posesión de civiles se halla en América, donde hay 34,7 armas por cada cien habitantes en Canadá y Uruguay, siguientes en la lista regional tras Estados Unidos. Sin embargo, el segundo país en la clasificación mundial es Yemen, con 52,8 armas por cada cien habitantes. Una ley de 1992 reconoce el derecho a poseer fusiles, ametralladoras y otras armas de fuego para la legítima defensa de una población antes acostumbrada a emplear las jambiyas, dagas yemeníes tradicionales. En la sociedad de Yemen, la posesión de armas se asocia a la masculinidad, lo que muestra problemas sociales más profundos derivados de la tendencia de que sean propiedad de civiles.

En Europa, los Balcanes (en especial Montenegro y Serbia) y los países nórdicos (como Finlandia o Islandia) presentan el mayor ratio de armas por población, con cifras de entre 28 y 39 armas por cada cien habitantes. La media de la Unión Europea está en torno a las 15.

Un caso llamativo es Suiza, concebido como neutral y pacífico, pero que tiene una tasa de 27,6 armas de fuego por cada centenar de habitantes. Esto se debe a una tradición militar basada en el principio de “neutralidad armada”, mediante el que el país se mantiene al margen de los conflictos pero se prepara frente a potenciales ataques, y a una legislación que reconoce el derecho a poseer armas y promueve el entrenamiento de los niños en su uso. Aun así, en Suiza no ha habido tiroteos masivos desde 2001, en parte porque los permisos para portar armas por la calle son difíciles de conseguir y las leyes suizas se aseguran de que individuos violentos o peligrosos no puedan adquirirlas.

Entretanto, los países con menos armas propiedad de civiles incluyen a Taiwán, Indonesia, Ciudad del Vaticano, Corea del Sur, Corea del Norte y Japón, con cifras que apenas superan el 0%. En Europa, Polonia es el país con menos armas por habitante, con sólo un 2,5%, en este caso también por legislaciones de compra y posesión de armas muy restrictivas.

Jaime Villamuera

Santander, 1999. Relaciones Internacionales y Comunicación Corporativa en la Universidad Antonio de Nebrija, con Estudios Europeos en la Sorbonne Université de París. Apasionado de la geopolítica, la seguridad y el descubrimiento de otras culturas, además del cine, la música y la literatura.