Tiempos modernos

18 Ene

“Yo intento reflejar el mundo en el que vivimos, y sin mucha suerte intento hacerlo con risas o con lágrimas. En esto, Chaplin sigue siendo el mejor. El mayor genio del cine, no el único, pero sí el mayor.”

Aki Kaurismäki

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Tiempos modernos

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Tiempos modernos

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Año: 1936.

Director: Charles Chaplin.

Reparto: Charles Chaplin, Paulette Goddard, Henry Bergman, Tiny Sandford, Chester Concklin.

Tráiler

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            Naturalmente, un artista con la calidez humana y con la melancolía optimista de Charles Chaplin no iba a renunciar así como así al universo que había caracterizado su obra y que mejor se adecuaba a la tonalidad de sus personajes y su sensibilidad autoral. Tiempos modernos, estrenada en 1936, es en esencia un filme mudo, como todavía lo era cinco años atrás Luces de la ciudad, primera película de Chaplin donde aparecía –anecdóticamente- el sonido. Es más, con gran significación para el discurso de la obra, la mayor parte de las voces que parecen ceder a la presión de los gustos coetáneos y aparecen en el metraje no proceden de manera directa de personajes: están intermediadas por una máquina.

            Tiempos modernos depende todavía en gran medida del sentido físico del gag de Chaplin, expuesto a través de espectaculares coreografías que en ocasiones, en su detallismo e imaginación, arriesgan incluso a alargarse más de la cuenta –la máquina de alimentación de los operarios-. También se incorporan gags sonoros, quizás pendientes de perfeccionar -los rugidos de tripas de la mujer del reverendo-. Pero, lo más importante, Tiempos modernos conserva indeleble la capacidad del cineasta de expresar multitud de emociones e ideas subversivas sin necesidad de recurrir a la palabra.

Contra la robotización del hombre, Chaplin danza.

            Con un mensaje tan sincero como visceral -y desde luego vigente-, Tiempos modernos se convierte en una llamada de atención acerca de la alienación y la deshumanización del individuo contemporáneo, consumido por la dictadura de la producción por la producción y del materialismo por el materialismo. Es el capitalismo, donde los espíritus libres no tienen cabida.

Chaplin disfraza esta crisis cotidiana y terrible con ropajes tan épicos como afectuosos a través del combate contra la adversidad de este trabajador despedido de una cadena de montaje en el marco de un periodo de convulsión laboral generalizada. No obstante, como suele suceder en la filmografía del genio, la incomprensión, el egoísmo y la desigualdad que deriva de la desviación o de la corrupción del espíritu humano, tiene aún una vía de redención, en este caso reflejado en los ojos chispeantes y la vitalidad de Paulette Goddard, adolescente marginal.

            Chaplin crea fotogramas chispeantes y vívidos para condensar esta visión sobre el género humano que se debate entre la crítica y el cariño, entre el humor y la decepción, entre el pesimismo y el optimismo. Imágenes que forman parte de la memoria colectiva del cine. Los personajes conviven permanentemente en la alegría y la tristeza, asediados por las circunstancias que provee, inclemente, esta sociedad occidental enfebrecida.

Debido a este cúmulo de infortunio inducido por el sistema, la resolución del filme no apunta tanto hacia esta eventual exoneración de los pecados del hombre de hoy. Su postura, aunque siempre inspiradora, no es exactamente esperanzada. Parece opinar Chaplin, con cierto poso de desencanto, que la única solución que nos queda pertenece al inquebrantable poder de resistencia de uno mismo, apoyado en un valor capital y, ojalá, ajeno a mercaderías: el amor. El amor, único libertador de estas ovejas desesperadas.

            En Tiempos modernos, el entrañable vagabundo Charlot muestra su voz por primera vez. Y, en consecuencia, se despide del cine.

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Nota IMDB: 8,6.

Nota FilmAffinity: 8,6.

Nota del blog: 9.

10 respuestas to “Tiempos modernos”

  1. E. J. Castroviejo 20 enero, 2016 a 02:46 #

    Con esta, si a alguien le quedaba aún alguna duda, Chaplin se hizo el hueco definitivo en la historia del arte del s.XX ( y, sí, estaba lejos de terminar su obra). Soy un incondicional y esta es de mis favoritas. Siempre es buen momento para repetir y verla otra vez. Saludos, Crítico (que no hayas puesto un 10…).

  2. E. J. Castroviejo 20 enero, 2016 a 02:50 #

    Pero el barbero del gran dictador… ¿no es Charlot? Yo creo que esa es la auténtica despedida del personaje.

    • elcriticoabulico 20 enero, 2016 a 16:43 #

      En teoría no se le considera así, sobre todo porque creo recordar que es el propio Chaplin quien así lo dice. Obviamente, está claro que sus características son análogas y que continúa representando el resumen de lo que es el ser humano.

  3. JVilloria 20 enero, 2016 a 17:19 #

    Obra maestra. Muy pocas películas aguantan y aguantarán el paso del tiempo como lo hacen las de Chaplin, con lo difícil que es entretener, divertir, emocionar y dar que pensar todo a la vez… y él lo lleva haciendo y gustando a un buen puñado de generaciones distintas.

    • elcriticoabulico 22 enero, 2016 a 17:05 #

      Insisto, Chaplin es universal. Me parece que sus obras condensan todo lo que una película puede desear, en un equilibrio inmenso, que pocos han igualado.

  4. Hildy Johnson 20 enero, 2016 a 18:09 #

    ¡Adoro esta película! ¡Y adoro muchos de sus momentos!… Esa canción en idioma ininteligible que improvisa Charlot con esos movimientos… me emociona y me hace reír a la vez. Y una de mis imágenes favoritas de Charlot está en esa película, en ese final del vagabundo con su chica caminando juntos, dándose la mano, hacia un horizonte incierto. Esta vez Charlot sí se queda con la chica…

    Beso
    Hildy

    • elcriticoabulico 22 enero, 2016 a 17:07 #

      Lo alucinante de cada película de Chaplin es que se puede extraer una secuencia favorita.

      Besos.

  5. Sergio Sánchez (@sesaga58) 23 enero, 2016 a 18:51 #

    Repito y redundo en lo que aguanta el paso del tiempo y lo fresca y maravillosa que está. Lo merece.

    • elcriticoabulico 24 enero, 2016 a 18:35 #

      No es que lo merezca, es que además posee una vigencia atronadora. Chaplin es un gran analista del ser humano.

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