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Frutas tropicales Alimentación

Frutas tropicales

La fruta es un componente esencial en la alimentación de todos, especialmente de los niños, por ser una fuente de nutrientes de fácil absorción para el organismo. Es recomendable un consumo diario de al menos 3 raciones, siendo una ración equivalente a 120-200 gramos de porción comestible.

Aporta multitud de minerales, vitaminas, antioxidantes, agua y fibra dietética. Además, por su delicioso y dulce sabor, son un elemento fundamental en la confección de muchos platos, en especial de repostería. Tienen la ventaja de que las podemos consumir como fruta de mesa, pero también como ingrediente de mermeladas, jaleas, helados, cócteles, zumos y jugos.     

 

Atributos nutricionales del grupo tropical

La mayoría de ellas proceden de zonas tropicales y subtropicales, aunque hoy día tenemos la suerte de poder encontrarlas en nuestro mercado durante todo el año.

Destacan frente a las demás por su alto contenido vitamínico, son fuentes destacables de vitamina C, pro-vitamina A (beta-caroteno) y vitamina E.

En general, son frutas con un elevado contenido hídrico (80-95%), por ello resultan tan apetecibles en verano, cuando la necesidad de hidratación es mayor.

Algunas de ellas presentan un contenido elevado de licopeno, pigmento responsable del color rojo-anaranjado de ciertos alimentos. Tiene propiedades antioxidantes, incluso mayores a las de la vitamina A y E,  protege las células de los procesos oxidativos que incluyen la formación de radicales libres.  El consumo de frutas tropicales con altos niveles de esta sustancia se asocia a la prevención de algunas enfermedades degenerativas.

Además, resaltan por ser una excelente fuente de fibra soluble e insoluble. La primera ayuda a estabilizar los niveles de colesterol y de azúcar en sangre, mientras que la segunda actúa regulando el ritmo intestinal (se relaciona con la prevención del estreñimiento y las hemorroides).

 

¿Las conoces?

Se encuentran en el grupo de frutas tropicales el aguacate, alquejenje, anón, bábaco, caimito, capulina, caqui, carambola, chicozapote, chirimoya, coco, feijoo, fruta de la pasión, fruta del pan, guanábana, guayaba, kiwi, kumquat, litchis, ilama, mamey, mango, mangostán, níspero de Japón, papaya, pejibaye, pera del anacardo, piña,  pitahaya,  plátano, la pomarrosa, rambután, tamarillo, tamarindo y zapote colorado.

Si queremos aprovechar al máximo todas sus cualidades nutricionales es preferible su consumo en crudo. La parte de la fruta que se sitúa debajo de la piel es la más rica en vitaminas, por lo que si se pela conviene no ahondar en la parte interna, si no las desperdiciamos.

En caso de trocearlas se debe hacer justo antes de su consumo para evitar la exposición con el oxígeno, que oxida las vitaminas, echándolas a perder rápidamente. Para ralentizar este efecto indeseable se puede rociar un poco de zumo de limón o lima.

Para no desaprovechar su riqueza en fibra dietética, si se hacen zumos se aconseja dejar la pulpa.

 

Cuidado con los más pequeños, son de las más alérgenas

El grupo de las frutas es uno de los primeros que se introducen en la alimentación de los niños. A partir de los 5 meses de edad se pueden ofrecer zumos y papillas de frutas como la manzana, pera, plátano maduro chafado y naranja, y poco a poco se van introduciendo las demás. Pero  no es hasta los 12 meses que se prueba con la piña y a los 18 con las frutas rojas y tropicales. Esto se debe a que son alimentos alérgenos, provocan más alergias que las demás.

 

Algunas de las más consumidas

  • Aguacate: es realmente rico en vitamina E y ácidos grasos monoinsaturados (similares a los que contiene el aceite de oliva). Se utiliza más bien como hortaliza, no como fruta. Al no tener sabor dulce se puede combinar con muchos alimentos para elaborar deliciosos platos. Se puede consumir fresco, relleno de gambas, cangrejo, atún, etc., en puré, para untar pan (en forma de bocadillo), en ensaladas varias, en forma de guacamole, etc. También es delicioso como ingrediente en zumos, batidos y sopas.
  • Guayaba: es una de las frutas tropicales más ricas en vitamina C, tiene un contenido 3-4 veces más elevado que los cítricos como la naranja o mandarina. Representa  una fruta verdaderamente atractiva para los niños por la variedad de formas, colores y sabores que presenta. Se puede consumir como fruta fresca o como ingrediente de zumos, batidos, helados, compotas, mermeladas y jaleas. Combina muy bien con lácteos y resulta exquisita en tartas y confituras. Para consumirla fresca hay que masticar muy bien la parte interior, que es donde se encuentran las semillas (también se puede pasar por un pasapurés). Es importante escoger ejemplares de color verde amarillento que no estén maduros del todo pero que ya han  iniciado la pérdida de firmeza. Se sabe cual es el momento óptimo de consumo por el intenso aroma que desprende. La encontramos durante todo el año enlatada, en almíbar o en rodajas.
  • Litchi: muy aceptada por los más pequeños por ser una fruta dulce y fácil de comer (se parte por la mitad y se quita el hueso central). Se suele tomar cruda, ya que es muy fácil de pelar. Lo podemos utilizar como ingrediente en ensaladas de frutas, batidos, zumos, helados, siropes, macedonias y pasteles. Son ideales para la elaboración de platos con arroz, carnes y pescados. También se puede tomar como fruta desecada, aunque su contenido nutricional se empobrece.
  • Mango: a los niños les encanta por ser refrescante, dulce y fácil de comer. Al natural es muy sabroso, aunque si se quiere resaltar aún más su sabor se pueden añadir unas gotitas de lima. Para su consumo se debe cortar la fruta a lo largo en dos trozos, dejando el hueso en el centro. Los cortes deben realizarse  en zigzag en cada mitad de la pulpa y presionar la cáscara hacia afuera. Resulta exquisita en multitud de ensaladas, zumos, macedonias, mermeladas y postres. También se puede preparar como si fuera una verdura acompañando carnes y aves.
  • Papaya: es una fruta  muy fácil de masticar, tragar y digerir. Contiene papaína, enzima que ayuda a digerir las proteínas de los alimentos, lo que le confiere sus propiedades digestivas. Resulta adecuada en afecciones digestivas como la gastritis, hernia de hiato o acidez, ya que neutraliza el exceso de acidez en el estómago. Es beneficiosa también en caso de gastroenteritis por su acción suavizante y antiséptica sobre las mucosas digestivas. Es deliciosa para los niños por su dulzura. La mejor manera para disfrutar de su sabor es fresca, se parte en rodajas y se añade azúcar y zumo de limón. Es un ingrediente fabuloso para ensaladas y combina muy bien con carnes, aves, pescados, mariscos y jamón. Sus pepitas (en fresco) son picantes, pero desecadas pueden utilizarse para sazonar diversos platos.

 

Artículo elaborado por Marta González Caballero. Dietista diplomada.