Sergio Tobón AgudeloPROYECTO DE AULA, UNA MIRADA A TRAVÉS DEL EDUCANDO Y EL EDUCADOR

Introducción

La obra de conocimiento versa sobre una temática escolar cuya vivencia está inscrita en una forma de hacer del educar, más allá de ser un modelo pedagógico.

Un acto educativo que eleva a los sujetos/actores del proceso enseñanza aprendizaje a un primer plano. Estudiante y maestro trascienden, en comunidad de sentido, a ser coagenciadores y constructores de planos de conocimientos nacidos por la relación mundo-sujeto que tienen como experiencia inicial.

Es una obra postulada a través de un proyecto de aula que, como viaje, se inicia como postura de seres humanos, un diálogo como punto de partida que humaniza y convoca a los sujetos copartícipes en una creación, una visibilización de la voz, re/conocer/se y permitir/se, ser. Es una ruta a seguir en la adquisición/desarrollo/construcción de conocimientos, desde el de su humana condición.

El proyecto de aula formulado como interrogante desde la inmanencia de los sujetos/actores, es decir, de ese rasgo epistémico y generado por un interés vivido y sentido, será la excusa para desde él y por él permitir/se aprender – aprender lo que la sociedad busca en esferas de los saberes y conocimientos.

A través del proyecto de aula se permite una, otra, mirada a un proceso de enseñanza – aprendizaje construido en ruta indagadora pero con un orden, sin que esa tensión método/metódica obstruya el camino pasando a convertirse en un paso más de complementariedad. Así, el pro-yecto nos muestra a un maestro como dador de mundo que nace a diario y a un educando como un ser lleno de vida con características propias.

Es una invitación – convocación a situarnos en un viaje que nos llevará a entendernos como seres humanos, a considerar nuestra humana existencia y a entender que estamos en un mundo del cual vivimos, del cual dependemos y al cual nos debemos.

De ese entender el proyecto de aula como postura y apuesta nace una nueva visión, nace un nuevo educador, nace un nuevo educando, allí nace una escuela que redefine su misión y permite ese tránsito de intersubjetividades en su interior.

Una, otra escuela, formadora más que informadora; un currículo centrado en otra mirada desde el educando y desde el educador, en el ser, en el sentir, en el experienciar, en la investigación/indagación, en la praxis. Una  visión de escuela que permitirá, al mirar en su interior, redefinir postulados para un logro que considere al educando y que no riña con los postulados exigidos por el mundo globalizado actual, es decir, que se configure desde la formación de sujetos con competencias ontológicas y etnosocioculturales para luego llegar a las disciplinares.

Una obra que agencia posturas/tensiones en conexión, rompiendo paradigmas que han imposibilitado su coexistencia, y las cuales se vivencian durante el trayecto: investigación/indagación, método/me-tódica, episteme/epistemología, palabra/silencio, praxis/recepción, activo/receptivo, formación/información.

Es en esta obra de conocimiento, donde se considera al ser antes que el saber, a tener otra visión del educar, un educar como verbo, siempre en movimiento; un educar con compromiso social, que lleve a los estudiantes y maestros a nuevas formas de pensar, todo vivenciado en un proyecto de aula. Un todo que considera esa emergencia de otra mirada del educando y el educador como rasgo epistémico.

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